Quantcast
Channel: EL RINCÓN DE LA MEDICINA INTERNA. juanpedromacaluso@yahoo.com.ar
Viewing all 1765 articles
Browse latest View live

QUERATOACANTOMA. A PROPÓSITO DE UN CASO

$
0
0

 

Paciente de sexo masculino de 67 años, apicultor, sus fines de semana esquila ovejas, presenta hace dos años múltiples lesiones en piel sobresalientes hipercromicas que genera picazón, hace aproximadamente 6 meses aparece una úlcera sobresaliente acude a consulta, le prescriben permetrina en crema y Ketoconazol oral

Estas son las lesiones, típicas de queratoacantomas. Se indica exéresis de las mismas dabido a la imposibilidad clínica de diferenciar del carcinoma escamoso.






La anatomía patológica confirmó el diagnóstico de  queratoacantomas. No podemos hablar de queratoacantomas múltiples porque esos cuadros contemplan la aparición de cientos de estas lesiones  

 





Gentileza

Dra. Fiorela E. Solano, de Piura Perú

 

 

 

 QUERATOACANTOMA

El queratoacantoma (KA) es un tumor cutáneo que se presenta más comúnmente como un nódulo en forma de cúpula con un cráter central lleno de queratina  [ 1 ]. El KA se desarrolla con mayor frecuencia en pieles expuestas al sol y con pelo. Los adultos de mediana edad y ancianos con tez clara son los más afectados [ 2 ].

 

Una característica distintiva de KA es un curso clínico caracterizado por un rápido crecimiento inicial seguido de un período variable de estabilidad de la lesión y posterior resolución espontánea [ 2 ]. El reconocimiento de esta característica única en un tumor con características clínicas e histopatológicas que se asemejan mucho al carcinoma cutáneo de células escamosas ha llevado a un debate importante sobre la clasificación de esta lesión.

 

 

EPIDEMIOLOGÍA

Aunque el KA es un tumor común, el potencial de resolución espontánea, la variabilidad en la documentación de lesiones como KA o carcinoma de células escamosas y la relativa escasez de estudios epidemiológicos realizados sobre esta enfermedad dificultan las conclusiones definitivas sobre la incidencia del tumor. La gran mayoría de los casos notificados de KA se han producido en personas de piel clara [ 3 ].

 

El KA puede ocurrir a cualquier edad y puede presentarse como una lesión solitaria (la presentación más común) o con poca frecuencia en el contexto de trastornos específicos asociados con queratoacantomas múltiples [ 4-7 ]. El KA solitario tiene una incidencia máxima entre los 50 y los 69 años [ 2 ]; raramente, las lesiones se desarrollan en individuos menores de 20 años [ 4 ]. Los datos sobre la distribución de KA entre los sexos varían. Las estimaciones de la proporción de sexos oscilan entre una incidencia similar en ambos sexos y un riesgo tres veces mayor de KA entre los hombres [ 3,8,9 ].

 

No está claro si la incidencia de KA está sujeta a variaciones estacionales en climas templados. Un estudio retrospectivo en un centro médico de Rhode Island que analizó datos de pacientes obtenidos entre 1990 y 1992 encontró que se diagnosticaron más lesiones en los meses de verano que en el invierno (razón de incidencia 1,38: 1) [ 10 ]. Sin embargo, los estudios retrospectivos en Minnesota y Texas no han podido confirmar estos hallazgos [ 3 ].

 

PATOGÉNESIS

La patogenia de KA es poco conocida. En general, se acepta que lo más probable es que el KA se derive del infundíbulo folicular [ 11 ]. Sin embargo, los mecanismos detrás del fenómeno característico de crecimiento rápido de la lesión seguido de resolución espontánea no están bien definidos. Según los datos disponibles, los cambios en la expresión de genes y proteínas implicados en la proliferación de células epidérmicas, la adhesión celular y la supervivencia celular pueden desempeñar funciones importantes en el desarrollo de lesiones. Los contribuyentes propuestos a la regresión de la lesión incluyen la regulación al alza de factores que promueven la apoptosis, eventos relacionados con el ciclo normal del folículo piloso y activación de una respuesta inmunológica contra el tumor [ 12 ]. 

 

Ejemplos de factores específicos identificados como potencialmente relevantes en el ciclo de vida de KA incluyen el gen de la proteína quinasa 2 que interactúa con el homeodominio (HIPK2) (un regulador del ciclo celular y la apoptosis) [ 13 ], la proteína supresora de tumores p53 [ 14 ], la proteína H- ras proto-oncogén [ 15 , 16 ], las moléculas de adhesión beta-catenina y CD44 [ 17 ], y los niveles de la proteína reguladora de la apoptosis bcl-2 y la proteína proapoptótica de Bak [ 14 , 18-20 ]. Otros contribuyentes potenciales incluyen granzima B, una serina proteasa expresada por células T citotóxicas y células asesinas naturales que promueve la apoptosis [ 21 ], y p27 (kip), un inhibidor de las quinasas dependientes de ciclina que puede promover la regresión de la lesión [ 22]. Es necesario realizar más estudios para aclarar los mecanismos implicados en el desarrollo y la involución de KA.

 

RELACIÓN CON EL CARCINOMA DE CÉLULAS ESCAMOSAS

La relación entre el KA y el carcinoma de células escamosas es controvertida [ 2,23 ]. Mientras que algunos autores perciben el KA como una proliferación escamosa de base folicular distinta que generalmente sigue un curso clínico benigno [ 24-28 ], otros contrarrestan que el KA es en realidad una variante clínica del carcinoma cutáneo de células escamosas con tendencia a la regresión espontánea y comportamiento agresivo ocasional y metástasis [ 5,29-31 ]. La disolución de esta controversia se ve obstaculizada por la falta de criterios histopatológicos que distingan definitivamente el KA y el carcinoma de células escamosas [ 32]. Los informes que documentan la transformación de KA en carcinoma de células escamosas también plantean preguntas sobre si estas lesiones representan un continuo de una sola enfermedad en lugar de entidades distintas [ 27,33,34 ].

 

FACTORES DE RIESGO

Una variedad de factores pueden influir en la probabilidad de que un individuo desarrolle KA [ 1 ]. Los ejemplos incluyen pigmentación de la piel; exposición a traumatismos por radiación ultravioleta, carcinógenos químicos o ciertos medicamentos; y anomalías genéticas.

 

●Color de la piel: el riesgo de KA disminuye con el aumento de la pigmentación de la piel [ 2,9,35 ]. Entre los 22,000 pacientes atendidos en una práctica quirúrgica especializada en cáncer de piel en Houston, Texas, entre 1998 y 2006, los 234 pacientes con KA eran caucásicos con fototipos de piel de Fitzpatrick I, II o III  [ 3 ]. Además, las diferencias en la incidencia de la enfermedad reportados a finales del 20 º siglo en la población predominantemente de piel clara de Australia (150 por cada 100.000 personas), los japoneses-hawaianos (22 por cada 100.000 personas), y los filipinos en Hawai (7 por cada 100.000 individuos ) también prestan apoyo a un papel importante para el tipo de piel [ 36-38 ]. El KA es raro entre personas con piel profundamente pigmentada [ 35 ].

 

●Radiación ultravioleta: aunque faltan estudios en humanos que relacionen definitivamente la exposición a la radiación ultravioleta con el desarrollo de KA, la observación de que KA ocurre con mayor frecuencia en la piel expuesta al sol y en personas de piel clara apoya el papel de la radiación ultravioleta como factor contribuyente [ 9 ]. Además, un gran número de tratamientos con psoraleno más fototerapia ultravioleta A (PUVA) se ha relacionado con un mayor riesgo de KA. En un estudio retrospectivo de aproximadamente 500 pacientes con psoriasis que fueron tratados con PUVA, los pacientes que recibieron altas dosis acumulativas de PUVA tuvieron una probabilidad significativamente mayor de desarrollar KA que aquellos que recibieron cantidades menores de PUVA [ 39 ].

 

●Trauma: con poca frecuencia, el KA se desarrolla en sitios de traumatismos iatrogénicos (p. Ej., Cirugía, terapia con láser, crioterapia) o traumatismos accidentales [ 40-48 ]. Aunque la mayoría de los casos notificados de KA inducida por traumatismo se han producido en adultos, este fenómeno también se ha documentado en un adolescente [ 41 ]. El KA posquirúrgico suele aparecer de uno a tres meses después de la cirugía [ 42-44 ]. El tratamiento con radiación ionizante también se ha relacionado con el desarrollo de múltiples KA en un paciente con epitelioma escamoso autocurativo múltiple (MSSE, también conocida como enfermedad de Ferguson-Smith) [ 49 ]. (Consulte 'Queratoacantomas múltiples' a continuación).

 

Se desconoce la explicación del desarrollo de KA en sitios de trauma. Algunos autores han especulado que en la piel previamente expuesta a carcinógenos como la radiación ultravioleta, los factores asociados con la respuesta de cicatrización de heridas pueden promover el desarrollo de estos tumores [ 23 ].

 

●Genética: varios síndromes genéticos están asociados con KA, incluida la variante del síndrome de Lynch conocida como síndrome de Muir-Torre, xeroderma pigmentosum y MSSE. El síndrome de Muir-Torre puede presentarse con KA, tumores sebáceos y malignidad visceral. En este síndrome, la formación de tumores se produce como resultado de mutaciones de la línea germinal en los genes de reparación de errores de apareamiento del ADN.

 

Los KA pueden desarrollarse temprano en la vida tanto en xeroderma pigmentosum como en MSSE. Xeroderma pigmentosum es un síndrome autosómico recesivo asociado con defectos en la reparación del ADN [ 50-52 ]. Por el contrario, la MSSE es un trastorno autosómico dominante asociado con mutaciones de pérdida de función en el gen del receptor 1 del factor de crecimiento transformante beta (TGFBR1 o ALK5) [ 53 ].

 

●Exposición a fármacos: los inhibidores de BRAF (p. Ej., Vemurafenib , dabrafenib ) son agentes dirigidos molecularmente que se utilizan en el tratamiento de múltiples neoplasias malignas. El desarrollo de KA o carcinoma cutáneo de células escamosas es un efecto adverso potencial de estas terapias [ 54,55 ]. Una activación paradójica de la vía de la proteína quinasa activada por mitógenos (MAPK) que da como resultado la proliferación y supervivencia de células anormales puede contribuir a la aparición de estas lesiones [ 56 ]. Los agentes adicionales que se han asociado con el desarrollo de KA incluyen sorafenib , un inhibidor de la tirosina quinasa utilizado en el tratamiento del cáncer [ 57,58 ], y la terapia inmunosupresora [ 59-64].

 

●Carcinógenos químicos: la exposición a carcinógenos químicos, como alquitrán, brea, hidrocarburos poliaromáticos en aceites minerales y fumar cigarrillos, puede aumentar el riesgo de KA [ 8,23,65 ]. El tabaquismo se asoció con un mayor riesgo de KA solitario en un estudio de casos y controles de 78 pacientes con KA y 199 controles; El 69 frente al 22 por ciento de los sujetos eran fumadores [ 8 ]. Un estudio sueco respalda un efecto contribuyente de los aceites minerales refinados con ácido que encontró tasas de KA más altas de lo esperado en las manos o antebrazos de los trabajadores expuestos a estas sustancias [ 65]. En concordancia con el efecto incitador de estos aceites particulares, los KA ya no se detectaron después de un cambio a aceites minerales refinados con solvente, que contienen concentraciones mucho más bajas de hidrocarburos poliaromáticos.

 

●Infección por virus del papiloma humano: similar al carcinoma cutáneo de células escamosas, el papel del virus del papiloma humano (VPH) en el KA es incierto. Aunque se han detectado múltiples serotipos de VPH en lesiones de pacientes inmunocompetentes e inmunodeprimidos con KA, los datos son insuficientes para confirmar una asociación causal entre KA y este virus ubicuo [ 23,66-68 ].

 

MANIFESTACIONES CLÍNICAS

En la literatura se describen múltiples presentaciones clínicas de KA que incluyen KA solitario (la manifestación más común) y varias variantes menos comunes caracterizadas por lesiones aisladas o múltiples (Tabla 1).





 

Queratoacantoma solitario  -  solitario KA por lo general, pero no siempre, se desarrolla en las zonas expuestas al sol de la piel [ 34 ]. La cara (especialmente los párpados, la nariz, las mejillas y el labio inferior), el cuello, las manos y los brazos son lugares comunes de afectación [ 12 ]. Los signos de daño solar constante (p. Ej., Despigmentación, telangiectasias y atrofia) suelen estar presentes en la piel circundante.

 

Aunque el KA solitario se describe clásicamente como una pápula de 1 a 2 cm con forma de cúpula, de yema o de baya con un tapón queratinoso central, la apariencia de las lesiones varía con la etapa de desarrollo de la lesión (imágenes 3,4,5,6,7) [ 9 ]. Tres fases caracterizan la evolución de KA: proliferación, maduración e involución.

 

 


Imagen 3. Queratoacantoma

Nódulo crateriforme con hiperqueratosis central.

 

 


Imagen 4. Queratoacantoma

Un nódulo crateriforme con hiperqueratosis central en el hélix.

 

 


Imagen 5. Queratoacantoma

Un queratoacantoma con una característica acumulación central de queratina en la cara dorsal de la mano.

 

 


Imagen 6. Queratoacantoma

Un nódulo en forma de cúpula con un núcleo queratósico en la piel.

 

 


Imagen 7. Queratoacantoma

Un nódulo con hiperqueratosis central en el párpado inferior.

 

●Proliferación: la proliferación, la primera etapa del desarrollo de KA, se define por un crecimiento rápido que puede persistir hasta seis a ocho semanas. La lesión inicial suele ser una pequeña mácula rosada que posteriormente adquiere una calidad papular y finalmente forma un nódulo circunscrito. La periferia del nódulo tiende a ser del color de la piel o levemente eritematosa y puede tener telangiectasias acompañantes [ 9 ]. El centro del nódulo muestra típicamente un núcleo queratinoso prominente. La eliminación de este núcleo da como resultado una apariencia crateriforme.

 

El KA solitario suele crecer hasta un diámetro de 1 a 2 cm [ 29,69 ]. Las lesiones que superan los 2 cm de tamaño se clasifican como KA gigantes (imagen 2) [ 12 ].

 

●Maduración: en la fase de maduración, cesa el crecimiento. El KA mantiene la apariencia nodular o crateriforme, pero puede comenzar a mostrar signos de fragmentación [ 9,34,70 ]. Esta fase suele durar de varias semanas a varios meses.

 

●Involución: la etapa de involución se caracteriza por una regresión espontánea de la lesión. Este proceso suele tardar de cuatro a seis semanas, pero puede tardar más. Durante la involución, se expulsa el tapón de queratina central restante. El tumor finalmente se resuelve completamente dejando una cicatriz atrófica, a menudo hipopigmentada [ 71,72 ].

 

El tiempo que transcurre para que las lesiones pasen por las tres fases suele ser de cuatro a nueve meses [ 2,9,73 ]. Sin embargo, algunos KA persisten durante más de un año, lo que complica la distinción clínica de estas lesiones del carcinoma cutáneo de células escamosas.

 

Variantes clínicas: las  principales variantes clínicas del KA solitario incluyen KA gigante, KA subungueal, KA mucoso y queratoacantoma centrifugum marginatum (KCM).

 

● KA gigante - KA puede convertirse en grandes lesiones, con diámetros que van desde más de 2 cm hasta 15 cm (imagen 8) [ 74-79 ]. Estas lesiones se conocen como KA gigantes. Giant KA tiene predilección por la nariz y los párpados [ 78 ]. Aunque la resolución espontánea suele producirse con el tiempo, estas lesiones pueden causar una desfiguración estética considerable a través de la destrucción de las estructuras subyacentes [ 76,80 ].

 

 


Imagen 8. Queratoacantoma gigante

Hay un gran nódulo crateriforme en la nariz.

 

●KA Subungueal. El queratoacantoma  subungueal  se desarrolla en los lechos ungueales y puede presentarse con dolor, la hinchazón y la inflamación [ 81,82 ]. Al igual que con el KA clásico, las lesiones se desarrollan rápidamente. Los dedos pulgar, índice y medio son los dedos afectados con mayor frecuencia [ 12 ]. Además, la erosión del hueso subyacente suele ser evidente en el examen radiológico. En comparación con los KA clásicos, es menos probable que se produzca una resolución espontánea en esta variante [ 82 ]. 

 

●KA mucoso: en raras ocasiones, los KA se desarrollan en las superficies mucosas. La mucosa oral, la conjuntiva, los genitales o la mucosa nasal pueden verse afectadas [ 7,9,83,84 ]. También se pueden observar lesiones de las mucosas en pacientes con queratoacantomas eruptivos generalizados de Grzybowski.

 

●Queratoacantoma centrifugum marginatum (KCM): KCM se distingue del KA gigante por su patrón de crecimiento horizontal prominente. La lesión presenta un crecimiento periférico progresivo acompañado de una involución central. Las lesiones de KCM pueden alcanzar diámetros de 20 o más centímetros y pueden ocurrir en la cara, el tronco o las extremidades (imagen 9) [ 9 ]. La resolución espontánea es poco probable [ 85 ].

 

 


Imagen 9. Queratoacantoma centrifugum marginatum

En la extremidad hay una gran placa con hiperqueratosis periférica y atrofia central.

 

Además de estos cuatro subtipos principales de KA solitario, se han descrito otras presentaciones poco frecuentes, incluido KA vulvar en mujeres [ 86-90 ] y KA dentro del nevo sebáceo, una presentación informada principalmente en niños y adultos jóvenes [ 91,92 ].

 

Queratoacantomas múltiples: varios trastornos con nombre pueden presentarse con múltiples KA (imagen 4 y Tabla ). Los principales trastornos caracterizados por esta presentación son el epitelioma escamoso autocurativo múltiple (MSSE), los queratoacantomas eruptivos generalizados de Grzybowski y la atipia escamosa eruptiva (queratoacantoma eruptivo):

 

●Epitelioma escamoso autocurativo múltiple: el epitelioma escamoso autocurativo múltiple (MSSE, enfermedad de Ferguson-Smith, OMIM # 132800) es un trastorno autosómico dominante atribuido a mutaciones de pérdida de función en el receptor 1 del factor de crecimiento transformante beta ( TGFBR1 o ALK5). ) gen [ 53 ]. Las mutaciones de TGFBR1 pueden conducir a defectos en la función de TGF-beta que dan como resultado la desregulación de la proliferación y migración celular. La mayoría de las familias afectadas son de origen escocés.

 

Las características de MSSE aparecen con mayor frecuencia durante la adolescencia o la edad adulta temprana, pero también pueden aparecer antes o después en la vida [ 9,93 ]. Los pacientes afectados desarrollan varios KA a cientos de KA que se resuelven espontáneamente, a menudo dejando cicatrices profundas y destructivas [ 23 ]. Las áreas expuestas al sol son las más afectadas, pero es posible que no sean los únicos sitios afectados. Se ha informado de una exacerbación de este trastorno después de la radioterapia [ 49,94 ].

 

●Queratoacantomas eruptivos generalizados de Grzybowski: los queratoacantomas eruptivos generalizados de Grzybowski son un trastorno esporádico raro que se caracteriza por la aparición abrupta de numerosos KA [ 9,95,96 ]. El trastorno suele aparecer entre la quinta y la séptima décadas de la vida [ 97 ].

 

Los pacientes con queratoacantomas eruptivos generalizados de Grzybowski desarrollan repentinamente cientos o miles de pápulas foliculares de 1 a 5 mm con núcleos queratósicos centrales en el tronco y las extremidades [ 12 ]. También puede haber afectación de la palma, la planta del pie, los genitales y las mucosas [ 9 ]. Los individuos afectados pueden experimentar prurito, ectropión debido a la afectación del párpado y cambios esclerodermoides de la cara debido a la afectación extensa en esta área [ 2,9,23,98 ].

 

●Atipia escamosa eruptiva (queratoacantoma eruptivo): la atipia escamosa eruptiva (queratoacantoma eruptivo) es una proliferación idiopática de carcinoma de células escamosas bien diferenciado con atipia. Este proceso a veces es propenso a la koebnerización y, por lo tanto, la escisión quirúrgica puede resultar en un mayor desarrollo de atipia escamosa eruptiva en los sitios de la cirugía [ 99]. Algunas de estas lesiones pueden no cumplir los criterios histológicos de queratoacantomas y pueden representar otras entidades, como hiperplasia pseudoepiteliomatosa o hiperplasia infundibulocística. El uso de 5-fluourouracilo intralesional se ha descrito como un tratamiento exitoso de la atipia escamosa eruptiva con una tasa de resolución del 67% y el 90% de los pacientes que necesitan menos cirugía / menos escisiones quirúrgicas 12 meses después del inicio del 5-fluourouracilo intralesional [ 99 ] .

 

Se ha informado de una presentación rara de múltiples KA caracterizada por características tanto de MSSE como de queratoacantomas eruptivos generalizados de Grzybowski, y se conoce como queratoacantoma familiar múltiple de Witten y Zak [ 95,100 ].

 

Los pacientes con la variante del síndrome de Lynch conocida como síndrome de Muir-Torre, una condición genética autosómica dominante caracterizada por KA, tumores sebáceos y neoplasias viscerales, también pueden presentar varios KA [ 98,101-106 ].

 

Además, en varios pacientes se ha descrito una presentación clínica caracterizada por la coexistencia de nódulos pruriginosos y múltiples KA en piel pruriginosa y actínicamente dañada [ 107 ].

 

DIAGNÓSTICO

Aunque algunos médicos han utilizado la observación de lesiones con características clínicas compatibles con KA desde la fase proliferativa hasta la resolución espontánea para diagnosticar y tratar KA [ 72 ], este proceso suele tardar al menos varios meses, y el diagnóstico permanece en duda hasta la regresión de la lesión. . Una de las principales preocupaciones relacionadas con este enfoque es el diagnóstico erróneo de carcinoma cutáneo de células escamosas, una lesión con un riesgo relativamente mayor de metástasis y muerte. Debido a la dificultad para distinguir clínicamente el KA del carcinoma cutáneo de células escamosas, realizamos una biopsia y tratamos todas las lesiones sospechosas de KA. En el caso de la atipia escamosa eruptiva, también sería razonable considerar el 5-fluourouracilo intralesional como una opción de tratamiento [ 99]. El reconocimiento de características clínicas e histopatológicas compatibles con KA se usa para hacer el diagnóstico.

 

Evaluación clínica  :  la evaluación clínica de pacientes con lesiones sospechosas de KA siempre debe incluir la obtención de una descripción clara de la evolución temporal de la lesión, ya que un historial de crecimiento rápido en semanas favorece este diagnóstico. Los pacientes también deben ser interrogados sobre antecedentes de lesiones similares, tumores sebáceos y neoplasias viscerales. Estas preguntas pueden ayudar a identificar la presencia de un trastorno sindrómico.

 

Dado que la exposición prolongada al sol es probablemente un factor desencadenante de KA, así como de muchos otros tumores cutáneos, se debe realizar un examen cuidadoso de toda la superficie de la piel. Además, la detección incidental de múltiples lesiones sospechosas de tumores sebáceos durante el examen de la piel puede sugerir la posibilidad de la variante Muir-Torre del síndrome de Lynch.

 

La dermatoscopia puede ayudar a distinguir clínicamente el KA de otras lesiones, pero no puede distinguir de forma fiable el KA del carcinoma de células escamosas [ 108 ]. Los círculos blancos, la queratina, las manchas de sangre y las zonas blancas sin estructura son hallazgos dermatoscópicos comunes tanto en el KA como en el carcinoma de células escamosas.

 

Biopsia:  el reconocimiento de la arquitectura patológica clásica de KA es un componente clave del diagnóstico y, por lo tanto, realizar el procedimiento de biopsia adecuado es crucial para una evaluación precisa. Siempre que sea posible, las biopsias deben incluir la extirpación de la lesión completa.

 

El método preferido para obtener una muestra de biopsia es una biopsia por escisión que se extiende a la grasa subcutánea. Por lo general, se toma un margen de al menos 4 mm cuando es posible para que sea suficiente para el tratamiento.

 

Un método alternativo para obtener la muestra de tejido es la realización de una biopsia por raspado profundo (también conocido como procedimiento de saucerización) que elimina toda la lesión y se extiende a la grasa subcutánea. Dado que las biopsias de afeitado realizadas incorrectamente a menudo son inadecuadas para el diagnóstico, las biopsias de KA por afeitado solo deben ser realizadas por médicos con amplia experiencia en el procedimiento de afeitado [ 2 ]. Las biopsias con sacabocados no permiten el examen de la arquitectura de la lesión y, por lo tanto, no se recomiendan.

 

La extirpación de la lesión completa para el diagnóstico puede ser imposible en pacientes con lesiones gigantes o queratoacantoma centrifugum marginatum (KCM). En tales casos, se puede realizar una biopsia incisional fusiforme a través del centro de la lesión que incluye una sección transversal de la lesión (periferia y centro) y se extiende hacia la grasa subyacente [ 9,109 ]. Esto proporciona una muestra que representa la arquitectura de la lesión sin la eliminación total de la lesión.

 

Histopatología: aunque ningún hallazgo histopatológico único confirma de manera confiable un diagnóstico de KA, se utiliza una imagen general de hallazgos histopatológicos y clínicos consistentes para respaldar el diagnóstico. Las características histopatológicas que caracterizan típicamente a KA incluyen [ 32,110 ]:

 

●Hiperplasia epidérmica con queratinocitos eosinofílicos grandes

 

●Invaginación central con núcleo queratósico (esto puede ser menos evidente en las lesiones en etapa temprana)

 

●"Labio" o "refuerzo" de la epidermis sobre el borde periférico del tapón queratósico central

 

●Demarcación marcada entre el tumor y el estroma circundante

 

●Infiltrado inflamatorio mixto en la dermis

 

La mayoría de los queratinocitos en KA no presentan signos de atipia y las mitosis no son una característica destacada, aunque pueden observarse en los componentes más profundos de algunas lesiones [ 32 ]. Pueden estar presentes islas de células tumorales debajo de la porción principal del tumor. Las islas tumorales generalmente no se extienden más allá de la profundidad de las glándulas ecrinas.

 

Se pueden observar características agresivas como la invasión perineural y la afectación intravascular en una minoría de muestras de lesiones de KA, y algunos autores las han utilizado para respaldar la clasificación de KA como una variante del carcinoma cutáneo de células escamosas [ 29,111 ]. La importancia de la invasión perineural, un factor de pronóstico negativo en el carcinoma cutáneo de células escamosas, no está clara en KA.

 

Diferenciación del carcinoma de células escamosas:  diferenciar el KA del carcinoma de células escamosas cutáneo basándose en el examen histopatológico es un desafío [ 30,32 ]. Un análisis de aproximadamente 300 KA y carcinomas de células escamosas encontró que ningún criterio histopatológico era lo suficientemente sensible o específico para distinguir de manera confiable entre estas lesiones [ 32 ]. Sin embargo, entre las características patológicas típicamente atribuidas a KA, la presencia de un labio epitelial y un contorno definido entre el tumor y el estroma parecían ser los factores más útiles para el diagnóstico de KA. Por el contrario, la presencia de ulceración, mitosis y pleomorfismo o anaplasia favorecieron el diagnóstico de carcinoma de células escamosas.

 

Debido a la falta de características histopatológicas que distingan definitivamente el KA del carcinoma de células escamosas, los estudios de biomarcadores específicos y análisis genéticos han intentado identificar métodos adicionales para diferenciar estas lesiones [ 25,28,112-127 ]. Ejemplos prometedores incluyen el reconocimiento del patrón de marcaje del receptor citolítico de los canales de calcio p2X 7 , un marcador de apoptosis [ 25 ], y la detección de aberraciones cromosómicas específicas dentro de estas lesiones [ 28 ]. Se necesitan más estudios para determinar si estas pruebas y otros estudios serán útiles para el diagnóstico en el entorno clínico.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

El diagnóstico diferencial de KA es amplio e incluye otros tumores nodulares y crecimientos de la piel. La combinación de antecedentes de crecimiento rápido, formación de cráter queratósico central y hallazgos histopatológicos consistentes a menudo son útiles para distinguir el KA de otros trastornos.

 

Como se señaló anteriormente, el carcinoma de células escamosas es el trastorno más difícil de distinguir del KA debido a las múltiples similitudes clínicas e histopatológicas entre estas lesiones. Ejemplos de lesiones adicionales a considerar en el diagnóstico diferencial de KA solitario incluyen lo siguiente:

 

●Carcinoma nodular de células basales (imagen 10)

 

 


Imagen 10. Carcinoma nodular de células basales

Esta pápula nacarada con telangiectasias es representativa de un carcinoma nodular de células basales.

 

●Carcinoma de células de Merkel (imagen 11)

 



Imagen 11. Carcinoma de células de Merkel

Este nódulo azul-rojo con forma de cúpula es un carcinoma de células de Merkel.

 

●Prurigo nodular (imagen 12)

 

 


Imagen 12. Prurigo nodularis

Nódulos discretos excoriados en la pierna de un paciente con prurigo nodular.

 

●Molusco contagioso gigante (imagen 13)

 

 


Imagen 13. Molusco contagioso

Hay un nódulo grande en la cara de este paciente con molusco contagioso.

 

●Infección fúngica profunda (p. Ej., Esporotricosis) (imagen 14)

 

 


Imagen 14. Esporotricosis cutánea fija

Lesión fungosa en miembro superior (mano).

 

●Sarcoma de Kaposi nodular (imagen 15)

 

 


Imagen 15. Sarcoma de Kaposi clásico

En este paciente con sarcoma de Kaposi clásico se encuentran múltiples pápulas y nódulos en la parte inferior de la pierna.

 

●Metástasis cutáneas [ 128,129 ]

 

La combinación de evaluación clínica y biopsias también es útil para estrechar el diagnóstico diferencial para otras presentaciones de KA. La posibilidad de paroniquia, carcinoma de células escamosas periungueales, verrugas virales y tumores subungueales asociados con incontinencia pigmentaria debe considerarse en pacientes con lesiones sospechosas de KA subungueal [ 130 ].

 

Además, el aspecto clínico de la KCM puede parecerse a la poroqueratosis gigante de Mibelli o la halogenodermia [ 131 ].

En pacientes con sospecha de síndromes múltiples de KA, se debe considerar la posibilidad de otros trastornos que pueden presentarse con lesiones nodulares generalizadas, como prurigo nodular y trastornos perforantes (p. Ej., Enfermedad de Kyrle). ("Dermatosis perforantes" ).

 

MANEJO

●Sugerimos la escisión quirúrgica como tratamiento de primera línea para KA ( Grado 2C ). La escisión quirúrgica proporciona una confirmación patológica de la extirpación del tumor. La escisión quirúrgica convencional se puede realizar en la mayoría de las lesiones. Las lesiones en áreas donde se desea preservar el tejido, como la cara central, pueden tratarse con cirugía de Mohs.

 

●Otras opciones eficaces para el tratamiento de la KA incluyen la electrodesecación y el legrado (ED&C), la terapia farmacológica intralesional, la radioterapia y la terapia tópica. Una desventaja de estas intervenciones en comparación con la escisión quirúrgica es la falta de confirmación histopatológica de la extirpación del tumor.

 

●Para los pacientes que optan por aplazar el tratamiento y prefieren esperar la resolución espontánea de la lesión, se debe implementar un seguimiento clínico cercano. La resolución espontánea puede tardar varios meses o más. Si las lesiones se desvían del curso clínico esperado, está indicada la escisión quirúrgica para confirmar el diagnóstico.

 

●Las terapias locales comúnmente utilizadas para el manejo de KA solitario pueden no ser prácticas para pacientes con cientos o miles de lesiones. Para pacientes con numerosos KA, sugerimos tratamiento con terapia con retinoides orales ( Grado 2C ).

 

FUENTE: UPTODATE 2020

REFERENCIAS

Kwiek B, Schwartz RA. Queratoacantoma (KA): una actualización y revisión. J Am Acad Dermatol 2016; 74: 1220.

Schwartz RA. Queratoacantoma: un enigma clínico-patológico. Dermatol Surg 2004; 30: 326.

Vergilis-Kalner IJ, Kriseman Y, Goldberg LH. Queratoacantomas: descripción general y comparación entre las experiencias de Houston y Minneapolis. J Drugs Dermatol 2010; 9: 117.

Buescher L, DeSpain JD, Díaz-Arias AA, Roller JA. Queratoacantoma que surge en un nevo organoide durante la infancia: reporte de un caso y revisión de la literatura. Pediatr Dermatol 1991; 8: 117.

Hodak E, Jones RE, Ackerman AB. El queratoacantoma solitario es un carcinoma de células escamosas: tres ejemplos con metástasis. Am J Dermatopathol 1993; 15: 332.

Maruani A, Michenet P, Lagasse JP y col. [Queratoacantoma del margen anal]. Gastroenterol Clin Biol 2004; 28: 906.

Perdigão FB, Pierre-Filho Pde T, Natalino RJ, et al. Queratoacantoma conjuntival. Rev Hosp Clin Fac Med Sao Paulo 2004; 59: 135.

Miot HA, Miot LD, da Costa AL, et al. Asociación entre queratoacantoma solitario y tabaquismo: un estudio de casos y controles. Dermatol Online J 2006; 12: 2.

Schwartz RA. Queratoacantoma. J Am Acad Dermatol 1994; 30: 1.

Dufresne RG, Marrero GM, Robinson-Bostom L.Presentación estacional de queratoacantomas en Rhode Island. Br J Dermatol 1997; 136: 227.

Yoshikawa K, Katagata Y, Kondo S. Las cantidades relativas de queratina 17 son más altas que las de queratina 16 en los tumores derivados del folículo piloso en comparación con los tumores de piel epitelial no folicular. J Invest Dermatol 1995; 104: 396.

Ko CJ. Queratoacantoma: hechos y controversias. Clin Dermatol 2010; 28: 254.

Cao Z, Yoon JH, Nam SW, et al. Análisis mutacional del gen HIPK2 en queratoacantoma y carcinoma de células escamosas de piel. APMIS 2011; 119: 399.

Batinac T, Zamolo G, Coklo M y col. Expresión de proteínas reguladoras del ciclo celular y la apoptosis en el queratoacantoma y el carcinoma de células escamosas. Pathol Res Pract 2006; 202: 599.

Corominas M, Sloan SR, Leon J, et al. activación de ras en tumores humanos y en sistemas de modelos animales. Environ Health Perspect 1991; 93:19.

Corominas M, Leon J, Kamino H, et al. Participación oncogénica en la regresión tumoral: activación de H-ras en el modelo de queratoacantoma de conejo. Oncogene 1991; 6: 645.

Tataroglu C, Karabacak T, Apa DD. Expresión de beta-catenina y CD44 en queratoacantoma y carcinoma de células escamosas de piel. Tumori 2007; 93: 284.

Ribeiro D, Narikawa S, Marques ME. Expresión de proteínas reguladoras de la proliferación celular y apoptóticas en queratoacantomas y carcinomas de células escamosas de la piel. Pathol Res Pract 2008; 204: 97.

Batinac T, Zamolo G, Brumini G y col. Apoptosis celular evaluada por la expresión de M30 en queratoacantoma y carcinoma de células escamosas. Coll Antropol 2008; 32: 499.

Tan KB, Lee YS. Inmunoexpresión de Bcl-x en carcinoma de células escamosas y queratoacantoma: diferencias en el patrón y correlación con la patobiología. Histopatología 2009; 55: 338.

Batinac T, Zamolo G, Coklo M, Hadzisejdic I.Posible papel clave de la granzima B en la regresión del queratoacantoma. Med Hypotheses 2006; 66: 1129.

Hu W, Cook T, Oh CW, Penneys NS. Expresión del inhibidor de la quinasa dependiente de ciclina p27 en queratoacantoma. J Am Acad Dermatol 2000; 42: 473.

Karaa A, Khachemoune A. Queratoacantoma: un tumor en busca de una clasificación. Int J Dermatol 2007; 46: 671.

Weedon D. Queratoacantoma: una perspectiva personal. Curr Diagn Pathol 2003; 9: 259.

Slater M, Barden JA. Diferenciar el queratoacantoma del carcinoma de células escamosas mediante el uso de marcadores apoptóticos y de adhesión celular. Histopatología 2005; 47: 170.

Waring AJ, Takata M, Rehman I, Rees JL. El análisis de pérdida de heterocigosidad del queratoacantoma revela múltiples diferencias con el carcinoma cutáneo de células escamosas. Br J Cancer 1996; 73: 649.

Weedon D, Malo J, Brooks D, Williamson R. Queratoacantoma: ¿es realmente una variante del carcinoma de células escamosas? ANZ J Surg 2010; 80: 129.

Clausen OP, Aass HC, Beigi M y col. ¿Son los queratoacantomas variantes de los carcinomas de células escamosas? Una comparación de aberraciones cromosómicas por hibridación genómica comparativa. J Invest Dermatol 2006; 126: 2308.

Beham A, Regauer S, Soyer HP, Beham-Schmid C. Queratoacantoma: una variante clínicamente distinta de carcinoma de células escamosas bien diferenciado. Adv Anat Pathol 1998; 5: 269.

Ackerman AB. Carcinoma de células escamosas versus queratoacantoma. J Dermatol Surg Oncol 1982; 8: 418.

Ackerman CC. Queratoacantomas: una nueva clasificación basada en hallazgos morfológicos y en sitio anatómico. Dermatopathol Pract Concept 2001; 7: 7.

