Un hombre de 54 años fue evaluado en este hospital después de un paro cardíaco asociado con fibrilación ventricular.
El paciente había estado en su estado de salud habitual hasta el mediodía del día de la admisión, cuando estaba en un restaurante de comida rápida y jadeó de repente, con temblores en todo el cuerpo seguido de pérdida del conocimiento. Los movimientos temblorosos cesaron rápidamente, pero permaneció sin respuesta. El personal de los servicios médicos de emergencia llegó después aproximadamente 4 minutos, y se inició la reanimación cardiopulmonar (RCP).
El ritmo cardíaco se identificó como fibrilación ventricular; se administraron cuatro choques, y el paciente recibió naloxona intravenosa, amiodarona y un bolo de epinefrina seguida de una infusión continua. Un ritmo cardíaco lento y de complejos amplios con una frecuencia de 40 latidos por minuto, según se informó con retorno simultáneo del estado mental, pero la RCP tuvo que reanudarse después de que reapareciera la falta de pulso.
El paciente llegó a este hospital 30 minutos después del paro inicial. El paciente era un hombre de mediana edad que no respondía y que se había sometido a RCP mecánica y no tenía signos externos de trauma. Cloruro de calcio intravenoso empírico, dextrosa con insulina y bicarbonato de sodio. Además, vasopresina, norepinefrina, rocuronio y ketamina se administraron por vía intravenosa, y aspirina se administró por vía rectal. Se llevó a cabo una intubación de emergencia de la tráquea y se colocó una sonda orogástrica, un catéter arterial femoral y un catéter venoso central por vía femoral.
Un electrocardiograma (ECG) (Fig. 1) mostró una actividad auricular incierta, un ritmo idioventricular acelerado regular a una frecuencia de 70 latidos por minuto, con un complejo QRS muy ancho y contracciones ventriculares prematuras multifocales; posibles elevaciones del segmento ST en las derivaciones aVR, aVL y V1; y presencia de ondas U.
Figura 1 ECG iniciales.
Electrocardiogramas (ECG) obtenidos en la presentación. (Panel A) y después del retorno de la circulación espontánea (Panel B) muestran actividad auricular incierta; un ritmo idioventricular acelerado a una frecuencia de 70 latidos por minuto, con un complejo QRS muy amplio y contracciones ventriculares prematuras multifocales (flechas blancas); posibles elevaciones del segmento ST en derivaciones aVR, aVL y V1; y la presencia de ondas U (flechas negras).
Resultados de las pruebas de laboratorio iniciales obtenidos 25 minutos después de que el paciente arribó a este hospital se muestran en la Tabla 1.
TABLA 1
Imágenes de ecografía cardíaca obtenidas junto a la cama mostró una marcada disfunción ventricular izquierda global.
Se restauró la circulación espontánea con una la frecuencia cardíaca era de 108 latidos por minuto y una TA de 139/92 mm Hg mientras el paciente estaba recibiendo epinefrina y norepinefrina por vía intravenosa.
Un ECG repetido (Fig. 1B) mostró hallazgos similares a los que se ven en la presentación.
Se consultó al servicio de neurología. Una reevaluación neurológica, realizada después de suspendidos los sedantes mostró anisocoria y pupilas de reacción lenta (la izquierda tenía 7 mm de diámetro y la derecha 5 mm); los reflejos corneales y la respuesta a los estímulos nociceptivos estaban ausentes. No se inició hipotermia terapéutica.
Se llevó a cabo una TC axial de la cabeza (Figura 2),
Figura 2. TC de cabeza sin contraste.
La TC era normal, sin evidencia de infarto, hemorragia intracraneal o masas.
Se llevó a cabo una coronariografía izquierda (Figura 3 D) y una angiografía de coronaria derecha (Figura 3 E).
Figura 3. Angiografía coronaria muestra s mínimas irregularidades luminales.
La TC de la cabeza (Fig. 2), realizada sin contraste intravenoso, reveló preservación de la diferenciación entre la sustancia gris y blanca, sin evidencia de infarto territorial, hemorragia intracraneal o masas.