Cribier B, Asch P, Grosshans E. Diferenciando el carcinoma de células escamosas del queratoacantoma utilizando criterios histopatológicos. ¿Es posible? Un estudio de 296 casos. Dermatology 1999; 199: 208.

Poleksic S, Yeung KY. Desarrollo rápido de queratoacantoma y transformación acelerada en carcinoma de células escamosas de piel: ¿un efecto mutagénico de la poliquimioterapia en un paciente con enfermedad de Hodgkin? Cancer 1978; 41:12.

Sánchez Yus E, Simón P, Requena L, et al. Queratoacantoma solitario: una proliferación autocurativa que con frecuencia se vuelve maligna. Am J Dermatopathol 2000; 22: 305.

Heyl T, Morrison JG. Queratoacantoma en un paciente bantú. Br J Dermatol 1975; 93: 699.

Sullivan JJ. Queratoacantoma: la experiencia australiana. Australas J Dermatol 1997; 38 Suppl 1: S36.

Chuang TY, Reizner GT, Elpern DJ, et al. Cáncer de piel no melanoma y queratoacantoma en filipinos: un informe de incidencia de Kauai, Hawaii. Int J Dermatol 1993; 32: 717.

Reizner GT, Chuang TY, Elpern DJ, et al. Queratoacantoma en japoneses hawaianos en Kauai, Hawaii. Int J Dermatol 1995; 34: 851.

Chuang TY, Heinrich LA, Schultz MD, et al. PUVA y cáncer de piel. Un estudio de cohorte histórico en 492 pacientes. J Am Acad Dermatol 1992; 26: 173.

Pattee SF, Silvis NG. Queratoacantoma que se desarrolla en sitios de trauma previo: reporte de dos casos y revisión de la literatura. J Am Acad Dermatol 2003; 48: S35.

Janik JP, Bang RH. Queratoacantoma traumático que surge en un niño de 15 años tras un accidente automovilístico. Pediatr Dermatol 2006; 23: 448.

Epstein EH Jr, Epstein EH. Queratoacantoma recurrente después de la escisión quirúrgica. J Dermatol Surg Oncol 1978; 4: 524.

Goldberg LH, Silapunt S, Beyrau KK y col. Queratoacantoma como complicación postoperatoria de la escisión del cáncer de piel. J Am Acad Dermatol 2004; 50: 753.

Kimyai-Asadi A, Shaffer C, Levine VJ, Jih MH. Queratoacantoma que surge de una cicatriz de cirugía de escisión. J Drugs Dermatol 2004; 3: 193.

Bunker CB. Queratoacantoma, trauma y crioterapia. Dermatol Surg 2011; 37: 1709.

Kaptanoglu AF, Kutluay L. Queratoacantoma que se desarrolla en un sitio de crioterapia anterior para la queratosis solar. J Eur Acad Dermatol Venereol 2006; 20: 197.

Gewirtzman A, Meirson DH, Rabinovitz H. Queratoacantomas eruptivos después del rejuvenecimiento con láser de dióxido de carbono. Dermatol Surg 1999; 25: 666.

Mamelak AJ, Goldberg LH, Marquez D, et al. Queratoacantomas eruptivos en piernas tras fototermólisis fraccionada: reporte de dos casos. Dermatol Surg 2009; 35: 513.

Robertson SJ, Bashir SJ, Pichert G, et al. Exacerbación grave de epitelioma escamoso autocurativo múltiple (enfermedad de Ferguson-Smith) con radioterapia, que se trató con éxito con acitretina. Clin Exp Dermatol 2010; 35: e100.

Chowdhury RK, Padhi T, Das GS. Queratoacantoma de la conjuntiva que complica el xeroderma pigmentoso. Indian J Dermatol Venereol Leprol 2005; 71: 430.

Bhutto AM, Shaikh A, Nonaka S. Incidencia de xeroderma pigmentosum en Larkana, Pakistán: un estudio de 7 años. Br J Dermatol 2005; 152: 545.

Tennstedt D, Lachapelle JM. [Queratoacantomas y xeroderma pigmentoso (traducción del autor)]. Ann Dermatol Venereol 1977; 104: 98.

Goudie DR, D'Alessandro M, Merriman B, et al. El epitelioma escamoso autocurativo múltiple es causado por un espectro de mutaciones específicas de la enfermedad en TGFBR1. Nat Genet 2011; 43: 365.

Chapman PB, Hauschild A, Robert C y col. Mejor supervivencia con vemurafenib en melanoma con mutación BRAF V600E. N Engl J Med 2011; 364: 2507.

Lacouture ME, Duvic M, Hauschild A, et al. Análisis de eventos dermatológicos en pacientes con melanoma tratados con vemurafenib. Oncólogo 2013; 18: 314.

Su F, Viros A, Milagre C, et al. Mutaciones de RAS en carcinomas cutáneos de células escamosas en pacientes tratados con inhibidores de BRAF. N Engl J Med 2012; 366: 207.

Smith KJ, Haley H, Hamza S, Skelton HG. Carcinomas de células escamosas de tipo queratoacantoma eruptivo en pacientes que toman sorafenib para el tratamiento de tumores sólidos. Dermatol Surg 2009; 35: 1766.

Dubauskas Z, Kunishige J, Prieto VG, et al. Carcinoma cutáneo de células escamosas e inflamación de las queratosis actínicas asociadas con sorafenib. Clin Genitourin Cancer 2009; 7:20.

Dessoukey MW, Omar MF, Abdel-Dayem H. Queratoacantomas eruptivos asociados con terapia inmunosupresora en un paciente con lupus eritematoso sistémico. J Am Acad Dermatol 1997; 37: 478.

Euvrard S, Chardonnet Y, Hermier C, et al. [Verrugas y carcinoma epidermoide postrasplante renal]. Ann Dermatol Venereol 1989; 116: 201.

Jacobsson S, Linell F, Rausing A. Queratoacantomas floridos en un receptor de trasplante de riñón. Reporte de un caso. Scand J Plast Reconstr Surg 1974; 8: 243.

Lowry WS, Clark DA, Hannemann JH. Cáncer de piel e inmunosupresión. Lancet 1972; 1: 1290.

Walder BK, Robertson MR, Jeremy D. Cáncer de piel e inmunosupresión. Lancet 1971; 2: 1282.

Washington CV Jr, Mikhail GR. Queratoacantoma eruptivo en placa en paciente inmunodeprimido. J Dermatol Surg Oncol 1987; 13: 1357.

Järvholm B, Fast K, Lavenius B, Tomsic P. Exposición a aceites de corte y su relación con tumores cutáneos y lesiones cutáneas premalignas en manos y antebrazos. Scand J Work Environ Health 1985; 11: 365.

Viviano E, Sorce M, Mantegna M. Queratoacantomas solitarios en pacientes inmunocompetentes: sin detección de ADN del virus del papiloma por reacción en cadena de la polimerasa. New Microbiol 2001; 24: 295.

Forslund O, DeAngelis PM, Beigi M, et al. Identificación del virus del papiloma humano en queratoacantomas. J Cutan Pathol 2003; 30: 423.

Hsi ED, Svoboda-Newman SM, Stern RA, et al. Detección de ADN del virus del papiloma humano en queratoacantomas mediante reacción en cadena de la polimerasa. Am J Dermatopathol 1997; 19:10.

Kwittken J. Una cronología histológica del curso clínico del queratocarcinoma (llamado queratoacantoma). Mt Sinai J Med 1975; 42: 127.

Hundeiker M. [Variaciones clínicas de los queratoacantomas]. Z Hautkr 1978; 53: 563.

Seifert A, Nasemann T. [Queratoacantoma y sus variantes clínicas. Revisión de la literatura y análisis histopatológico de 90 casos. Hautarzt 1989; 40: 189.

Griffiths RW. Se observa queratoacantoma. Br J Plast Surg 2004; 57: 485.

Clausen OP, Beigi M, Bolund L y col. Los queratoacantomas muestran con frecuencia aberraciones cromosómicas evaluadas por hibridación genómica comparativa. J Invest Dermatol 2002; 119: 1367.

Hofer SO, Jackson IT. Autoinvolución de queratoacantoma gigante en la punta de la nariz. Plast Reconstr Surg 2004; 113: 765.

Moriyama M, Watanabe T, Sakamoto N, et al. Un caso de queratoacantoma gigante del pabellón auricular. Auris Nasus Larynx 2000; 27: 185.

Webb AJ, Ghadially FN. Queratoacantoma masivo o gigante. J Pathol Bacteriol 1966; 91: 505.

Saito M, Sasaki Y, Yamazaki N, Shimizu H. Autoinvolución del queratoacantoma gigante en la punta de la nariz. Plast Reconstr Surg 2003; 111: 1561.

Browne F, O'Connell M, Merchant W, et al. Resolución espontánea de un queratoacantoma gigante que penetra por la nariz. Clin Exp Dermatol 2011; 36: 369.

Cerroni L, Kerl H. Queratoacantoma. En: Dermatología de Fitzpatrick en Medicina General, 7ª ed, Wolff K, Goldsmith LA, Katz SI, et al (Eds), McGraw Hill, 2008. Vol 1, p.1049.

Leonard AL, Hanke CW. Tratamiento del queratoacantoma gigante con 5-fluorouracilo intralesional. J Drugs Dermatol 2006; 5: 454.

Sinha A, Marsh R, Langtry J. Regresión espontánea del queratoacantoma subungueal con reosificación de la falange lítica distal subyacente. Clin Exp Dermatol 2005; 30:20.

Oliwiecki S, Peachey RD, Bradfield JW y col. Queratoacantoma subungueal: informe de cuatro casos y revisión de la literatura. Clin Exp Dermatol 1994; 19: 230.

Janette A, Pecaro B, Lonergan M, Lingen MW. Queratoacantoma intraoral solitario: reporte de un caso. J Oral Maxillofac Surg 1996; 54: 1026.

Freedman PD, Kerpel SM, Begel H, Lumerman H. Queratoacantoma intraoral solitario. Informe de un caso. Oral Surg Oral Med Oral Pathol 1979; 47:74.

Attili Sk, Attili VR. Queratoacantoma centrifugum marginatum que surge en el vitiligo: reporte de un caso. Dermatol Online J 2006; 12:18.

Eversole LR, Leider AS, Alexander G. Queratoacantoma intraoral y labial. Oral Surg Oral Med Oral Pathol 1982; 54: 663.

Hood AF, Lumadue J. Tumores vulvares benignos. Dermatol Clin 1992; 10: 371.

Rhatigan RM, Nuss RC. Queratoacantoma de vulva. Gynecol Oncol 1985; 21: 118.

Ozkan F, Bilgiç R, Cesur S. Queratoacantoma vulvar. APMIS 2006; 114: 562.

Chen W, Koenig C. Queratoacantoma vulvar: informe de dos casos. Int J Gynecol Pathol 2004; 23: 284.

Ujiie H, Kato N, Natsuga K, Tomita Y. Queratoacantoma que se desarrolla en un nevo sebáceo en un niño. J Am Acad Dermatol 2007; 56: S57.

Ginzburg MA, Kol'tsova IA, Stepenskiĭ DB, Fedorova GIa. Evolución de la tuberculosis pulmonar en pacientes con diabetes mellitus según datos radiológicos. Probl Tuberk 1977; : 30.

http://us-east.omim.org/entry/132800 (Consultado el 29 de enero de 2012).

Feldmeyer L, Szeverényi I, Mandallaz M, et al. Epitelioma escamoso múltiple autocurativo de inicio tardío Recurrencia de Ferguson-Smith inducida por radioterapia. Case Rep Dermatol 2016; 8: 344.

Feldman RJ, Maíz JC. Queratoacantomas múltiples en una mujer joven: reporte de un caso con énfasis en el manejo médico y revisión del espectro de queratoacantomas múltiples. Int J Dermatol 2007; 46:77.

Kavanagh GM, Marshman G, Hanna MM. Un caso de queratoacantomas eruptivos generalizados de Grzybowski. Australas J Dermatol 1995; 36:83.

Lu PD, Lee A, Cassetty CT y col. Queratoacantomas eruptivos generalizados de Grzybowski. Dermatol Online J 2009; 15: 6.

Wee SA. Queratoacantomas eruptivos múltiples, de novo. Dermatol Online J 2004; 10:19.

Que SKT, Compton LA, Schmults CD. Atipia escamosa eruptiva (también conocida como queratoacantoma eruptivo): definición de la entidad de la enfermedad y manejo exitoso mediante 5-fluorouracilo intralesional. J Am Acad Dermatol 2019; 81: 111.

Agarwal M, Chander R, Karmakar S, Walia R. Queratoacantoma familiar múltiple de Witten y Zak: informe de tres hermanos. Dermatology 1999; 198: 396.

Ponti G, síndrome de Ponz de Leon M. Muir-Torre. Lancet Oncol 2005; 6: 980.

Yoshikawa R, Utsunomiya J. [síndrome de Muir-Torre]. Nihon Rinsho 1995; 53: 2803.

Ponti G, Ponz de Leon M, Losi L, et al. Diferentes fenotipos en el síndrome de Muir-Torre: caracterización clínica y biomolecular en dos familias italianas. Br J Dermatol 2005; 152: 1335.

Akhtar S, Oza KK, Khan SA, síndrome de Wright J. Muir-Torre: reporte de un caso de un paciente con cáncer concurrente de yeyuno y ureteral y una revisión de la literatura. J Am Acad Dermatol 1999; 41: 681.

Hartig C, Stieler W, Stadler R. [Síndrome de Muir-Torre. Criterios diagnósticos y revisión de la literatura. Hautarzt 1995; 46: 107.

Nishizawa A, Nakanishi Y, Sasajima Y, et al. Síndrome de muir-torre con intrigantes lesiones escamosas: reporte de un caso y revisión de la literatura. Am J Dermatopathol 2006; 28:56.

Wu TP, Miller K, Cohen DE, Stein JA. Queratoacantomas que surgen en asociación con nódulos pruriginosos en piel pruriginosa y actínicamente dañada. J Am Acad Dermatol 2013; 69: 426.

Rosendahl C, Cameron A, Argenziano G, et al. Dermatoscopia de carcinoma de células escamosas y queratoacantoma. Arch Dermatol 2012; 148: 1386.

Popkin GL, Brodie SJ, Hyman AB y col. Técnica de biopsia recomendada para los queratoacantomas. Arch Dermatol 1966; 94: 191.

Weedon D. Tumores de la epidermis. En: Patología de la piel de Weedon, 3ª edición, Elsevier Limited, 2010. p.667.

Gottfarstein-Maruani A, Michenet P, Kerdraon R, et al. [Queratoacantoma: dos casos con diseminación intravascular]. Ann Pathol 2003; 23: 438.

Las moléculas de adhesión Melendez ND, Smoller BR, Morgan M. VCAM (CD-106) e ICAM (CD-54) distinguen los queratoacantomas de los carcinomas cutáneos de células escamosas. Mod Pathol 2003; 16: 8.

Takeda H, Kondo S. Diferencias entre el carcinoma de células escamosas y el queratoacantoma en la expresión del receptor de angiotensina tipo 1. Am J Pathol 2001; 158: 1633.

Kerschmann RL, McCalmont TH, LeBoit PE. Índice de expresión y proliferación de la oncoproteína p53 en el queratoacantoma y el carcinoma de células escamosas. Arch Dermatol 1994; 130: 181.

Cain CT, Niemann TH, Argenyi ZB. Queratoacantoma versus carcinoma de células escamosas. Una reevaluación inmunohistoquímica de la proteína p53 y la expresión del antígeno nuclear de células proliferantes en tumores similares al queratoacantoma. Am J Dermatopathol 1995; 17: 324.

Putti TC, Teh M, Lee YS. Comportamiento biológico del queratoacantoma y del carcinoma de células escamosas: actividad de la telomerasa y COX-2 como posibles marcadores. Mod Pathol 2004; 17: 468.

Skálová A, Michal M. Patrones de proliferación celular en queratoacantomas actínicos y carcinomas de células escamosas de la piel. Estudio inmunohistoquímico utilizando el anticuerpo MIB 1 en cortes de parafina fijados con formalina. Am J Dermatopathol 1995; 17: 332.

Ho T, Horn T, Finzi E. La expresión del factor de crecimiento transformante alfa ayuda a distinguir los queratoacantomas de los carcinomas de células escamosas. Arch Dermatol 1991; 127: 1167.

Kaabipour E, Haupt HM, Stern JB y col. Expresión de p16 en queratoacantomas y carcinomas de células escamosas de piel: un estudio inmunohistoquímico. Arch Pathol Lab Med 2006; 130: 69.

Kuivanen TT, Jeskanen L, Kyllönen L y col. Las metaloproteinasas de matriz específicas de transformación, MMP-7 y MMP-13, están presentes en las células epiteliales de los queratoacantomas. Mod Pathol 2006; 19: 1203.

Tran TA, Ross JS, Sheehan CE, Carlson JA. Comparación de la expresión de oncostatina M en queratoacantoma y carcinoma de células escamosas. Mod Pathol 2000; 13: 427.

Kannon G, Park HK. Utilidad de la aglutinina de maní (PNA) en el diagnóstico de carcinoma de células escamosas y queratoacantoma. Am J Dermatopathol 1990; 12:31.

Ariano MC, Wiley EL, Ariano L, et al. H, receptor de lectina de maní y distribución del antígeno carcinoembrionario en queratoacantomas, displasias escamosas y carcinomas de piel. J Dermatol Surg Oncol 1985; 11: 1076.

Mukunyadzi P, Sanderson RD, Fan CY, Smoller BR. El nivel de expresión de sindecan-1 es una característica distintiva en el comportamiento entre el queratoacantoma y el carcinoma de células escamosas cutáneo invasivo. Mod Pathol 2002; 15:45.

Biesterfeld S, Josef J. Diagnóstico diferencial de queratoacantoma y carcinoma de células escamosas de la epidermis por inmunohistometría MIB-1. Anticancer Res 2002; 22: 3019.

Asch PH, Basset P, Roos M, et al. Expresión de estromelisina 3 en queratoarcantoma y carcinoma de células escamosas. Am J Dermatopathol 1999; 21: 146.

Corbalán-Vélez R, Martínez-Barba E, López-Poveda MJ, et al. [El valor de la tinción con laminina-322 para distinguir entre queratoacantoma, queratoacantoma con áreas de carcinoma de células escamosas y carcinoma de células escamosas crateriformes]. Actas Dermosifiliogr 2012; 103: 308.

Riahi RR, Cohen PR. Manifestaciones clínicas de las metástasis cutáneas: una revisión con especial énfasis en las metástasis cutáneas que imitan el queratoacantoma. Am J Clin Dermatol 2012; 13: 103.

Reich A, Kobierzycka M, Woźniak Z, et al. Metástasis cutánea similar al queratoacantoma del cáncer de pulmón: un punto de aprendizaje. Acta Derm Venereol 2006; 86: 459.

Montes CM, Maíz JC, Guerry-Force ML. Incontinentia pigmenti con tumores subungueales dolorosos: un estudio de dos generaciones. J Am Acad Dermatol 2004; 50: S45.

Buzos AK, Correale D, Lee JB. Queratoacantoma centrifugum marginatum: un desafío diagnóstico y terapéutico. Cutis 2004; 73: 257.



 

 

 

 



NODULOSIS ACELERADA EN PACIENTE CON AR TRATADA CON METOTREXATO. A PROPÓSITO DE UN CASO.

$
0
0

Paciente femenina con AR nodular de larga data a quien se comenzó tratamiento con metotrexate hace 6 meses. Desde hace pocos meses atrás notó elaumento en número y tamaño de sus nódulos especialmente en manos.





La biopsia de uno de ellos mostró necrosis central rodeado de macrófagos e histiocitos en empalizada circundado a su vez por una corona de linfocitos lo cual fue compatible con nódulo reumatoideo.

Se interpretó la respuesta nodular al metotrexato como nodulosis acelerada en elcontexto de AR.    

 

 




Gentileza

Dr. Gustavo Rabazzano

Médico Reumatólogo.

Azul. Buenos Aires.

Argentina


 

NÓDULOS REUMATOIDEOS.

INTRODUCCIÓN

El nódulo reumatoide es la manifestación cutánea más común de la artritis reumatoide (AR) y se observa con mayor frecuencia en pacientes con AR seropositiva y enfermedad más grave [ 1-4 ]. Aunque los nódulos se encuentran más comúnmente en puntos de presión (como el olécranon), pueden ocurrir en otros sitios, incluso dentro del pulmón y otros órganos internos.

 

La formación acelerada de múltiples nódulos reumatoides también puede ocurrir en asociación con ciertos medicamentos, particularmente metotrexato ; la presencia de múltiples nódulos reumatoides subcutáneos puede observarse con poca frecuencia con sólo manifestaciones sistémicas leves o nulas de AR, una condición denominada nodulosis reumatoide.

 

EPIDEMIOLOGÍA

 

●Frecuencia de nódulos reumatoides subcutáneos: se han informado nódulos palpables en los tejidos subcutáneos en la presentación inicial en el 7 por ciento de los pacientes con artritis reumatoide (AR) [ 5 ] y se encuentran en algún momento durante el curso de la enfermedad en 30 a 40 por ciento de los pacientes [ 6 ]. En Rochester, Minnesota, la incidencia acumulada de nódulos reumatoides se mantuvo sin cambios entre 1985 y 1994 y 1995 y 2007 en 31 por ciento [ 7 ]. Se necesitan más investigaciones para determinar el impacto de la evolución de las estrategias de tratamiento sobre la incidencia de nódulos reumatoides en pacientes con AR temprana.

 

●Hallazgos asociados - En general, los pacientes con nódulos reumatoides tienden a tener un fenotipo de AR grave, con una progresión más rápida de la destrucción articular que otros pacientes con AR [ 8 ]. La gran mayoría de los formadores de nódulos tienen pruebas positivas para el factor reumatoide [ 1 ]; Los datos limitados sugieren que muchos pacientes con nódulos reumatoides tienen pruebas positivas para anticuerpos anti-péptido citrulinado (ACPA) [ 9 ].

 

La presencia de nódulos reumatoides subcutáneos predice un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, así como de mortalidad cardiovascular, respiratoria y por todas las causas [ 10,11 ]. Los pacientes con nódulos reumatoides también tienen un mayor riesgo de hospitalización [ 12 ] debido a complicaciones de su enfermedad o comorbilidades y de presentar úlceras en las extremidades inferiores, que se asocian con una morbilidad significativa relacionada con infecciones de tejidos blandos, huesos y articulaciones [ 13 ].  Los pacientes con AR con nódulos también tienen más probabilidades de desarrollar vasculitis [ 14 ]. Los nódulos se encuentran en el 75 por ciento de los pacientes con síndrome de Felty asociado a AR [ 15 ].

 

●Nódulos pulmonares: la prevalencia de nódulos reumatoides pulmonares en pacientes con AR depende en parte de los métodos utilizados para la detección. Como ejemplo, las radiografías simples de tórax revelaron nódulos reumatoides en solo 2 de 516 pacientes con AR en una serie clínica [ 16 ]. Sin embargo, un estudio de biopsias pulmonares abiertas de 40 pacientes con sospecha de enfermedad pulmonar encontró nódulos reumatoides en 13 sujetos (32 por ciento); en 8 de 13 pacientes, había múltiples nódulos [ 17 ]. También se puede observar nodulosis pulmonar acelerada asociada con metotrexato y otros medicamentos.

 

●Nódulos en otros órganos o tejidos: no se dispone de estimaciones precisas de la prevalencia e incidencia de nódulos reumatoides en otros órganos o tejidos. La incidencia acumulada de nódulos reumatoides confirmados por biopsia en el corazón o en otros lugares es, según se informa, menos de 1% [ 18 ]. Los sitios viscerales más frecuentes fuera de los pulmones son las válvulas cardíacas. Una revisión sistemática reveló una probabilidad 12 veces mayor de nódulos valvulares en pacientes con AR en comparación con sujetos control sin AR [ 19 ], y los pacientes con AR con nódulos subcutáneos tienen una mayor frecuencia de compromiso valvular [ 20 ]. La aparición de nódulos reumatoides en el sistema nervioso central (p. Ej., En las meninges) es muy rara según informes de casos dispersos en la literatura [4 ].

 

●Presencia en trastornos distintos de la artritis reumatoide: también se han observado nódulos reumatoides en pacientes ocasionales con lupus eritematoso sistémico, espondilitis anquilosante, granuloma anular (GA) y hepatitis crónica activa y se han encontrado con poca frecuencia en niños y adultos sanos [ 15 ].

 

PATOLOGÍA Y PATOGÉNESIS

Histopatología:  el aspecto histológico de un nódulo reumatoide típico incluye un área central de necrosis rodeada a su vez por macrófagos en empalizada y luego linfocitos (Imagen  1) [ 21-24 ]. Las características histológicas de vasculitis focal con inmunoglobulina (Ig) asociada, depósito de fibrina y activación del complemento se pueden encontrar en un tercio de todos los nódulos reumatoides [ 15 ].

 

 


Imagen 1. Nódulo reumatoide

Biopsia de un nódulo de un paciente con artritis reumatoide que muestra un área de necrobiosis estrellada geográfica con deposición extensa de fibrina rodeada por un borde histiocítico en empalizada.

 

En los nódulos pulmonares se han descrito agregados linfoides que contienen linfocitos B y rasgos característicos de los folículos linfoides [ 25 ]. Esto contrasta con la estructura esperada de los nódulos subcutáneos, de los que normalmente están ausentes las células B y los folículos linfoides. Estos agregados de células B también pueden ocurrir en la enfermedad pulmonar intersticial asociada a la artritis reumatoide difusa (AR), como la neumonitis intersticial inespecífica o la neumonitis intersticial usual [ 26 ].

 

Patogénesis


●Citocinas, proteinasas y otros factores inmunes.Dentro de los nódulos reumatoides se producen diversos productos, en particular citocinas y otros inmunorreactivos, y los fibroblastos de los nódulos producen grandes cantidades de metaloproteasas [ 27 ]. La mayor parte del perfil de citocinas, junto con la capacidad del tejido para producir metaloproteinasas, establece el nódulo reumatoide como un granuloma T helper 1 (Th1) [ 28-30 ]. Los linfocitos pueden generar factor reumatoide IgG e IgM.

 

El examen de transcripciones de ARN mensajero (ARNm) para citocinas ha revelado evidencia de factor de necrosis tumoral (TNF) alfa, interferón gamma, interleucina (IL) 1 beta, antagonista del receptor de IL-1, IL-10, IL-15, IL-18, e IL-12 (pero no IL-2 o IL-4), así como moléculas de adhesión E-selectina, molécula de adhesión intracelular (ICAM) 1, molécula de adhesión de células endoteliales plaquetarias (PECAM) y molécula de adhesión de células vasculares (VCAM) . La IL-17A no se encuentra en los nódulos reumatoides, a diferencia de su presencia en la membrana sinovial reumatoide [ 31 ]. Los depósitos de factor reumatoide y los componentes terminales del complemento también se encuentran en el endotelio de los vasos pequeños dentro de los nódulos [ 32 ].

 

Se ha demostrado que las peptidil arginina deiminasas 2, 3 y 4 y la mieloperoxidasa generan antígenos citrulinados y homocitrulinados en el tejido necrótico de los nódulos reumatoides [ 33 ]. Los neutrófilos expresan estas enzimas y, a través de la generación de trampas extracelulares de neutrófilos (NET), pueden contribuir a la externalización de autoantígenos que pueden ser dirigidos por anticuerpos anti-péptidos citrulinados (ACPA), contribuyendo al proceso inflamatorio dentro de los nódulos reumatoides [ 34 ].

 

●Factores genéticos: los alelos del antígeno leucocitario humano (HLA) pueden ser menos importantes para el desarrollo de nódulos que para otras características de enfermedades extraarticulares. Un metaanálisis de datos de pacientes individuales de estudios publicados no mostró una fuerte asociación entre la presencia de nódulos y el transporte de alelos del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC) (epítopo compartido) que están asociados con la AR, per se [ 35 ]. Hubo una asociación muy débil sólo con el alelo del epítopo compartido HLADRbeta1 * 0401, pero no con otros genotipos. Esto contrasta con un análisis similar de estudios de vasculitis asociada a AR, en los que se encontró una asociación entre vasculitis y una dosis doble del epítopo compartido [ 36 ].

 

En contraste con la asociación muy débil con HLA, los polimorfismos de nucleótido único del receptor de IL-4 ( IL4R ) se asocian con nódulos reumatoides [ 37 ]. En una muestra de 749 pacientes en el Consorcio para la evaluación longitudinal de los afroamericanos con Early artritis reumatoide (CLEAR) del registro, la presencia de IL4R polimorfismos de un solo nucleótido, ya sea rs1801275 (odds ratio 8,1, IC 95% 1,6 a 40,9) o rs1805010 (odds ratio 2,74; IC del 95%: 0,80 a 9,41), se asoció con la presencia de nódulos reumatoides en pacientes con al menos un alelo HLA-DRB1 que codifica el epítopo compartido [ 37]. Se desconoce el mecanismo, pero la disminución de la capacidad de respuesta a la señalización de IL-4 podría contribuir a la inflamación mediada por Th1. Esta asociación aún no se ha replicado entre individuos afroamericanos ni en otras poblaciones.

 

●Factores de riesgo exógenos: los factores de riesgo extrínsecos, como las drogas y el tabaquismo, parecen estar implicados en algunos pacientes. Una complicación del tratamiento con metotrexato en algunos pacientes con AR es el aumento de la formación de nódulos reumatoides, un efecto proinflamatorio que se produce incluso cuando se suprime la inflamación sinovial [ 38,39 ]. Entre los individuos susceptibles, esta complicación puede deberse a la activación de los receptores de adenosina A1 por el metotrexato, lo que conduce a una mayor fusión celular y la formación de células gigantes multinucleadas [ 40 ]. Se desconoce si la activación de las vías de la adenosina está involucrada en la nodulosis asociada con otros medicamentos.

 

Fumar cigarrillos puede aumentar el riesgo de desarrollar nódulos reumatoides. Esto se ilustró en un estudio de 1589 pacientes con AR precoz en el que se comparó a los que tenían nódulos con controles de AR de la misma edad y sexo [ 5 ]. Aquellos con nódulos tenían una probabilidad significativamente mayor de haber fumado cigarrillos alguna vez (razón de probabilidades 7,3; IC del 95%: 2,3-24,6). El tabaquismo también se asocia con vasculitis [ 41,42 ] y otras manifestaciones extraarticulares graves de la AR [ 18,43 ].

 

MANIFESTACIONES CLÍNICAS

Nódulos subcutáneos. Los nódulos subcutáneos son la forma más común de nódulo reumatoide y se encuentran más comúnmente en los puntos de presión o áreas de trauma repetido, tales como el proceso olécranon y otras áreas del extensor (por ejemplo, en las manos y dedos), pero se producen en otro sitios también. El tamaño de los nódulos varía de 2 mm a 5 cm; son firmes, no dolorosos y pueden moverse en el tejido subcutáneo o unirse a la fascia o periostio subyacente (imagen 2) [ 15 ]. Los nódulos son más frecuentes en pacientes con artritis reumatoide (AR) grave; los pacientes postrados en cama pueden desarrollar nódulos en las áreas occipital e isquiática, y ocasionalmente se forman nódulos en tendones y tejidos ligamentosos, como el tendón de Aquiles y las cuerdas vocales [ 44 ].

 

 


Imagen 2. Nódulos reumatoides

Los nódulos reumatoides son lesiones firmes e indoloras que ocurren típicamente en áreas de traumatismo en personas con artritis reumatoide. Los nódulos están presentes cerca de los codos en este paciente.

 

En muchos casos, los nódulos no son sintomáticos ni un problema cosmético. Sin embargo, los nódulos reumatoides pueden ser dolorosos y / o desfigurantes, interferir con la función y causar neuropatías compresivas. Algunos pacientes encuentran los nódulos más angustiantes que la artritis. Los nódulos también pueden ulcerarse y, por lo tanto, servir como un sitio para la infección local u otras complicaciones infecciosas distantes por diseminación hematógena de bacterias.

NÓDULOS PULMONARES REUMATOIDES

Los nódulos reumatoides son la única manifestación pulmonar específica de la artritis reumatoide (AR). La prevalencia de nódulos pulmonares reumatoides no está clara.  Entre 75 pacientes con AR y una duración media de la enfermedad de ocho meses que se sometieron a tomografía computarizada de alta resolución (TCAR), tres (4%) tenían pequeños nódulos pulmonares. Sin embargo, un estudio de biopsias pulmonares abiertas de 40 pacientes con sospecha de enfermedad pulmonar encontró que los nódulos reumatoides eran la anomalía más común, presente en 13 sujetos (32 por ciento); en 8 de 13 pacientes, había múltiples nódulos. En general, los nódulos pulmonares reumatoides ocurren con más frecuencia en pacientes con una enfermedad de mayor duración y nódulos reumatoides subcutáneos concomitantes.

 

Los nódulos reumatoides se localizan generalmente en áreas subpleurales o en asociación con tabiques interlobulillares. Varían en tamaño desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros y pueden ser únicos o múltiples, sólidos o cavitarios. Histológicamente, los nódulos pulmonares son similares a los nódulos en otros sitios, con necrosis central, células epitelioides en empalizada, un infiltrado de células mononucleares y vasculitis asociada.

 

Los nódulos pulmonares reumatoides son generalmente asintomáticos, pero la cavitación y la rotura de los nódulos pueden provocar complicaciones que incluyen derrame pleural, neumotórax, pioneumotórax, fístula broncopleural, hemoptisis e infección (imagen 3 e imagen 4).

 

 


Imagen 3. Imagen de TC de nódulos reumatoides en el pulmón

Imágenes de tomografía computarizada de alta resolución (TCAR) axial de nódulos reumatoides en una mujer de 49 años con artritis reumatoide de larga evolución tratada con metotrexato y prednisolona en dosis bajas. El diagnóstico se basó en la presentación clínica y el seguimiento a largo plazo. Estas imágenes muestran nódulos sólidos y cavitarios bilaterales. Las paredes internas de las cavidades son irregulares, como tachonadas de nódulos. Los nódulos reumatoides pulmonares varían en tamaño desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros y pueden ser únicos o múltiples, sólidos o cavitarios. Además, los nódulos suelen ser subpleurales o adyacentes a los tabiques interlobulillares, como se ve en estas imágenes.

 

 


Imagen 4. Radiografía de tórax de nódulo reumatoide

Radiografía de tórax que muestra un nódulo reumatoide cavitado. El paciente presentó dolor torácico pleurítico.

 

La diferenciación de los nódulos reumatoides de una neoplasia pulmonar es fundamental, sobre todo en pacientes con antecedentes de tabaquismo. Para los nódulos identificados en una radiografía de tórax, el siguiente paso es una tomografía computarizada (TC) de tórax. Para los nódulos que están aumentando de tamaño o tienen un diámetro mayor de 8 a 10 mm, se indica una evaluación adicional. Es de destacar que las tomografías por emisión de positrones con 18-fluorodesoxiglucosa (FDG-PET) de los nódulos reumatoides suelen mostrar poca (1,4) o ninguna captación según los informes de casos [ 61,62 ]. Sin embargo, en un informe, un nódulo reumatoide tenía una captación temprana (máx. 3,4) y retrasada (máx. 4,4) en la FDG-PET; en la biopsia se observó vasculitis en asociación con el nódulo reumatoide.

 

El pronóstico de los nódulos reumatoides es generalmente bueno, con resolución espontánea y complicaciones poco frecuentes. En una serie de casos, diez pacientes que fueron tratados con rituximab por su enfermedad articular reumatoide experimentaron una regresión en el tamaño y número de nódulos reumatoides pulmonares durante una duración media del tratamiento de 12 meses [ 63 ].

Síndrome de Caplan. El síndrome de Caplan se produce sólo en pacientes con tanto artritis reumatoide con neumoconiosis relacionada con polvo ocupacional (carbón, asbestos, sílice) de exposición. El síndrome se caracteriza por el rápido desarrollo de múltiples nódulos basales periféricos en asociación con una obstrucción leve del flujo de aire [ 2,3 ]. El síndrome de Caplan puede complicarse por el desarrollo de fibrosis masiva progresiva (PMF); sin embargo, los pacientes con artritis reumatoide no tienen mayor riesgo de desarrollar PMF que otros sujetos expuestos al polvo de la minería.

 

Histológicamente, los nódulos del síndrome de Caplan son similares a los nódulos reumatoides simples, excepto que los nódulos de Caplan suelen tener una capa de polvo negro que rodea un área necrótica central. Las células inflamatorias, como los granulocitos polimorfonucleares, los macrófagos y las células gigantes ocasionales, forman una capa fuera del anillo de polvo [ 64 ]. Los macrófagos pueden contener partículas de polvo. Esta anomalía se ha notificado con mayor frecuencia en Europa y es poco común en los Estados Unidos [ 2,3 ].

 

 

Nódulos cardíacos: pueden desarrollarse nódulos reumatoides en el pericardio, el miocardio y las estructuras valvulares [ 47 ]. La presencia de nódulos subcutáneos se asocia con engrosamiento valvular, nódulos e insuficiencia, principalmente de los valores mitral y aórtico en la ecocardiografía [ 20 ]. Los síntomas relacionados con la presencia de nódulos son raros, pero puede producirse un síncope o la muerte por bloqueo cardíaco por una lesión situada en el sistema de conducción [ 48 ]. El accidente cerebrovascular u otras manifestaciones de embolización arterial pueden ser el resultado de nódulos en una válvula cardíaca [ 49-51 ].

 

Otros sitios no cutáneos

 

●Sistema nervioso central: los nódulos reumatoides rara vez pueden afectar el sistema nervioso central. Esto se discute en detalle en otra parte.

 

●Otros órganos: también se han descrito nódulos reumatoides en informes de casos que raramente ocurren en otros órganos y tejidos, incluida la mucosa oral y el labio [ 52,53 ], glándula tiroides [ 54 ], ganglios linfáticos [ 55 ], hígado [ 56- 58 ] y riñones [ 56,59 ].

 

Nódulosis acelerada:  un fenómeno poco conocido es que algunos pacientes tratados por AR con metotrexato tienen un aumento notable en el tamaño y la cantidad de nódulos reumatoides. Esto se conoce como nodulosis acelerada. Por lo general, los pacientes con esta afección desarrollan rápidamente numerosos nódulos subcutáneos pequeños principalmente sobre los dedos, las manos o las muñecas, aunque se han descrito otros sitios, como codos, cuero cabelludo, tendón de Aquiles, laringe y pulmones [ 60,61 ]. La nodulosis también se ha asociado ocasionalmente en pacientes con AR con el tratamiento con azatioprina , etanercept , leflunomida [ 15 ] y tocilizumab [ 62].

 

El inicio de la nodulosis acelerada inducida por metotrexato se ha descrito tan pronto como un mes y hasta ocho años después del inicio del tratamiento con metotrexato [ 60,61 ]. Los nódulos asociados con el tratamiento con metotrexato son similares en su morfología y manifestaciones clínicas a los nódulos de AR habituales.

 

Los análisis exploratorios han sugerido que los pacientes con polimorfismos en los genes de la metilentetrahidrofolato reductasa ( MTHFR ) y del receptor de adenosina A2a ( ADORA2A ) pueden tener una mayor frecuencia de nodulosis inducida por metotrexato, lo que respalda las posibles funciones causales de las vías del folato y la adenosina en la patogénesis de la nodulosis [ 63 ].

 

Se ha informado que la nodulosis pulmonar acelerada sigue al tratamiento con metotrexato , factor de necrosis antitumoral (TNF) y leflunomida [ 64-67 ]. Estos pueden simular una infección o una malignidad.

 

Nodulosis reumatoidea. La nodulosis  reumatoide  es el término utilizado para una variante de poliartritis asociada con características de reumatismo palindrómico, quistes óseos subcondrales radiológicos, y nódulos reumatoides subcutáneos [ 68,69 ]. Los pacientes suelen presentar múltiples nódulos subcutáneos, especialmente en las manos, y múltiples quistes óseos subcondrales conocidos como "geodas" [ 70 ]. Los nódulos tienden a aparecer en superficies extensoras adyacentes a articulaciones, codos y dedos, y pueden afectar el antebrazo, las articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales, el occipucio, la espalda, el talón y otras áreas [ 15]. Muchos de los pacientes afectados tienen una mínima enfermedad articular clínica y radiográfica sin sinovitis crónica, pero una minoría puede desarrollar AR crónica erosiva [ 69 ].

 

DIAGNÓSTICO

Nódulos subcutáneos:  en un paciente con artritis reumatoide (AR), es casi seguro que un nódulo subcutáneo firme, indoloro y de desarrollo lento ubicado en un punto de presión sea un nódulo reumatoide. Estos pueden moverse o unirse a la fascia o al periostio subyacente. Por lo tanto, en pacientes con nódulos subcutáneos asintomáticos típicos, generalmente no se requiere una evaluación adicional para establecer el diagnóstico. Sin embargo, la biopsia está indicada en pacientes con presentaciones inusuales o complicadas. Por ejemplo, los pacientes con nódulos que presentan un crecimiento rápido y progresivo, una ubicación inusual, ulceración o un diagnóstico alternativo sospechoso, como una infección o una neoplasia maligna, deben someterse a la escisión quirúrgica de todo el nódulo.

 

El hallazgo de un nódulo con hallazgos histológicos característicos en la biopsia es casi patognomónico de AR y nódulos reumatoides (ver "Histopatología" más arriba). Sin embargo, los nódulos con un aspecto histológico similar rara vez se presentan en algunos pacientes con lupus eritematoso sistémico y en niños por lo demás sanos [ 71-75 ].

 

Nódulos pulmonares. Los nódulos reumatoides en el parénquima pulmonar son más difíciles de diagnosticar con confianza de nódulos subcutáneos, pero las características radiológicas son útiles para hacer el diagnóstico. La tomografía computarizada (TC) suele ser necesaria para una evaluación adicional de los infiltrados o nódulos pulmonares identificados en una radiografía de tórax de detección. Los hallazgos típicos en la TC incluyen la presencia de múltiples nódulos, bordes lisos, nódulos satélites, cavitación y localización periférica o subpleural, en ocasiones con una corteza subpleural asociada de tejido blando confluente [ 76 ]. A menudo se requiere una biopsia para confirmar el diagnóstico y excluir malignidad, infección u otras anomalías.

 

A modo de ejemplo, es posible que un nódulo reumatoide en el pulmón no se diagnostique definitivamente hasta que se haya descartado el cáncer de pulmón mediante biopsia o escisión. La evaluación de nódulos pulmonares solitarios y múltiples se analiza por separado.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

●Nódulos subcutáneos: numerosas afecciones pueden asociarse con nódulos o quistes que potencialmente pueden parecerse a nódulos reumatoides, según su ubicación anatómica y consistencia. Sin embargo, la presencia concurrente de artritis reumatoide activa (AR) con factor reumatoide positivo o anticuerpos antipéptidos citrulinados (ACPA) junto con la distribución sobre las superficies extensoras y otros puntos de presión sugiere fuertemente la presencia de nódulos reumatoides, y la distinción generalmente puede hacerse clínicamente sin más pruebas. Cuando se requiere una biopsia, la distinción entre nódulos reumatoides y otros nódulos por lo general se puede hacer con base en los hallazgos histológicos.

 

El diagnóstico diferencial de las causas más comunes de nódulos subcutáneos incluye fibromas causados ​​por traumatismo crónico por zapatos o uso repetido de herramientas manuales, granuloma anular subcutáneo (GA), tofos gotosos y calcinosis [ 1,15 ]:

 

•Granuloma anular subcutáneo: el GA subcutáneo, también conocida como "nódulos pseudorreumatoides", se puede observar en adultos, pero es más común en niños. Suelen tener menos de 4 cm de diámetro, únicos o múltiples, y se localizan con mayor frecuencia en el cuero cabelludo, las manos, la tibia anterior o los pies. Las características histopatológicas pueden parecerse a nódulos reumatoides, incluido un infiltrado linfohistiocítico, a menudo en un patrón intersticial o en empalizada, pero la presencia de depósito de mucina sugiere GA [ 77 ].

 

•Tofos gotosos: se debe sospechar la presencia de tofos gotosos en un paciente con antecedentes de artritis aguda monoarticular u oligoarticular, que con mayor frecuencia afecta las articulaciones metatarsofalángicas del dedo gordo del pie (MTP) u otras articulaciones de las extremidades inferiores; hiperuricemia; y el aspecto físico de los tofos, que a menudo es característico, con una coloración de blanco a amarillo de los depósitos subcutáneos de urato monosódico. El diagnóstico puede confirmarse cuando sea necesario mediante aspiración y microscopía polarizada que muestre cristales en forma de aguja, birrefringentes negativamente.

 

•Calcinosis cutis: la calcinosis cutis se refiere a la calcificación distrófica en los sitios de microtraumatismo o inflamación, que suele ocurrir en pacientes con esclerosis sistémica, dermatomiositis o enfermedades superpuestas del tejido conectivo. Estas lesiones están compuestas de hidroxiapatita de calcio y típicamente se manifiestan como múltiples pápulas o nódulos subcutáneos que son de color blanco amarillento en las manos, codos o pies, pero también pueden ocurrir en tejidos blandos del tronco o piernas. Las lesiones de calcinosis pueden ulcerarse y exudar un material blanco calcáreo. Estos nódulos pueden ser evidentes en una radiografía simple.

 

En pacientes en los que el diagnóstico es incierto, se puede justificar la derivación a un dermatólogo médico para una evaluación adicional.

 

●Nódulo (s) pulmonar (s): el diagnóstico más importante para excluir en un paciente con AR y un nódulo pulmonar es el cáncer de pulmón de células no pequeñas en una etapa potencialmente curable. Las características de la tomografía computarizada (TC) de tórax que sugieren malignidad más que nódulos reumatoides incluyen nódulos solitarios, bordes espiculados, localización central y presencia de broncogramas aéreos en la región [ 76 ]. En la tomografía por emisión de positrones (PET), los nódulos malignos se presentan con una avidez de fluorodesoxiglucosa (FDG) sustancialmente mayor que los nódulos reumatoides, y los nódulos malignos se asocian con ganglios linfáticos de drenaje ávido de FDG, mientras que los nódulos reumatoides no [ 76 ].

 

La nodulosis pulmonar acelerada que sigue al tratamiento con metotrexato , factor de necrosis antitumoral (TNF) y leflunomida puede simular una infección o una neoplasia maligna [ 64-67 ].

 

Por lo general, se requieren investigaciones adicionales para establecer el diagnóstico en pacientes en quienes la estabilidad radiográfica de una lesión solitaria no se puede demostrar de manera concluyente mediante la revisión de radiografías de tórax anteriores o si no se dispone de estudios previos; la evaluación puede incluir observación continua con estudios de imágenes en serie, biopsia de la lesión y escisión quirúrgica. El abordaje de un paciente con AR y un nódulo pulmonar asintomático es similar al de otros con nódulos solitarios y se describe en detalle por separado, al igual que las causas de múltiples nódulos pulmonares y su evaluación.

 

MANEJO

Enfoque general  : las  decisiones de tratamiento dependen de varios factores, que incluyen:

 

●El papel potencial del metotrexato como causa de la nodulosis acelerada

 

●La presencia o ausencia de síntomas, que incluyen dolor, compresión nerviosa, infección, disfunción mecánica u otras complicaciones.

 

●Respuesta a las intervenciones terapéuticas iniciales

 

Nodulosis acelerada inducida por metotrexato:  para los pacientes con nodulosis acelerada sintomática asociada con el tratamiento con metotrexato , y para quienes existen tratamientos alternativos razonables, sugerimos la interrupción del metotrexato y un cambio a un fármaco antirreumático modificador de la enfermedad (FAME) sintético o biológico alternativo. La decisión de cambiar de tratamiento en pacientes cuya actividad de enfermedad articular está bien controlada y cuya nodulosis es solo una preocupación cosmética se basa en las preferencias del paciente con respecto a los riesgos y beneficios relativos de cambiar a uno de los tratamientos alternativos de FAME disponibles, vía y frecuencia de administración. y preocupaciones por los costos.

 

Los nódulos suelen requerir 6 meses (rango, 1 a 13 meses) para regresar después de suspender el metotrexato [ 61 ]. En una revisión de varias series de casos y múltiples informes de casos, aproximadamente el 70% de los casos de nodulosis acelerada se resolvieron al suspender el metotrexato [ 60 ]. Los nódulos que son sintomáticos o que inciden en estructuras locales y causan disfunción deben abordarse y tratarse como se describe para los nódulos reumatoides típicos.

 

También se ha observado una regresión de los nódulos en series de casos e informes de pacientes que recibieron varios DMARD no biológicos o colchicina [ 60 ]. Los informes de casos posteriores sugirieron que rituximab puede ser un tratamiento eficaz para algunos casos de nodulosis subcutánea grave [ 78 ], y que rituximab, tocilizumab y baricitinib podrían causar la regresión de los nódulos reumatoides pulmonares [ 79-81 ]. El autor prefiere cambiar a antagonistas del receptor de interleucina (IL) 6 o rituximab en casos de nódulos persistentes con actividad moderada o alta de la enfermedad.

 

Nódulos subcutáneos sin nodulosis acelerada

 

Terapia inicial:  para pacientes con nódulos subcutáneos sintomáticos, incluidos aquellos que son dolorosos, interfieren con la función o causan atrapamiento nervioso, sugerimos la inyección local del nódulo con una mezcla de glucocorticoides y un anestésico local como tratamiento inicial. Los nódulos asintomáticos no requieren tratamiento específico. Un glucocorticoide de acción prolongada (p. Ej., 0,1 a 0,3 ml de metilprednisolona o hexacetónido de triamcinolona 40 mg / ml) y un anestésico local (p. Ej., Lidocaína al 1 por ciento ) en una mezcla 1: 1 por volumen se usan típicamente para inyección.

 

La inyección local está contraindicada para los nódulos ulcerados o que presentan signos de infección localizada o celulitis. Se debe tener precaución antes de inyectar un nódulo en pacientes con antecedentes de infecciones graves de la piel o tejidos blandos o artritis séptica o de nódulos que recubren las prótesis articulares.

 

La inyección local de glucocorticoides de los nódulos reumatoides suele ser eficaz para reducir su tamaño. Esto se ilustró en un estudio de 24 nódulos en 11 pacientes con artritis reumatoide (AR). Los pacientes fueron asignados al azar para cada inyección para recibir metilprednisolona o placebo, y la evaluación fue cegada [ 82 ]. Se produjo una pérdida de más de 50 por ciento en el volumen del nódulo en una mayor proporción de los que recibieron inyecciones de glucocorticoides (9 de 12 versus 1 de 12). Posteriormente se informaron beneficios similares en un ensayo aleatorizado en el que participaron 20 pacientes con nódulos sintomáticos (un nódulo cada uno), que empleó hexacetónido de triamcinolona y lidocaína para inyección, en comparación con lidocaína sola [ 83]. El único efecto adverso en cualquiera de los ensayos fue el dolor en el lugar de la inyección. Los nódulos suelen tener una regresión de tamaño durante una a tres semanas.

 

Resistente a la terapia inicial o nódulos que causan complicaciones graves: los  nódulos que causan complicaciones graves y en pacientes sintomáticos que no han respondido después de cuatro a seis semanas a la inyección local generalmente deben extirparse quirúrgicamente. Las indicaciones para el tratamiento quirúrgico temprano de los nódulos reumatoides, en lugar de intentar una inyección local, incluyen erosión e infección de la piel, dolor intenso o disfunción neurológica que surge de la presión sobre un nervio periférico y limitación marcada del movimiento debido a la ubicación de la lesión [ 75 ] . Con frecuencia se observa recurrencia de nódulos en el mismo sitio.

 

Nódulos viscerales: la  resección quirúrgica de los nódulos pulmonares a veces está indicada con fines de diagnóstico y, a veces, también se realiza debido a complicaciones relacionadas con el nódulo (s). Los abordajes quirúrgicos o intravasculares de los nódulos cardíacos deben realizarse solo cuando exista evidencia firme de que los nódulos están contribuyendo a una función cardíaca anormal, alteraciones del ritmo o eventos embólicos.

 

PRONÓSTICO

Los pacientes con nódulos reumatoides pueden tener un peor pronóstico de las manifestaciones articulares y extraarticulares de la artritis reumatoide (AR) que los pacientes sin nódulos, dada la asociación con una enfermedad más grave y seropositiva y otras complicaciones extraarticulares (ver 'Epidemiología' más arriba). Sin embargo, los nódulos de AR pueden no tener un valor predictivo independiente para la progresión radiográfica a los cinco años después del diagnóstico, después de tener en cuenta los anticuerpos anti-péptido citrulinado (ACPA) y el daño radiográfico en el momento del diagnóstico [ 8 ].

 

Los síntomas y complicaciones asociados con los nódulos subcutáneos generalmente se pueden abordar de manera efectiva mediante intervenciones de tratamiento apropiadas, aunque la recurrencia es común a pesar de la escisión quirúrgica (ver "Manejo" más arriba). En 11 pacientes, la extirpación quirúrgica de los nódulos reumatoides tuvo éxito en un 100% y se notificaron mejoras significativas en el dolor, la rigidez y la función física, junto con una alta satisfacción del paciente [ 84 ]. En raras ocasiones, los nódulos viscerales, en particular los del pulmón y el corazón, e incluso con menos frecuencia en el sistema nervioso central, pueden causar directamente una morbilidad significativa.

FUENTE: UPTODATE

REFERENCIAS

Sayah A, English JC 3rd. Rheumatoid arthritis: a review of the cutaneous manifestations. J Am Acad Dermatol 2005; 53:191.

Highton J, Hessian PA, Stamp L. The Rheumatoid nodule: peripheral or central to rheumatoid arthritis? Rheumatology (Oxford) 2007; 46:1385.

Chua-Aguilera CJ, Möller B, Yawalkar N. Skin Manifestations of Rheumatoid Arthritis, Juvenile Idiopathic Arthritis, and Spondyloarthritides. Clin Rev Allergy Immunol 2017; 53:371.

Tilstra JS, Lienesch DW. Rheumatoid Nodules. Dermatol Clin 2015; 33:361.

Nyhäll-Wåhlin BM, Jacobsson LT, Petersson IF, et al. Smoking is a strong risk factor for rheumatoid nodules in early rheumatoid arthritis. Ann Rheum Dis 2006; 65:601.

Turesson C, Jacobsson LT. Epidemiology of extra-articular manifestations in rheumatoid arthritis. Scand J Rheumatol 2004; 33:65.

Myasoedova E, Crowson CS, Turesson C, et al. Incidence of extraarticular rheumatoid arthritis in Olmsted County, Minnesota, in 1995-2007 versus 1985-1994: a population-based study. J Rheumatol 2011; 38:983.

Nyhäll-Wåhlin BM, Turesson C, Jacobsson LT, et al. The presence of rheumatoid nodules at early rheumatoid arthritis diagnosis is a sign of extra-articular disease and predicts radiographic progression of joint destruction over 5 years. Scand J Rheumatol 2011; 40:81.

Kim SK, Park SH, Shin IH, Choe JY. Anti-cyclic citrullinated peptide antibody, smoking, alcohol consumption, and disease duration as risk factors for extraarticular manifestations in Korean patients with rheumatoid arthritis. J Rheumatol 2008; 35:995.

Kaushik P, Solomon DH, Greenberg JD, et al. Subcutaneous nodules are associated with cardiovascular events in patients with rheumatoid arthritis: results from a large US registry. Clin Rheumatol 2015; 34:1697.

England BR, Sayles H, Michaud K, et al. Cause-Specific Mortality in Male US Veterans With Rheumatoid Arthritis. Arthritis Care Res (Hoboken) 2016; 68:36.

Michet CJ 3rd, Strobova K, Achenbach S, et al. Hospitalization rates and utilization among patients with rheumatoid arthritis: a population-based study from 1987 to 2012 in Olmsted County, Minnesota. Mayo Clin Proc 2015; 90:176.

Jebakumar AJ, Udayakumar PD, Crowson CS, et al. Occurrence and effect of lower extremity ulcer in rheumatoid arthritis -- a population-based Study. J Rheumatol 2014; 41:437.

Turesson C, McClelland RL, Christianson T, Matteson E. Clustering of extraarticular manifestations in patients with rheumatoid arthritis. J Rheumatol 2008; 35:179.

García-Patos V. Rheumatoid nodule. Semin Cutan Med Surg 2007; 26:100.

Walker WC, Wright V. Pulmonary lesions and rheumatoid arthritis. Medicine (Baltimore) 1968; 47:501.

Yousem SA, Colby TV, Carrington CB. Lung biopsy in rheumatoid arthritis. Am Rev Respir Dis 1985; 131:770.

Turesson C, O'Fallon WM, Crowson CS, et al. Extra-articular disease manifestations in rheumatoid arthritis: incidence trends and risk factors over 46 years. Ann Rheum Dis 2003; 62:722.

Corrao S, Messina S, Pistone G, et al. Heart involvement in rheumatoid arthritis: systematic review and meta-analysis. Int J Cardiol 2013; 167:2031.

Wisłowska M, Sypuła S, Kowalik I. Echocardiographic findings and 24-h electrocardiographic Holter monitoring in patients with nodular and non-nodular rheumatoid arthritis. Rheumatol Int 1999; 18:163.

Palmer DG, Hogg N, Highton J, et al. Macrophage migration and maturation within rheumatoid nodules. Arthritis Rheum 1987; 30:728.

Athanasou NA, Quinn J, Woods CG, Mcgee JO. Immunohistology of rheumatoid nodules and rheumatoid synovium. Ann Rheum Dis 1988; 47:398.

Miyasaka N, Sato K, Yamamoto K, et al. Immunological and immunohistochemical analysis of rheumatoid nodules. Ann Rheum Dis 1989; 48:220.

Wikaningrum R, Highton J, Parker A, et al. Pathogenic mechanisms in the rheumatoid nodule: comparison of proinflammatory cytokine production and cell adhesion molecule expression in rheumatoid nodules and synovial membranes from the same patient. Arthritis Rheum 1998; 41:1783.

Highton J, Hung N, Hessian P, Wilsher M. Pulmonary rheumatoid nodules demonstrating features usually associated with rheumatoid synovial membrane. Rheumatology (Oxford) 2007; 46:811.

Atkins SR, Turesson C, Myers JL, et al. Morphologic and quantitative assessment of CD20+ B cell infiltrates in rheumatoid arthritis-associated nonspecific interstitial pneumonia and usual interstitial pneumonia. Arthritis Rheum 2006; 54:635.

Harris ED Jr. A collagenolytic system produced by primary cultures of rheumatoid nodule tissue. J Clin Invest 1972; 51:2973.

Hessian PA, Highton J, Kean A, et al. Cytokine profile of the rheumatoid nodule suggests that it is a Th1 granuloma. Arthritis Rheum 2003; 48:334.

Edwards JC, Wilkinson LS, Pitsillides AA. Palisading cells of rheumatoid nodules: comparison with synovial intimal cells. Ann Rheum Dis 1993; 52:801.

Elewaut D, De Keyser F, De Wever N, et al. A comparative phenotypical analysis of rheumatoid nodules and rheumatoid synovium with special reference to adhesion molecules and activation markers. Ann Rheum Dis 1998; 57:480.

Stamp LK, Easson A, Lehnigk U, et al. Different T cell subsets in the nodule and synovial membrane: absence of interleukin-17A in rheumatoid nodules. Arthritis Rheum 2008; 58:1601.

Kato H, Yamakawa M, Ogino T. Complement mediated vascular endothelial injury in rheumatoid nodules: a histopathological and immunohistochemical study. J Rheumatol 2000; 27:1839.

Turunen S, Huhtakangas J, Nousiainen T, et al. Rheumatoid arthritis antigens homocitrulline and citrulline are generated by local myeloperoxidase and peptidyl arginine deiminases 2, 3 and 4 in rheumatoid nodule and synovial tissue. Arthritis Res Ther 2016; 18:239.

Khandpur R, Carmona-Rivera C, Vivekanandan-Giri A, et al. NETs are a source of citrullinated autoantigens and stimulate inflammatory responses in rheumatoid arthritis. Sci Transl Med 2013; 5:178ra40.

Gorman JD, David-Vaudey E, Pai M, et al. Lack of association of the HLA-DRB1 shared epitope with rheumatoid nodules: an individual patient data meta-analysis of 3,272 Caucasian patients with rheumatoid arthritis. Arthritis Rheum 2004; 50:753.

Gorman JD, David-Vaudey E, Pai M, et al. Particular HLA-DRB1 shared epitope genotypes are strongly associated with rheumatoid vasculitis. Arthritis Rheum 2004; 50:3476.

Burgos PI, Causey ZL, Tamhane A, et al. Association of IL4R single-nucleotide polymorphisms with rheumatoid nodules in African Americans with rheumatoid arthritis. Arthritis Res Ther 2010; 12:R75.

Cronstein BN, Eberle MA, Gruber HE, Levin RI. Methotrexate inhibits neutrophil function by stimulating adenosine release from connective tissue cells. Proc Natl Acad Sci U S A 1991; 88:2441.

Kremer JM, Lee JK. The safety and efficacy of the use of methotrexate in long-term therapy for rheumatoid arthritis. Arthritis Rheum 1986; 29:822.

Merrill JT, Shen C, Schreibman D, et al. Adenosine A1 receptor promotion of multinucleated giant cell formation by human monocytes: a mechanism for methotrexate-induced nodulosis in rheumatoid arthritis. Arthritis Rheum 1997; 40:1308.

Struthers GR, Scott DL, Delamere JP, et al. Smoking and rheumatoid vasculitis. Rheumatol Int 1981; 1:145.

Turesson C, Schaid DJ, Weyand CM, et al. Association of HLA-C3 and smoking with vasculitis in patients with rheumatoid arthritis. Arthritis Rheum 2006; 54:2776.

Nyhäll-Wåhlin BM, Petersson IF, Nilsson JA, et al. High disease activity disability burden and smoking predict severe extra-articular manifestations in early rheumatoid arthritis. Rheumatology (Oxford) 2009; 48:416.

Ylitalo R, Heimbürger M, Lindestad PA. Vocal fold deposits in autoimmune disease--an unusual cause of hoarseness. Clin Otolaryngol Allied Sci 2003; 28:446.

Walters MN, Ojeda VJ. Pleuropulmonary necrobiotic rheumatoid nodules. A review and clinicopathological study of six patients. Med J Aust 1986; 144:648.

Glace B, Gottenberg JE, Mariette X, et al. Efficacy of rituximab in the treatment of pulmonary rheumatoid nodules: findings in 10 patients from the French AutoImmunity and Rituximab/Rheumatoid Arthritis registry (AIR/PR registry). Ann Rheum Dis 2012; 71:1429.

Kitas G, Banks MJ, Bacon PA. Cardiac involvement in rheumatoid disease. Clin Med (Lond) 2001; 1:18.

Ahern M, Lever JV, Cosh J. Complete heart block in rheumatoid arthritis. Ann Rheum Dis 1983; 42:389.

Chatzis A, Giannopoulos N, Baharakakis S, et al. Unusual cause of a stroke in a patient with seronegative rheumatoid arthritis. Cardiovasc Surg 1999; 7:659.

Mounet FS, Soula P, Concina P, Cerene A. A rare case of embolizing cardiac tumor: rheumatoid nodule of the mitral valve. J Heart Valve Dis 1997; 6:77.

Kang H, Baron M. Embolic complications of a mitral valve rheumatoid nodule. J Rheumatol 2004; 31:1001.

Kato K, Segami N, Fukuda H, Minato H. Rheumatoid nodule in the lower lip of a patient with rheumatoid arthritis: a novel case report and review of literature. J Oral Maxillofac Surg 2014; 72:1532.e1.

Tay GC, Sauer DA, Andersen PE. Rheumatoid nodule presenting as a buccal submucosal nodule: A rare presentation of a common disease. Head Neck 2017; 39:E12.

Sivridis E, Kouroupi M, Koukourakis MI, et al. Rheumatoid nodules in thyroid gland parenchyma as an expression of rheumatoid arthritis: a case report. J Med Case Rep 2019; 13:159.

Yachoui R, Ward C, Kreidy M. A rheumatoid nodule in an unusual location: mediastinal lymph node. BMJ Case Rep 2013; 2013.

Tiong VTY, Ng SJK, Hallinan JTPD. Multiple Rheumatoid Nodules Mimicking Widespread Metastases. J Clin Rheumatol 2020; 26:e256.

Smits JG, Kooijman CD. Rheumatoid nodules in liver. Histopathology 1986; 10:1211.

Campani C, Guido M, Colagrande S, et al. A Large Rheumatoid Nodule Mimicking Hepatic Malignancy. Hepatology 2019; 69:1345.

Schned AR, Moran M, Selikowitz SM, Taylor TH. Multiple rheumatoid nodules of the renal cortex. Arch Intern Med 1990; 150:891.

Patatanian E, Thompson DF. A review of methotrexate-induced accelerated nodulosis. Pharmacotherapy 2002; 22:1157.

Ahmed SS, Arnett FC, Smith CA, et al. The HLA-DRB1*0401 allele and the development of methotrexate-induced accelerated rheumatoid nodulosis: a follow-up study of 79 Caucasian patients with rheumatoid arthritis. Medicine (Baltimore) 2001; 80:271.

Talotta R, Atzeni F, Batticciotto A, et al. Accelerated subcutaneous nodulosis in patients with rheumatoid arthritis treated with tocilizumab: a case series. J Med Case Rep 2018; 12:154.

Soukup T, Dosedel M, Nekvindova J, et al. The plausible association of MTHFR and ADORA2A polymorphisms with nodules in rheumatoid arthritis patients treated with methotrexate. Pharmacogenet Genomics 2017; 27:43.

Watson P, Simler N, Screaton N, Lillicrap M. Management of accelerated pulmonary nodulosis following etanercept therapy in a patient with rheumatoid arthritis. Rheumatology (Oxford) 2008; 47:928.

Horvath IF, Szanto A, Csiki Z, et al. Intrapulmonary rheumatoid nodules in a patient with long-standing rheumatoid arthritis treated with leflunomide. Pathol Oncol Res 2008; 14:101.

Rozin A, Yigla M, Guralnik L, et al. Rheumatoid lung nodulosis and osteopathy associated with leflunomide therapy. Clin Rheumatol 2006; 25:384.

Akiyama N, Toyoshima M, Kono M, et al. Methotrexate-induced Accelerated Pulmonary Nodulosis. Am J Respir Crit Care Med 2015; 192:252.

Couret M, Combe B, Chuong VT, et al. Rheumatoid nodulosis: report of two new cases and discussion of diagnostic criteria. J Rheumatol 1988; 15:1427.

Maldonado I, Eid H, Rodriguez GR, et al. Rheumatoid nodulosis: is it a different subset of rheumatoid arthritis? J Clin Rheumatol 2003; 9:296.

Ginsberg MH, Genant HK, Yü TF, McCarty DJ. Rheumatoid nodulosis: an unusual variant of rheumatoid disease. Arthritis Rheum 1975; 18:49.

Schofield JK, Cerio R, Grice K. Systemic lupus erythematosus presenting with 'rheumatoid nodules'. Clin Exp Dermatol 1992; 17:53.

Hassikou H, Le Guilchard F, Lespessailles E, et al. Rheumatoid nodules in systemic lupus erythematosus: a case report. Joint Bone Spine 2003; 70:234.

Simons FE, Schaller JG. Benign rheumatoid nodules. Pediatrics 1975; 56:29.

Mastboom WJ, van der Staak FH, Festen C, Postma MH. Subcutaneous rheumatoid nodules. Arch Dis Child 1988; 63:662.

McGrath MH, Fleischer A. The subcutaneous rheumatoid nodule. Hand Clin 1989; 5:127.

Koslow M, Young JR, Yi ES, et al. Rheumatoid pulmonary nodules: clinical and imaging features compared with malignancy. Eur Radiol 2019; 29:1684.

Sturm B, Blaise B, Wilson M, Stone SP. Pseudorheumatoid nodule: a variant of granuloma annulare? Dermatol Online J 2020; 26.

Sautner J, Rintelen B, Leeb BF. Rituximab as effective treatment in a case of severe subcutaneous nodulosis in rheumatoid arthritis. Rheumatology (Oxford) 2013; 52:1535.

De Stefano R, Frati E, Nargi F, Menza L. Efficacy of rituximab on pulmonary nodulosis occurring or increasing in patients with rheumatoid arthritis during anti-TNF-α therapy. Clin Exp Rheumatol 2011; 29:752.

Andres M, Vela P, Romera C. Marked improvement of lung rheumatoid nodules after treatment with tocilizumab. Rheumatology (Oxford) 2012; 51:1132.

Venerito V, Lopalco G, Anelli MG, et al. Tomographic regression of pulmonary rheumatoid nodules under baricitinib therapy. Rheumatology (Oxford) 2019; 58:440.

Ching DW, Petrie JP, Klemp P, Jones JG. Injection therapy of superficial rheumatoid nodules. Br J Rheumatol 1992; 31:775.

Baan H, Haagsma CJ, van de Laar MA. Corticosteroid injections reduce size of rheumatoid nodules. Clin Rheumatol 2006; 25:21.

Riches PL, Elherik FK, Dolan S, et al. Patient rated outcomes study into the surgical interventions available for the rheumatoid hand and wrist. Arch Orthop Trauma Surg 2016; 136:563.


ESTRÍAS FISIOLÓGICAS DE LA ADOLESCENCIA.

$
0
0

Paciente masculino de  13 años que es traído  a la consulta por su madre, por presentar estrías en región lumbar de algunos meses de evolución.





El niño no tiene sobrepeso, no se ha modificado su estatus ponderal significativamente en el último años más allá del crecimiento fisiológico, no toma medicamentos, nunca ha recibido corticosteroides ni en forma tópica ni sistémica y no presenta en el examen clínico, evidencias de endocrinopatías ni ninguna alteración que orienten a patología.

Se trata de estrías albas ( striae alba) en un adolescente. Existen dos tipos de estrías, las estrías rubras que  son la presentación más temprana de las estrías por distensión, que son de un color  eritematoso a violáceo, y con el  tiempo, las estrías rubras evolucionan a estrías alba, que aparecen hipopigmentadas, atróficas y con forma de cicatriz que son las que presenta este niño.

La adolescencia es un momento en que pueden aparecer este tipo de estrías que algunos llaman  estrías atróficas fisiológicas de la adolescencia, característicamente en la región lumbar.  Estas se presentan principalmente en individuos sanos no obesos alrededor de la pubertad en asociación con el estirón de la adolescencia. El desarrollo de estrías coincide con los marcadores de la adolescencia como el agrandamiento testicular, el desarrollo de los senos, el crecimiento del vello púbico y la menarquia. Por definición, no existe una causa subyacente identificable, como un trastorno endocrino o del tejido conjuntivo. La afección es más común en los niños, presumiblemente porque los niños crecen más rápido que las niñas alrededor de la pubertad. Muy probablemente estas estrías hayan comenzado con un color rojo (estrías rubras), y con los meses evolucionaron a este aspecto.

Por supuesto que existen otras causas de estrías que hay que considerar como las asociadas a la   obesidad, el uso prolongado de corticosteroides sistémicos o tópicos, el uso excesivo de marihuana, el síndrome de Cushing y el síndrome de Marfan, la mayoría de las cuales pueden descartarse con una historia clínica y un examen físico completos.

El diagnóstico diferencial de estas estrías es la elastosis focal lineal. Estas últimas se caracterizan por bandas palpables lineales amarillas asintomáticas, generalmente de forma horizontal en la zona lumbar. La diferencia fundamental con las estrías atróficas de la adolescencia es justamente son líneas elevadas y palpables a diferencia de lo que se ve en este paciente que son deprimidas y atróficas.

Es importante que los profesionales que ven pacientes en edad pediátrica estén familiarizados con la naturaleza benigna de la afección para evitar acusaciones falsas de abuso infantil. Esto es especialmente cierto si las estrías se producen en la parte superior de la espalda, un lugar inusual para las estrías fisiológicas de la adolescencia.

Si bien estas lesiones no requieren tratamiento específico se han ensayado muchas terapias con láser fraccionado o microagujas. Los láseres fraccionarios no ablativos a menudo se prefieren a los láseres fraccionados ablativos debido a un menor riesgo de complicaciones y tiempos de recuperación más cortos.

 

Presentó

Dr. Jorge Ocampo Castro. Médico

Acapulco de Juárez, México.


 

VARÓN DE 64 AÑOS CON DOLOR TORÁCICO Y DERRAME PLEURAL

$
0
0

Un hombre de 64 años ingresó al hospital por presentar dolor torácico pleurítico recurrente y derrame pleural.

El paciente había estado en su estado de salud habitual hasta 3,5 semanas antes de su ingreso, cuando apareció un dolor torácico izquierdo se desarrolló repentinamente; no se asoció con el esfuerzo, era peor con la inspiración y se asociaba a disnea. Llegó al servicio de urgencias de este hospital. Calificó el dolor con 4 en una escala de 0 a 10 (donde 10 indica el dolor más severo) e informó que no se parecía a ningún dolor que hubiera tenido antes. No había tenido fiebre ni escalofríos. En el examen, había disminución de los ruidos respiratorios en el lado izquierdo. Había hinchazón de la pantorrilla derecha, con edema con fóvea 3+, que el paciente describió como crónico. El recuento de glóbulos blancos y los niveles de dímero D y troponina I eran normales.

Una radiografía frontal de tórax obtenida en ese momento (Figura 1A) mostró una opacidad basal izquierda que oscurece el hemidiafragma izquierdo y borramiento del ángulo costofrénico izquierdo.

 

 

 


FIGURA 1

Imágenes del tórax obtenidas 3.5 semanas antes de esta admisión.

Una radiografía de tórax (Panel A) muestra un derrame pleural izquierdo y una opacidad basal izquierda que oscurece el hemidiafragma izquierdo (flecha). Una tomografía computarizada del tórax en ventana para mediastino (Panel B) muestra un derrame pleural izquierdo loculado, con engrosamiento de la pleura (flecha). Una tomografía computarizada del tórax con ventana pulmonar (panel C) muestra una consolidación en parches en el lóbulo inferior izquierdo (flecha). Una TC de abdomen obtenida un año antes (Panel D), tras la administración de contraste intravenoso, no muestra derrame pleural en el lado izquierdo.