El paciente fue trasladado al laboratorio de cateterismo cardíaco, donde un dispositivo transaórtico de asistencia ventricular percutánea fue colocado a través de la arteria femoral, y luego, se le retiró la epinefrina y norepinefrina. La angiografía coronaria (fig. 3 D y E) revelaron solo irregularidades luminales mínimas. Un cateterismo de los lados derecho e izquierdo del corazón reveló una presión auricular derecha de 13 mm Hg, una presión de enclavamiento capilar pulmonar de 27 mm Hg y una presión telediastólica del ventrículo izquierdo de 30 mm Hg. La saturación de oxígeno arterial pulmonar fue del 85%.
Resultados de pruebas de laboratorio adicionales durante el procedimiento de cateterismo (Tabla 1) fueron notables por un nivel de potasio en sangre de 2,0 mmol por litro (rango normal, 3,4 a 5,0). El paciente recibió 60 mmol de cloruro de potasio enteral y 80 mmol de cloruro de potasio intravenoso. Tres horas después, el paciente llegó a este hospital, fue ingresado en cuidados intensivos cardíacos (UCI), con lo cual la obtención de una historia adicional se vio limitada solo al interrogatorio de familiares y amigos.
El paiente no tenía antecedentes de dolor torácico, disnea, o síntomas de insuficiencia cardíaca o arritmia. Tenía una dieta deficiente, que consistía principalmente en varios paquetes de dulces y golosinas diarios; 3 semanas antes, había cambiado el tipo de caramelos que estaba comiendo. No había estado en contacto con enfermos, ni había tenido fiebre o escalofríos, náuseas, vómitos, o diarrea.
Su historial médico incluyó el uso previo de heroína e infección por el virus de la hepatitis C no tratada. El paciente nunca había recibido ninguna reacción adversa a fármacos. Trabajaba en la construcción. No bebía alcohol, fumaba un paquete de cigarrillos por día y lo había hecho durante 36 años, y había referido a sus familiares que no había consumido opiáceos en los últimos 3 años. No había antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, respiratorias, renales, neurológicas o endocrinas.
La temperatura era de 34,0 ° C, la frecuencia cardíaca 119 latidos por minuto, la TA 81/53 mm Hg (con el dispositivo de asistencia ventricular percutánea), y la saturación de oxígeno del 95% mientras estaba recibiendo oxígeno a través de un ventilador (fracción de oxígeno inspirado, 0,50;
frecuencia respiratoria, 24 respiraciones por minuto; presión positiva al final de la espiración, 5 cm de agua; volumen corriente, 450 ml). En el examen, no respondió; las pupilas permanecieron lentamente reactivas y asimétricas. No se notó tos ni arcadas, y los reflejos corneales permanecieron ausentes. No había laceraciones en la lengua. El ritmo cardíaco era taquicárdico e intermitentemente irregular, pero no se auscultaban soplos. La piel estaba tibia, sin erupciones ni equimosis. El resto del examen era normal.
Los niveles en sangre de tirotropina, tiroxina libre, amilasa, lipasa y carboxihemoglobina eran normales; otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Cloruro de potasio (a una dosis de 40 mmol) se administró por vía intravenosa.
Un ECG (Fig. 4) mostró taquicardia sinusal con bloqueo fascicular anterior izquierdo alternando con bloqueo de rama izquierda, así como prolongación de QT corregido (QTc).
Figura 4.ECG obtenido al arribo del paciente a la unidad cardíaca intensiva.
Se ve taquicardia sinusal con hemibloqueo anterior izquierdo (flecha blanca), alternando con bloqueo de rama izquierda (flecha negra), así como una prolongación del QTc.
Una radiografía de tórax (Fig. 5) mostró pulmones limpios, sin evidencia de neumotórax, y una silueta cardíaca de tamaño normal. El tubo endotraqueal, el catéter de arteria pulmonar y el dispositivo percutáneo de asistencia ventricular estaban todos apropiadamente posicionados.
Figura 5. Rx de tórax con equipo portátil.
Posicionamiento normal del tubo endotraqueal, catéter arterial pulmonar, y el dispositivo de asistencia ventricular percutáneo ventricular percutáneo. Los pulmones están limpios y la silueta cardíacaes de tamaño normal.
Una ecocardiografía transtorácica (Fig. 6) mostró un tamaño normal del ventrículo izquierdo pero disfunción biventricular severa, que era nueva en relación con un estudio ambulatorio obtenido 16 meses antes que había mostrado una función biventricular normal. El dispositivo de asistencia ventricular percutánea se confirmó que estaba en una posición adecuada, y no había evidencia de derrame pericárdico.
Figura 6. Ecocardiograma transtorácico.
Un ecocardiograma transtorácico (vista subcostal) muestra el ventrículo izquierdo de tamaño normal (asterisco) pero disfunción biventricular.
Se administró clevidipina intravenosa para la presión arterial elevada. Un monitoreo telemétrico mostró frecuentes duplas y tripletes ventriculares, así como corridas de taquicardia ventricular no sostenida. Se infundió amiodarona por vía intravenosa. Mediciones adicionales de gases en sangre arterial se obtuvieron 2 horas después de que el paciente llegara a la UCI (Tabla 1), y el paciente recibió 60 mmol de cloruro de potasio intravenoso, seguido de 40 mmol adicionales de cloruro de potasio intravenoso 2 horas después.
Un ECG repetido (Fig. 7) mostró taquicardia sinusal con una duración de QRS normal, latido ectópico ventricular, alteraciones inespecíficas del segmento ST y de la onda T, ondas U y prolongación del QTc.
Figura 7. Electrocardiograma de control en la unidad de cuidados intensivos cardíacos.
Un ECG repetido muestra taquicardia sinusal con una duración normal del QRS, latidos ectópicos ventriculares estado normal (flecha blanca), y anomalías inespecíficas del segmento ST y de la onda T, ondas U (flechas negras) y prolongación del QTc.
Cuatro horas después, se administraron 40 mmol de cloruro de potasio por vía intravenosa después de recibir más resultados de pruebas.
La familia del paciente proporcionó antecedentes adicionales, y se hizo un diagnóstico.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Este hombre de 54 años se presentó con falla multiorgánica, trastornos metabólicos profundos y marcada hipopotasemia después de un paro cardíaco asociado con fibrilación ventricular.
Ante tal complejidad clínica, me centraré primero en los procesos que gobiernan la regulación del potasio y su homeostasis, que son esenciales para comprender y conectar los trastornos metabólicos, renales, vasculares y defectos de conducción cardíacos observados.
REGULACIÓN DE POTASIO
El nivel de potasio en sangre es producto de la ingestión, recirculación interna y eliminación en los sistemas gastrointestinal y renal. La hipopotasemia puede surgir por inanición o anorexia, por drivers de la recirculación interna (incluidos los cambios en el estado ácido-base, así como el equilibrio iónico e internalización) y pérdida gastrointestinal o renal de potasio. Las pérdidas gastrointestinales de potasio pueden descartarse en este caso, ya que no hay antecedentes de vómitos, diarrea, uso de sonda nasogástrica, o ureterosigmoidostomía previa. La causa más probable de la hipopotasemia de este paciente es la pérdida renal de potasio resultante de exceso de mineralocorticoides, en lugar de acidosis tubular renal o medicamentos como agentes diuréticos o anfotericina.
EXCESO DE MINERALOCORTICOIDES
En el estado fisiológico, los ligandos aldosterona y cortisol se unen al receptor de mineralocorticoides y juntos vinculan los poderosos reguladores de iones, sal y agua en los túbulos colectores corticales del riñón con la presión, volumen, y vasomoción del sistema cardiovascular. Existen múltiples medios por los cuales este sistema puede funcionar mal a nivel de ligando o receptor (o ambos), resultando en causas primarias o secundarias de hiperaldosteronismo o exceso de corticosteroides, también como causas relacionadas con un exceso o escasez de renina.En este paciente podemos descartar hiperaldosteronismo hiperreninémico (sobreestimulación de ligandos), dado que no hay evidencia de tumores secretores de renina, estenosis de la arteria renal, disminución del volumen o insuficiencia cardíaca crónica, edema o ascitis, o elementos sindrómicos que pueden afectar al receptor.
Del mismo modo, no hay evidencia de exceso de aldosterona con hiporreninismo (sobreproducción de ligandos), que puede ocurrir con la hiperplasia suprarrenal o en el contexto de crecimiento adenomatoso o canceroso de células secretoras de aldosterona de la corteza suprarrenal (Síndrome de Conn). Además, no hay evidencia de tumores de la médula suprarrenal o pituitaria que puede generar un exceso de corticoesteroides.