 

 

 

Estas características son indicativas de derrame pleural izquierdo y atelectasia o consolidación en el lóbulo inferior izquierdo. La tomografía computarizada (TC) de tórax, realizada según protocolo de embolia pulmonar, muestra un pequeño derrame pleural izquierdo loculado, con pleura engrosada y realzada (Figura 1B). Existe una consolidación en parches en el lóbulo inferior izquierdo (Figura 1C). Estos hallazgos podrían representar neumonía, posiblemente debida a aspiración y empiema asociado. Hay pequeños nódulos pulmonares indeterminados dispersos, que miden hasta 4 mm de diámetro. No hay émbolos pulmonares. Una tomografía computarizada abdominal obtenida un año antes no muestra derrame ni engrosamiento pleural izquierdo (Figura 1D).

Se le administró metronidazol y levofloxacina, y el paciente fue ingresado en el hospital (3.5 semanas antes del ingreso actual). Los estudios fluoroscópicos revelaron deglución orofaríngea normal con flujo retrógrado intraesofágico moderado, hallazgo posiblemente compatible con aspiración posprandial. Se administró una vacuna antineumocócica y se documentaron las vacunas antigripales anteriores. Los cultivos de esputo produjeron muy pocas colonias de levadura y flora respiratoria normal. La aspiración del derrame loculado que se observó en la tomografía computarizada no se consideró factible. Presentaba una tos leve y desaturación de oxígeno de forma intermitente. El dolor de torácico disminuyó. El paciente fue dado de alta a su domicilio el día 7, con la asistencia de enfermeras visitantes para la administración de sus medicamentos, incluido un curso de 6 semanas de clindamicina y levofloxacino, con posible extensión del curso, dependiendo de los resultados de las imágenes de seguimiento programadas.

Diecisiete días después del alta, el dolor en el hemitórax izquierdo reapareció. El paciente fue trasladado en ambulancia al servicio de urgencias de este hospital. Informó que el dolor posiblemente aumentaba con la inspiración y lo calificó con 10 sobre 10. Había tenido tos intermitente, evacuaciones intestinales normales y no había tenido fiebre reciente, escalofríos, dolor en el pecho, disnea, náuseas, vómitos, disuria, o hematuria.

El paciente tenía antecedentes de hipertensión, hiperlipidemia, diabetes mellitus, hipotiroidismo, enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad por reflujo gastroesofágico, espasmo esofágico y trastorno bipolar y antecedentes remotos de abuso de alcohol. Había sido atendido en urgencias e ingresado en el hospital en múltiples ocasiones durante los últimos 9 años por dolor torácico atípico, sin evidencia de infarto de miocardio; El cateterismo cardíaco realizado 7 años antes de este ingreso reveló estenosis de la arteria coronaria descendente anterior izquierda, que fue tratada con angioplastia con balón. Su dolor se había atribuido a enfermedad por reflujo gastroesofágico y espasmo esofágico. Sus medicamentos fueron soluciones de clindamicina, levofloxacina, metformina, metoprolol, albuterol e ipratropio administradas por nebulizador, citalopram, olanzapina, clonazepam, lamotrigina, nabumetona, gabapentina, aspirina con recubrimiento entérico, omeprazol, simvastatina, levotiroxina y multivaminato, folato recibió oxígeno por cánula nasal a una velocidad de 2 a 3 litros por minuto según fuera necesario. Era alérgico a la codeína. Vivía solo, tenía un perro como mascota y estaba recibiendo pagos por discapacidad después de un empleo anterior en la industria minorista y del juego. Fumaba un paquete de cigarrillos al día (y lo había hecho durante 40 años), había dejado de beber alcohol 20 años antes y no consumía drogas ilícitas. Nunca había viajado fuera de Nueva Inglaterra, nunca había estado sin hogar o en la cárcel, y no había estado expuesto a tuberculosis, asbesto o inhalantes. Su padre había muerto de una enfermedad cardíaca y cáncer de pulmón, y su madre de meningitis.

En el examen, el paciente estaba somnoliento pero se despertaba fácilmente con los estímulos verbales. Los signos vitales eran normales y la saturación de oxígeno del 96% mientras respiraba oxígeno por cánula nasal a razón de 1 litro por minuto. Había disminución de los ruidos respiratorios, sibilancias espiratorias y roncus en la base de ambos pulmones. El abdomen era blando, con leve dolor a la palpación en el cuadrante superior izquierdo. La pierna derecha estaba caliente y eritematosa, con 3+ edema con fóvea. El resto del examen era normal. El hemograma completo, el análisis de orina y los resultados de las pruebas de coagulación y función renal y hepática fueron normales, al igual que los niveles sanguíneos de electrolitos, magnesio, calcio, fósforo, proteína total, albúmina, globulina, troponina I y pro- Péptido natriurético de tipo B. El examen toxicológico de la sangre mostró evidencia de los medicamentos del paciente y, por lo demás, fue negativo.

Una radiografía de tórax (Figura 2A) muestra una opacidad en forma de banda en la parte inferior del pulmón derecho, una característica compatible con atelectasia subsegmentaria. La opacidad basal izquierda y el derrame pleural izquierdo se mantienen sin cambios con respecto al estudio anterior. Hay hallazgos que sugieren edema pulmonar intersticial, que incluyen vasculatura pulmonar indistinta, manguito peribronquial y plenitud hiliar. La ecografía Doppler no invasiva de las piernas es negativa para la trombosis venosa profunda. La TC de tórax, realizada según el protocolo de embolia pulmonar, es negativa para embolia pulmonar. La TC muestra el derrame pleural izquierdo loculado persistente (Figura 2B) y empeoramiento de la consolidación parcheada en el lóbulo inferior izquierdo (Figura 2C y 2D). Hay un nuevo derrame pleural derecho pequeño. Los pequeños nódulos pulmonares señalados anteriormente están estables. Hay calcificación aterosclerótica de las arterias coronarias principal izquierda y descendente anterior izquierda.

 

 



FIGURA 2

Imágenes del  tórax obtenidas en esta admisión.

Una radiografía de tórax (panel A) muestra el derrame pleural izquierdo persistente y la opacidad basal izquierda persistente que oscurece el hemidiafragma izquierdo (flecha), así como una opacidad en banda en la parte inferior del pulmón derecho compatible con atelectasia subsegmentaria basal derecha (punta de flecha) con edema pulmonar intersticial. Una tomografía computarizada del tórax en el ajuste de la ventana del mediastino (Panel B) muestra el derrame pleural izquierdo loculado persistente, con engrosamiento de la pleura (flecha). Una tomografía computarizada del tórax en la configuración de la ventana del pulmón (paneles C y D) muestra un empeoramiento de la consolidación irregular en el lóbulo inferior izquierdo.

 

 

El paciente fue ingresado en el hospital. Se continuó con la medicación que estaba tomando como paciente ambulatorio y se le administró morfina (para el dolor) y vancomicina. La tinción de Gram de una muestra de esputo mostró leucocitos moderados, bacterias grampositivas moderadas en racimos y muy pocas colonias de levadura.

Durante los siguientes 5 días, un cultivo de esputo desarrolló enterococos, estafilococos coagulasa negativos y dos especies de cándida. La prueba cutánea de tuberculina fue negativa a las 48 horas. Se administró ceftriaxona intravenosa el día 3. Un cultivo rectal desarrolló enterococos resistentes a la vancomicina. Las muestras de esputo inducido fueron negativas para bacilos acidorresistentes.

El día 6 se realizó un procedimiento de diagnóstico.         

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Este hombre con una historia de tabaquismo de 40 paquetes-año presentó un inicio repentino de dolor torácico pleurítico del lado izquierdo. En el examen, estaba afebril y los signos vitales y el recuento de glóbulos blancos eran normales. Fue ingresado en el hospital. Enterococcus y algunas colonias de formas de levadura candida se aislaron del esputo. Existía la preocupación de que tuviera una infección pulmonar indolente y fue tratado con clindamicina y levofloxacina, con aparente mejoría. Sin embargo, aproximadamente 3,5 semanas después del primer ingreso, el dolor torácico reapareció. Lo describió como severo, peor con la inspiración e implacable; fue ingresado en el hospital y se le administraron narcóticos. Seguía sin fiebre y el recuento de glóbulos blancos era normal.

El diagnóstico diferencial de este proceso pleuropulmonar izquierdo persistente incluye infección, aspiración de contenido gástrico u orofaríngeo, enfermedad tromboembólica, enfermedad vascular del colágeno y tumores malignos. El derrame persistente que se presentó en ausencia de evidencia de infección, así como el dolor torácico persistente y agravado que reportó el paciente en este ingreso, generó preocupación por un proceso infiltrativo y posiblemente maligno.


INFECCIÓN

Las infecciones virales pueden causar derrames pleurales, pero generalmente se asocian con pródromo, fiebre y aumento del recuento de glóbulos blancos. Las neumonías bacterianas adquiridas en la comunidad con derrames paraneumónicos suelen causar enfermedad pleuropulmonar localizada, pero generalmente se acompañan de fiebre, leucocitosis, tos y aumento de la producción de esputo. Una neumonía bacteriana parcialmente tratada con derrame paraneumónico podría producir hallazgos radiográficos similares a los observados en este caso, pero es poco probable que cause dolor torácico severo y persistente.

La tuberculosis es una causa reconocida tanto de enfermedad parenquimatosa como de enfermedad pleural. La tuberculosis primaria se manifiesta clásicamente por linfadenopatías, infiltrados y derrames pleurales. Este paciente no tenía contactos conocidos con tuberculosis y tenía una prueba cutánea de tuberculina negativa, pero estos factores no descartan la tuberculosis del diagnóstico diferencial. El equipo de enfermedades infecciosas estaba lo suficientemente preocupado por la tuberculosis como para colocar al paciente en aislamiento respiratorio hasta que tres muestras de esputo dieron negativo.

 

ASPIRACIÓN

La aspiración del contenido gástrico tiende a afectar las porciones dependientes del pulmón y puede causar infiltrados pulmonares con derrames. En este caso se consideró la infección anaeróbica por aspiración del contenido orofaríngeo, especialmente porque las radiografías iniciales se habían interpretado como posiblemente mostrando un cambio cavitario. Una infección que puede explicar un proceso pleuropulmonar complejo con dolor en la pared torácica es la actinomicosis. Actinomyces tiende a producir gránulos de color amarillo brillante y localizados en el tejido, y los organismos pueden atravesar los planos de los tejidos; cuando la actinomicosis no se trata, puede causar la formación de senos  y drenaje en la superficie de la piel. Este paciente tenía reflujo gastroesofágico, pero estaba en tratamiento. La neumonía por aspiración rara vez causa un dolor incesante.

 

ENFERMEDAD TROMBOEMBÓLICA

La enfermedad tromboembólica puede producir un infarto pulmonar incipiente o franco con derrames pleurales que pueden ser masivos. El dolor torácico pleurítico es común, pero rara vez persiste con alta intensidad. En este caso, la TC de tórax fue negativa para embolia pulmonar, la ecografía Doppler no invasiva de las piernas fue negativa para trombosis venosa profunda y el nivel de dímero D fue normal; estos resultados descartan efectivamente un diagnóstico de enfermedad tromboembólica.

 

ENFERMEDAD VASCULAR DEL COLÁGENO

Los pacientes con enfermedad vascular del colágeno pueden presentar inicialmente derrames pleurales recurrentes, especialmente pacientes con pruebas positivas para anticuerpos antinucleares. Los derrames reumatoides son frecuentes pero raras veces dolorosos.

 

TUMORES MALIGNOS

Mi mayor preocupación al atender a este paciente era evaluar la presencia de tumores malignos; Lo que más me preocupaba era el carcinoma metastásico (porque tenía un historial de tabaquismo de 40 paquetes por año) y el mesotelioma maligno.

 

Carcinoma de pulmón

La causa más común de dolor torácico y derrame  pleural  en este grupo de edad, especialmente en un paciente con antecedentes de tabaquismo intenso, es carcinoma metastásico de la pleura, con un sitio primario en el pulmón. Este paciente no tenía aparente tumor pulmonar, aunque un  adenocarcinoma periférico del pulmón puede ser difícil de identificar en un paciente con enfermedad pleuropulmonar compleja. El carcinoma de pulmón pseudomesoteliomatoso, un término utilizado para identificar un adenocarcinoma periférico que tiene características clínicas similares (y en ocasiones histológicas características) al mesotelioma maligno primario, puede ser descartado solo por biopsia1.

 

Mesotelioma maligno

El mesotelioma maligno casi siempre significa exposición al asbesto, 6,9,10 y otras causas de mesotelioma maligno son raras en comparación. Una fibra asbestiforme de origen natural llamada erionita se puede encontrar en la región de Anatolia de Turquía, y hay una alta incidencia de mesotelioma maligno entre las personas que viven en esa área.11 La contaminación de vermiculita por anfíboles (richterita y winchita) se ha asociado con un aumento incidencia anual de mesotelioma en Libby, Montana.12 En la literatura se han sugerido otras posibles causas contribuyentes, que incluyen inflamación crónica y cicatrización de la pleura, carcinógenos químicos y virus.13

Este paciente no pudo proporcionar antecedentes de exposición al asbesto. Es bien sabido que los pacientes con mesotelioma maligno pueden no proporcionar un historial claro de exposición al asbesto; el paciente puede ser incapaz de recordar las exposiciones (particularmente las que ocurrieron en el pasado distante), las exposiciones pueden haber ocurrido sin el conocimiento del paciente, 14 o el paciente puede tener una enfermedad idiopática que no está relacionada con la exposición al asbesto. Un historial ocupacional completo, con una evaluación de los riesgos asociados con cada tipo de trabajo, puede tener un valor predictivo más alto para la exposición al asbesto que el autoinforme.15 En pacientes que no parecen tener antecedentes de exposición al asbesto, el mesotelioma no debe ser descartado si hay otros síntomas y signos de la enfermedad.

Establecer el diagnóstico de mesotelioma puede resultar difícil. Es poco probable que el examen citológico del líquido pleural arroje un diagnóstico. Cuando hay engrosamiento pleural nodular, se puede realizar una biopsia con aguja fina para establecer el diagnóstico, pero hay solo un 25% de probabilidad de que la biopsia arroje un diagnóstico en presencia de un derrame no diagnóstico. La cirugía toracoscópica asistida por video (VATS) es el procedimiento diagnóstico de elección; da un diagnóstico en más del 90% de los casos. Algunos miembros del equipo de tratamiento de este paciente querían realizar una toracocentesis diagnóstica, pero yo estaba muy preocupado por un tumor pleural maligno y estaba a favor de realizar una biopsia con el uso de VATS.

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

TUMOR PLEURAL MALIGNO (MESOTELIOMA MALIGNO O ADENOCARCINOMA METASTÁSICO DE PULMÓN).

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

El procedimiento de diagnóstico que se realizó en este caso fue VATS. El cirujano encontró que la pleura parietal estaba moteada con nódulos blancos. Se obtuvieron dos nódulos para biopsia; el más grande tenía 8 mm de diámetro. El examen histopatológico de las muestras de biopsia mostró una neoplasia epitelioide maligna con diversas características histológicas que son diagnósticas de mesotelioma maligno difuso. En algunas áreas, el tumor se diseminó a través de una superficie serosa con micropapilas y características nucleares relativamente inocuas (Figura 3A), y en otras áreas, había estructuras tubuloglandulares que se infiltraban en la grasa (Figura 3B), estructuras glandulares complejas con hebras de células que se cruzaban (Figura 3C), células discohesivas (que no se adhieren entre sí ni forman estructuras) en el estroma mixoide (Figura 3D) y estructuras glomeruloides (Figura 3E).

 

 

 


FIGURA 3

Muestra de biopsia pleural (hematoxilina y eosina).

La muestra de biopsia pleural tiene varios patrones tumorales diferentes que son característicos del mesotelioma maligno difuso. En algunas áreas, el tumor se disemina a través de una superficie serosa con micropapilas y núcleos blandos (Panel A, área delineada). En otras áreas, hay núcleos blandos de tumor que se infiltran en la grasa (Panel B, flechas), estructuras glandulares complejas en el tumor (Panel C), células discohesivas en el estroma mixoide (Panel D) y estructuras glomeruloides (Panel E, área delineada ).

 

Aunque el diagnóstico de mesotelioma maligno fue sencillo en este caso, los patólogos a veces pueden encontrar dificultades para establecer el diagnóstico, especialmente para los mesoteliomas malignos desmoplásicos, que pueden simular pleuritis fibrosante crónica o placas benignas relacionadas con el amianto. Se puede utilizar tinción inmunohistoquímica y microscopía electrónica para confirmar el diagnóstico. En este caso, la tinción inmunohistoquímica de las células neoplásicas fue positiva para calretinina, antígeno del tumor de Wilms 1, D2-40 y citoqueratina 5/6 y fue negativa para factor de transcripción tiroideo 1 y napsina A. El examen citológico del líquido pleural no mostró células malignas, lo que confirma que VATS es más confiable para conducir a este diagnóstico.

La patogenia molecular del mesotelioma maligno aún no se ha definido por completo. A diferencia de la mayoría de los carcinomas, el mesotelioma maligno no se asocia con una mutación en el gen que codifica el supresor de tumores p53. Las deleciones cromosómicas son frecuentes, pero no se ha observado un patrón específico. Se han descrito anomalías en los genes BCL2 y BAX de la vía de la apoptosis y en el gen supresor de tumores NF216.

Algunos autores han enfatizado que la placa hialina pleural o la asbestosis parenquimatosa también deben estar presentes para que el asbesto sea considerado la causa del mesotelioma maligno. Sin embargo, la patogenia de la placa hialina pleural y la asbestosis parenquimatosa son diferentes de la patogenia del mesotelioma, y ​​la asociación de la placa hialina pleural y la asbestosis parenquimatosa con el mesotelioma es variable en la literatura.

DISCUSIÓN DE MANEJO

El paciente se presentó a la clínica de oncología después de que se estableció un diagnóstico de mesotelioma. En los estudios de imágenes y el examen toracoscópico, la enfermedad no pareció ser extensa. De acuerdo con el sistema de estadificación del Grupo de Interés Internacional sobre Mesotelioma, tenía mesotelioma en etapa II (de IV) (es decir, mesotelioma con afectación de las pleuras parietal y visceral e invasión del pulmón o el diafragma).

Manejo quirúrgico del mesotelioma

En el manejo de casos localizados de mesotelioma, se debe considerar la opción de cirugía radical, como una neumonectomía extrapleural. Este procedimiento implica la resección en bloque de las pleuras visceral y parietal, todo el pulmón, el diafragma ipsolateral y una porción del pericardio, así como la disección de los ganglios linfáticos mediastínicos. Los análisis retrospectivos muestran que la mediana de supervivencia entre los pacientes que se someten a cirugía es mayor que la mediana de supervivencia entre los pacientes que no se someten a cirugía (11 meses frente a 7 meses), 17 pero estos estudios tienen un fuerte sesgo de selección para los pacientes que son elegibles para la cirugía. . Está claro que la combinación de cirugía agresiva y quimioterapia, con radioterapia o sin esta, puede permitir un tiempo medio de supervivencia de aproximadamente 20 meses y una posibilidad de cura. 18 En una serie, hubo una tasa de supervivencia a 5 años del 46% entre los pacientes con mesotelioma epitelioide que no tenían células malignas en los márgenes de resección o ganglios linfáticos extrapleurales después del tratamiento19. Este paciente tenía características que lo convertían en un candidato favorable para resección, incluida la masa tumoral intratorácica limitada y la diseminación tumoral limitada en el tejido epitelial. Sin embargo, también tenía muchas otras afecciones que considerar, incluido el abuso previo de alcohol, el trastorno bipolar, la diabetes, la enfermedad de las arterias coronarias y una falta casi total de apoyo familiar y social. Por estas razones, no lo consideramos un candidato adecuado para la resección.


Quimioterapia para el mesotelioma

Los ensayos clínicos que comparan cisplatino como agente único con una combinación de cisplatino y un nuevo antifolato multidireccional (pemetrexed20 o raltitrexed21) muestran una prolongación significativa de la supervivencia entre los pacientes de los grupos de combinación. Sin embargo, pensamos que un régimen que contiene cisplatino en este paciente podría estar asociado con una tasa inaceptable de eventos adversos, y consideramos una opción asociada con menos efectos tóxicos. En un estudio no aleatorizado que comparó una combinación de carboplatino (un fármaco a base de platino menos tóxico) y pemetrexed con una combinación de cisplatino y pemetrexed, no hubo diferencias importantes entre los grupos en la tasa de respuesta (21,7% y 26,3%, respectivamente) y la tasa de supervivencia global a 1 año (64% y 63,1%, respectivamente) .22 Le ofrecimos el régimen de carboplatino y pemetrexed a este paciente; sin embargo, quería centrarse en paliar los síntomas potenciales sin el uso de quimioterapia y cumplimos sus deseos.

Dos años después de que el paciente recibió el diagnóstico de mesotelioma, el tumor ha progresado lentamente en los estudios de imágenes; su estado respiratorio ha empeorado lentamente, requiriendo el uso continuo de oxígeno suplementario; y su dolor se controla con narcóticos orales. Vive de forma independiente en casa, donde puede pasear a su perro y hacer viajes a la tienda. Tiene visitas de enfermería a domicilio y visitas de seguimiento regulares en la clínica de oncología para pacientes ambulatorios.

 

 

Sería interesante comentar sobre el valor de la cuantificación de fibra de amianto en un caso como este

Primero,  es importante obtener un historial completo de la posible exposición al asbesto. Las preguntas fundamentales para hacer incluyen: ¿Dónde ha vivido la persona, tanto de niño como de adulto? ¿Cuáles son sus aficiones? ¿Qué exposiciones ocupacionales pudieron haber ocurrido? En segundo lugar, en este caso,  el análisis de tejidos sería útil. El amianto puede estar presente en el medio ambiente, pero también es un componente de algunos productos. El análisis de tejidos puede detectar niveles de fibras de asbesto sin recubrimiento y cuerpos ferruginosos, y estos hallazgos podrían sugerir la fuente de exposición al asbesto en un paciente sin antecedentes conocidos de exposición. Los objetivos que recomendaría para la evaluación son el tejido pulmonar no tumoral y los ganglios linfáticos que drenan el pulmón.

 Existen limitaciones importantes para basar las inferencias etiológicas en los niveles de fibras de asbesto en el tejido pulmonar.6,23 Estas incluyen las tasas variables tasas de aclaramiento y disolución de los diferentes tipos de fibra, así como problemas relacionados con identificación basada en el tamaño de las fibras.24

 

DIAGNÓSTICO ANATÓMICO

MESOTELIOMA DIFUSOMALIGNO DE LA PLEURA.

 

 

Traducción de

Case 17-2014 — A 64-Year-Old Man with Chest Pain and a Pleural Effusion

Richard L. Kradin, M.D., Panos Fidias, M.D., Subba Digumarthy, M.D., and Eugene J. Mark, M.D.

N Engl J Med 2014; 370:2132-2140May 29, 2014DOI: 10.1056/NEJMcpc1400835

 

 

REFERENCES

1Harwood TR, Gracey DR, Yokoo H. Pseudomesotheliomatous carcinoma of the lung: a variant of peripheral lung cancer. Am J Clin Pathol 1976;65:159-167

Web of Science | Medline

2Price B, Ware A. Mesothelioma trends in the United States: an update based on Surveillance, Epidemiology, and End Results Program data for 1973 through 2003. Am J Epidemiol 2004;159:107-112

CrossRef | Web of Science | Medline

3Craighead JE. Epidemiology of mesothelioma and historical background. In: Tannapfel A, ed. Malignant mesothelioma. Berlin: Springer-Verlag, 2011:13-26.

4Mark EJ, Yokoi T. Absence of evidence for a significant background incidence of diffuse malignant mesothelioma apart from asbestos exposure. Ann N Y Acad Sci 1991;643:196-204

CrossRef | Web of Science | Medline

5Smith AH, Wright CC. Chrysotile asbestos is the main cause of pleural mesothelioma. Am J Ind Med 1996;30:252-266

CrossRef | Web of Science | Medline

6Welch LS. Asbestos exposure causes mesothelioma, but not this asbestos exposure: an amicus brief to the Michigan Supreme Court. Int J Occup Environ Health 2007;13:318-327

CrossRef | Web of Science | Medline

7Iwatsubo Y, Pairon JC, Archambault de Beaune C, Chamming's S, Bignon J, Brochard P. Pleural mesothelioma: a descriptive analysis based on a case-control study and mortality data in Ile de France, 1987-1990. Am J Ind Med 1994;26:77-88

CrossRef | Web of Science | Medline

8Rodelsperger K, Jockel KH, Pohlabeln H, Romer W, Woitowitz HJ. Asbestos and man-made vitreous fibers as risk factors for diffuse malignant mesothelioma: results from a German hospital-based case-control study. Am J Ind Med 2001;39:262-275

CrossRef | Web of Science | Medline

9Landrigan PJ. The third wave of asbestos disease: exposure to asbestos in place: public health control: introduction. Ann N Y Acad Sci 1991;643:xv-xvi

CrossRef | Medline

10Stayner L, Welch LS, Lemen R. The worldwide pandemic of asbestos-related diseases. Annu Rev Public Health 2013;34:205-216

CrossRef | Web of Science | Medline

11Rohl AN, Langer AM, Moncure G, Selikoff IJ, Fischbein A. Endemic pleural disease associated with exposure to mixed fibrous dust in Turkey. Science 1982;216:518-520

CrossRef | Web of Science | Medline

12Wylie A, Verkouteren J. Amphibole asbestos from Libby, Montana. Am Mineral 2000;85:1540-1542

Web of Science

13Peterson JT Jr, Greenberg SD, Buffler PA. Non-asbestos-related malignant mesothelioma: a review. Cancer 1984;54:951-960

CrossRef | Web of Science | Medline

14Goldberg S, Rey G, Luce D, et al. Possible effect of environmental exposure to asbestos on geographical variation in mesothelioma rates. Occup Environ Med 2010;67:417-421

CrossRef | Web of Science | Medline

15Hardt JS, Vermeulen R, Peters S, Kromhout H, McLaughlin JR, Demers PA. A comparison of exposure assessment approaches: lung cancer and occupational asbestos exposure in a population-based case-control study. Occup Environ Med 2014;71:282-288

CrossRef | Medline

16Fennell DA. Genetics and molecular biology of mesothelioma. In: Tannapfel A, ed. Malignant mesothelioma. Berlin: Springer-Verlag, 2011:149-67.

17Flores RM, Riedel E, Donington JS, et al. Frequency of use and predictors of cancer-directed surgery in the management of malignant pleural mesothelioma in a community-based (Surveillance, Epidemiology, and End Results [SEER]) population. J Thorac Oncol 2010;5:1649-1654

CrossRef | Medline

18Flores RM, Zakowski M, Venkatraman E, et al. Prognostic factors in the treatment of malignant pleural mesothelioma at a large tertiary referral center. J Thorac Oncol 2007;2:957-965

CrossRef | Web of Science | Medline

19Sugarbaker DJ, Flores RM, Jaklitsch MT, et al. Resection margins, extrapleural nodal status, and cell type determine postoperative long-term survival in trimodality therapy of malignant pleural mesothelioma: results in 183 patients. J Thorac Cardiovasc Surg 1999;117:54-65

CrossRef | Web of Science | Medline

20Vogelzang NJ, Rusthoven JJ, Symanowski J, et al. Phase III study of pemetrexed in combination with cisplatin versus cisplatin alone in patients with malignant pleural mesothelioma. J Clin Oncol 2003;21:2636-2644

CrossRef | Web of Science | Medline

21van Meerbeeck JP, Gaafar R, Manegold C, et al. Randomized phase III study of cisplatin with or without raltitrexed in patients with malignant pleural mesothelioma: an intergroup study of the European Organisation for Research and Treatment of Cancer Lung Cancer Group and the National Cancer Institute of Canada. J Clin Oncol 2005;23:6881-6889

CrossRef | Web of Science | Medline

22Santoro A, O'Brien ME, Stahel RA, et al. Pemetrexed plus cisplatin or pemetrexed plus carboplatin for chemonaïve patients with malignant pleural mesothelioma: results of the International Expanded Access Program. J Thorac Oncol 2008;3:756-763

CrossRef | Web of Science | Medline

23Baker DB. Limitations in drawing etiologic inferences based on measurement of asbestos fibers from lung tissue. Ann N Y Acad Sci 1991;643:61-70

CrossRef | Web of Science | Medline

24Roggli VL, Pratt PC, Brody AR. Analysis of tissue mineral fiber content. In: Roggli VL, Greenberg DS, Pratt PC, eds. Pathology of asbestos-associated diseases. Boston: Little Brown, 1992:299-345.

VARÓN DE 52 AÑOS CON CÁNCER E HIPOXEMIA AGUDA

$
0
0

 Un hombre de 52 años fue evaluado con urgencia debido a una hipoxemia que se presentó el quinto día que estuvo en este hospital por sospecha de cáncer.

 

El paciente había estado en su estado de salud habitual hasta 2 meses antes de su presentación en este hospital, cuando desarrolló un dolor en el lado derecho de la espalda. El dolor comenzó gradualmente después de que el paciente había movido muebles pesados, empeoraba con la actividad y la tos, a veces se irradiaba por la parte posterior del brazo derecho hasta el codo y ocasionalmente lo despertaba del sueño. Durante los siguientes 2 meses, el dolor aumentba y disminuía. Se prescribieron hielo, ibuprofeno, naproxeno, ciclobenzaprina y fisioterapia, sin mejoría.

 

Un día antes de la presentación en este hospital, el paciente fue visto en su clínica de atención primaria porque la severidad del dolor de espalda había aumentado y se había desarrollado entumecimiento y debilidad de la mano derecha. La radiografía de columna cervical y torácica reveló espondilolistesis, cambios degenerativos y una deformidad en cuña anterior del cuerpo vertebral T9 de duración indeterminada. Al día siguiente, después de que se revisaron los resultados de las imágenes, el paciente fue remitido al departamento de emergencias de este hospital para una evaluación adicional.

 

En el servicio de urgencias, el paciente refirió dolor intenso, agudo y ardor en el hombro derecho, tríceps y espalda alta y media. También notó fatiga y aumento de la frecuencia urinaria. Tenía antecedentes de hipertensión, dislipidemia, obesidad e hipertiroidismo. Los medicamentos incluían amlodipina, metoprolol, topiramato, ranitidina, ibuprofeno y naproxeno. Los cacahuetes y el látex le provocaban  urticaria. Varios familiares tenían hipertensión y diabetes mellitus. El paciente trabajaba en seguridad y no consumía alcohol, tabaco ni sustancias ilícitas. Se identificó como negro y testigo de Jehová; afirmó que recibir transfusiones de sangre era incompatible con sus creencias.

 

En el examen, la temperatura era de 37,1 ° C, la frecuencia cardíaca de 95 latidos por minuto, la presión arterial de 162/88 mm Hg, la frecuencia respiratoria de 19 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 99% mientras el paciente respiraba aire ambiente. Los músculos paravertebrales estaban sensibles, más en el lado derecho que en el izquierdo. La fuerza era  4 de 5 cuando el paciente extendía el hombro derecho y cuando apretaba los dedos del examinador con la mano derecha. La elevación de la pierna estirada fue normal bilateralmente. Se administró acetaminofén, ibuprofeno, oxicodona, diazepam y lidocaína transdérmica por vía oral, y el paciente fue observado durante la noche en el servicio de urgencias. A la mañana siguiente, el dolor persistió; Se realizó una resonancia magnética (IRM).

La resonancia magnética de la columna ( Figura 1A, 1B y 1C ), realizada antes y después de la administración de gadolinio intravenoso, reveló una masa realzada que reemplaza la médula ósea que afecta la cara posterior derecha del cuerpo vertebral T1, con estenosis severa resultante del canal espinal y foramen neural derecho. La señal de la médula ósea era difusamente heterogénea y había deformidades por compresión leves de múltiples cuerpos vertebrales torácicos, incluida la T9, como se observa en la radiografía.

La tomografía computarizada (TC) de tórax, abdomen y pelvis ( Figura 1D ), realizada luego de la administración de contraste intravenoso, confirmó la lesión lítica en T1 y las deformidades por compresión de múltiples cuerpos vertebrales torácicos. Se identificaron múltiples lesiones esqueléticas osteolíticas pequeñas. No hubo evidencia de otras lesiones masivas o adenopatías.

 


Figura 1. Imágenes por resonancia magnética de columna cervical, torácica, y  lumbar se realizó en el segundo hospital día.

Una imagen sagital ponderada en T2 de columna cervical (Panel A), una imagen sagital ponderada en T1 de la columna torácica con saturación de grasa obtenida después de la administración de gadolinio intravenoso (Panel B), y una imagen axial ponderada en T1 del cuerpo vertebral T1 obtenida después de la administración de gadolinio intravenoso (Panel C) muestra una lesión destructiva que reemplaza la médula ósea que involucra el cuerpo vertebral T1 y los elementos posteriores (flechas blancas). La señal de la médula ósea es difusamente heterogénea, y múltiples cuerpos vertebrales torácicos muestran deformidades superiores por compresión de la placa terminal (Panel B, flechas negras). Hay estenosis espinal severa y desplazamiento hacia la izquierda de la médula espinal (Panel C, punta de flecha), resultante de la extensión epidural de la masa. La tomografía computarizada de tórax, abdomen y pelvis se realizó al tercer día de hospitalización. Una imagen sagital de la columna torácica obtenida después de la administración de material de contraste intravenoso (Panel D) muestra la lesión destructiva que involucra el cuerpo vertebral  de T1 (flecha blanca), colapso parcial de la placa terminal superior de múltiples cuerpos vertebrales (flechas negras), y lesiones líticas difusas pequeñas y redondas en múltiples cuerpos vertebrales y el esternón (puntas de flecha), así como esteatosis  hepática incidental (asterisco). La radiografía de tórax se realizó en el quinto día de hospitalización, el día de la evaluación actual. La radiografía (Panel E) muestra volúmenes pulmonares bajos pero pulmones limpios.

 

El nivel de calcio en sangre fue de 19,7 mg por decilitro ( rango de referencia, de 8,5 a 10,5 mg por decilitro). La brecha aniónica, el recuento de plaquetas, la velocidad de sedimentación globular y el análisis de orina fueron normales, al igual que los niveles sanguíneos de magnesio, alanina aminotransferasa, aspartato aminotransferasa, bilirrubina total, bilirrubina directa, proteína total, albúmina, globulina, lactato deshidrogenasa, tirotropina y  antígeno prostático específico; otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 . Se obtuvieron muestras de suero y orina para electroforesis e inmunofijación de proteínas y se obtuvo otra muestra de suero para analizar cadenas ligeras libres kappa y lambda. Se obtuvieron estudios de imágenes adicionales.

 

 

 



Tabla 1.

Datos de laboratorio.

 

El paciente fue admitido en el hospital el segundo día de hospitalización; se sospechó un diagnóstico de cáncer. En el examen, parecía fatigado e incómodo y tenía un estado afectivo plano. Había disminución de la sensibilidad de las yemas del segundo y tercer dedo de la mano derecha; el resto del examen normal. Se administró acetaminofeno oral, calcitonina subcutánea y solución de Ringer lactato intravenosa, hidromorfona, diazepam y ácido zoledrónico. Durante la noche, el paciente se volvió cada vez más somnoliento y la saturación de oxígeno disminuyó al 91%.

 

A la mañana siguiente, al tercer día de hospitalización, la auscultación de los pulmones reveló crepitantes bibasilares. Los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 . Se administró oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a una velocidad de 2 litros por minuto y la saturación de oxígeno aumentó al 94%. Se suspendió la solución de Ringer lactato y ácido zoledrónico, y se comenzó con solución salina normal intravenosa, furosemida y dexametasona.

 

Al cuarto día de hospitalización se realizó una biopsia de médula ósea guiada por TC. Posteriormente, se notó leve de edema en las piernas. El examen del sedimento urinario reveló cristales en forma de barril y una muestra de orina de 24 horas contenía más de 5 g de proteína; otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Una muestra de heces resultó negativa para guayaco. Se administraron colecalciferol oral y rasburicasa intravenosa.

 

Temprano a la mañana siguiente, en el quinto día de hospitalización, la saturación de oxígeno disminuyó al 86%, sin dificultad para respirar. La tasa de administración de oxígeno suplementario se incrementó a 6 litros por minuto, pero la saturación de oxígeno no aumentó. La temperatura era de 37,2 ° C, la frecuencia cardíaca de 81 latidos por minuto, la presión arterial de 126/75 mm Hg y la frecuencia respiratoria de 18 respiraciones por minuto. La auscultación del corazón y los pulmones era normal. Se administró furosemida por vía intravenosa y se realizó una radiografía de tórax que mostró volúmenes pulmonares bajos y, por lo demás, pulmones limpios ( Figura 1E ).

 

Dos horas después, se administró oxigenoterapia de alto flujo a través de una cánula nasal (velocidad, 60 litros por minuto; fracción de oxígeno inspirado [F io 2 ], 1,0); la saturación de oxígeno se mantuvo sin cambios. Los niveles sanguíneos de lactato, troponina T y péptido natriurético de tipo N-terminal pro-B eran normales; otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

 

Se hizo un diagnóstico.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Este hombre de 52 años con dolor de espalda fue ingresado en el hospital luego de que se identificara una masa vertebral, múltiples lesiones líticas óseas e hipercalcemia severa y se sospechara un diagnóstico de cáncer. Al quinto día de hospitalización, la saturación de oxígeno medida mediante pulsioximetría disminuyó de forma vertiginosa.