Sospecho que el mecanismo fisiológico que está causando que la hipopotasemia de este paciente sea más probablemente de exceso de mineralocorticoide o glucocorticoide estimulado por un compuesto exógeno (como un medicamento o producto alimenticio) o endógeno agentes secretados por pituitaria, suprarrenal o tumores ectópicos. Muchas de las anomalías de este paciente valores de laboratorio, como las elevaciones en las líneas celulares hematopoyéticas, podrían atribuirse al efecto de un corticosteroide. Históricamente, el glucósido digital se ha utilizado para tratar insuficiencia cardíaca y arritmias. Si este paciente, quien tenía desnutrición, insuficiencia renal y trastornos del metabolismo, estaba tomando productos digitales, los efectos tóxicos resultantes estarían a la cabeza de mis diagnósticos diferenciales. Hoy, los compuestos digitálicos rara vez son prescritos y no estaban presentes en este paciente. Uso y abuso de diuréticos o laxantes puede causar algunos elementos de la presentación de este paciente, al igual que una droga como la abiraterona o una sustancia como el jugo de toronja, pero ninguna de estas sustancias se informan en la historia del caso.
EXCESO DE MINERALOCORTICOIDES APARENTEMENTE ADQUIRIDOS
Síndromes de exceso de mineralocorticoides like pueden imitar los efectos de la sobreabundancia de cortisol.
El cortisol y la aldosterona tienen afinidades de unión similares por el receptor de mineralocorticoides, pero la enzima 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 2 (11βHSD2) convierte el cortisol en cortisona, evitando así que el cortisol se una y active el receptor. Si esta enzima está bloqueada o inhibida, el cortisol puede activar el receptor, que estimularía la pérdida de potasio, la retención de sodio, la hipertensión y la alcalosis metabólica. Rabdomiólisis e insuficiencia renal, ambas características de la presentación de este paciente, podrían ocurrir, resultando en una mayor probabilidad de irritabilidad ventricular y arritmias. Tales defectos enzimáticos puede ser una manifestación de un trastorno genético como una herencia autosómica recesiva mutación de HSD11B2, que codifica para la isoenzima renal 11βHSD2. Pacientes con esta mutación generalmente presente a una edad temprana con severa hipertensión y manifestaciones de órganos terminales, como como hipertrofia ventricular izquierda y cambios vasculares retinianos, renales, y neurológicos, junto con retraso del crecimiento y retraso del crecimiento. Este paciente es de mediana edad y tiene un aspecto relativamente poco notable y un historial médico que no hace pensar en talmutación; de ahí la presencia de un trastorno enzimático adquirido es más probable que una anomalía genética subyacente no diagnosticada.
El aspecto notable de cada uno de los crecientes número de compuestos que pueden inducir aparente exceso de mineralocorticoides (cortisol, digital, ácido glicirretínico y abiraterona) es que son estructuralmente similares entre sí y a la aldosterona (Fig. 8). Por tanto, no es difícil imaginar que cada uno de estos compuestos podría causar un un exceso aparente de mineralocorticoides adquiridos.
Figura 8. Similitudes químicas de fármacos que pueden inducir exceso aparente de mineralocorticoides.
El aspecto notable de cada uno de los crecientes compuestos que puede inducir un aparente exceso de mineralocorticoides (cortisol, digital, ácido glicirretínico y abiraterona) es que son químicamente similares entre sí y a la aldosterona. Aquí se muestran los componentes aglicona de estos compuestos, que son todos congéneres del esterol de 21 carbonos. Por tanto, no es difícil imaginar que cada uno de estos compuestos pueda crear un exceso aparente de mineralocorticoides adquirido al unirse y activar el receptor de mineralocorticoide y otros receptores críticos en la vía. De hecho, esta similitud química bien podría usarse para predecir el potencial de los compuestos para inducir un aparente exceso de mineralocorticoides. R1 y R2 en la estructura de la digital refleja los grupos de sustitución que distinguen a los glucósidos cardíacos.
De hecho, esta similitud química bien podría utilizarse para predecir el potencial de compuestos emergentes para inducir un aparente exceso de mineralocorticoides.
REGALIZ Y ÁCIDO GLICIRRETÍNICO
Se nos dice que este paciente tiene una mala alimentación y que come muchos dulces. ¿Podría estar relacionada su enfermedad al consumo de dulces? El regaliz ha sido durante mucho tiempo utilizado como medicamento y edulcorante de alimentos, aunque no sin efectos secundarios. En 1946, el médico-científico Revers informó que el ingrediente activo (succus liquiritiae, o " jugo de regaliz ”) de una preparación patentada alivió la enfermedad ulcerosa.1 Sin embargo, cuando se modificó la preparación, el efecto beneficioso estuvo acompañado de edema, dolor de cabeza y disnea de esfuerzo.2 En estudios posteriores, los investigadores del ácido glicirrícico aislado de la planta de regaliz inicialmente supusieron un efecto directo sobre el receptor de mineralocorticoides; después, determinaron que había un efecto indirecto efecto a través de la inhibición de 11βHSD2.3 La falta de inhibición resultante de la metabolización del cortisol puede causar hipertensión, hipopotasemia, alcalosis metabólica, arritmias fatales e insuficiencia renal: la constelación de los signos y síntomas observados en este paciente, muchos de los cuales fueron observados por Revers.
En resumen, la retención de agua y sodio y la pérdida de potasio surge de los efectos tóxicos de la actividad de ATPasa en el conducto colector, que también aumenta la presión arterial a través de la expansión de volumen de sangre. Las medidas contrarreguladoras reducen secreción renal de renina y angiotensina II y producción de aldosterona en la corteza suprarrenal.
Sin embargo, el aumento de los niveles de cortisol y la actividad irrestricta del receptor mineralocorticoide por el cortisol puede elevar el nivel de aldosterona (pseudohiperaldosteronismo), que luego puede provocar una cascada de aumento adicional en el volumen de sangre y la precarga cardíaca. Además, el ácido glicirretínico en sí mismo puede inhibir la reducción de la aldosterona por enzimas hepáticas (5β-reductasa y 3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa), por lo que genera aún más aumento de los niveles de aldosterona circulante. Estos fenómenos que compiten tienen efectos variables en los niveles de aldosterona. El tono vasomotor elevado se mantiene a medida que se reduce la biodisponibilidad del óxido nítrico y aumenta la endotelina vascular, mejorando las respuestas contráctiles a las hormonas presoras (Figura 9) 4
Figura 9. Efectos fisiológicos del ácido glicirretínico.
Primero se supuso que el ácido glicirretínico tenía un efecto directo sobre el receptor de mineralocorticoides, pero posteriormente se descubrió que tenía un efecto indirecto a través de la inhibición de la 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 2 (11βHSD2) .3 La presencia sin obstáculos resultante de cortisol puede inducir hipertensión, hipopotasemia, alcalosis metabólica, arritmias fatales e insuficiencia renal: la constelación de los efectos observados en este paciente. La retención de agua y sodio y la pérdida de potasio surgen de los efectos tóxicos de la actividad de la ATPasa en el conducto colector, además aumento de la presión arterial a través de la expansión del volumen sanguíneo. Las medidas contrarreguladoras reducen la secreción de la renina renal y la angiotensina II y producción de aldosterona en la corteza suprarrenal. Sin embargo, el aumento de los niveles de cortisol y la activación ilimitada del receptor mineralocorticoide puede elevar el nivel de aldosterona (pseudohiperaldosteronismo), provocando una cascada de elevaciones adicionales en el volumen de sangre y de la precarga cardíaca. El ácido glicirretínico también puede inhibir el metabolismo de la aldosterona por las enzimas hepáticas (5β-reductasa y 3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa), lo que aumenta aún más los niveles de aldosterona circulante. El tono vasomotor elevado se mantiene a medida que se reduce la biodisponibilidad del óxido nítrico (NO) y aumenta la endotelina vascular (ET-1), lo que mejora las respuestas contráctiles a las hormonas presoras.
Esta figura está adaptada de Deutch et al.4 ACE se refiere a enzima convertidora de angiotensina.
Los efectos sobre la conducción cardíaca son similares a otros inhibidores de la ATPasa de sodio-potasio.5
Referencia anterior al glucósido cardíaco derivado de plantas digitalis no es tangencial. Aunque el ácido glicirretínico y la digital actúan en diferentes sitios, ambos afectan el equilibrio iónico en el control generadora de impulsos y de la conducción.
Dado que el glucósido ácido glicirretínico ácido inhibe competitivamente la unión de ATP a la enzima y las preparaciones de digital inhiben la bomba de sodio al unirse a su sitio extracelular de unión al potasio, 6 existe el potencial para efectos similares sobre la conducción cardíaca. Estas anomalías del ECG del paciente (además de las asociadas con hipopotasemia) bien puede imitar los efectos tóxicos clásicos vistos con digitalis, con regularización de la fibrilación auricular y bloqueo fascicular alternante.