 

Las causas de la hipoxemia se clasifican típicamente de acuerdo con el mecanismo subyacente: disminución de Fio 2 , hipoventilación, difusión alterada, desajuste ventilación-perfusión y shunt. Este marco es útil para comprender la fisiopatología, pero por dos razones a menudo no es útil en la evaluación inicial de un paciente con hipoxemia aguda. Primero, la mayoría de las causas posibles se incluyen en las dos últimas categorías. En segundo lugar, la categorización requiere el conocimiento de la diferencia entre la presión parcial de oxígeno alveolar y arterial, conocida como gradiente alveolar-arterial, un valor que generalmente no está disponible de inmediato para el médico. 1Al lado de la cama, es más práctico un enfoque paso a paso que identifica rápidamente los hallazgos que alteran el manejo inmediato y restringe el diagnóstico diferencial ( Figura 2 ).

 


Figura 2. Abordaje de la evaluación de un paciente con disminución de la saturación de oxígeno en la pulsioximetría.

Una evaluación paso a paso puede ayudar a los médicos a reducir rápidamente el diagnóstico diferencial en pacientes hospitalizados con un diagnóstico de disminución nueva o progresiva de la saturación de oxígeno obtenida mediante pulsioximetría (SpO2). FIO2 denota la fracción de oxígeno inspirado y Saturación de oxígeno SaO2 obtenida mediante análisis de gases en sangre arterial.

 

HIPOXEMIA

El primer paso en la evaluación y el tratamiento de este paciente con una disminución aguda de la saturación de oxígeno es determinar si se necesita un mayor nivel de atención o soporte ventilatorio. ¿Puede el paciente proteger sus vías respiratorias, con conciencia, reflejos, coordinación y fuerza intactos para mantener la permeabilidad de las vías respiratorias a pesar de una obstrucción potencial o inminente, como secreciones, vómitos, edema tisular, sangre o un cuerpo extraño? ¿Tiene fatiga respiratoria rápidamente progresiva o un requerimiento creciente de oxígeno? ¿Tiene una afección subyacente, como enfermedad pulmonar obstructiva grave o enfermedad pulmonar parenquimatosa difusa, o tiene una mecánica respiratoria deteriorada debido a ascitis masiva o debilidad neuromuscular, afecciones que podrían estar limitando su reserva fisiológica?

 

El paciente se veía bien y no tenía vulnerabilidad respiratoria preexistente. Una advertencia a esta evaluación es que la pigmentación de la piel puede haber limitado la detección de cianosis, que puede ser sutil en pacientes con piel oscura. 2 En tales pacientes, se debe prestar especial atención a las membranas mucosas, incluidas las encías, los labios y la conjuntiva, donde puede haber un tono grisáceo en un estado cianótico. 3

 

Los siguientes pasos son evaluar los signos de obstrucción de las vías respiratorias superiores, como estridor, hinchazón de los labios o la lengua, o la incapacidad para manejar las secreciones, y evaluar el tórax mediante un examen físico, una radiografía de tórax junto a la cama y una ecografía bedside, si está disponible. Este paciente no presentaba signos de obstrucción de las vías respiratorias superiores, tenía un examen pulmonar normal y una radiografía de tórax sin complicaciones; estos hallazgos hacen que la enfermedad parenquimatosa o pleural primaria sea poco probable.

 

BAJA SATURACIÓN DE OXÍGENO Y PULMONES LIMPIOS

Ahora que se han descartado rápidamente varias causas posibles de la hipoxemia de este paciente, la representación del problema se puede destilar a un paciente con baja saturación de oxígeno en el contexto de campos pulmonares limpios. Luego, el diagnóstico diferencial puede reducirse aún más sobre la base de los resultados de dos maniobras de diagnóstico al lado de la cama: aumentar la F io 2 y realizar un análisis de gases en sangre arterial. El aumento de la F io 2 no afectó las lecturas del paciente en la oximetría de pulso, que fueron sorprendentemente invariables al 86%. Las mediciones de gases en sangre arterial se muestran en la Tabla 1 .

 

EMBOLIA PULMONAR

¿Podría este paciente tener una embolia pulmonar? Tiene un riesgo elevado debido a inmovilización debido a fractura patológica, sospecha de cáncer y estado de internación; los dos últimos factores hacen que las reglas de decisión clínica sean menos útiles y hacen que el nivel elevado de dímero d no sea ​​específico. 4,5El paciente tiene anemia y las transfusiones de sangre son incompatibles con sus creencias religiosas; estas características aumentan el riesgo de daño asociado con el inicio empírico de la anticoagulación. Además, tiene una lesión renal aguda y la angiografía pulmonar por TC se asocia con un riesgo de nefropatía inducida por contraste. La exploración de ventilación-perfusión no está disponible en caso de emergencia, y el nivel de oxígeno suplementario que se administra impediría una exploración de ventilación-perfusión en este hospital. La ausencia de hipotensión, taquicardia y un cambio en la saturación de oxígeno en respuesta al aumento de la F io 2 argumenta en contra, pero de ninguna manera descarta, la tromboembolia venosa. 6 Dados los daños potenciales asociados con la evaluación y el tratamiento y la incertidumbre que rodea al diagnóstico, es razonable mantener la embolia pulmonar en el diagnóstico diferencial mientras se buscan otras posibles causas.

 

HIPOVENTILACIÓN

La hipoventilación suele ser clínicamente evidente sobre la base de una frecuencia respiratoria o volumen corriente bajos. Además, la hipoxemia causada por hipoventilación cedería con la administración de oxígeno suplementario y se asociaría con un gradiente alveolar-arterial normal, y ninguna de estas características se observó en este paciente.

 

GRADIENTE DE SATURACIÓN DE OXÍGENO

El siguiente paso en la evaluación de la hipoxemia de este paciente es determinar si existe un gap de saturación de oxígeno, definido como una diferencia de más de 5 puntos porcentuales entre la saturación de oxígeno obtenida mediante pulsioximetría (Sp o 2 ) y la saturación de oxígeno. obtenido mediante análisis de gases en sangre arterial (Sa o 2 ). 7 En este caso, la Sp o 2 fue del 86% y la presión parcial arterial de oxígeno fue de 200 mm Hg, que en una curva estándar de disociación oxígeno-hemoglobina con una temperatura de 37 ° C y un pH de 7,4 se correlaciona con una Sa o 2 de 99,2%; la  Sa o 2 es a menudo informada por el  laboratorio  junto con los resultados de los gases en sangre arterial. 8 Por lo tanto, existe una brecha de saturación de oxígeno.

 

SHUNT

En presencia de una derivación de derecha a izquierda, la hipoxemia es causada por sangre que no participa en el intercambio de gases antes de ingresar a la circulación sistémica. Las atelectasias masivas o los procesos que conducen a un llenado alveolar, como el síndrome de dificultad respiratoria aguda, pueden provocar  un shunt. Sin embargo, el diagnóstico diferencial de las derivaciones intrapulmonares en el contexto de pulmones limpios se limita a las condiciones asociadas con conexiones arteriovenosas anómalas, que pueden ser fisiológicas, como resultado de vasodilatación, como en el síndrome hepatopulmonar, o pueden ser anatómicas, como resultado de malformaciones arteriovenosas, como en telangiectasia hemorrágica hereditaria. Sin embargo, este paciente no tiene evidencia de ninguna de estas condiciones y ninguna se manifestaría de manera tan aguda.

 

Una derivación intracardíaca aguda de derecha a izquierda en un adulto sin cardiopatía estructural conocida puede ocurrir cuando hay un defecto previamente no reconocido, como un foramen oval permeable, y una causa de presiones recientemente elevadas en el lado derecho del corazón, como como una embolia pulmonar. 9 En este caso, no hay razón para sospechar una resistencia vascular pulmonar elevada por enfermedad pulmonar subyacente o hipertensión pulmonar preexistente. En ausencia de gradientes de presión marcadamente elevados, la derivación intracardíaca transitoria de derecha a izquierda puede deberse a una derivación anatómica interauricular. 10 Sin embargo, estos procesos no causarían una brecha de saturación de oxígeno, ya que no están asociados con factores que interfieran con la medición de Sp o 2 o Sao 2 .

 

ARTEFACTO

La oximetría de pulso implica hacer brillar dos longitudes de onda de luz, roja e infrarroja, a través del tejido periférico que tiene un lecho vascular pulsátil, como la yema del dedo o el lóbulo de la oreja. Las dos formas principales de hemoglobina, desoxihemoglobina y oxihemoglobina, absorben la luz de manera diferente en estas dos longitudes de onda; la desoxihemoglobina absorbe más luz roja y la oxihemoglobina absorbe más luz infrarroja. La medición de los cambios en la absorción de luz durante cada ciclo cardíaco permite generar una relación ( R) de luz roja a luz infrarroja absorbida por el compartimento arterial. Esta proporción adimensional, que representa efectivamente la proporción de desoxihemoglobina a oxihemoglobina, se convierte en una medida de saturación de oxígeno con el uso de una curva calibrada que se ha derivado empíricamente de las proporciones en voluntarios sanos con saturaciones de oxígeno verificadas de forma independiente e inducidas experimentalmente entre 100% y 70 %. 11

 

Si un paciente carece de flujo pulsátil suficiente en el punto de medición, ya sea por vasoconstricción o por mala perfusión, la Sp o 2 puede ser inexacta. Además, la administración de colorantes médicos que absorben la luz roja o infrarroja, como el azul de metileno, el verde de indocianina o el índigo carmín, pueden interferir con las mediciones de Sp o 2 y provocar una brecha de saturación de oxígeno. 12 Las manos de este paciente estaban bien perfundidas y no se le habían administrado colorantes; por lo tanto, se pueden descartar resultados artificiales en la oximetría de pulso.

 

DISHEMOGLOBINEMIA

Tres variantes anormales de hemoglobina (carboxihemoglobina, sulfhemoglobina y metahemoglobina) absorben tanto la luz roja como la infrarroja, lo que interfiere con las mediciones de Sp o 2 y conduce a una brecha de saturación de oxígeno. 7La carboxihemoglobinemia requiere exposición al monóxido de carbono, que es muy poco probable que ocurra en el hospital. La sulfhemoglobinemia puede ser causada por la exposición a sulfuro hidrogenado en productos químicos como soluciones de limpieza y, en casos raros, puede ser un efecto secundario de ciertos medicamentos, como metoclopramida, sulfonamidas, nitratos y dapsona, muchos de los cuales también causarían metahemoglobinemia. Este paciente no tenía exposición conocida a ninguno de estos agentes, pero había recibido rasburicasa, un medicamento que se sabe que causa metahemoglobinemia, particularmente en el contexto de deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PD).

 

METAHEMOGLOBINEMIA Y DEFICIENCIA DE G6PD

Aunque se puede desarrollar metahemoglobinemia después de la administración de rasburicasa en pacientes sin deficiencia de G6PD, los pacientes con deficiencia de G6PD tienen un riesgo elevado de hemólisis y metahemoglobinemia como resultado del uso de este fármaco. Como tal, la Administración de Drogas y Alimentos recomienda que los niveles de G6PD se midan antes de la administración de rasburicase. 13 La prevalencia de la deficiencia de G6PD es alta entre los hombres negros. 14 Además, la administración de azul de metileno en pacientes con deficiencia de G6PD puede inducir hemólisis y paradójicamente empeorar la metahemoglobinemia. 15 Por lo tanto, después de que mis colegas y yo evaluamos a este paciente, consideramos que la metahemoglobinemia inducida por rasburicasa en el contexto de deficiencia de G6PD era el diagnóstico más probable en este caso.

 

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

METAHEMOGLOBINEMIA INDUCIDA POR RASBURICASA EN EL CONTEXTO DE DEFICIENCIA DE GLUCOSA-6-FOSFATO DESHIDROGENASA.

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

La oxihemoglobina, desoxihemoglobina, carboxihemoglobina y metahemoglobina tienen espectros de absorbancia característicos y sus concentraciones se pueden medir en la mayoría de los instrumentos de gasometría con el uso de CO-oximetría. Después de medir la absorbancia en varias longitudes de onda de luz, las concentraciones de estos derivados de hemoglobina se pueden determinar con el uso de la ley de Beer-Lambert; la suma de sus concentraciones es igual a la concentración total de hemoglobina.

 

La metahemoglobina es una forma de hemoglobina en la que el hierro hemo se oxida del estado ferroso al estado férrico y no puede unirse al oxígeno; Además, las subunidades restantes de hemoglobina se unen al oxígeno con mayor fuerza, desplazando la curva de disociación oxígeno-hemoglobina hacia la izquierda y disminuyendo aún más el suministro de oxígeno a los tejidos. En este paciente, se encontró que la concentración de metahemoglobina medida en la muestra enviada para el análisis de gases en sangre arterial en el quinto día de hospitalización era elevada, lo que representa el 7,4% (rango de referencia, 0,0 a 1,5) de la concentración total de hemoglobina.

 


Figura 3. Frotis de sangre periférica.

Un frotis de sangre periférica muestra "células mordidas" (“bite cells”) (amarillo flechas), que se forman cuando la hemoglobina oxidada precipita dentro de los glóbulos rojos y una porción de la célula es eliminada ("mordida") por el bazo, así como glóbulos rojos jóvenes policromatofílicos con punteado basófilo (flechas blancas).

 

 

El examen de un frotis de sangre periférica ( Figura 3 ) reveló numerosas "células mordidas", que se forman cuando la hemoglobina oxidada se precipita dentro de los glóbulos rojos y una parte de la célula se extrae ("arranca") por el bazo, lo que finalmente resulta en la eliminación de todo el glóbulo rojo. Un hallazgo relacionado con la tinción histoquímica es la presencia de cuerpos de Heinz. 16 La causa más común de células de mordidas es la deficiencia de G6PD.

 

La prueba de la actividad de G6PD se realiza mediante la medición espectrofotométrica de la producción de NADPH en los glóbulos rojos cuando se proporciona glucosa 6-fosfato como sustrato. En este paciente, el nivel fue de 0,6 U por gramo de hemoglobina (rango de referencia, 8,8 a 13,4), lo que confirma el diagnóstico de deficiencia de G6PD. En retrospectiva, el nivel de G6PD del paciente debería haberse verificado antes de la administración de rasburicasa, un punto de enseñanza central en este caso.

 


Figura 4. Figura 4. Efecto del estrés oxidativo sobre la hemoglobina y efectos metabólicos de la glucosa-6-fosfato deshidrogenasa.

El panel A muestra el efecto del estrés oxidativo sobre la hemoglobina. Cuando el tetrámero de hemoglobina (cuatro partes estructura roja) está expuesta a estrés oxidantes, se oxida (cuatro partes estructura roja con puntos amarillos) y su hierro ferroso (Fe2 +) se oxida a hierro férrico (Fe3 +). NADH metahemoglobina reductasa y NADPH metahemoglobina reductasa reducen el Fe3 + al estado de Fe2 +, y luego el glutatión (GSH) reduce la hemoglobina oxidada a la forma nativa. GSH también reduce directamente el estrés oxidativo moléculas, como H2O2 y O2 -. Panel B muestra los efectos metabólicos del fosfato de glucosa6 deshidrogenasa (G6PD). G6PD transfiere dos electrones y un hidrógeno de la glucosa 6fosfato a NADP +, produciendo 6phosphogluconoδlactone y NADPH; también se genera un protón libre (H +). Después,la GSH reductasa transfiere electrones al disulfuro de GSH (GSSG) para reducirlo a GSH. A su vez, GSH sirve como donante de electrones para múltiples otras reacciones, lo que ayuda a reducir el estrés oxidativo moléculas (como se muestra para H2O2 a través de GSH peroxidasa) o proteínas (ya sea directamente o mediante reductasas específicas, como se muestra para la hemoglobina en el Panel A).

 

 

 

La hemoglobina de los glóbulos rojos está continuamente sujeta a estrés oxidativo debido a la exposición a altas concentraciones de oxígeno y otros oxidantes. Para mitigar los efectos del estrés oxidativo sobre los componentes de hierro y proteínas de la hemoglobina, se han desarrollado mecanismos reductores en los glóbulos rojos ( Figura 4A ). G6PD es parte integral de estos mecanismos reductores porque genera NADPH ( Figura 4B), que apoya dos funciones antioxidantes principales. Primero, NADPH produce glutatión, el principal agente reductor de los glóbulos rojos. El glutatión inactiva directamente las moléculas oxidantes como el peróxido de hidrógeno y revierte el daño oxidativo a la proteína de la hemoglobina. En respuesta al estrés oxidativo, la G6PD puede aumentar notablemente la producción de glutatión, pero esta respuesta disminuye en los glóbulos rojos deficientes en G6PD. 17,18En segundo lugar, NADPH es necesario para la función de NADPH metahemoglobina reductasa, una enzima que representa aproximadamente el 6% de la actividad de reducción total de metahemoglobina. Esta enzima también reduce el azul de metileno a azul de leucotileno, que sirve como donante de electrones en la conversión no enzimática de hierro férrico en hierro ferroso; este es el mecanismo principal por el cual el azul de metileno reduce la metahemoglobina. Debido a las importantes funciones que desempeña la G6PD en estos procesos antioxidantes, la deficiencia de G6PD puede aumentar modestamente la gravedad de la metahemoglobinemia y limitar la capacidad del azul de metileno para tratar la metahemoglobinemia. 19,20

 

La deficiencia de G6PD es clínicamente heterogénea y la Organización Mundial de la Salud ha creado un esquema de clasificación útil. 21 La deficiencia de G6PD de clase III, que estaba presente en este paciente, se asocia con una vida media enzimática de 13 días, actividad enzimática que típicamente es del 10 al 60% del nivel normal y hemólisis intermitente; Los estímulos que se sabe que precipitan ataques hemolíticos incluyen infecciones, alimentos, hipoxemia, inflamación y ciertos fármacos con alto potencial oxidativo. Uno de esos fármacos es la rasburicasa, que se administró a este paciente. La rasburicasa convierte el ácido úrico en alantoína y grandes cantidades de peróxido de hidrógeno. En pacientes con deficiencia de G6PD, el estrés oxidativo del peróxido de hidrógeno aumenta la oxidación del hierro y las proteínas, lo que resulta en metahemoglobinemia y hemólisis.

 

DIAGNÓSTICOS PATOLÓGICOS

METAHEMOGLOBINEMIA.

 

DEFICIENCIA DE GLUCOSA-6-FOSFATO DESHIDROGENASA.

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

El tratamiento agudo de la crisis hemolítica en un paciente con deficiencia de G6PD implica la interrupción del agente precipitante y por lo general implica la transfusión de glóbulos rojos. Sin embargo, las creencias religiosas de este paciente impedían la transfusión. Las alternativas a la transfusión incluyen la aceleración de la producción de glóbulos rojos con agentes estimulantes de la eritropoyesis y hierro intravenoso. Aunque el uso de transportadores de oxígeno de origen bovino y basados ​​en hemoglobina sigue siendo controvertido, se podría presentar una nueva solicitud de fármaco en investigación específica para el paciente. Finalmente, el nuevo medicamento luspatercept 22,23 puede tener un papel en futuros casos.

 

El manejo de la metahemoglobinemia supuso un desafío adicional en este paciente. Debido a que el azul de metileno es ineficaz en pacientes con deficiencia de G6PD e incluso puede empeorar la hemólisis, la vitamina C puede administrarse como fuente de actividad reductora (aunque mucho menos activa).

 

La educación de pacientes y médicos es fundamental para el tratamiento a largo plazo de la deficiencia de G6PD. Los sistemas electrónicos de apoyo a la toma de decisiones clínicas basados ​​en registros médicos pueden alertar a los médicos sobre los posibles efectos adversos de los medicamentos, 24 y se puede hacer referencia a los sitios web al recetar medicamentos. La disponibilidad de pruebas rápidas de actividad de G6PD mejoraría la calidad y seguridad de la atención médica al facilitar el diagnóstico de deficiencia de G6PD cuando se considere la administración urgente de un fármaco con alto potencial oxidativo, como la rasburicasa.

 

Además de tener hemólisis y metahemoglobinemia, este paciente tenía lesión renal aguda multifactorial progresiva debido a hipercalcemia severa, exposición a material de contraste intravenoso, uso reciente de fármacos antiinflamatorios no esteroideos y la presencia de lo que finalmente se demostró que era una paraproteína lambda IgA,  un hallazgo compatible con mieloma múltiple. Con múltiples lesiones osteolíticas en las imágenes y niveles normales de hormona paratiroidea, vitamina D y péptido relacionado con la hormona paratiroidea, la hipercalcemia relacionada con el cáncer se debió a osteólisis. La hipercalcemia disminuyó con la administración de líquidos intravenosos para restaurar el volumen extracelular, bifosfonato (con la dosis basada en la tasa de filtración glomerular estimada) para inhibir la actividad de los osteoclastos,26,27

 

En pacientes con mieloma, la lesión renal puede deberse a una lesión glomerular mediada por inmunoglobulinas (p. Ej., Amiloidosis o enfermedad por depósito monoclonal) o a una lesión tubular aguda mediada por cadenas ligeras o nefropatía por cilindros. 28 El tipo de proteinuria puede indicar el mecanismo de la lesión. La muestra de orina de 24 horas de este paciente contenía 5 g de proteína total, con albuminuria mínima. La ausencia de albuminuria es un argumento en contra de la lesión glomerular y la marcada elevación de la proteína total sugiere la presencia de cadenas ligeras, que aumentan el riesgo de lesión tubular. La hidratación y el tratamiento del cáncer subyacente generalmente conducen a una mejor función renal. 29

 

El síndrome de lisis tumoral con obstrucción por cristales de ácido úrico es una posible causa de daño renal en pacientes con tumores con una tasa de proliferación alta, una gran carga tumoral o una alta sensibilidad a la terapia citotóxica. Este paciente tenía un nivel de ácido úrico moderadamente elevado y cristales de ácido úrico en el sedimento urinario, pero ninguno de los hallazgos sería inusual en el contexto de una lesión renal aguda o depleción de volumen. 30 Los niveles normales de potasio, fósforo y lactato deshidrogenasa hicieron poco probable el síndrome de lisis tumoral. 31

 

Finalmente, este paciente tenía una hemólisis intravascular grave, una causa poco frecuente de lesión renal. El exceso de hemoglobina libre excede la capacidad de unión de la haptoglobina, lo que lleva a dímeros de hemoglobina lo suficientemente pequeños como para ser filtrados por el glomérulo. La lesión renal se debe a la obstrucción por cilindros de hemoglobina y a la citotoxicidad directa de la hemoglobina a las células del túbulo proximal. El pronóstico a largo plazo de la lesión renal aguda mediada por hemólisis suele ser favorable con el tratamiento de la causa subyacente. 32

 

Aunque este paciente tenía anemia severa, su condición finalmente mejoró después de la administración de eritropoyetina, hierro intravenoso y vitamina C. La hipercalcemia y la hemólisis disminuyeron y la función renal se normalizó. La biopsia de médula ósea reveló mieloma múltiple IgA lambda de alto riesgo, estadio II del International Staging System. El paciente recibió radioterapia y quimioterapia con lenalidomida, bortezomib y dexametasona. Nueve meses después, se sometió a un autotrasplante de células madre sin sangre y comenzó la terapia de mantenimiento con lenalidomida y bortezomib. La biopsia repetida de médula ósea no reveló evidencia de enfermedad residual.

 

DIAGNÓSTICOS FINALES

METAHEMOGLOBINEMIA INDUCIDA POR RASBURICASA EN EL CONTEXTO DE DEFICIENCIA DE GLUCOSA-6-FOSFATO DESHIDROGENASA.

 

MIELOMA MÚLTIPLE IGA LAMBDA.

 

Traducción de:

 A 52-Year-Old Man with Cancer and Acute Hypoxemia

Lucas X. Marinacci, M.D., F. Joseph Simeone, M.D., Andrew L. Lundquist, M.D., Ph.D., David J. Kuter, M.D., D.Phil., and Grace K. Mahowald, M.D., Ph.D.

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2004991

 

 

 

References

1. Sarkar M, Niranjan N, Banyal PK.

Mechanisms of hypoxemia. Lung India

2017; 34: 47-60.

2. Andrews M, Boyle J. Transcultural

concepts in nursing care. Philadelphia:

Wolters Kluwer, 1996.

3. Loscalzo J. Hypoxia and cyanosis. In:

Jameson J, Fauci A, Kasper D, Hauser S,

Longo D, Loscalzo J, eds. Harrison’s principles

of internal medicine, 20th ed. New

York: McGraw-Hill Education, 2018.

4. Bass AR, Fields KG, Goto R, Turissini

G, Dey S, Russell LA. Clinical decision

rules for pulmonary embolism in hospitalized

patients: a systematic literature

review and meta-analysis. Thromb Haemost

2017; 117: 2176-85.

5. Douma RA, van Sluis GL, Kamphuisen

PW, et al. Clinical decision rule and Ddimer

have lower clinical utility to exclude

pulmonary embolism in cancer

patients: explanations and potential ameliorations.

Thromb Haemost 2010; 104:

831-6.

6. Huet Y, Lemaire F, Brun-Buisson C,

et al. Hypoxemia in acute pulmonary embolism.

Chest 1985; 88: 829-36.

7. Akhtar J, Johnston BD, Krenzelok EP.

Mind the gap. J Emerg Med 2007; 33: 131-2.

8. Severinghaus JW. Simple, accurate

equations for human blood O2 dissociation

computations. J Appl Physiol Respir

Environ Exerc Physiol 1979; 46: 599-602.

9. De Vecchis R, Baldi C, Ariano C.

Platypnea-orthodeoxia syndrome: multiple

pathophysiological interpretations of

a clinical picture primarily consisting of

orthostatic dyspnea. J Clin Med 2016; 5: 85.

10. Berger JP, Raveendran G, Ingbar DH,

Bhargava M. Hypoxia: an unusual cause

with specific treatment. Case Rep Pulmonol

2015; 2015: 956341.

11. Chan ED, Chan MM, Chan MM. Pulse

oximetry: understanding its basic principles

facilitates appreciation of its limitations.

Respir Med 2013; 107: 789-99.

12. Barker SJ, Curry J, Redford D, Morgan

S. Measurement of carboxyhemoglobin

and methemoglobin by pulse oximetry:

a human volunteer study. Anesthesiology

2006; 105: 892-7.

The New England Journal of Medicine

Downloaded from nejm.org by JUAN PEDRO MACALUSO on December 13, 2020. For personal use only. No other uses without permission.

Copyright © 2020 Massachusetts Medical Society. All rights reserved.

n engl j med 383;24 nejm.org December 10, 2020 2383

Case Records of the Massachusetts General Hospital

13. Raru Y, Abouzid M, Parsons J, Zeid F.

Rasburicase induced severe hemolysis and

methemoglobinemia in a Caucasian patient

complicated by acute renal failure

and ARDS. Respir Med Case Rep 2018; 26:

142-5.

14. Cheah CY, Lew TE, Seymour JF, Burbury

K. Rasburicase causing severe oxidative

hemolysis and methemoglobinemia

in a patient with previously unrecognized

glucose-6-phosphate dehydrogenase deficiency.

Acta Haematol 2013; 130: 254-9.

15. Rosen PJ, Johnson C, McGehee WG,

Beutler E. Failure of methylene blue treatment

in toxic methemoglobinemia: association

with glucose-6-phosphate dehydrogenase

deficiency. Ann Intern Med

1971; 75: 83-6.

16. Sivilotti MLA. Oxidant stress and haemolysis

of the human erythrocyte. Toxicol

Rev 2004; 23: 169-88.

17. Aoyama K, Nakaki T. Glutathione in

cellular redox homeostasis: association

with the excitatory amino acid carrier 1

(EAAC1). Molecules 2015; 20: 8742-58.

18. Forman HJ, Zhang H, Rinna A. Glutathione:

overview of its protective roles,

measurement, and biosynthesis. Mol Aspects

Med 2009; 30: 1-12.

19. McDonagh EM, Bautista JM, Youngster

I, Altman RB, Klein TE. PharmGKB

summary: methylene blue pathway. Pharmacogenet

Genomics 2013; 23: 498-508.

20. Umbreit J. Methemoglobin — it’s not

just blue: a concise review. Am J Hematol

2007; 82: 134-44.

21. WHO Working Group. Glucose-

6-phosphate dehydrogenase deficiency.

Bull World Health Organ 1989; 67: 601-11.

22. Cappellini MD, Viprakasit V, Taher

AT, et al. A phase 3 trial of luspatercept

in patients with transfusion-dependent

β-thalassemia. N Engl J Med 2020; 382:

1219-31.

23. Komrokji RS. Luspatercept in myelodysplastic

syndromes: who and when?

Hematol Oncol Clin North Am 2020; 34:

393-400.

24. Bubp J, Jen M, Matuszewski K. Caring

for glucose-6-phosphate dehydrogenase

(G6PD)-deficient patients: implications for

pharmacy. P T 2015; 40: 572-4.

25. Associazione Italiana Favismo–Deficit

di G6PD Onlus. List of all drugs. 2020

(https://www .g6pd

.org/

en/

g6pddeficiency/

safeunsafe/

drugs

-official

-list).

26. Rosner MH, Dalkin AC. Onco-nephrology:

the pathophysiology and treatment

of malignancy-associated hypercalcemia.

Clin J Am Soc Nephrol 2012; 7: 1722-9.

27. Stewart AF. Hypercalcemia associated

with cancer. N Engl J Med 2005; 352: 373-9.

28. Rosner MH, Perazella MA. Acute kidney

injury in patients with cancer. N Engl

J Med 2017; 376: 1770-81.

29. Sathick IJ, Drosou ME, Leung N. Myeloma

light chain cast nephropathy, a review.

J Nephrol 2019; 32: 189-98.

30. Feinstein EI, Quion-Verde H, Kaptein

EM, Massry SG. Severe hyperuricemia

in patients with volume depletion. Am J

Nephrol 1984; 4: 77-80.

31. Cairo MS, Bishop M. Tumour lysis syndrome:

new therapeutic strategies and classification.

Br J Haematol 2004; 127: 3-11.

32. Dvanajscak Z, Walker PD, Cossey LN,

et al. Hemolysis-associated hemoglobin

cast nephropathy results from a range of

clinicopathologic disorders. Kidney Int

2019; 96: 1400-7.

 

RESPIRANDO POR LOS DOS...

$
0
0

 

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

HISTORIA

Una mujer embarazada de 29 años (5 embarazos 3 hijos) con enfermedad indiferenciada del tejido conectivo se presentó a las 26 semanas y 3 días de gestación con tos y dificultad para respirar. Dos semanas antes, había notado disnea de esfuerzo que aumentaba gradualmente, 5 días de tos no productiva, congestión nasal, fiebres subjetiva y fatiga. Tenía opresión en el pecho, palpitaciones y estado presincopal después de subir la ropa lavada por las escaleras. No refirió escalofríos, sudores nocturnos, hemoptisis, sibilancias, dolor en el pecho, ortopnea, dolor de cabeza, cambios visuales o dolor abdominal.

 

 

PONENTE

La disnea es común en el embarazo debido a varios cambios fisiológicos. Sin embargo, la disnea también puede representar condiciones patológicas nuevas o no diagnosticadas previamente que se ven agravadas por el embarazo. De manera similar, aunque el aturdimiento es común durante el embarazo debido a la disminución de la resistencia vascular sistémica, la anemia por dilución, la deshidratación por náuseas o vómitos y la compresión uterina de la vena cava inferior, el presíncope de esfuerzo despierta preocupación por un proceso patológico. En esta paciente, se deben considerar las causas específicas e inespecíficas de disnea del embarazo. Las causas a considerar incluyen pulmonares (infección respiratoria por tos y fiebres subjetivas, enfermedad pulmonar intersticial o enfermedad pleural por la enfermedad subyacente del tejido conectivo y preeclampsia con edema pulmonar dado la semana de gestación que cursa la paciente).

 

 

EVOLUCIÓN

La historia clínica de la paciente destacaba por enfermedad indiferenciada del tejido conectivo (diagnosticada aproximadamente 10 meses antes de la presentación actual pero con manifestaciones aisladas que se remontaban a su embarazo más reciente 5 años antes) con linfadenopatía difusa, vasculitis leucocitoclástica de pies y piernas comprobada por biopsia y citopenias intermitentes. Las pruebas serológicas fueron positivas para títulos de anticuerpos antinucleares, anticuerpos anti-Ro (SSA) y anti-La (SSB) y niveles bajos de complemento. Las pruebas de anticuerpos anti-ADN bicatenario (anti-dsDNA), anticuerpos anti-Smith, anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos, anticuerpos antifosfolípidos, anticuerpos anticentrómeros, anticuerpos anti-Scl-70 y anticuerpos anti-RNP fueron negativos. Inicialmente había notado dificultad para respirar a las 10 semanas de gestación, con un episodio sincopal. El análisis en ese momento reveló un nivel de hemoglobina de 6.2 g por decilitro, un recuento de plaquetas de 40.000 células por milímetro cúbico, resultados positivos en una prueba de antiglobulina directa y un recuento bajo de reticulocitos. Dados estos hallazgos y una exposición en la guardería de su hija, se realizó un ensayo de reacción en cadena de la polimerasa para el parvovirus B19 y se detectó el virus. Su disnea y síncope se atribuyeron a anemia sintomática por hipoplasia y hemólisis autoinmune relacionada con la infección por parvovirus B19 y enfermedad subyacente indiferenciada del tejido conectivo. Se realizó un ensayo de reacción en cadena de la polimerasa para el parvovirus B19 y se detectó el virus. Su disnea y síncope se atribuyeron a anemia sintomática por hipoplasia y hemólisis autoinmune relacionada con la infección por parvovirus B19 y enfermedad subyacente indiferenciada del tejido conectivo.

Durante el mes siguiente, recibió dos transfusiones de glóbulos rojos y una disminución gradual de prednisona, con disminución de sus citopenias y disnea. Recibió asesoramiento sobre los riesgos de pérdida fetal, anemia e hidropesía relacionados con el parvovirus. Las pruebas anatómicas con el uso de ecografía a las 18 semanas no mostraron anomalías. Fue tratada con hidroxicloroquina a una dosis de 200 mg dos veces al día y continuó con prednisona a una dosis de 30 mg al día, porque las citopenias recurrentes impidieron la disminución. Su nivel de hemoglobina fue de 10,0 g por decilitro 2 semanas antes de la presentación actual. Otros medicamentos incluyeron vitaminas prenatales y aspirina (81 mg al día) para reducir el riesgo de preeclampsia debido a las características de su enfermedad del tejido conectivo similares a las que se encuentran en el lupus. Tenía antecedentes de tabaquismo de 2 paquetes-año y había dejado de fumar 8 años antes. Ella informó que no había consumido alcohol ni drogas. No informó de viajes recientes. Los antecedentes familiares fueron negativos para enfermedad autoinmune, enfermedad tromboembólica, hipertensión pulmonar, miocardiopatía y muerte súbita.

 

 

PONENTE

La historia de esta paciente despierta sospechas de anemia recurrente o compromiso cardiopulmonar de su enfermedad del tejido conectivo (serositis con derrame pericárdico o pleural, miocardiopatía, enfermedad pulmonar intersticial, neumonitis, vasculitis o hipertensión pulmonar). Ella había estado tomando más de 20 mg de prednisona durante más de 8 semanas, lo que, aunque poco probable, puede aumentar el riesgo de infecciones oportunistas como Pneumocystis jirovecii . También se debe considerar el tromboembolismo provocado por la hipercoagulabilidad del embarazo y la preeclampsia.

 

 

EVOLUCIÓN

En el examen físico, la temperatura era de 38 ° C, la presión arterial de 106/54 mm Hg, la frecuencia cardíaca de 122 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 22 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 94% mientras el paciente respiraba aire ambiente. Las mucosas no presentaban palidez ni ulceración. La presión venosa yugular estaba elevada, con una onda v prominente . El examen cardíaco reveló taquicardia con ritmo regular, desdoblamiento del segundo ruido cardíaco, soplo holosistólico en el borde esternal derecho y un levantamiento paraesternal izquierdo. Se observaron taquipnea, aumento del trabajo respiratorio y crepitantes dispersos sin roncus ni sibilancias. El abdomen estaba grávido e indoloro. Había hiperpigmentación reticular y edema con fóvea en ambas piernas. Los exámenes neurológicos y musculoesqueléticos fueron normales.

 

 

PONENTE

Aunque la frecuencia cardíaca puede aumentar entre un 10 y un 20% en el segundo y tercer trimestre para adaptarse al aumento del gasto cardíaco en un embarazo normal, una frecuencia cardíaca en reposo superior a 120 latidos por minuto es preocupante y, combinada con la taquipnea y la hipoxemia, despierta preocupación por  infección, insuficiencia cardíaca o embolia pulmonar. Los crepitantes en el examen sugieren la participación del parénquima pulmonar y pueden indicar edema pulmonar, infección o enfermedad pulmonar intersticial relacionada con la enfermedad del tejido conectivo del paciente. Una onda v prominente refleja un aumento pasivo de la presión y el volumen de la aurícula derecha durante la sístole tardía y la diástole temprana; éste y otros hallazgos del examen cardíaco sugieren presiones elevadas del corazón derecho.

 

 

EVOLUCIÓN

Un panel metabólico completo estaba dentro del rango normal. Un hemograma completo reveló un recuento de leucocitos de 13.700 células por milímetro cúbico (60,2% de linfocitos, 33,2% de neutrófilos, 5,6% de monocitos, 0,3% de eosinófilos y 0,3% de basófilos), un nivel de hemoglobina de 11,2 g por decilitro y una plaqueta recuento de 203.000 células por milímetro cúbico. Un panel de patógenos respiratorios fue positivo para virus respiratorio sincitial (VSR). Una radiografía de tórax ( Figura 1 ) se leyó inicialmente como normal. Los síntomas se atribuyeron inicialmente a la infección por virus sincitial respiratorio (VSR). Sin embargo, esto se reconsideró cuando un electrocardiograma mostró taquicardia sinusal con desviación del eje derecho e inversión de la onda T en las derivaciones II, III, aVF y V 3 a V 5 ( Figura 2) y la relectura de la radiografía de tórax reveló prominencia de la arteria pulmonar descendente derecha, una gran arteria pulmonar central izquierda con obliteración de la ventana aortopulmonar y una reducción del espacio libre retroesternal. El nivel de péptido natriurético de tipo B (BNP) fue de 362 pg por mililitro (valor normal, igual o menor de 100), y el nivel de troponina fue menor de 0.029 ng por mililitro, que era normal. Las pruebas de anticuerpos anti-Smith y anti-dsDNA fueron negativas y los niveles de complemento fueron normales.

 


Figura 1.

Radiografía simple de tórax.

Aunque las radiografías fueron inicialmente informadas como normales, la revisión posterior mostró prominencia de la arteria pulmonar derecha descendente (flecha negra en el panel A), una gran arteria pulmonar central con obliteración de la ventana aortopulmonar  (flecha blanca en el panel A), y una disminución del espacio claro retroesternal (flecha en el panel B)

 

 


Figura 2.

Electrocardiograma.

Un ECGmostró taquicardia sinusaly evidencias de sobrecarga ventricular derecho incluyendo desviación del eje a la derecha así como infradesnivel del ST e inversión de la onda T en derivaciones DII, DIII y aVF y de V3 a V5

 

 

 

PONENTE

El nivel de hemoglobina de 11,2 g por decilitro y la infección por RSV pueden contribuir a los síntomas de la paciente, pero ninguno explica completamente su presentación. Los hallazgos electrocardiográficos, los resultados de la exploración cardiovascular y el nivel de BNP despiertan preocupación por la disfunción del ventrículo derecho. Las posibles causas de disfunción ventricular derecha incluyen embolia pulmonar o hipertensión pulmonar debido a hipertensión arterial pulmonar, vasculitis, enfermedad pulmonar intersticial y miocardiopatía (relacionada con enfermedad del tejido conectivo o infección por VSR). Aunque los biomarcadores autoinmunes tienen un valor predictivo negativo deficiente para los brotes activos, estos resultados no sugieren una mayor actividad de la enfermedad. Se debe realizar una angiografía por tomografía computarizada (TC) del tórax para evaluar la presencia de embolia pulmonar y anomalías parenquimatosas.

 

 

EVOLUCIÓN

La angiografía pulmonar por TC reveló nodularidad difusa leve en árbol brotado, opacidades en vidrio deslustrado y agrandamiento del ventrículo derecho sin evidencia de embolia pulmonar ( Figura 3 ). Un ecocardiograma transtorácico mostró un pequeño ventrículo izquierdo hiperdinámico con una fracción de eyección del 75% y marcada dilatación del ventrículo derecho con función sistólica severamente reducida y aplanamiento septal ( Figura 4 ). La aurícula derecha estaba muy dilatada. Había insuficiencia tricuspídea severa, sin otras alteraciones valvulares. La presión sistólica ventricular derecha estimada fue de 74 mm Hg (rango normal, 16 a 39), y la excursión sistólica del plano anular tricúspide fue de 17 mm (valor normal, igual o menor a 18). Se identificó un pequeño derrame pericárdico.

 

 


Figura 3. Tomografía computarizada de tórax.

Tomografía computada que muestra evidencias de opacidades en vidrio esmerilado y en árbol brotado, así como agrandamiento de la arteria pulmonar.

 

 

 


Figura 4. Ecocardiografía transtorácica.

El ecocardiograma mostró un agrandamiento de la cavidad ventricular derecha (RV), aurícula derecha dilatada (RA), y una cavidad ventricular izquierda pequeña con un aplanamiento del septum interventricular. Un pequeño derrame pericárdico es también visto. El panel A es una vista de cuatro cámaras y el panel B una vista en eje corto paraesternal.

 

PONENTE

La nodularidad difusa en árbol en brote y la opacificación en vidrio esmerilado son inespecíficas y pueden representar causas infecciosas o inflamatorias, pero aquí son más consistentes con una infección conocida por VSR. La evidencia de agrandamiento del ventrículo derecho en la TC motivó legítimamente un ecocardiograma. La dilatación marcada del ventrículo derecho y el compromiso sistólico con presión sistólica ventricular derecha elevada, baja excursión sistólica del plano anular tricúspide, ausencia de valvulopatía del lado izquierdo y ventrículo izquierdo hiperdinámico sugieren hipertensión pulmonar precapilar con insuficiencia ventricular derecha. Aunque la ausencia de defectos de llenado en la angiografía por TC descarta una gran embolia pulmonar, la gammagrafía de ventilación-perfusión es más sensible para la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica. El cateterismo cardíaco derecho está indicado para confirmar la hipertensión pulmonar. Se debe asesorar al paciente sobre los riesgos del procedimiento; sin embargo, en este caso, la evaluación hemodinámica precisa es fundamental para el diagnóstico y el tratamiento.

 

EVOLUCIÓN

El cateterismo cardíaco derecho mostró una presión auricular derecha de 19 mm Hg (rango normal, 2 a 6), presión arterial pulmonar sistólica de 82 mm Hg (rango normal, 15 a 25), presión arterial pulmonar diastólica de 45 mm Hg (rango normal, 8 a 15), presión arterial pulmonar media de 57 mm Hg (rango normal, 10 a 20), presión de enclavamiento capilar pulmonar de 5 mm Hg (rango normal, 4 a 12), gasto cardíaco por termodilución de 2,7 litros por minuto (normal rango, 5,8 a 6,2 durante el embarazo) y resistencia vascular pulmonar de 19,2 unidades de Woods (valor normal, igual o menor de 1,6). No hubo respuesta al óxido nítrico inhalado. Una exploración de ventilación-perfusión posterior mostró una perfusión normal.

 

 



Tabla 1.

Simposio Mundial sobre Hipertensión Pulmonar Clasificación Clínica Actualizada de Hipertensión Pulmonar.

 

 

PONENTE

La elevación de la presión arterial pulmonar media por encima de 20 mm Hg con una presión de enclavamiento capilar pulmonar normal y una resistencia vascular pulmonar por encima de 3 unidades Wood es compatible con hipertensión pulmonar precapilar. Un gasto cardíaco de 2,7 litros por minuto es más bajo de lo esperado para las pacientes no embarazadas y sustancialmente más bajo de lo esperado durante las 26 semanas de gestación (rango normal, 5,8 a 6,2 litros por minuto). Una gammagrafía de ventilación-perfusión normal descarta la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica. El cuadro clínico del paciente sugiere hipertensión arterial pulmonar grave asociada a enfermedad del tejido conectivo (Grupo 1.4.1 en la clasificación del Simposio Mundial sobre Hipertensión Pulmonar [WSPH]) ( Tabla 1) con insuficiencia ventricular derecha, precipitada por cambios hemodinámicos del embarazo con posible contribución de la infección por VSR.

 

EVOLUCIÓN

La  paciente ingresó en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y comenzó a recibir epoprostenol y sildenafil por vía intravenosa. Los dolores de cabeza intratables requirieron una transición a tadalafil. La presión sistólica estimada del ventrículo derecho y la función mejoraron como se observa en la ecocardiografía, y fue dada de alta con un plan de evaluaciones semanales y aumentos en la dosis de epoprostenol hasta la dosis máxima tolerada. Antes del parto por cesárea programado, fue admitida para una reevaluación y tratamiento hemodinámicos. A las 33 semanas y 4 días de gestación, se le colocaron vainas venoarteriales para una posible oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) y se le realizó una cesárea sin complicaciones quirúrgicas bajo anestesia epidural. Dio a luz a un bebé varón con puntuaciones de Apgar de 8 (al minuto 1) y 9 (a los 5 minutos). Recibió furosemida intravenosa (dirigida a una presión venosa central de  10 mm Hg) y oxígeno suplementario y fue observada en la UCI durante 7 días después de la operación. En el seguimiento más reciente, 7 meses después del parto, la paciente tenía síntomas de clase funcional I de la Organización Mundial de la Salud. Su distancia de caminata de 6 minutos, los hallazgos ecocardiográficos, el nivel de BNP y las variables hemodinámicas han mejorado desde el parto.

 

COMENTARIO

Hasta el 70% de las mujeres tienen disnea durante el embarazo normal. 2 Aunque el mecanismo no se comprende completamente, los factores contribuyentes incluyen un aumento del volumen sanguíneo y del gasto cardíaco (que alcanzan un máximo entre las 24 y 32 semanas de gestación en un 130 a 150% del valor inicial previo al embarazo 3 ), elevación del diafragma, disminución de la capacidad residual funcional, y aumento mediado por progesterona en el impulso (drive) respiratorio y la ventilación por minuto. 2Sin embargo, la disnea en el embarazo puede indicar una enfermedad cardiovascular o pulmonar nueva o no diagnosticada previamente, y la presencia de síntomas asociados o un diagnóstico subyacente que confiera una predisposición a estas afecciones, como el historial de nuestra paciente de enfermedad del tejido conectivo indiferenciado, debe impulsar una evaluación más allá de la típica. disnea del embarazo.

 

En un porcentaje sustancial (33 a 76%) de mujeres con hipertensión pulmonar durante el embarazo, la afección se diagnostica recientemente durante el embarazo o el posparto, en parte porque a las mujeres con hipertensión arterial pulmonar conocida se les suele aconsejar que eviten el embarazo. 4-10 El retraso en el diagnóstico, y presumiblemente en el inicio de la terapia, se ha asociado de forma independiente con un mayor riesgo de muerte. 10 Por tanto, el reconocimiento de la disnea patológica y la consideración de la enfermedad vascular pulmonar durante el embarazo son fundamentales.

 

El diagnóstico de hipertensión arterial pulmonar durante el embarazo es un desafío porque los signos y síntomas se superponen con los del embarazo normal. Normalmente, los pacientes con hipertensión arterial pulmonar se presentan con fatiga progresiva y disnea de esfuerzo 11 y también pueden tener aumento de peso (por edema), anorexia o dolor e hinchazón abdominal. A medida que avanza la enfermedad, o durante el embarazo, a medida que avanza la edad gestacional, pueden desarrollarse dolor torácico de esfuerzo, presíncope y síncope, lo que indica isquemia o insuficiencia ventricular derecha. Estas manifestaciones siempre deben impulsar una mayor investigación. Durante el embarazo, la descompensación ocurre con mayor frecuencia entre las 20 y 24 semanas de gestación (cuando el volumen sanguíneo y el gasto cardíaco están alcanzando su punto máximo), en el tercer trimestre y posparto. 12

 

El examen físico puede revelar un aumento de la intensidad del componente pulmonar del segundo ruido cardíaco o signos de insuficiencia ventricular derecha, como un aumento de la presión venosa yugular con una onda a inicialmente prominente, una onda v posterior , un impulso paraesternal o un empuje subxifoideo, un segundo ruido cardíaco ampliamente desdoblado, regurgitación tricuspídea o soplos de eyección sistólica pulmonar, hepatomegalia, edema periférico o ascitis. Una radiografía de tórax puede mostrar agrandamiento de la arteria pulmonar central, disminución del espacio libre retroesternal o cardiomegalia. El electrocardiograma puede mostrar signos de hipertrofia o distensión ventricular derecha.

 

Los hallazgos ecocardiográficos suelen sugerir hipertensión pulmonar, pero el estándar diagnóstico es el cateterismo cardíaco derecho. El criterio diagnóstico tradicional ha sido una presión arterial pulmonar media de al menos 25 mm Hg con el paciente en decúbito supino y en reposo, aunque recientemente se propuso 20 mm Hg como nuevo umbral diagnóstico. 1 El diagnóstico de hipertensión arterial pulmonar se clasifica clínicamente (es decir, idiopático o asociado con una afección sistémica, como enfermedad del tejido conectivo) y, además, requiere presiones de llenado del corazón izquierdo normales (presión de enclavamiento capilar pulmonar menores a 15 mm Hg) y resistencia vascular de al menos 3 unidades Wood. 1

 

Aunque la mortalidad asociada al embarazo entre las mujeres con hipertensión pulmonar ha disminuido con la disponibilidad de terapias dirigidas y centros especializados en hipertensión pulmonar, la morbilidad y la mortalidad siguen siendo altas. Se describió una mortalidad del 17 al 33% en series de casos entre 1997 y 2007, 4 y una serie de 49 gestantes con hipertensión pulmonar de varios subtipos mostró una mortalidad del 16%, deterioro en el 80% y uso de terapias avanzadas , vasodilatadores pulmonares o ECMO) en más del 50%. 13 Dado el alto riesgo, múltiples sociedades profesionales recomiendan evitar el embarazo o considerar la interrupción del embarazo en mujeres con hipertensión pulmonar. 5,12

 

No obstante, cuando el embarazo ocurre en mujeres con hipertensión pulmonar conocida, o la hipertensión pulmonar se diagnostica recientemente durante el embarazo, la terapia se guía por estudios observacionales y extrapolación de poblaciones no embarazadas. Las terapias convencionales incluyen oxígeno suplementario para mantener las saturaciones de oxígeno por encima del 95% durante el embarazo, diuréticos para mantener la euvolemia y anticoagulación en ciertas pacientes con hipertensión arterial pulmonar. Las pacientes que estaban usando anticoagulación antes del embarazo deben cambiarse a heparina de bajo peso molecular o no fraccionada (debido a que la warfarina es un teratógeno conocido y los nuevos anticoagulantes orales pertenecen a la categoría C del embarazo, con datos insuficientes sobre su uso en la hipertensión arterial pulmonar). Para los pacientes que no estaban usando previamente anticoagulación, se recomienda la heparina profiláctica en el período periparto.12 Las terapias dirigidas que están aprobadas para la hipertensión arterial pulmonar WSPH Grupo 1 incluyen análogos de prostaciclina, un agonista del receptor de prostaciclina, inhibidores de la fosfodiesterasa-5, antagonistas del receptor de endotelina y un estimulador soluble de guanilato ciclasa. Los análogos de prostaciclina, que han demostrado mejorar las variables hemodinámicas, la clase funcional, la capacidad de ejercicio y (en el caso del epoprostenol) la supervivencia en pacientes no embarazadas, se incluyen en la categoría de embarazo B (epoprostenol y treprostinil) o C (iloprost). 12 El Pulmonary Vascular Research Institute recomienda continuar con los análogos de prostaciclina iniciados antes del embarazo y mantener un umbral bajo para iniciarlos si se produce una descompensación durante el embarazo. 6,7,12Los inhibidores de la fosfodiesterasa-5 sildenafil y tadalafil han mejorado los resultados en ensayos aleatorizados que incluyeron pacientes no embarazadas con hipertensión arterial pulmonar del Grupo 1 de WSPH 8 y están incluidos en la categoría B de embarazo. Grandes series de casos han descrito resultados positivos con el uso de sildenafil en el embarazo. 6,12,13 Aunque hay pocos informes sobre el uso de tadalafil para la hipertensión arterial pulmonar durante el embarazo, se ha utilizado de forma segura durante el embarazo para otras indicaciones. 14 Los antagonistas del receptor de endotelina y el estimulador de guanilato ciclasa soluble riociguat se evitan durante el embarazo debido a su teratogenicidad. 12El selexipag, agonista del receptor de prostaciclina oral, no se ha evaluado en estudios adecuados o controlados durante el embarazo. Se ha informado que algunas pacientes con vasorreactividad que han mantenido una mejoría hemodinámica con bloqueadores de los canales de calcio fuera del embarazo tienen una respuesta duradera al tratamiento en curso con bloqueadores de los canales de calcio durante el embarazo. 9

 

El momento y el modo de parto preferidos en mujeres con hipertensión arterial pulmonar son inciertos y deben individualizarse. Los riesgos maternos de continuar con el embarazo deben sopesarse con el tratamiento apropiado para la hipertensión arterial pulmonar, así como los riesgos neonatales de parto prematuro. En esta paciente, el parto se retrasó hasta las 33 semanas de gestación para permitir el inicio de terapias dirigidas con el objetivo de mejorar las variables hemodinámicas y reducir el riesgo de muerte materna durante el parto. En mujeres cuya condición es estable, se recomienda el parto planificado aproximadamente a las 34 a 36 semanas de gestación, con una reevaluación y un parto más temprano en busca de evidencia de deterioro sintomático. 12Aunque la cesárea presenta mayores riesgos de pérdida de sangre e infección, minimiza el dolor, la maniobra de Valsalva y la respuesta vasovagal durante el parto vaginal, lo que puede resultar en un aumento de tensión simpático y una precarga cardíaca disminuida. 12 El parto vaginal asistido con anestesia epidural también puede minimizar estos efectos. La cesárea planificada también reduce el riesgo de parto por cesárea de emergencia, que se ha asociado con una mayor mortalidad entre las mujeres con hipertensión arterial pulmonar. 9,13 La anestesia general presenta riesgos particulares entre los pacientes con hipertensión arterial pulmonar debido a los cambios hemodinámicos asociados con la inducción, la disminución de la contractilidad cardíaca mediada por el anestésico y la ventilación con presión positiva. 4,12

 

Múltiples estudios han identificado el parto y el período de posparto inmediato (hasta 2 meses) como los que presentan el mayor riesgo de colapso cardiovascular y muerte entre las mujeres embarazadas con hipertensión pulmonar. 4,6,7,9,10,12,13 Los factores de riesgo independientes de muerte incluyen compromiso hemodinámico severo, insuficiencia cardíaca derecha, hipertensión arterial pulmonar WSPH Grupo 1 y diagnóstico durante el embarazo o el posparto. 5,10,13 La mayoría de las muertes ocurren durante el primer mes después del parto, siendo la insuficiencia cardíaca, la muerte súbita por arritmia o parada de la actividad eléctrica sin pulso y la tromboembolia las principales causas de muerte. 4,10Los cambios de volumen intravascular, la hipoxemia, la acidosis, las complicaciones trombóticas y la disminución de las hormonas del embarazo en el período periparto pueden afectar negativamente el tono vascular pulmonar y la función del ventrículo derecho. 12 Por lo tanto, el seguimiento con electrocardiografía continua, oximetría de pulso, la presión venosa central, y la presión sanguínea intraarterial se recomienda durante el parto. 12 No existe consenso sobre el uso de catéteres arteriales pulmonares durante el parto. 12 La OMEC está ahora más disponible como puente durante el período periparto, pero los datos que respaldan esta indicación son limitados.

 

Este caso resalta las complejidades del diagnóstico y manejo de la enfermedad vascular pulmonar durante el embarazo. El resultado favorable en este paciente, a pesar de las múltiples características de alto riesgo, enfatiza la importancia del diagnóstico y el tratamiento oportunos, la disponibilidad de (o la transferencia a) un nivel apropiado de atención especializada y la colaboración multidisciplinaria para mejorar los resultados maternos y fetales.

 

 

Traducción de:

Breathing for Two

Meghan Rudder, M.D., Melissa Russo, M.D., and Corey E. Ventetuolo, M.D.

NEJM

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps2006666?query=recirc_inIssue_bottom_article

 

Referencias

1. Simonneau G, Montani D, Celermajer

DS, et al. Haemodynamic definitions and

updated clinical classification of pulmonary

hypertension. Eur Respir J 2019; 53:

1801913.

2. Prowse CM, Gaensler EA. Respiratory

and acid-base changes during pregnancy.

Anesthesiology 1965; 26: 381-92.

3. Sanghavi M, Rutherford JD. Cardiovascular

physiology of pregnancy. Circulation

2014; 130: 1003-8.

4. Bédard E, Dimopoulos K, Gatzoulis

MA. Has there been any progress made

on pregnancy outcomes among women

with pulmonary arterial hypertension?

Eur Heart J 2009; 30: 256-65.

5. Sliwa K, van Hagen IM, Budts W, et al.

Pulmonary hypertension and pregnancy

outcomes: data from the Registry Of

Pregnancy and Cardiac Disease (ROPAC)

of the European Society of Cardiology.

Eur J Heart Fail 2016; 18: 1119-28.

6. Duarte AG, Thomas S, Safdar Z, et al.

Management of pulmonary arterial hypertension

during pregnancy: a retrospective,

multicenter experience. Chest 2013;

143: 1330-6.

7. Kiely DG, Condliffe R, Webster V,

et al. Improved survival in pregnancy and

pulmonary hypertension using a multiprofessional

approach. BJOG 2010; 117: 565-74.

8. Kiely DG, Elliot CA, Sabroe I, Condliffe

R. Pulmonary hypertension: diagnosis

and management. BMJ 2013; 346:

f2028.

9. Jaïs X, Olsson KM, Barbera JA, et al.

Pregnancy outcomes in pulmonary arterial

hypertension in the modern management

era. Eur Respir J 2012; 40: 881-5.

10. Weiss BM, Zemp L, Seifert B, Hess

OM. Outcome of pulmonary vascular disease

in pregnancy: a systematic overview

from 1978 through 1996. J Am Coll Cardiol

1998; 31: 1650-7.

11. Braganza M, Shaw J, Solverson K, et al.

A prospective evaluation of the diagnostic

accuracy of the physical examination for

pulmonary hypertension. Chest 2019; 155:

982-90.

12. Hemnes AR, Kiely DG, Cockrill BA,

et al. Statement on pregnancy in pulmonary

hypertension from the Pulmonary

Vascular Research Institute. Pulm Circ

2015; 5: 435-65.

13. Meng ML, Landau R, Viktorsdottir O,

et al. Pulmonary hypertension in pregnancy:

a report of 49 cases at four tertiary

North American sites. Obstet Gynecol

2017; 129: 511-20.

14. Furuhashi F, Tanaka H, Maki S, et al.

Tadalafil treatment for preeclampsia (medication

in preeclampsia; MIE): a multicenter

phase II clinical trial. J Matern

Fetal Neonatal Med 2019 November 17

Como aliadas las muletas...

$
0
0

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

HISTORIA

Una mujer de 63 años se presentó con varios meses de dolor en ambos tobillos. Dos años antes de esta presentación, se había caído y se había fracturado la meseta tibial izquierda. Una densitometría de absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) obtenida en ese momento mostró puntajes T de -1,9 en el cuello femoral, 0,0 en la cadera total y 0,4 en la columna. El dolor relacionado con la fractura en la rodilla izquierda inicialmente disminuyó con fisioterapia, pero posteriormente volvió a empeorar en esa misma rodilla y se encontró que tenía una nueva fractura del cóndilo femoral interno izquierdo. El dolor volvió a disminuir con la terapia conservadora.

Luego se desarrolló un dolor progresivo en ambos tobillos, lo que resultó en el uso intermitente de muletas y un bastón. No refirió fiebre, pérdida de peso ni dolor en otros lugares.

 

 

PONENTE

La historia de fractura de cóndilo femoral interno sin traumatismo previo genera  preocupación por una insuficiencia esquelética o una fractura patológica, las cuales ocurren con tensiones normales en un hueso debilitado, con la primera ocurriendo en el contexto de enfermedad esquelética difusa y la última como resultado de una enfermedad ósea focal. El dolor del tobillo puede indicar otra fractura, nuevamente sin trauma aparente. El diagnóstico diferencial de fracturas patológicas y por insuficiencia esquelética  incluye causas neoplásicas, tales como mieloma múltiple y metástasis de tumores sólidos, así como causas metabólicas, que incluyen osteomalacia, osteoporosis, enfermedad ósea de Paget y osteítis fibrosa quística por hiperparatiroidismo. Las ubicaciones de las fracturas son atípicas para la osteoporosis. Aunque los resultados de la DXA en el momento de su primera fractura fueron coherentes con  osteopenia, su masa ósea no era lo suficientemente anormal para explicar su presentación clínica. Además del escaneo DXA, una evaluación de laboratorio para causas de fractura se habrían indicado después de la fractura femoral atraumática y ciertamente debe realizarse ahora. Una revisión de estudios de imágenes previos también podría ser informativo, ya que algunos diagnósticos están asociados con hallazgos sugestivos  en la radiografía, como hueso cortical engrosado y agrandado en la enfermedad de Paget.

 

 

EVOLUCIÓN

La paciente tenía antecedentes de carcinoma lobulillar in situ de mama, que había sido tratado con tumorectomía y un ciclo de tamoxifeno de 5 años que se había completado 10 años antes. Las mamografías anuales y los exámenes clínicos de las mamas no habían sido notables desde que se completó el tratamiento. También tenía antecedentes de fibromas uterinos (por los cuales había sido sometida a histerectomía abdominal total con salpingooforectomía bilateral 16 años antes) y apnea obstructiva del sueño. Ella no usaba tabaco, alcohol, u otras drogas. Sus medicamentos eran  suplemento de calcio y vitamina D (500 mg de calcio elemental y 400 UI de colecalciferol, tomados diariamente) y un multivitamínico. Su historia familiar se destacaba por cáncer de colon en su padre, cáncer de mama en su madre y fracturas de cadera en ambos padres cuando tenían 80 años. Ella estaba casada, había tenido dos hijos y trabajaba  en un servicio de atención de clientes, aunque ella no estaba trabajando en el momento de la presentación por dolor de tobillo.

La revisión de radiografías anteriores mostró densidades escleróticas lineales orientadas transversalmente en el cóndilo femoral interno y la metáfisis  tibial proximal izquierda, que eran consistentes con fracturas por insuficiencia.

 

 

PONENTE

El cáncer de mama metastásico está en el diagnóstico diferencial de sus fracturas, pero el uso de tamoxifeno para el carcinoma lobulillar in situ reduce sustancialmente su riesgo. La historia de la menopausia quirúrgica es un factor de riesgo de osteoporosis, aunque el uso posmenopáusico de tamoxifeno tiene un efecto protector. Hay una historia presunta de osteoporosis en ambos padres, lo que sugiere la posibilidad de una predisposición familiar a la fragilidad ósea. Las descripciones de las fracturas por insuficiencia son inespecíficas, pero la ubicación y la orientación de las fracturas pueden ser consistente con zonas de Looser (fracturas corticales por estrés perpendiculares al eje largo del hueso), que son hallazgos radiográficos clásicos de osteomalacia (aunque suelen tener una banda más ancha de radiolucidez con esclerosis marginal).

 

 

EVOLUCIÓN

En el examen físico, parecía estar en buen estado general  y tenía un andar antálgico. Ella tenía dolor y un rango reducido de movimiento  en ambos tobillos pero no hinchazón o eritema. El examen de las rodillas no mostró deformidad, eritema, calor, dolor, o rango reducido de movimiento. La fuerza muscular era de  5/5 en brazos y piernas.

 

 

PONENTE

El examen centrado también podría haber incluido la evaluación del signo de Chvostek (contracción de los músculos faciales ipsolaterales después de la percusión del nervio facial) y el signo de Trousseau (espasmo carpopedal después de inflar un esfigmomanómetro por encima de la presión arterial sistólica), que se puede ver en osteomalacia si está presente la hipocalcemia. La palpación de la columna, los brazos y las manos también pueden haber sido informativas para evaluar dolor que podría indicar sitios ocultos de fractura. Me preocupa la posibilidad de un proceso difuso y un escaneo óseo podría estar indicado pero comenzaría con una  radiografía simple de los tobillos. Anomalías de laboratorio para excluir son hipocalcemia, hipofosfatemia, deficiencia de vitamina D, y disfunción hepática y renal así como  anomalías hematológicas sugestivas  de enfermedad nutricional o cáncer.

 

 

EVOLUCIÓN

Las radiografías simples de tobillos no mostraron fracturas. El nivel de calcio sérico fue de 8,6 mg/dl  (8,8 a 10,7/dl) y el nivel de fosfatasa alcalina 185 U por litro (rango de referencia, 35 a 130). El recuento de glóbulos blancos fue de 10,210 por microlitro (no se informa el recuento diferencial). El nivel de hemoglobina fue de 14,9 g/dl, y el recuento de plaquetas 258.000 por microlitro. Los resultados de un panel metabólico básico y las pruebas de función hepática estaban dentro de los límites normales. El nivel de 25-hidroxivitamina D fue de 31 ng/ml (rango de referencia, 20 a 80 ng por mililitro).

 

 

PONENTE

Las radiografías de los tobillos son sorprendentemente normales, pero estos resultados no descartan nuevas fracturas que podrían detectarse con un método de imágenes más sensibles, como una gammagrafía ósea. Los resultados de los estudios de laboratorio, sin embargo, estrechan el diagnóstico diferencial. El elevado nivel de fosfatasa alcalina es presumiblemente una consecuencia de aumento del recambio óseo y no de origen hepático; la enfermedad de Paget, la osteomalacia, y el hiperparatiroidismo son causas potenciales. Las radiografías  no muestran las características típicas de la enfermedad de Paget. Un nivel de fosfato aparentemente no fue evaluado y es importante en la evaluación de un paciente con fracturas por insuficiencia.

 

 

EVOLUCIÓN

La gammagrafía ósea con radionúclidos mostró varias fracturas nuevas por insuficiencia en los tobillos, incluidas las las tibias distales izquierda y derecha, el peroné distal izquierdo, y el calcáneo derecho (Fig. 1). La gammagrafía ósea también mostró fracturas por insuficiencia de las costillas, vértebras, tibias proximales y fémures distales.

 

 


Figura 1. Gammagrafía ósea con radionúclidos.

Una exploración con radionúclidos, obtenida en vistas anterior (Panel A) y posterior (Panel B), muestra una mayor captación en múltiples costillas, vértebras y  la región proximal de ambas tibias (flechas), así como las regiones distales de ambas tibias y el peroné distal izquierdo, calcáneo derecho y fémures distales.

 

 

PONENTE

Las fracturas observadas en las tibias, peroné y calcáneo explican el dolor de tobillo de la paciente, pero los hallazgos radiográficos son mucho más difusos. El diagnóstico más probable en este paciente es osteomalacia: un trastorno de la mineralización ósea que conduce a fracturas y dolor de huesos. La mineralización ósea depende del calcio adecuado, fosfato, vitamina D y actividad enzimática intacta para formar cristales de hidroxiapatita. No hay causa nutricional clara para la presunta osteomalacia de la  paciente , dado el nivel  suficiente de 25-hidroxivitamina D; la hipocalcemia también es relativamente leve. Por lo tanto, sospecho particularmente una trastorno hipofosfatémico adquirido o hereditario como  causa de su osteomalacia.

 

 

EVOLUCIÓN

El nivel de fosfato sérico fue de 1,4 mg por decilitro ( rango de referencia, 2,4 a 4,3), el nivel de calcitriol 14 pg por mililitro (rango de referencia, 18 a 78), y el nivel de hormona paratiroidea 57 pg por mililitro (rango de referencia, 15 a 65).

 

 

PONENTE

El paciente tiene hipofosfatemia marcada. El fosfato sérico está regulado por tres hormonas: hormona paratiroidea, factor de crecimiento de fibroblastos 23 (FGF-23) y calcitriol. FGF-23 es una hormona peptídica  péptido producida por osteocitos y osteoblastos en respuesta a un nivel alto de fosfato sérico. FGF-23 reduce el nivel de fosfato sérico en dos formas: altera la reabsorción de fosfato en el túbulo proximal del riñón regulando a la baja cotransportadores de sodio-fosfato, y reduce el nivel de calcitriol sérico al disminuir su síntesis (a través de la inhibición de la enzima 1-alfahidroxilasa renal) y promoviendo su catabolismo (a través de la estimulación de la enzima 24-hidroxilasa). Las causas renales de hipofosfatemia son FGF-23 dependientes o  FGF-23 independientes. Los niveles bajos de calcitriol en este caso sugiere un proceso renal mediado por FGF-23, ya que debiera esperarse un elevado nivel de calcitriol en un proceso renal independiente de FGF-23 tales como una mutación inactivante en el cotransportador sodio fosfato renal (raquitismo hipofosfatémico hereditario con hipercalciuria). Causas no renales de hipofosfatemia incluyen el desplazamiento intracelular de fosfato desde el espacio extracelular y disminución de la ingesta o absorción de fosfato. A la  paciente debe preguntársele acerca de una historia de diarrea que podría indicar malabsorción y sobre el uso de quelantes de fosfato, ya que estos son potenciales causas  no renales de hipofosfatemia. Además, dado que  algunas causas de hipofosfatemia son genéticas, yo preguntaría sobre antecedentes familiares de esta condición. o de anomalías asociadas, como arqueamiento de las piernas y abscesos dentales. Datos sobre niveles previos de fosfato, deben revisarse si están disponibles.

 

 

EVOLUCIÓN

La  paciente no refirió diarrea ni uso de fosfato quelantes de fosfatos . No había antecedentes familiares de hipofosfatemia. Ella no tenía medidas previas de los niveles de fosfato sérico. El nivel de fosfato sérico fue de 1,4 mg por decilitro, el nivel de creatinina sérica de 0,55 mg por decilitro, un nivel aleatorio de fosfato en orina fue de 48,7 mg por decilitro y un nivel aleatorio de creatinina en orina 53,6 mg por decilitro.

 

 

PONENTE

Se puede usar una muestra de orina al azar para estimar excreción fraccionada, aunque se prefiere en una muestra en ayunas. La excreción fraccionada de fosfato se calcula con la siguiente ecuación: (nivel de fosfato en orina × nivel  de creatinina sérica × 100) ÷ (nivel de fosfato sérico × nivel de creatinina en orina). La excreción fraccionada de fosfato de la paciente fue del 35,7%, muy por encima del valor esperado valor con hipofosfatemia (menos de 5,0%), un hallazgo que confirma pérdidas renales. Aunque un proceso mediado por FGF-23 sigue siendo la causa más probable, es importante descartar una disfunción tubular proximal generalizada (síndrome de Fanconi).

 

 

EVOLUCIÓN

El análisis de orina fue negativo para proteínas y glucosa. El nivel de ácido úrico en suero estaba en el rango normal. El nivel de FGF-23 C-terminal fue de 235 RU por mililitro (valor de referencia menor de 180).

 

 

PONENTE

Causas de hipofosfatemia dependientes de FGF-23 incluyen la osteomalacia inducida por tumores (un raro síndrome  paraneoplásico  en el que un tumor secreta FGF-23) y ligado al cromosoma X, autosómico dominante y el raquitismo hipofosfatémico hereditario autosómico recesivo. Dado que el raquitismo hipofosfatémico hereditario casi siempre se manifiesta temprano en la vida, el caso actual es muy sugestivo de osteomalacia inducida por tumor. Tumores que causan este síndrome son típicamente de origen mesenquimatoso y de carácter benigno; la escisión proporciona la mejor posibilidad de curación. Un examen físico completo debería de ser realizado; estos tumores pueden localizarse  en cualquier parte del cuerpo pero tienen predilección por las piernas y la pelvis, seguido de la  región de la cabeza y el cuello. Si no se encuentran masas en el examen, imágenes funcionales de todo el cuerpo como un PET con 18F-fluorodesoxiglucosa [FDG] asociada a TC, una tomografía  de fotón único con octreotide [SPECT], o galio-68 [68Ga] –Dotatate PET-CT, con preferencia por el último cuando sea posible) ser realizado, seguido de imágenes enfocadas si se identifica un área de mayor absorción.

 

 

EVOLUCIÓN

Un cuidadoso reexamen no reveló ninguna sospecha de masas. El paciente se sometió a PET/TC con Dotatate-68Ga, que mostró un área focal de aumento captación en la región del primer metatarsiano derecho (Figura 2A). Imágenes de resonancia magnética posteriores del pie derecho mostraron una masa con mineralización de 2,2 cm en los tejidos blandos subcutáneos adyacentes a la cara plantar medial de la  primera articulación metatarsofalángica, correspondiente al área de aumento de captación de dotatate (Fig. 2B).

 

 



Figura 2. Estudios de imagen.

Una tomografía computarizada scan por emisión de positrones con el uso de galio-68-Dotatate muestra aumento de la captación focal en el primer metatarsiano derecho (Panel A, recuadro). Imágenes por resonancia magnética del pie derecho muestra una masa  subcutánea, mineralizada, de 2,2 cm,  adyacente a la cara medial plantar de la primera articulación metatarsofalángica (Panel B, flechas).

 

 

PONENTE

La  paciente debe ser derivada para extirpación quirúrgica con amplios márgenes para asegurar una resección completa. Ella debería recibir un tratamiento agresivo de calcio y suplementos de vitamina D para apoyar la remineralización ósea  y prevención del hiperparatiroidismo secundario después de la resección.

 

 

EVOLUCIÓN

La  paciente fue derivada a un cirujano ortopédico, quien extirpó el tumor. El análisis patológico mostró un tumor mesenquimal fosfatúrico (Fig. 3). Al tercer día posoperatorio, el nivel de FGF-23 se había normalizado a 59 RU por mililitro. El nivel de fosfato sérico suero se normalizó más lentamente, aumentando a 2,5 mg por decilitro en el tercer día posoperatorio y a 5,3 mg por decilitro en el día 45 del posoperatorio. Después de la cirugía, el paciente recibió 50.000 UI de ergocalciferol cada semana durante 8 semanas y 1000 mg de suplementación diaria de calcio elemental. Su marcha progresivamente mejoró y el dolor de huesos disminuyó gradualmente, aunque todavía caminaba con un bastón. A los 5 meses después de la resección, calificó su dolor de tobillo como 3 en una escala de 0 a 10.La repetición de las radiografías de los tobillos 3 meses después de la cirugía mostró fracturas de insuficiencia con  curación de la tibias distales y calcáneo derecho. A los 8 meses después de la resección, caminaba sin ayuda, con completa resolución del dolor de tobillo. Una densitometía  DXA fue planeada para 1 año después de la cirugía.