Algunas de las intervenciones farmacológicas iniciales prescritas tradicionalmente utilizadas para reanimaciones que también se utilizaron en este paciente pueden haber agravado su condición. El uso de catecolaminas, como epinefrina y norepinefrina, y vasopresina podría haber exacerbado los efectos del bloqueo de 11βHSD2. La conversión a reanimación mecánica permitió a este paciente evitar posibles efectos secundarios metabólicos de potentes inótrópicos y vasoconstrictores mientras proporcionan tándem y soporte cardíaco sincronizado. El cloruro de calcio intravenoso, así como dextrosa e insulina, podría haber hecho que la hipopotasemia de este paciente empeorase y conducir a su hipercalcemia transitoria, que, en un paciente con un trastorno metabólicos complicados por desnutrición crónica, hipoalbuminemia e hiperglucemia, exacerbaran el efecto general. La hipercalcemia persistente no se observó en este paciente, y de hecho, el nivel de calcio ionizado era normal, incluso con niveles marcadamente elevados de calcio y fósforo. El nivel de potasio inicial del paciente. de 3,5 mmol por litro probablemente era falso, dado que la muestra se había hemolizado; el nivel probablemente fue menor (tan bajo como 1,6 mmol por litro). Posteriormente, cuando se observó hipertensión, el paciente fue tratado con un bloqueador de los canales de calcio (una clase de droga que tradicionalmente ha sido considerada que tiene efectos mínimos en el nivel de potasio en sangre y, de hecho, puede elevar los niveles yconducir el ion intracelularmente). El tratamiento con terapia de temperatura, que no se implementó en este paciente, bien podría haber impulsado el potasio a niveles aún más bajos.
Un diagnóstico preciso de hipopotasemia debido a consumo de regaliz a menudo se realiza por asociación. Puede estar respaldado por documentación de niveles inapropiadamente elevados de potasio en orina, con un gradiente de potasio transtubular por encima de 7, coincidente con niveles bajos de renina plasmática. Los niveles de aldosterona y angiotensina II a menudo están bajos en el consumo de regaliz, pero pueden variar ampliamente y no son discriminatorios. Una recolección de orina de 24 horas puede ser necesaria para descartar una disfunción tubular subyacente, así como una disminución del nivel de cortisona libre urinaria y una relación aumentada de cortisol libre en orina sobre la cortisona libre urinaria. En contraste, el hiperaldosteronismo primario se asocia con un aumento de la proporción de aldosterona a renina, y el hiperaldosteronismo secundario con disminución o proporción normal pero con niveles elevados del nivel de renina plasmática. Los efectos del regaliz sobre la actividad de 11βHSD2 son similares a los observados en niños con síndrome de aparente exceso de mineralocorticoides. Sin embargo, la proporción urinaria elevada de 5β-tetrahidrocortisol al 5α-tetrahidrocortisol que ocurre con la ingestión de regaliz es diferente a los hallazgos en estos niños, en los que la actividad de la 5α-reductasa aumenta en relación con la actividad de la 5β-reductasa para identificar los niveles de glucósidos y agliconas en plasma y orina están disponibles y podrían ser de valor diagnóstico en este caso.
A diferencia del síndrome de Liddle, el exceso aparente de mineralocorticoide y aldosteronismo remediable con glucocorticoides, todos los cuales no se pueden corregir y requieren suplementos de potasio de por vida y diuréticos ahorradores de potasio - las manifestaciones del exceso de regaliz son eventualmente reversibles con el cese de la ingestión. Ácido glicirretínico tiene una vida media larga, un gran volumen de distribución, y recirculación enterohepática extensa, y la hipopotasemia puede tardar de 1 a 2 semanas en resolverse.
La normalización del eje renina-aldosterona y la presión arterial puede tardar varios meses. Como
tales, las consecuencias devastadoras después del paro cardíaco probablemente dominará mucho después de la suspensión de los dulces.
DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO
EFECTOS TÓXICOS METABÓLICOS, RENALES, VASCULARES Y CARDÍACOS POR EXCESO APARENTE DE MINERALOCORTICOIDES DEBIDO AL CONSUMO DE REGALIZ.
DISCUSIÓN PATOLÓGICA
En una muestra de orina al azar, el el nivel de sodio fue de 119 mmol por litro, el nivel de potasio 13,8 mmol por litro, el nivel de cloruro 98 mmol por litro y el nivel de creatinina 0,06 g por litro. La elevada proporción de potasio a creatinina. en la orina (230 mmol de potasio por gramo de creatinina) sugirió pérdida renal de potasio, ya que una proporción superior a 13 mmol de potasio por gramo de creatinina está asociado con pérdida renal de potasio. Se debería notar que la proporción de potasio a creatinina puede no ser confiable en el contexto de injuria renal aguda.8 Ciertos tipos de diuréticos pueden causar o exacerbar las pérdidas renales de potasio. Sin embargo, un ensayo que evaluó la presencia de varios diuréticos de asa y tiazídicos en la orina fue negativo.
Se realizó una medición de la actividad de la renina plasmática y de los niveles de aldosterona sérica para evaluar la presencia de exceso de mineralocorticoides. La actividad de la renina plasmática se evaluó con el uso de un ensayo que mide la capacidad de renina endógena para actuar sobre el angiotensinógeno endógeno in vitro para formar angiotensina I. La actividad de la renina plasmática era indetectable (menos de 0,4 ng por mililitro por hora; rango de referencia, igual o menor de 0,6 a 3,0). Los nivel de aldosterona sérica, medido por medio de cromatografía líquida de alta resolución y espectrometría de masas, también estaba por debajo del nivel de detección (menos de 4.0 ng por decilitro; rango de referencia, igual o menor de 21). En conjunto, el nivel bajo de aldosterona y la baja actividad de la renina no proporcionan evidencia de ya sea hiperaldosteronismo primario (en el que el el nivel de aldosterona estaría elevado y el nivel de renina es bajo) o hiperaldosteronismo secundario (en el que tanto el nivel de aldosterona como el nivel de renina están elevados).
En una muestra de orina aleatoria, el nivel de cortisol libre urinaio estaba muy elevado a 1857 μg por gramo de creatinina (rango de referencia, 1 a 119).
Medición de los niveles de cortisol y cortisona en orina pueden ayudar en el diagnóstico de enfermedades hereditarias o anomalías adquiridas de 11βHSD2. La relación de cortisol libre urinario sobre cortisona urinaria se esperaría que estuviese elevado en caso de deficiencia o inhibición (por ejemplo, por metabolitos de regaliz) de la actividad de la11βHSD2, que reduciría la conversión de cortisol a cortisona. Se recomienda que la evaluación de los niveles de cortisol y cortisona en orina se base en una muestra de orina de 24 horas debido a la naturaleza pulsátil de la secreción de cortisol. La capacidad para medir metabolitos del ácido glicirrético tanto en la sangre como en la orina, y dichas pruebas pueden estar disponibles en laboratorios.9 Pruebas de metabolitos del ácido glicirretínico no se realizaron en este caso.
DIAGNÓSTICO PATOLÓGICO
PSEUDOHIPERALDOSTERONISMO SUGESTIVO DE EXCESIVO CONSUMO DE REGALIZ.