 


Figura 3. Hallazgos histopatológicos.

Una sección histológica muestra un tumor de tejido blando circunscrito que consiste en hueso tejido intercalado con focos  de células tumorales (Panel A, asteriscos). Un aumento mayor muestra que el tumor está compuesto de uniformes, cortos células fusiformes con cromatina fina y citoplasma eosinofílico, dispuestas en patrones de crecimiento fascicular y perivascular (Panel B). Un aumento mayor también muestra focos de calcificación "sucia" con una apariencia floculante y basófila (Panel C). El tumor muestra una extensa deposición de hueso tejido (panel D, asteriscos) con prominentes osteoclastos (Panel D, flechas). Estas características histológicas son características de los tumores mesenquimales fosfatúricos.

(Se utilizó tinción con hematoxilina y eosina en todos los paneles).

 

COMENTARIO

En este caso, una paciente con antecedentes de fracturas atraumáticas se  presenta con síntomas que despertaron preocupación por probables fracturas adicionales por insuficiencia. La presencia de tales fracturas fue confirmado en la imagen. El laboratorio y los estudios radiológicos revelaron un diagnóstico de osteomalacia tumor inducida por tumor, que se curó con la escisión del tumor.

El dolor de huesos, las fracturas y la dificultad para caminar con los que la paciente se presentó,  son manifestaciones comunes de la osteomalacia. A pesar de que la debilidad muscular proximal es otra característica prominente de la osteomalacia, no está presente en todos los pacientes. En este caso, el diagnóstico de la osteomalacia dependía del nivel de fosfato sérico, un electrolito que a menudo se pasa por alto. A pesar de que se puede estimar la excreción fraccionada de fosfato de una muestra de orina al azar, la mayoría de las evaluaciones más precisa es con una muestra de orina puntual en ayunas (la primera muestra obtenida después de la primera micción por la mañana) y simultánea evaluación de fosfato y creatinina séricos para permitir el cálculo de la reabsorción  tubular máxima de fosfato normalizada para el tasa de filtración glomerular (TmP / GFR)en 24 horas

La recolección de orina también se puede utilizar, pero los resultados son menos precisos porque reflejan niveles de fósforo dietético durante todo el día. Calculado con el uso de un nomograma, un TmP / GFR de menos de 0,80 mmol por litro es consistente con pérdida renal de fosfato a cualquier edad1.

El bajo nivel de calcitriol fue una pista importante en este caso en cuanto a la presencia de FGF-23, que puede ser medido con el uso de un ensayo dirigido al fragmento de péptido C-terminal o la hormona intacta; el fragmento C-terminal muestra menos variabilidad intraindividual, pero la hormona intacta es más biológicamente activa2. Una causa de hipofosfatemia dependiente de FGF-23 se supone que es osteomalacia inducida por tumores.

El tumor de la paciente se localizó con éxito con el uso de 68Ga-Dotatate PET-CT, nuevas  imágenes funcionales basadas en el método del receptor de somatostatina. Tumores mesenquimales, que componen la gran mayoría de los tumores causales en tumores induciendo osteomalacia, expresan receptores de somatostatina, particularmente subtipo de receptor de somatostatina 2 (SSTR2) .3 68Ga-Dotatate se une con alta afinidad con SSTR2, lo que probablemente explica su mayor sensibilidad (55 a 100%) y especificidad (86 a 100%) en la osteomalacia inducida por tumores que los de FDG-PET-CT o marcados con indio-111 octreotida SPECT.4-6 Donde esté disponible y asequible, 68Ga-Dotatate PET-CT debe ser la primera línea estudio de imágenes en la osteomalacia inducida por tumores.

Las imágenes funcionales siempre deben incluir todo el cuerpo. Debido a su pequeño tamaño, los tumores puede que nunca se localicen en algunos pacientes. Si el tumor está localizado y la cirugía es factible, se recomienda la escisión quirúrgica completa para lograr la curación. La escisión con márgenes amplios es vital, incluso en esta condición abrumadoramente benigna; en un estudio retrospectivo de 230 casos de tumores induciendo osteomalacia, persistió el 11% de los tumores después de la cirugía y un 7% adicional recurrió. Se identifican múltiples tumores, venosos aguas abajo en el muestreo para FGF-23 que puede identificar la causa del  tumor para extirpación.8 Radioterapia, radiofrecuencia ablación y crioablación también se ha utilizado con éxito en informes de casos y casos serie de pacientes que no eran candidatos a la cirugía 9-11 Si la cirugía o los métodos ablativos no pueden perseguirse, está indicada la terapia médica. Un régimen estandar incluye de 15 a 60 mg por kilogramo de peso corporal por día de suplementos de fosfato dividido en cuatro o cinco dosis diarias y 15 a 60 ng por kilogramo por día de calcitriol dividido en dos o tres dosis diarias para apuntar un nivel de fosfato sérico bajo a normal. Niveles de calcio sérico, fosfato, hormona paratiroidea, y el calcio en orina debe controlarse cada 3 meses para evitar el hiperparatiroidismo secundario, hipocalcemia o hipercalcemia e hipercalciuria.12 En un informe de caso reciente de tumores inductores de osteomalacia de meningiomas inoperables, tratamiento con burosumab, un anticuerpo monoclonal que bloquea la acción del FGF 23circulante, resultó en la normalización de los niveles de fosfato y disminución del dolor13; ensayos de su uso en tumores induciendo la osteomalacia están en curso (ClinicalTrials .gov, NCT02304367 y NCT03775187).

Hasta que se disponga de más datos, burosumab debe reservarse para pacientes en los que la cirugía o procedimientos ablativos están contraindicados y en quien se encuentra la terapia médica tradicional ineficaz o se asocia con inaceptable efectos secundarios como malestar gastrointestinal o diarrea.

Después de la cirugía, la curación se confirma mediante la normalización de FGF-23 y niveles de fosfato. FGF-23 intacta se puede normalizar en horas debido a su corta vida media, mientras que FGF-23 C-terminal puede tardar días o semanas en normalizarse, a pesar de una disminución inicial igualmente rápida. El nivel del fosfato sérico se normaliza en unos días y el calcitriol y niveles de hormona paratiroidea generalmente suben  a niveles suprafisiológicos antes de normalizar varios días después de la cirugía.14 Inmunohistoquímica en el análisis del tumor para FGF-23 a menudo no es necesario porque el aspecto patológico de tumores mesenquimales fosfatúricos es característico. Casi el 50% de estos tumores albergar fusiones de genes (por ejemplo, FN1-FGFR1 y FN1 – FGF1), que puede proporcionar más información en tumorigénesis y puede servir como tratamiento futuro.

Aunque el dolor de huesos y otros síntomas disminuyen poco después de la cirugía, pueden tardar un año o más para resolver completamente.12 La paciente en este caso también puede haber tenido pérdida ósea por otras razones, dado su historial familiar y menopausia precoz, y una DXA repetida sería apropiada a continuación arriba. Pautas específicas de seguimiento postoperatorio faltan, pero el control de rutina del calcio, fosfato, 25-hidroxivitamina D y niveles de hormona paratiroidea a medida que el hueso se remineraliza es importante, al igual que la suplementación con calcio y vitamina D según sea necesario.

Este caso subraya la importancia de evaluarel nivel de fosfato en un paciente con múltiples fracturas. El hallazgo de hipofosfatemia, y las pruebas adicionales dirigidas a esta anormalidad, condujo a la identificación del FGF- 23: secreción de tumor en el pie y permitió el tratamiento curativo.

 

Traducción de :

“The Game Is Afoot”

Nicholas Yozamp, M.D., Jason L. Hornick, M.D., Ph.D., Christopher P. Chiodo, M.D., Amy L. Miller, M.D., Ph.D., and Joseph Loscalzo, M.D., Ph.D.

NEJM

 

https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMcps1913599

 

References

1. Walton RJ, Bijvoet OL. Nomogram for

derivation of renal threshold phosphate

concentration. Lancet 1975; 2: 309-10.

2. Smith ER, Cai MM, McMahon LP, Holt

SG. Biological variability of plasma intact

and C-terminal FGF23 measurements.

J Clin Endocrinol Metab 2012; 97: 3357-65.

3. Houang M, Clarkson A, Sioson L, et al.

Phosphaturic mesenchymal tumors show

positive staining for somatostatin receptor

2A (SSTR2A). Hum Pathol 2013; 44:

2711-8.

4. Agrawal K, Bhadada S, Mittal BR,

et al. Comparison of 18F-FDG and 68Ga

DOTATATE PET/CT in localization of tumor

causing oncogenic osteomalacia. Clin

Nucl Med 2015; 40(1): e6-e10.

5. Jadhav S, Kasaliwal R, Lele V, et al.

Functional imaging in primary tumourinduced

osteomalacia: relative performance

of FDG PET/CT vs somatostatin receptorbased

functional scans: a series of nine

patients. Clin Endocrinol (Oxf) 2014; 81:

31-7.

6. El-Maouche D, Sadowski SM, Papadakis

GZ, et al. 68Ga-DOTATATE for tumor

localization in tumor-induced osteomalacia.

J Clin Endocrinol Metab 2016; 101:

3575-81.

7. Li X, Jiang Y, Huo L, et al. Nonremission

and recurrent tumor-induced osteomalacia:

a retrospective study. J Bone

Miner Res 2020; 35: 469-77

8. Andreopoulou P, Dumitrescu CE, Kelly

MH, et al. Selective venous catheterization

for the localization of phosphaturic

mesenchymal tumors. J Bone Miner Res

2011; 26: 1295-302.

9. Tarasova VD, Trepp-Carrasco AG,

Thompson R, et al. Successful treatment

of tumor-induced osteomalacia due to an

intracranial tumor by fractionated stereotactic

radiotherapy. J Clin Endocrinol

Metab 2013; 98: 4267-72.

10. Hesse E, Rosenthal H, Bastian L. Radiofrequency

ablation of a tumor causing

oncogenic osteomalacia. N Engl J Med

2007; 357: 422-4.

11. Tella SH, Amalou H, Wood BJ, et al.

Multimodality image-guided cryoablation

for inoperable tumor-induced osteomalacia.

J Bone Miner Res 2017; 32: 2248-

56.

12. Chong WH, Molinolo AA, Chen CC,

Collins MT. Tumor-induced osteomalacia.

Endocr Relat Cancer 2011; 18(3): R53-

R77.

13. Day AL, Gutiérrez OM, Guthrie BL,

Saag KG. Burosumab in tumor-induced

osteomalacia: a case report. Joint Bone

Spine 2020; 87: 81-3.

14. Chong WH, Andreopoulou P, Chen

CC, et al. Tumor localization and biochemical

response to cure in tumor-induced

osteomalacia. J Bone Miner Res 2013; 28:

1386-98.

15. Lee J-C, Su S-Y, Changou CA, et al.

Characterization of FN1-FGFR1 and novel

FN1-FGF1 fusion genes in a large series of

phosphaturic mesenchymal tumors. Mod

Pathol 2016; 29: 1335-46.

Cuando se engaña hasta el final...

$
0
0

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

HISTORIA

Un hombre de 34 años acudió a un hospital comunitario en Vancouver, Canadá, con una historia de 1 mes de dolor abdominal difuso constante, fatiga y anorexia asociada con una pérdida de peso de 2,7 kg pero sin fiebre ni sudores nocturnos. Reportó estreñimiento pero no diarrea, melena ni hematoquecia. Su historial médico e historial de viajes eran anodinos.

 

 

PONENTE

El diagnóstico diferencial del dolor abdominal difuso subagudo en un hombre joven es amplio e  incluye afecciones inflamatorias (por ejemplo, enfermedad de Crohn), cáncer,  obstrucción, afección patológica hepática o biliar, pancreatitis, enfermedad celíaca, insuficiencia suprarrenal, porfiria aguda intermitente, infección (p. ej., helmintos o relacionado con el virus de la inmunodeficiencia humana [VIH]), causas metabólicas (p. ej., hipercalcemia o ingestión de sustancias tóxicas), y como diagnóstico de exclusión, causas funcionales.

 

 

EVOLUCIÓN

El paciente era de India, pero había vivido en Canadá desde los 13 años. Él trabajaba en un negocio familiar y vivía con su esposa y sus padres. Sus medicamentos incluían gabapentina, ibuprofeno y acetaminofén con codeína, todos los cuales le habían recetado para su dolor reciente. Informó que no usaba productos con nicotina, no bebía alcohol ni usaba drogas ilícitas.

En el examen, la temperatura del paciente era de 36,7 ° C, la presión arterial 117/73 mm Hg, el pulso 99 latidos por minuto, la saturación de oxígeno 99% mientras respiraba aire ambiente y la frecuencia respiratoria era de 16 respiraciones por minuto. Impresionaba  delgado con palidez conjuntival. La presión venosa yugular estaba 1 cm por encima del ángulo esternal. Los exámenes cardíaco, respiratorio y neurológico fueron normales. No había adenopatías palpables. El examen abdominal reveló sensibilidad leve en el cuadrante inferior izquierdo, sin dolor de rebote, ascitis, masas u organomegalia. Los ruidos intestinales eran normales.

 

 

PONENTE

El paciente está afebril, sin foco evidente de infección. La presión venosa yugular sugiere disminución de volumen, que podría ser una manifestación de la afección que está causando su dolor abdominal (por ejemplo, insuficiencia suprarrenal) o una consecuencia del dolor (por ejemplo, disminución de la ingesta oral).

 

 

EVOLUCIÓN

El nivel de hemoglobina fue de 7,7 g por decilitro y el hematocrito del 25%, con un volumen corpuscular medio  de 73 fl. El recuento de plaquetas fue de 344.000 por milímetro cúbico, y el recuento de glóbulos blancos 11,300 por milímetro cúbico, con un 90% de leucocitos polimorfonucleares y un recuento normal de eosinófilos. El nivel de ferritina fue 316 ng por mililitro (rango normal, 15 a 300), el nivel de hierro 184 μg por decilitro (rango normal, 60 a 150 μg por decilitro), la capacidad total de fijación de hierro 290 μg por decilitro (normal rango, 250 a 425 μg por decilitro), y la saturación de transferrina 63% (rango normal, 20 a 55). Un frotis de sangre periférica mostró eritrocitos nucleados ocasionales, policromasia, punteado basófilo, cuerpos de   Pappenheimer, células en forma de lágrima y microcitosis (Figura 1). El nivel de aspartato aminotransferasa fue 100 U por litro (rango normal, 10 a 38), el nivel de alanina aminotransferasa 162 U por litro (rango normal, 10 a 80), la γ-glutamiltransferasa de 195 U por litro (rango normal, 15 a 80), y el nivel de fosfatasa alcalina 132 U por litro (rango normal, 30 a 135); la bilirrubina y el lactato los niveles de deshidrogenasa eran normales. No había disponibles análisis de sangre recientes para su comparación. Los resultados de las pruebas de función renal fueron normales, al igual que los niveles de electrolitos, tirotropina, vitamina B12 sérica y proteína C reactiva; el RIN y  el tiempo de tromboplastina  parcial activado. Una tomografía computarizada (TC) del abdomen reveló engrosamiento del recto y colon sigmoide cerca del ángulo hepático, con un íleon terminal de apariencia normal y sin linfadenopatía.

 

 


Figura 1. Frotis de sangre periférica

En este frotis de sangre periférica se observa microcitosis de la serie roja con punteado basófilo. (Tinción de Wright–Giemsa ).

 

 

PONENTE

Las anomalías observadas en la TC justifican la investigación endoscópica. La anemia  microcítica con células rojas nucleadas del paciente es interesante. Un nivel de ferritina superior a 200 ng por decilitro, junto con niveles elevados de hierro sérico y de saturación de transferrina, son incompatibles con deficiencias de hierro. El nivel normal de proteína C reactiva hace que una causa inflamatoria de anemia (es decir, anemia de enfermedad crónica) sea poco probable, aunque no lo descarta. En un paciente de ascendencia de Asia meridional, debe considerarse la talasemia; sin embargo, no explicaría su dolor abdominal. Una electroforesis de proteínas en suero y orina, un test  de antiglobulina directa, medición de la haptoglobina sérica y medición del nivel de la hemoglobina con el uso de cromatografía líquida de alto rendimiento deben realizarse. Pruebas  serológicas  para el VIH y los virus de la hepatitis A, B y C también debe realizarse, sobre todo teniendo en cuenta los  niveles elevados de enzimas hepáticas del paciente. También valdrá la pena medir el nivel de plomo en sangre, ya que el envenenamiento por plomo puede causar anemia microcítica con punteado basófilo y dolor abdominal.

 

 

EVOLUCIÓN

El paciente fue ingresado en el hospital para mayor investigación. La endoscopia superior e inferior reveló mucosa de apariencia normal, sin sangrado o inflamación; muestras de biopsia al azar del recto, íleon terminal,  estómago y duodeno fueron obtenidas. Una ultrasonografía del hígado reveló infiltración grasa difusa. El paciente recibió morfina, que redujo su dolor. Fue dado de alta a su domicilio con pantoprazol en una dosis de 40 mg por día; dada la presencia de anemia  microcítica, el diagnóstico presuntivo fue talasemia, aunque los resultados de la electroforesis de hemoglobina  estaba pendiente. Después del alta, se recibieron las muestras de biopsia gástrica que  mostraron evidencia de infección por Helicobacter pylori; a pesar del tratamiento con lansoprazol, amoxicilina y claritromicina, los síntomas no remitieron. Los exámenes de las otras muestras de biopsia fueron negativas, al igual que la prueba para hemoglobinopatía.

Durante las siguientes 6 semanas, el paciente tuvo tres visitas posteriores al servicio de urgencias por  dolor abdominal continuo. Fue referido un gastroenterólogo para un estudio con cápsula endoscópica; los resultados fueron normales. Luego fue readmitido en el hospital; había perdido 11 kg adicionales de peso y tenía un nuevo dolor de cabeza en el lado derecho que había durado de 2 a 3 horas, con náuseas asociadas pero sin fotofobia o rigidez en el cuello. Permaneció afebril. Las pruebas serológicas para los virus de la hepatitis A, B y C, pruebas de sífilis e infección por VIH, la electtroforesis de proteínas séricas, una punción lumbar, hemocultivos, urocultivos, radiografía de tórax e imágenes de resonancia magnética (IRM) de la cabeza y columna vertebral, fueron todos  normales.  El paciente fue visto por un neurólogo, un reumatólogo, y un especialista en enfermedades infecciosas. Y finalmente fue dado de alta a casa con un diagnóstico poco claro de enfermedad viral y seguimiento ambulatorio con un hematólogo. Recibió una prescripción de hidromorfona según fuese necesario  para el dolor abdominal continuo.

 

 

PONENTE

El paciente sigue teniendo dolor abdominal. y pérdida de peso progresiva, sin unificación diagnóstica. Terapia cuádruple para la infección por H. pylori en lugar de la triple terapia que recibió es preferible y debe confirmarse la erradicación, aunque la posible presencia de tal infección todavía no explica el cuadro clínico de anemia que no se debe a deficiencia de hierro. Aunque la α-talasemia aún no está descartada mediante la prueba, este trastorno no explicaría su dolor abdominal ni el dolor de cabeza. La esteatosis hepática observada en la ecografía puede explicar sus niveles elevados de enzimas hepáticas; su historia de consumo de alcohol debe reevaluarse y se deben considerar otros factores de riesgo metabólico. La ausencia de fiebre combinada con un nivel de proteína C reactiva normal, cultivos negativos y los hallazgos normales en el análisis del líquido cefalorraquídeo no apoyan causas infecciosas o inflamatorias. Cuando uno se enfrenta a una constelación de síntomas inexplicables, puede ser útil concentrarse en un hallazgo objetivo con un diagnóstico diferencial limitado. La anemia microcítica es uno de esos hallazgos. La deficiencia de hierro, la causa más común, ha sido descartada, al igual que la talasemia; las otras condiciones que pueden causar una anemia microcítica son la inflamación, las anemias sideroblásticas (congénitas o adquiridas) y el envenenamiento por plomo. Las anemias sideroblásticas  son trastornos raros de la médula ósea caracterizados por una acumulación anormal de hierro en las mitocondrias de los precursores eritroides, que pueden manifestarse como sideroblastos en anillo en el aspirado de médula ósea. Las formas congénitas de anemias ssideroblásticas como las ligadas al cromosoma X se manifiestan típicamente en la infancia. La anemia sideroblástica adquirida puede ser causada por el consumo de alcohol, medicamentos como isoniazida y linezolid (que el paciente no ha recibido), o deficiencia de cobre, que puede ser causado por una ingestión excesiva de zinc o por trastornos de malabsorción. Dado entonces  una anemia microcítica inexplicada con células rojas nucleadas, los niveles sanguíneos de plomo y cobre deben ser evaluado; si los niveles son normales, le recomendaría  una biopsia de médula ósea.

 

 

EVOLUCIÓN

Una semana después, el paciente regresó al hospital después de haber presenciado una convulsión generalizada. A pesar del tratamiento con diazepam y fenitoína, tuvo convulsiones recurrentes posteriores con somnolencia  interictal que resultó en intubación y traslado a la unidad de cuidados intensivos. Estaba afebril en la presentación. Un examen neurológico hno mostró ninguna lesión focal. La TC de la cabeza fue normal. El examen de detección de drogas en orina fue positivo solo para los opioides, un hallazgo que fue consistente con sus medicamentos recetados, y no fue detectado  etanol  en el suero. Sus análisis de sangre continuaronindicando anemia microcítica, y tenía un nivel normal de proteína C reactiva. Sus enzimas hepáticas ahora eran normales. La tráquea se extubó el segundo día de hospitalización. Examen de una muestra de biopsia de médula ósea y el aspirado de médula ósea mostró las tres líneas hematopoyéticas normales con sideroblastos en anillo ocasionales (Fig.2) y sin evidencia de mielodisplasia o de un trastorno linfoproliferativo. En el hospital el día 6, se informó un nivel sérico críticamente elevado de protoporfirina libre (612,4 μg por decilitro) (rango normal, 15 a 50 μg por decilitro); este análisis había sido solicitado en sangre para investigar porfiria.

 

 


Figura 2. Extendido de un aspirado de médula ósea.

Un aspirado de médula ósea muestra sideroblastos en anillo con gránulos de hierro alrededor de un núcleo de un precursor eritroide (tinción con Azul de Prusia)

 

 

PONENTE

Las porfirias hepáticas agudas,  la más común  de las cuales es la porfiria aguda intermitente, puede producir síntomas neuroviscerales, como dolor abdominal y convulsiones, pero no causaría anemia. La porfiria aguda intermitente tampoco causa niveles elevados de protoporfirina, que se asocian con la protoporfiria, una forma cutánea de porfiria que no es compatible con la presentación de este paciente. Más bien, un nivel elevado de protoporfirina libre puede ser causado por envenenamiento por plomo, y este ahora parece ser el probable diagnóstico. Los sideroblastos en anillo ocasionales pueden también puede verse en pacientes con efectos tóxicos por exposición al plomo. Un nivel de plomo en sangre debe ser medido, aunque el paciente haya tenido suficiente evidencia como para que el dosaje  se haya realizado mucho antes en el curso clínico de su enfermedad.

 

 

EVOLUCIÓN

El nivel sérico elevado de protoporfirina libre, combinado con el dolor abdominal del paciente, convulsiones, y evidencia de laboratorio de anemia microcítica, se consideró indicativo de envenenamiento por plomo. El nivel de plomo en sangre fue notablemente elevado, a 94,4 μg por decilitro (valor normal, menos de 5 μg por decilitro).

 

 

PONENTE

Ahora que el diagnóstico de intoxicación por plomo ha sido confirmado, es importante identificar la fuente para evitar una exposición continua. Se debe tomar una historia ocupacional completa, así como una evaluación de cualquier potencial exposición ambiental en el hogar. Fuentes especificas preguntar sobre terapias ayurvédicas, suplementos herbales, y utensilios de cocina de cerámica vidriada.

 

 

EVOLUCIÓN

No se pudieron identificar  exposiciones ocupacionales o ambientales, y el paciente informó que no usaba  suplementos herbales o medicamentos ayurvédicos y no usaba de utensilios de cocina de cerámica vidriada. Aunque el paciente había informado previamente que no usaba drogas ilícitas, su padre reveló que el paciente había estado usando opio. El paciente posteriormente divulgó los detalles de su uso de sustancias. Había comenzado a consumir opio, que que había obtenido de un cliente en su negocio, 2 años antes. Antes de que el paciente fuera hospitalizado, había estado usando opio a diario y había gastado aproximadamente $ 2,000 dólares  por mes de opio. Lo había ingerido por vía oral, sin uso intravenoso. Sus síntomas de abstinencia había incluido náuseas, sudoración y temblores. Él estaba motivado para dejar de consumir opio y empezar terapia con agonistas opioides con buprenorfina-naloxona.

La estigmatización a menudo impide que los pacientes sean comunicativos cuando se les pregunta sobre su consumo de sustancias en un entorno clínico. Como mínimo, este paciente cumple los criterios para un trastorno por consumo moderado de opioides; terapia con agonistas opioides con buprenorfina o metadona, junto con tratamiento psicosocial, si lo desea. Es notable que había recibido recetas de varios opioides, incluyendo codeína e hidromorfona, para tratar su dolor abdominal sin su personal médico tener conocimiento de su trastorno por consumo de opioides. Sin el conocimiento de sus médicos tratantes, estuvo en riesgo  de padecer efectos tóxicos así como un cuadro de abstinencia. El opio es la fuente probable de su envenenamiento con plomo, sobre la base de varios informes de casos de este fenomeno, particularmente del Medio Este. Se obtuvo una muestra del opio para su análisis; por inducción de plasma espectrometría de masas confirmó la presencia de plomo, a 23 ppm. En consulta con el centro local de control de intoxicaciones, y sin cambios residuales en el estado mental, el paciente recibió terapia de quelación con oral ácido meso 2,3-dimercaptosuccínico (succímero) por 18 días. Fue dado de alta a casa con instrucciones. tomar buprenorfina-naloxona (en una dosis de 4 mg y 1 mg, respectivamente) y fue referido a los servicios comunitarios de apoyo a las adicciones.

Los síntomas del paciente de abdomen y dolor musculoesquelético, letargo y anorexia disminuyeron rápidamente, y en una visita de seguimiento 6 meses más tarde, su nivel de plomo en sangre había bajado a 35,0 μg por decilitro. En seguimiento más de 1 año después, se mantuvo abstinente de opio con tratamiento continuo con buprenorfina-naloxona, e informó que no había tenido convulsiones recurrentes desde su hospitalización previa.

 

 

Comentario

El envenenamiento por plomo es un diagnóstico que a menudo se pasa por alto. Aunque las características clínicas típicas de el dolor abdominal y la pérdida de peso son inespecíficos, un enfoque en el número limitado de causas de anemia microcítica finalmente condujo al diagnóstico. En este caso, la anemia por deficiencia de hierro fue inicialmente considerada un diagnóstico probable, a pesar de  un nivel de ferritina sérica superior a 200 ng por mililitro, lo que hizo que la deficiencia de hierro fuera extremadamente improbable.1 Los errores de diagnóstico en este caso se debió principalmente a una defectuosa síntesis de conocimiento, 2 por lo que los médicos no lograron considerar el envenenamiento por plomo antes en el curso clínico de la enfermedad  a pesar de los signos y síntomas clínicos altamente sugestivos, que incluyen dolor abdominal, anemia microcítica y punteado basófilo. Como resultado,  el paciente se sometió a estudios endoscópicos  repetidos y tuvo complicaciones adicionales. Dado que disponibilidad, precisión y costo relativamente bajo de la prueba de plomo en suero, esta prueba debe realizarse con prontitud en pacientes cuya presentación es compatible con envenenamiento por plomo. Una vez documentado elnivel alto, se debe identificar la fuente para evitar una exposición continua. La contaminación con plomo del opio ha dado lugar a miles de casos del envenenamiento por plomo en el Medio Oriente3 y varios casos en Europa4,5 y Australia.6 Este caso destaca el efecto del comercio de las drogas ilícitas globalizadas, por el cual se produjo el envenenamiento por plomo por opioen Norte América.

El envenenamiento por plomo puede resultar de la exposición de corto o de largo plazo, siendo esta última más común entre los adultos. Los síntomas de este paciente son probablemente  resultado de una exposición constante durante un período prolongado de tiempo, aunque puede haber sido exacerbado por ingestiones más grandes y a corto plazo.

El plomo afecta a numerosos sistemas orgánicos; los síntomas  y signos comunes incluyen malestar gastrointestinal, estreñimiento y estado mental alterado, aunque la presentación es variable y depende sobre la duración de la exposición. Características comúnmente vistas en el examen físico que son consistentes con envenenamiento por plomo incluyen pigmentación azulada en la línea de las encías (denominadas "líneas de plomo" o “ribete de Burton”); hipertensión, que se observa en pacientes con exposición; y neuropatía periférica, observada en pacientes que han tenido exposición a corto o largo plazo, aunque ninguno de estos signos son particularmente sensibles al envenenamiento por plomo.5,7,8

La anemia generalmente se manifiesta con un nivel de plomo en sangre de más de 50 μg por decilitro.7 Encefalopatía grave, que puede incluir la aparición de convulsiones, característicamente ocurre a un nivel muy alto de plomo en sangre (más de 100 μg por decilitro en adultos); en este paciente, la convulsión se produjo en un nivel ligeramente inferior nivel de plomo en sangre (94,4 μg por decilitro), pero es presuntamente atribuible al plomo, en ausencia de una explicación alternativa.9 Con la exposición a largo plazo de bajo nivel, las manifestaciones neurológicas puede ser más insidiosas y puede incluir deterioro de la memoria e irritabilidad.7 Las elevaciones leves por  largos plazos del nivel de plomo en sangre (más de 10 μg por decilitro) están asociados con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, disfunción renal y efectos neurocognitivos, destacando la necesidad de evitar incluso exposiciones  de bajo nivel 8-11 El punteado basófilo de los eritrocitos es un hallazgo característico en casos de intoxicación por plomo, pero también puede estar asociado con el envenenamiento por arsénico, anemia sideroblástica, síndrome mielodisplásico, talasemia y otras afecciones.12

La terapia de quelación con succímero o  EDTA disódico cálcico está indicado para pacientes con nivel de plomo en sangre superior a 80 μg por decilitro, como en este caso. Dependiendo de la duración de la exposición al plomo y los síntomas, tal terapia también puede estar indicada para pacientes con niveles más bajos de plomo en sangre; la participación de un toxicólogo o un médico ocupacional y ambiental son  útiles en la toma de decisiones.

Una vez que se inicia la terapia de quelación, los pacientes se controlan de cerca para detectar posibles efectos secundarios, incluyendo insuficiencia hepática y renal, así como síntomas que empeoran transitoriamente debido a la movilización de plomo desde el tejido y el hueso hacia la sangre. La magnitud de la reducción de los síntomas es variable; tales cambios pueden ocurrir durant el curso de varias semanas o sustancialmente más (más de un año). Dado que la eliminación del plomo del sistema nervioso central es un lento proceso, los efectos neurocognitivos pueden resolverse lentamente y de forma incompleta, y existe la preocupación de que la exposición acumulada al plomo puede acelerar el deterioro cognitivo.10

En Irán y otros países del Medio Oriente, numerosos casos de envenenamiento por plomo por opio contaminado se han reportado3. En un período de 18 meses de 2016 a 2017, más de 4000 personas en dos grandes hospitales en Teherán fueron tratados por envenenamiento por plomo resultante de la ingestión de opio.3 La concentración de plomo encontrado en la muestra de opio analizada en este caso, 23 ppm, está dentro del rango de concentraciones reportadas en otros casos de ingestión de opio, en el que las concentraciones variaron de 1.8 a 3200 ppm.13,14 El motivo de la contaminación por plomo en el opio no se conoce, pero dos hipótesis principales son:  que se agrega plomo para aumentar el peso, lo que aumenta las ganancias, o que resulta del proceso de fabricación.

La mayoría de las 10.500 toneladas de opio ilícito proviene de Afganistán15. El porcentaje de opio ilícito que está contaminado con plomo no está claro, pero el número de casos de envenenamiento por plomo por opio parece estar aumentando.

Se necesita más investigación para identificar la prevalencia del opio contaminado con plomo en suministro de drogas ilícitas en América del Norte.

Una vez que se establece el diagnóstico de intoxicación por plomo, la fuente del plomo a menudo surge de una historia ocupacional, revisión de medicación, o examen de utensilios vidriados de cocina.12 En el caso del opio que contiene plomo, los pacientes no pueden revelar su uso de sustancias o puede no ser consciente de la posibilidad de opio como una fuente potencial. Una mayor conciencia entre practicantes y médicos es necesario hacer el diagnóstico y conectar al paciente con servicios de adicción.

 

Traducción de:

Led Astray

Samantha Young, M.D., Luke Chen, M.D., Wesley Palatnick, M.D., Patrick Wong, M.D., and Justin Wong, M.D.

NEJM

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcps1900799?af=R&rss=currentIssue

 

 

 

References

1. Guyatt GH, Oxman AD, Ali M, Willan

A, McIlroy W, Patterson C. Laboratory

diagnosis of iron-deficiency anemia: an

overview. J Gen Intern Med 1992; 7: 145-53.

2. Graber ML, Franklin N, Gordon R.

Diagnostic error in internal medicine.

Arch Intern Med 2005; 165: 1493-9.

3. Ghane T, Zamani N, Hassanian-

Moghaddam H, Beyrami A, Noroozi A. Lead

poisoning outbreak among opium users in

the Islamic Republic of Iran, 2016-2017.

Bull World Health Organ 2018; 96: 165-72.

4. Azizi A, Ferguson K, Dluzewski S,

Hussain T, Klein M. Chronic lead poisoning

in an Iranian opium smoker resident

in London. BMJ Case Rep 2016; 2016:

bcr2016215965.

5. Helmich F, Lock G. Burton’s line from

chronic lead intoxication. N Engl J Med

2018; 379(19): e35.

6. Law S, Ackerly I, Scott-Rimmington B,

Nallaratnam K. Two cases of lead poisoning

from inhaled opium in Victoria. Emerg

Med Australas 2019; 31: 144-5.

7. Abadin H, Ashizawa A, Stevens Y-W,

et al. Toxicological profile for lead. Atlanta:

Agency for Toxic Substances and Disease

Registry, 2007 (https://www .ncbi .nlm

.nih .gov/ pubmed/ 24049859).

8. Navas-Acien A, Guallar E, Silbergeld

EK, Rothenberg SJ. Lead exposure and

cardiovascular disease — a systematic review.

Environ Health Perspect 2007; 115:

472-82.

9. Gidlow DA. Lead toxicity. Occup Med

(Lond) 2015; 65: 348-56.

10. Kosnett MJ, Wedeen RP, Rothenberg

SJ, et al. Recommendations for medical

management of adult lead exposure. Environ

Health Perspect 2007; 115: 463-71.

11. Shih RA, Hu H, Weisskopf MG,

Schwartz BS. Cumulative lead dose and

cognitive function in adults: a review of

studies that measured both blood lead

and bone lead. Environ Health Perspect

2007; 115: 483-92.

12. Fralick M, Thomspson A, Mourad O.

Lead toxicity from glazed ceramic cookware.

CMAJ 2016; 188: E521-E524.

13. Aghaee-Afshar M, Khazaeli P, Behnam

B, Rezazadehkermani M, Ashraf-Ganjooei

N. Presence of lead in opium. Arch Iran

Med 2008; 11: 553-4.

14. Zamani N, Hassanian-Moghaddam H.

Ingestion of lead-contaminated packs of

opium. N Engl J Med 2018; 379: 1861.

15. United Nations Office on Drugs and

Crime. World drug report 2018. Vienna:

United Nations, June 2018.

 


NEUMOTÓRAX ESPONTÁNEO HIPERTENSIVO

$
0
0

 

 




Neumotórax derecho hipertensivo severo con desplazamiento de las estructuras mediastinales hacia la izquierda.

Se trata de una emergencia médica porque el paciente  puede presentar insuficiencia respiratoria aguda y colapso cardiovascular por compresión de los grandes vasos. 

En general los pacientes con esta imagen están inestables, disneicos,  con frecuencia respiratoria mayor de 24 por minuto, hipotensos, frecuencia cardíaca mayor de 120 por minuto, saturación menor de 90 por ciento. Deben ser sometidos en forma urgente a la colocación de un tubo de toracotomía. Si por cualquier motivo esta se retrasara, mientras se espera el procedimiento hay que aspirar con aguja el espacio pleural.

 



Cortesía

 Dr. Frank Zurita de Quevedo Ecuador

 

EFECTOS A LARGO PLAZO DE LA COVID 19

VARÓN DE 39 AÑOS CON RASH CUTÁNEO, CEFALEA, FIEBRE, NÁUSEAS Y FOTOFOBIA.

$
0
0

Un hombre de 39 años fue ingresado en este hospital debido a un fuerte dolor de cabeza, náuseas y fotofobia.