IMPRESIÓN CLÍNICA Y MANEJO
Las causas de pérdida de potasio renal se pueden dividir en dos categorías: aquellos típicamente asociados con presión arterial normal o baja, como la acidosis tubular renal, el uso de diuréticos, las deficiencias de magnesio, el síndrome de Bartter y el síndrome de Gitelman, y aquellos asociados con hipertensión, incluida la estenosis de la arteria renal, el hiperaldosteronismo y el exceso aparente de mineralocorticoides.10 La presión arterial basal o habitual de este paciente era desconocida (dado que estaba en shock en la presentación), su screenig para diuréticos fue negativa, y su magnesio basal el nivel era normal. Es notable que sus niveles de renina plasmática y aldosterona sérica fueron ambos bajos, en consonancia con un trastorno que se asocia con un mineralocorticoide distinto de la aldosterona, como el síndrome de Cushing o el síndrome de ACTH ectópico, síndrome de Liddle o un exceso aparente de mineralocorticoides debido a la deficiencia de 11βHSD2 o consumo de regaliz. Aunque el nivel elevado de cortisol libre urinario de este paciente podría ser consistente con varios de estas posibilidades diagnósticas, su edad en el momento de la presentación y los niveles de potasio previamente normales no apoyan un síndrome hereditario. Una investigación exahustiva reveló un cambio reciente a un dulce que contiene regaliz como la causa probable de su hipopotasemia.7,11
La hipopotasemia persistente produce hiperpolarización de las membranas celulares y debilidad muscular.Niveles de potasio en sangre extremadamente bajos (menos de 2,5 mmol por litro) puede provocar rabdomiólisis, arritmias, y parálisis respiratoria. Con nivel de potasio en sangre de 2,0 mmol por litro, el déficit corporal total de este paciente es de aproximadamente 400 a 600 mmol; por lo tanto, se justifica una amplia repleción. Las opciones para la repleción incluyen cloruro de potasio oral a una dosis de hasta 150 mmol por día, cloruro de potasio intravenoso (con un periférico concentración de cloruro de potasio por vía intravenosa limitado a 40 mmol por litro para prevenir la flebitis), o cloruro de potasio intravenoso central, si concentraciones mayores son necesarias. Estudios previos sugieren una tasa máxima de reposición de potasio de 20 mmol por hora, 1 aunque este paciente recibió tratamiento de emergencia con más de 400 mmol de cloruro de potasio en el transcurso de 12 horas. En tales casos, es necesario monitorear al paciente con telemetría continua y mediciones del nivel de potasio frecuntes para evitar una corrección excesiva. El manejo adicional incluye el cese del consumo de regaliz, repleción continua de potasio en curso (teniendo en cuenta tanto el déficit como la necesidad diaria de potasio), y el uso de diuréticos ahorradores de potasio si se considera necesario, ya que los efectos del regaliz pueden persistir durante semanas después del cese.
SEGUIMIENTO
Durante las primeras 12 horas de hospitalización este paciente, 420 mmol de potasio se requirieron para lograr un nivel de potasio de 4,3 mmol por litro. Varias horas después de su llegada a la UCI cardíaca, su presión arterial se volvió más lábil y recibió múltiples vasopresores. Fue evaluado para oxigenación por membrana extracorpórea, pero se consideró no ser candidato debido a su mal pronóstico neurológico. Comenzó a tener oliguria, que progresó a anuria. Se discutieron los objetivos de la atención con su familia, que declinó la terapia de reemplazo renal, y el paciente fue posteriormente trasladado a una habitación solo donde murió en compañía de sus familiares 32 horas después de la presentación. En base a una historia adicional se supo que el paciente estaba comiendo dos paquetes grandes de caramelos por día. Tres semanas antes de la presentación, el habá cambiado de comer caramelos con gusto a fruta a caramelos dulces con ácido glicirricico que es convertido a ácido glicirrético después de consumido
DIAGNÓSTICO FINAL
PSEUDOHIPERALDOSTERONISMO SUGESTIVO DE EXCESO DE CONSUMO DE REGALIZ COMPLICADO POR PARO CARDÍACO ASOCIADO A FIBRILACIÓN VENTRICULAR
Traducción de:
Elazer R. Edelman, M.D., Ph.D., Neel M. Butala, M.D., M.B.A., Laura L. Avery, M.D., Andrew L. Lundquist, M.D., Ph.D., and Anand S. Dighe, M.D., Ph.D.
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Copyright © 2020 Massachusetts
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Resultados de traducción
cómodamente con su familia junto a su cama, 32 horas
después de la presentación. Sobre la base de adicionales
historia obtenida de su familia, el paciente fue
comer uno o dos paquetes grandes de caramelos blandos
diario. Tres semanas antes de la presentación, había
pasó de comer caramelos blandos con sabor a fruta a
comer caramelos blandos con sabor a regaliz que contenían
ácido glicirrícico, que se convierte en glicirretínico
ácido después de que se consume.
Diagnostico final
Pseudohiperaldosteronismo sugestivo de excesiva
consumo de regaliz complicado por problemas cardíacos
parada asociada con fibrilación ventricular.
Los formularios de divulgación proporcionados por los autores están disponibles con
el texto completo de este artículo en NEJM.org.
Agradecemos al Dr. Christopher H. Newton-Cheh por su ayuda.
con la presentación del caso y preparación de una versión anterior
del manuscrito.
Referencias
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genezende werking op ce maagzweer?
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