El paciente había estado bien hasta aproximadamente 1 mes antes de la presentación actual, cuando se desarrolló una erupción pruriginosa debajo de la cintura, más prominente en la parte superior izquierda del muslo. La erupción era similar a las erupciones transitorias que había tenido en el pasado. Diez días antes de esta presentación, fue vist en la clínica de atención de urgencias de este hospital para una evaluación. En el examen, había cambios de pigmentación en la cara y abdomen inferior, pápulas pequeñas y dispersas que afectaban la parte inferior de las piernas y muñecas, púrpura en el muslo izquierdo y múltiples excoriaciones dispersas. Se hizo un diagnóstico de dermatitis y se lo remitió a un consultorio de dermatología. En la evaluación dermatológica al día siguiente, refirió  picazón severa, incluso en sus oídos. No había usado ningún jabón o detergente nuevo. En el examen, había parches y placas geométricas de eritematoso a violáceas, especialmente en el abdomen debajo de la hebilla del cinturón y en ambas piernas en la ubicación de los bolsillos de los pantalones, con despigmentación y nódulos de prurigo, y había una baja densidad de pápulas color marrón de 2 a 4 mm de diámetro sobre el tronco y las extremidades que eran compatibles con nevos benignos. El resto del examen era normal. Se hizo un diagnóstico de dermatitis de contacto grave y se pensó que estaba causado por monedas o níquel en su ropa. Se administró un curso corto de prednisona.

Nueve días después, a las 4 de la tarde. el día del ingreso, presentó un dolor  que no se parecía a dolores que había tenido anteriormente y que se asociaba con un aumento de la agitación y la inquietud. Se autoadministró ibuprofeno, sin mejoría. Fue llevado al departamento de emergencias de este hospital por su familia.

La historia se obtuvo del paciente y sus familiares. Calificó su dolor en 10 en una escala de 0 a 10 (donde 10 indica el dolor más intenso). Informó fotofobia y náuseas, sin fiebre, rigidez en el cuello, vómitos, tos, disnea, traumatismo craneoencefálico o dolor torácico o abdominal. Tenía melasma y acné; había tenido hidradenitis supurativa y, durante los 8 años anteriores, erupciones pruriginosas recurrentes predominantemente alrededor de la cintura y las axilas que se asociaron con eosinofilia transitoria (910 células por milímetro cúbico [16%]; rango de referencia, 100 a 300). Cuatro años antes, el paciente había tenido una obstrucción parcial del intestino delgado y se sometió a una resección de un divertículo de Meckel. Los medicamentos incluían prednisona e  hidrocloruro de hidroxicina, según sea necesario para la picazón. No tenía alergias conocidas a los medicamentos. La historia de vacunación no se conocía. Había nacido en la República Dominicana, había emigrado a los Estados Unidos hacía 15 años, vivía con su esposa e hijos y trabajaba en el interior en calidad de servicio. Hablaba español como su idioma principal. Rara vez bebía alcohol y no fumaba ni usaba drogas ilícitas. Había visitado la República Dominicana 2 meses antes de que ocurrieran estos síntomas.

En el examen, el paciente estaba orientado a la persona, el lugar y el tiempo y estaba agitado y lloroso, sosteniendo su cabeza y gimiendo. La temperatura fue de 36.7 ° C a 38.1 ° C, el pulso de 153 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria 28 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno al 100% mientras respiraba aire ambiente. Las membranas mucosas estaban secas. Las pupilas tenían un diámetro de 4 mm y eran muy reactivas a la luz. El cuello estaba rígido, con dolor en la flexión y rotación. La fuerza era de 4/5 bilateralmente, el modo de andar era inestable y no podía pararse sin ayuda. El resto del examen era normal. El hematocrito, el nivel de hemoglobina, el recuento de plaquetas y los resultados de las pruebas de función renal y hepática fueron normales, al igual que los niveles de proteína total, albúmina, globulina y calcio en la sangre; otros resultados de la prueba se muestran en la Tabla 1. La tomografía computarizada de la cabeza, realizada sin la administración de material de contraste, no reveló evidencia de hemorragia intracraneal aguda, infarto territorial o lesión de masa intracraneal. Una radiografía de tórax era normal. Se cultivaron muestras de sangre. Un electrocardiograma mostró ritmo sinusal a una velocidad de 132 latidos por minuto y, por lo demás, era normal.

 




TABLA 1

Datos de laboratorio.


Se realizó punción lumbar. Los resultados del análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) se muestran en la Tabla 1. La tinción de Gram del LCR reveló abundantes leucocitos polimorfonucleares y muy pocos cocos grampositivos en pares. Se administraron por vía intravenosa ceftriaxona, vancomicina, aciclovir, magnesio y metoclopramida. El paciente fue ingresado en el hospital. Se agregaron rifampicina, ondansetrón, dexametasona y un agente analgésico narcótico, y se suspendió el aciclovir. Durante el primer día de hospital, las fiebres y los escalofríos se resolvieron, pero el dolor de cabeza y la rigidez del cuello persistieron. Se realizaron pruebas diagnósticas.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

En la presentación a este hospital, este hombre de 39 años estaba gravemente enfermo con una presunta meningitis bacteriana, lo que requiere un diagnóstico y tratamiento rápidos. Por lo tanto, es apropiado enfocarse inicialmente en este problema, con la esperanza de establecer un diagnóstico unificador que explique las numerosas características de este caso.

 

MENINGITIS BACTERIANA AGUDA

El paciente tuvo un inicio repentino de fiebre y rigidez en el cuello, síntomas clásicos de meningitis bacteriana aguda que se encuentran en el examen físico inicial en el 95% y el 88% de los casos, respectivamente.1 Además, el análisis del LCR reveló hallazgos típicos de la meningitis bacteriana, que incluyen marcadamente recuento elevado de glóbulos blancos (13.800 por milímetro cúbico) con un 90% de neutrófilos, hipoglucorraquia, un nivel de proteína total anormalmente elevado y muy pocos cocos grampositivos en pares. De hecho, un recuento de glóbulos blancos de más de 2000 por milímetro cúbico o la presencia de más de 1180 neutrófilos por milímetro cúbico en el LCR es casi 100% específico para el diagnóstico de meningitis bacteriana, 2,3 como es el hallazgo de bacterias en Tinción de Gram del LCR. 4 Por lo tanto, podemos centrar nuestro diagnóstico diferencial en los cocos grampositivos que causan la meningitis bacteriana aguda.

La causa más común de meningitis bacteriana en los Estados Unidos es Streptococcus pneumoniae, un coco grampositivo que es responsable del 58% de todos los casos.5 Aunque la presentación del paciente es compatible con meningitis neumocócica, existen características de este caso que no apoyan este diagnóstico. En primer lugar, los pacientes con meningitis por Streptococcus pneumoniae amenudo tienen infección neumocócica concurrente  fuera del sistema nervioso central, como neumonía, endocarditis, otitis media, mastoiditis o sinusitis.4 En este paciente no fue evidente un pródromo asociado con ninguna de estas infecciones. Además, la aparición de Streptococcus pneumoniae en el Gram suele verse como diplcocos grampositivos con forma de lanceta, que es ligeramente diferente de lo que se vio en este caso. Sin embargo, debido a la posible gravedad de la meningitis neumocócica, el tratamiento empírico dirigido tanto a cepas de Streptococcus pneumoniae  sensibles a la penicilina como a las resistentes a la penicilina es ciertamente apropiada mientras se recopila más información diagnóstica.

Streptococcus  agalactiae (estreptococo del grupo B) es una causa importante de sepsis neonatal y, ocasionalmente, puede causar meningitis bacteriana aguda en adultos.6 Los factores de riesgo para  meningitis estreptocócica del grupo B en adultos incluyen enfermedades coexistentes y la administración previa de glucocorticoides, 7,8, que este paciente haía recibido. Los organismos grampositivos como  Staphylococcus aureus y enterococos pueden causar meningitis bacteriana después de neurocirugía, pero son agentes infrecuentes de meningitis en ausencia de inmunosupresión o focos de infección fuera del sistema nervioso central9-11. De manera similar, las meningitis asociadas a Streptococcus  a salivarius se ha reportado después de la anestesia espinal12 y los procedimientos de mielografía 13, y la meningitis puede ocurrir como consecuencia de infección por Staphilcoccus epidermidis  de derivaciones del sistema nervioso central. Ninguno de estos organismos parece probable dado el historial médico relativamente corriente de este paciente. Otros patógenos bacterianos grampositivos que pueden causar meningitis son Streptococcus  bovis (que puede sembrar las meninges en personas con enfermedad colónica), 14 Streptococcus Pyogenes (un agente raro de meningitis, como una complicación de otitis media severa, sinusitis o faringitis), 15 Streptococcus  suis (una causa común de meningitis en Vietnam pero no en los Estados Unidos), 16 y Streptococcus viridans.17 El bacilo grampositivo Listeria monocytogenes es una causa importante de meningitis bacteriana y, en ocasiones, puede identificarse erróneamente en muestras clínicas como cocos grampositivos.18

Muchos de estos patógenos son causas plausibles de meningitis en este paciente, pero no está claro por qué se desarrolló una infección del sistema nervioso central. Por lo tanto, examinaré los otros problemas médicos principales para buscar una posible explicación.

 

RASH CUTÁNEO

El paciente tenía una historia de 8 años de una erupción recurrente que era pruriginosa, localizada predominantemente alrededor de su cintura y asociada con eosinofilia. Dado que este paciente es de República Dominicana, la erupción intermitente podría ser causada por una infección con el virus linfotrópico T humano tipo 1 (HTLV-1). Este virus, que es endémico en el Caribe y la República Dominicana, 19 causa paraparesia espástica tropical y leucemia de células T en adultos. También causa un síndrome de dermatitis infecciosa que se caracteriza por una erupción eccematosa en una distribución seborreica y se asocia con infecciones recurrentes de estreptococos o estafilococos en la piel y la mucosa20. La erupción asociada con el HTLV-1 generalmente aparece en la infancia y no es compatible con la erupción descrita en este caso.

La erupción recurrente de este paciente se asociaba con eosinofilia intermitente. La infección con un anquilostoma puede causar larva migratoria cutánea (una dermatitis prurítica migratoria) y eosinofilia periférica. Una serie de otras infecciones parasitarias, como gnatostomiasis, oncocercosis, loiasis, fascioliasis y paragonimiasis, pueden causar lesiones en la piel y eosinofilia, pero el paciente no ha estado expuesto a los patógenos que causan estas enfermedades. Otra característica notable de las lesiones cutáneas pruríticas del paciente es que se produjeron predominantemente alrededor de la cintura y los muslos. La infestación con sarna o piojos púbicos puede causar una erupción con picor intenso en esta distribución, y la sarna puede dar lugar a una urticaria generalizada.21 Además, la erupción del bañista de mar prurítica (seabather’s eruption) es causada por larvas de anémonas de mar que quedan atrapadas debajo del traje de baño y causan lesiones en la piel ; La erupción de la esquistosomiasis aviar (también conocida como picazón del nadador) tiene un aspecto similar, pero no ocurre en la piel cubierta por la ropa. Sin embargo, estas erupciones no son transitorias y no se repiten de la manera descrita en este paciente.

Una posible explicación que puede explicar el exantema pruriginoso de este paciente y la eosinofilia intermitente es la estrongiloidiasis crónica. El nematodo intestinal Strongyloides stercoralis es endémico en áreas tropicales y subtropicales, como la República Dominicana, y puede sobrevivir durante décadas en un solo huésped porque puede completar su ciclo de vida dentro del cuerpo humano sin pasar al medio ambiente (Figura 1) .22 Los pacientes con estrongiloidiasis crónica a menudo tienen eosinofilia fluctuante 23, dolor abdominal intermitente y exantemas recurrentes 24, los dos más comunes de los cuales son urticaria alrededor de la cintura y los glúteos y la larva currens, una dermatitis serpiginosa que migra rápidamente25. Estos síntomas se desarrollan como larvas filariformes. La forma infecciosa de Strongiloides  stercoralis, inicia el ciclo de autoinfección penetrando la piel perianal o la mucosa intestinal (Figura 1).

 

 

 



FIGURA 1

Ciclo de vida de Strongiloides stercoralis.

Strongiloides  stercoralis puede completar su ciclo de vida en el ambiente externo (ciclo de vida libre) o dentro de un huésped humano (ciclo parasitario). Las larvas rabditiformes se transforman  en nematodos adultos o en larvas filariformes, la forma infecciosa de Strongilides Stercoralis, que puede penetrar en la piel humana, a menudo a través del pie. Las larvas filariformes luego obtienen acceso al sistema venoso o linfático y migran a los pulmones, desde donde se rompen a través de los alvéolos, ascienden por el árbol bronquial y se tragan. Los nematodos adultos se alojan en el epitelio del intestino delgado y ponen huevos que eclosionan en larvas rabditiformes, la mayoría de las cuales salen del huésped a través de las heces. Algunas de estas larvas rabditiformes se convierten en larvas filariformes en el intestino; Esta es una característica clave de la biología de Strongiloides que permite la autoinfección, que se inicia cuando estas larvas filariformes penetran la piel perianal o la mucosa intestinal. En el síndrome de hiperinfección por Strongiloides, un gran número de larvas filariformes completan el ciclo parasitario. Los datos provienen de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (www.cdc.gov/parasites/strongyloides/biology.html).

 

Nueve días antes de la admisión actual, el paciente había recibido un diagnóstico de dermatitis de contacto debido a la alergia al níquel, lo que parece bastante plausible dada la presencia de lesiones características en el abdomen medio y los muslos anteriores. Fue tratado con prednisona por la erupción, y sospecho que este fue el punto de inflexión en el caso.24 ¿La administración de glucocorticoides y la posterior inmunosupresión han llevado al síndrome de hiperinfección por Strongiloides?

 

SÍNDROME DE HIPERINFECCIÓN POR STRONGILOIDES

El síndrome de hiperinfección por Strongiloides puede desarrollarse en pacientes con estrongiloidiasis crónica cuando la función inmune del huésped se ve afectada. El ciclo de autoinfección de Strongiloides se acelera, lo que lleva a más nematodos adultos en la puesta de huevos en el intestino y un gran aumento posterior en el número de larvas migratorias (Figura 1) .26,27 La administración de glucocorticoides28-30 y, cada vez más, el uso de los inhibidores del factor de necrosis tumoral31,32 son los principales factores de riesgo para el síndrome de hiperinfección por Strongiloides (también llamado strongiloidiasis severa complicada 23); incluso los ciclos cortos de estos medicamentos pueden causar una infección abrumadora y causar la muerte.33 La eosinofilia suele estar ausente durante la hiperinfección, como lo fue en este caso. En la forma más fulminante del síndrome de hiperinfección por Strongiloides, llamada strongiloidiasis diseminada, las larvas filariformes pueden migrar al hígado, el cerebro, los riñones, las meninges y la piel. Además, las larvas filariformes que migran pueden transportar bacterias entéricas al torrente sanguíneo y también causar roturas en la mucosa intestinal que pueden proporcionar una puerta de entrada  para las bacterias intestinales. Como consecuencia, la sepsis bacteriana, la neumonía y la meningitis son complicaciones comunes del síndrome de hiperinfección por Strongiloides.

La meningitis bacteriana que ocurre simultáneamente con el síndrome de hiperinfección por Strongiloides es a menudo causada por organismos gramnegativos entéricos. ¿Alguno de los cocos grampositivos que pueden causar la meningitis bacteriana aguda son patógenos plausibles en este caso? Ambas especies, ls  enterococos y estreptococos  bovis viven en el intestino y se han descrito como causas de meningitis en pacientes con el síndrome de hiperinfección por Strongiloides.34,35 Streptococcus  bovis se consideraba anteriormente un miembro del género enterococcus y, por lo tanto, no es posible diferenciar estos organismos basándose únicamente en la tinción de Gram.

El diagnóstico del síndrome de hiperinfección por Strongiloides se puede realizar mediante el examen de las heces en busca de larvas filariformes o rabditiformes. Este enfoque no es sensible para el diagnóstico de la estrongiloidiasis crónica, pero durante la hiperinfección, hay una gran cantidad de larvas en el intestino, lo que mejora el rendimiento diagnóstico de una muestra de heces. 25 Este paciente también debe someterse a una prueba de detección de infección por HTLV-1, que es un factor de riesgo para el síndrome de hiperinfección por Strongiloides y está asociado con el fracaso del tratamiento. 36,37

En resumen, creo que este paciente tiene  Síndrome de hiperinfección por stongiloides  con meningitis bacteriana concurrente debido a cocos grampositivos entéricos, probablemente  por estreptococo bovis o enterococos. Este caso subraya la importancia de probar o tratar de manera empírica la estrongiloidiasis antes de administrar terapias inmunosupresoras en pacientes que son o han visitado áreas donde esta infección es endémica.

Cuando evaluamos a este paciente, fue obvio que tenía meningitis bacteriana. Después de revisar la tinción de Gram del LCR, pensamos que el organismo era morfológicamente compatible con las especies de enterococos, aunque estábamos preocupados por el  Streptococcus pneumoniae, la causa más común de meningitis bacteriana en adultos. Las erupciones transitorias y recurrentes, combinadas con la eosinofilia y el hecho de que era de la República Dominicana, nos llevaron a considerar el diagnóstico de infección crónica por strongiloides. Alternativamente, pensamos que la eosinofilia podría deberse a una erupción alérgica.

Cuando consideramos todas las características de la presentación del paciente en conjunto, estábamos más preocupados por el síndrome de hiperinfección por Strongiloides, particularmente después de su reciente uso de glucocorticoides. Por lo tanto, sospechamos que la bacteria en el LCR era un patógeno entérico que se había desarrollado como una complicación del síndrome de hiperinfección por Strongiloides.

Recomendamos pruebas serológicas para la infección por HTLV-1 y de strongiloides y un examen de heces para huevos  y parásitos. Tratamos al paciente empíricamente por meningitis bacteriana con vancomicina y ceftriaxona, para cubrir neumococos resistentes a la ceftriaxona. Se administró rifampicina para facilitar la penetración de vancomicina en el LCR. Inicialmente, recomendamos dexametasona de forma empírica continua para tratar la meningitis neumocócica, y también tratamos a la paciente contra la estrongiloidiasis con ivermectina.

DIAGNOSTICO CLINICO

SÍNDROME DE HIPERINFECCIÓN POR STRONGILOIDES STERCORALIS, COMPLICADO POR MENINGITIS BACTERIANA DEBIDO A COCOS GRAMPOSITIVOS ENTÉRICOS, PROBABLEMENTE YA SEA POR STREPTOCOCCUS BOVIS O POR ENTEROCOCOS.

 

DISCUSION PATOLOGICA

En este caso se realizaron dos procedimientos diagnósticos. El primero fue la punción lumbar para la recolección de LCR, que apareció turbia en el laboratorio de microbiología clínica. Se preparó un frotis de CSF y se concentró mediante citocentrifugación, y se realizó la tinción de Gram. El examen microscópico reveló abundantes leucocitos polimorfonucleares y muy pocos cocos grampositivos en pares. Un cultivo rutinario del LCR reveló estreptococo Gallolyticus subespecie pasteurianus (anteriormente conocida como Strep. bovis biotipo II / 2), que establece el diagnóstico de meningitis por Streptococcus  bovis. Las pruebas in vitro revelaron susceptibilidad a la penicilina G y la ceftriaxona.

El segundo procedimiento de diagnóstico, realizado 3 días después del ingreso en este hospital, fue la recolección de una muestra de heces para el examen de huevos y parásitos. El examen reveló una cantidad moderada de larvas rabditiformes de Strongiloides  Stercoralis  (Figura 2), confirmando el diagnóstico anatómico de la infección por Strongyloides. También se identificaron cantidades moderadas de Blastocystis hominis y protozoos no patógenos en la muestra de heces.

 

 


FIGURA 2

Frotis fecal.

Una larva rabditiforme de Strongiloides stercoralis se ve en un frotis fecal sin teñir. Las larvas rabditiformes (primera etapa) tienen aproximadamente 180 a 380 μm de largo por 14 a 20 μm de ancho, y tienen una cola puntiaguda corta, un esófago bulboso, un primordio genital conspicuo y un canal bucal corto (que no está bien visualizado en esta imagen).

 

Presumiblemente, la penetración de la mucosa intestinal durante el ciclo de vida de los helmintos dio lugar a la translocación de la flora comensal, incluida la estreptococo bovis, en el torrente sanguíneo, lo que llevó a la bacteriemia y, en última instancia, a meningitis bacteriana. Así, el diagnóstico final es meningitis por estreptococo  bovis relacionada con infección por Strongiloides  stercoralis.

Después de que el organismo en el LCR fue identificado como estreptococo. bovis, se realizó una colonoscopia para evaluar al paciente por un tumor maligno. Se obtuvo una muestra de biopsia de un pólipo cecal y el examen reveló mucosa colónica polipoide con expansión de la lámina propia por un infiltrado inflamatorio exuberante compuesto de histiocitos, linfocitos y eosinófilos abundantes (Figura 3A). En medio de las células inflamatorias, se observaron dos perfiles de larvas de nematodos (Figura 3B, 3C y 3D); El tamaño y la ubicación de estas larvas fueron consistentes con Strongiloides stercoralis.

 

 


FIGURA 3

Muestra de biopsia de un pólipo cecal (hematoxilina y eosina).

El panel A muestra mucosa colónica polipoide con expansión de la lámina propia por un infiltrado inflamatorio compuesto de histiocitos, linfocitos y eosinófilos. El panel B muestra dos perfiles de larvas de nematodos (círculos). A mayor aumento, el Panel C muestra una sección transversal de las larvas y el Panel D muestra una sección longitudinal de las larvas.

 

Curiosamente, el paciente se había sometido a una resección de un divertículo de Meckel para una obstrucción parcial del intestino delgado 4 años antes de esta presentación; un examen de la muestra que se realizó en el momento no reveló anomalías diagnósticas, excepto  fibrosis serosa. Después de que se realizó el diagnóstico de la infección por strongyloides, se volvió a examinar la muestra. A la luz del diagnóstico actual, identificamos algunos parásitos en criptas en un fragmento de tejido que eran consistentes con Strongiloides  stercoralis (Figura 4A a 4D).

 

 

 


FIGURA 4

Muestra de biopsia de un divertículo de Meckel (hematoxilina y eosina).

Un espécimen de un divertículo de Meckel resecado 4 años antes se revisó para detectar la presencia de larvas de Strongyloides. El examen actual de un segmento del intestino delgado (Panel A) reveló muy pocos huevos en desarrollo y larvas de Strongiloides stercoralis en estadio tardío.  (Paneles B, C y D, flechas).

 

SEGUIMIENTO

Cuando se estableció el diagnóstico de meningitis por estreptococo  bovis, se suspendió la vancomicina, la dexametasona y la rifampicina, y el paciente fue tratado con ceftriaxona. Se encontró un nuevo soplo cardíaco mientras estaba en el hospital. Un ecocardiograma transtorácico parecía normal, pero un ecocardiograma transesofágico mostró una vegetación de la válvula mitral de 2 mm que era compatible con la endocarditis. Cambiamos su tratamiento antibiótico a penicilina y gentamicina, que recibió durante 4 semanas y 2 semanas, respectivamente. Mientras estaba en el hospital, fue tratado con seis dosis de ivermectina para la strongiloidiasis.

Vi al paciente en las visitas de seguimiento 2 semanas y 5 semanas después del alta. Dos semanas después del alta, había completado la terapia con gentamicina sin complicaciones. Sus dolores de cabeza habían mejorado mucho, y había regresado al trabajo. No tenía déficits neurológicos, pero presentaba decoloración de la piel en una distribución de hebilla de cinturón, se presume que se debió a dermatitis de contacto debido a alergia al níquel. A las 2 semanas y 5 semanas después del alta, los exámenes de heces para  huevos y los parásitos fueron negativos para los parásitos. Debido a que la prueba de heces para strongiloides no es perfectamente sensible, tratamos al paciente con dos dosis adicionales de ivermectina para asegurarnos de que se había eliminado el parásito. Una prueba para HTLV-1 fue negativa, y llegamos a la conclusión de que su único factor de riesgo para el síndrome de hiperinfección por Strongyloides fue la administración de glucocorticoides. Afortunadamente, el paciente se recuperó completamente de esta grave enfermedad.


DISCUSIÓN

Algunas preguntas: ¿Se han detectado bovis en la sangre del paciente? Seis juegos de hemocultivos fueron negativos para Strep bovis, pero suponemos que el paciente tenía bacteriemia por estreptococo.  bovis que causó endocarditis, así como la siembra del sistema nervioso central.

El paciente recibió dexametasona durante el tratamiento inicial de la meningitis bacteriana. ¿Cuál es el papel de la dexametasona en el tratamiento de la meningitis bacteriana que ocurre simultáneamente con el síndrome de hiperinfección por Strongyloides?

En adultos, actualmente la terapia dexametasona complementaria está indicada para el tratamiento de la meningitis neumocócica.39 Debido a que los glucocorticoides desempeñan un papel en la precipitación del síndrome de hiperinfección por Strongyloides y porque no hay una indicación clara para esta terapia en el tratamiento de la meningitis asociada a estreptococo bovis, por lo que sería razonable interrumpir la administración de dexametasona en este paciente.

¿Deben los miembros de la familia del paciente hacerse una prueba de la detección de la estrongiloidiasis crónica?

Si los miembros de la familia del paciente tienen los mismos factores de riesgo epidemiológico para la estrongiloidiasis crónica que el paciente, sería razonable analizarlos para detectar esta infección. Se ha informado la presunta transmisión de persona a persona de Strongyloides, pero es poco frecuente y ocurre principalmente entre los residentes en un entorno institucional40 o en centros de atención a largo plazo.41

DIAGNOSTICO FINAL

MENINGITIS ASOCIADA A STREPTOCOCCUS BOVIS Y EL SÍNDROME DE HIPERINFECCIÓN POR STRONGYLOIDES STERCORALIS.

 

 

Traducción de

“A 39-Year-Old Man with a Rash, Headache, Fever, Nausea, and Photophobia”

Read Pukkila-Worley, M.D., Valentina Nardi, M.D., and John A. Branda, M.D.

N Engl J Med 2014; 371:1051-1060September 11, 2014DOI: 10.1056/NEJMcpc1405886

https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMcpc1405886


 

 

REFERENCES

1Durand ML, Calderwood SB, Weber DJ, et al. Acute bacterial meningitis in adults: a review of 493 episodes. N Engl J Med 1993;328:21-28

Free Full Text | Web of Science | Medline

2McKinney WP, Heudebert GR, Harper SA, Young MJ, McIntire DD. Validation of a clinical prediction rule for the differential diagnosis of acute meningitis. J Gen Intern Med 1994;9:8-12

CrossRef | Web of Science | Medline

3Spanos A, Harrell FE Jr, Durack DT. Differential diagnosis of acute meningitis: an analysis of the predictive value of initial observations. JAMA 1989;262:2700-2707

CrossRef | Web of Science | Medline

4Tunkel AR van de Beek D, Scheld M. Acute meningitis. In: Mandell GL, Bennett JE, Dolin R, eds. Mandell, Douglas, and Bennett's principles and practice of infectious diseases. 7th ed. Philadelphia: Elsevier, 2010:1189-230.

5Thigpen MC, Whitney CG, Messonnier NE, et al. Bacterial meningitis in the United States, 1998-2007. N Engl J Med 2011;364:2016-2025

Free Full Text | Web of Science | Medline

6Domingo P, Barquet N, Alvarez M, Coll P, Nava J, Garau J. Group B streptococcal meningitis in adults: report of twelve cases and review. Clin Infect Dis 1997;25:1180-1187

CrossRef | Web of Science | Medline

7Farley MM, Harvey RC, Stull T, et al. A population-based assessment of invasive disease due to group B Streptococcus in nonpregnant adults. N Engl J Med 1993;328:1807-1811

Free Full Text | Web of Science | Medline

8Jackson LA, Hilsdon R, Farley MM, et al. Risk factors for group B streptococcal disease in adults. Ann Intern Med 1995;123:415-420

CrossRef | Web of Science | Medline

9Jensen AG, Espersen F, Skinhoj P, Rosdahl VT, Frimodt-Moller N. Staphylococcus aureus meningitis: a review of 104 nationwide, consecutive cases. Arch Intern Med 1993;153:1902-1908

CrossRef | Web of Science | Medline

10Pintado V, Cabellos C, Moreno S, Meseguer MA, Ayats J, Viladrich PF. Enterococcal meningitis: a clinical study of 39 cases and review of the literature. Medicine (Baltimore) 2003;82:346-364

CrossRef | Web of Science | Medline

11Stevenson KB, Murray EW, Sarubbi FA. Enterococcal meningitis: report of four cases and review. Clin Infect Dis 1994;18:233-239

CrossRef | Web of Science | Medline

12Rubin L, Sprecher H, Kabaha A, Weber G, Teitler N, Rishpon S. Meningitis following spinal anesthesia: 6 cases in 5 years. Infect Control Hosp Epidemiol 2007;28:1187-1190

CrossRef | Web of Science | Medline

13Hsu J, Jensen B, Arduino M, et al. Streptococcal meningitis following myelogram procedures. Infect Control Hosp Epidemiol 2007;28:614-617

CrossRef | Web of Science | Medline

14Harley WB, Gibbs JC, Horton JM. Streptococcus bovis meningitis associated with a colonic villous adenoma. Clin Infect Dis 1992;14:979-980

CrossRef | Web of Science | Medline

15van de Beek D, de Gans J, Spanjaard L, Sela S, Vermeulen M, Dankert J. Group a streptococcal meningitis in adults: report of 41 cases and a review of the literature. Clin Infect Dis 2002;34:e32-6

CrossRef | Web of Science | Medline

16Mai NT, Hoa NT, Nga TV, et al. Streptococcus suis meningitis in adults in Vietnam. Clin Infect Dis 2008;46:659-667

CrossRef | Web of Science | Medline

17Lu CH, Chang WN, Chang HW. Adults with meningitis caused by viridans streptococci. Infection 2001;29:305-309

CrossRef | Web of Science | Medline

18Lorber B. Listeriosis. Clin Infect Dis 1997;24:1-9

CrossRef | Web of Science | Medline

19Mahe A, Chollet-Martin S, Gessain A. HTLV-I-associated infective dermatitis. Lancet 1999;354:1386-1386

CrossRef | Web of Science | Medline

20LaGrenade L, Hanchard B, Fletcher V, Cranston B, Blattner W. Infective dermatitis of Jamaican children: a marker for HTLV-I infection. Lancet 1990;336:1345-1347

CrossRef | Web of Science | Medline

21Chapel TA, Krugel L, Chapel J, Segal A. Scabies presenting as urticaria. JAMA 1981;246:1440-1441

CrossRef | Web of Science | Medline

22Genta RM, Weesner R, Douce RW, Huitger-O'Connor T, Walzer PD. Strongyloidiasis in US veterans of the Vietnam and other wars. JAMA 1987;258:49-52

CrossRef | Web of Science | Medline

23Grove DI. Human strongyloidiasis. Adv Parasitol 1996;38:251-309

CrossRef | Web of Science | Medline

24von Kuster LC, Genta RM. Cutaneous manifestations of strongyloidiasis. Arch Dermatol 1988;124:1826-1830

CrossRef | Web of Science | Medline

25Siddiqui AA, Berk SL. Diagnosis of Strongyloides stercoralis infection. Clin Infect Dis 2001;33:1040-1047

CrossRef | Web of Science | Medline

26Keiser PB, Nutman TB. Strongyloides stercoralis in the immunocompromised population. Clin Microbiol Rev 2004;17:208-217

CrossRef | Web of Science | Medline

27Marty FM. Strongyloides hyperinfection syndrome and transplantation: a preventable, frequently fatal infection. Transpl Infect Dis 2009;11:97-99

CrossRef | Web of Science | Medline

28Cruz T, Reboucas G, Rocha H. Fatal strongyloidiasis in patients receiving corticosteroids. N Engl J Med 1966;275:1093-1096

Full Text | Web of Science | Medline

29Fardet L, Genereau T, Poirot JL, Guidet B, Kettaneh A, Cabane J. Severe strongyloidiasis in corticosteroid-treated patients: case series and literature review. J Infect 2007;54:18-27

CrossRef | Web of Science | Medline

30Marcos LA, Terashima A, Dupont HL, Gotuzzo E. Strongyloides hyperinfection syndrome: an emerging global infectious disease. Trans R Soc Trop Med Hyg 2008;102:314-318

CrossRef | Web of Science | Medline

31Boatright MD, Wang BW. Clinical infection with Strongyloides sterocoralis following etanercept use for rheumatoid arthritis. Arthritis Rheum 2005;52:1336-1337

CrossRef | Web of Science | Medline

32Krishnamurthy R, Dincer HE, Whittemore D. Strongyloides stercoralis hyperinfection in a patient with rheumatoid arthritis after anti-TNF-alpha therapy. J Clin Rheumatol 2007;13:150-152

CrossRef | Web of Science | Medline

33Ghosh K. Strongyloides stercoralis septicaemia following steroid therapy for eosinophilia: report of three cases. Trans R Soc Trop Med Hyg 2007;101:1163-1165

CrossRef | Web of Science | Medline

34Bamias G, Toskas A, Psychogiou M, et al. Strongyloides hyperinfection syndrome presenting as enterococcal meningitis in a low-endemicity area. Virulence 2010;1:468-470

CrossRef | Web of Science

35Link K, Orenstein R. Bacterial complications of strongyloidiasis: Streptococcus bovis meningitis. South Med J 1999;92:728-731

CrossRef | Web of Science | Medline

36Carvalho EM, Da Fonseca Porto A. Epidemiological and clinical interaction between HTLV-1 and Strongyloides stercoralis. Parasite Immunol 2004;26:487-497

CrossRef | Web of Science | Medline

37Satoh M, Kiyuna S, Shiroma Y, Toma H, Kokaze A, Sato Y. Predictive markers for development of strongyloidiasis in patients infected with both Strongyloides stercoralis and HTLV-1. Clin Exp Immunol 2003;133:391-396

CrossRef | Web of Science | Medline

38Strongyloides stercoralis. In: Ash LR, Orihel TC. Ash and Orihel's human parasitology. 5th ed. Chicago: ASCP Press, 2007:226-31.

39Tunkel AR, Hartman BJ, Kaplan SL, et al. Practice guidelines for the management of bacterial meningitis. Clin Infect Dis 2004;39:1267-1284

CrossRef | Web of Science | Medline

40Nair D. Screening for Strongyloides infection among the institutionalized mentally disabled. J Am Board Fam Pract 2001;14:51-53

Medline

41Notes from the field: strongyloides infection among patients at a long-term care facility -- Florida, 2010-2012. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2013;62:844-844

Web of Science | Medline

 

 

 

 

 

VARÓN DE 24 AÑOS CON FIEBRE,TOS Y DISNEA...

$
0
0

Un hombre de 24 años fue trasladado a este hospital por fiebre, fatiga, tos y disnea.

El paciente había estado bien hasta 5 días antes de esta presentación, cuando comenzó con  fatiga, malestar, fiebre, escalofríos y tos que producía esputo de color terracota. Tres días antes de esta presentación, se había presentado a un centro de urgencias  clínica con náuseas, vómitos, disminución del apetito y diarrea. Una radiografía de tórax fue normal y se le dijo al paciente que tenía una enfermedad viral. Se le administraron líquidos intravenosos y se le aconsejó que regresara  si los síntomas persistían  o empeoraban.

Al día siguiente, los síntomas se intensificaron y el paciente no podía comer o beber debido a náuseas y vómitos persistentes. Presentaba además dolor de espalda,  cuello, cefalea, y se desarrolló fotofobia. El paciente refirió dolor torácico posicional y disnea, que progresó rápidamente, de modo que no podía subir un tramo de escaleras.

El día antes de la presentación en este hospital, se presentó en otro hospital donde la temperatura era de 36,5 ° C, la presión arterial 105/66 mm Hg, la frecuencia cardíaca 73 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria 35 respiraciones por minuto y la saturación  oxígeno  88% mientras el paciente estaba recibiendo oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a razón de 2 litros por minuto. En el examen, impresionaba en mal estado general. Los ruidos respiratorios  estaban disminuidos tanto en campos respiratorios superiores como inferiores y había sibilancias espiratorias dispersas. Los glóbulos blancos eran  de 21,890 por microlitro, con una concentración de neutrófilos del 45%  y un recuento de bandas del 23%. El recuento de plaquetas fue de 60.000 por microlitro, el nivel de creatinina 1,37 mg/dl, y el nivel de lactato 3,50 mmol por litro (32 mg por decilitro; intervalo de referencia, 0,70 a 2,10 mmol por litro [6,3 a 18,9 mg por decilitro]). Una prueba de ácido nucleico por hisopado nasofaríngeo para virus de influenza A y  B y virus sincitial respiratorio fue negativo, al igual que un análisis de sangre para anticuerpos heterófilos.

La radiografía de tórax reveló opacidades intersticiales reticulonodulares difusas en ambos pulmones.

Se comenzó con vancomicina, ceftriaxona, doxiciclina, metilprednisolona, y se administraron líquidos por vía intravenosa.

En las siguientes 3 horas, la saturación de oxígeno disminuyó al 80% mientras el paciente estaba recibiendo oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a razón de 6 litros por minuto. Se inició presión positiva binivel en las vías respiratorias.

Una tomografía computarizada (TC) del tórax (Fig. 1A a 1C) reveló opacidades en vidrio esmerilado en ambos pulmones y engrosamiento de los tabiques interlobulillares. También había pequeños derrames pleurales bilaterales.

 

 

 


Figura 1. Estudios de imagen del tórax.

Las imágenes axiales de TC (paneles A y B) obtenidas antes de la presentación en este hospital muestran opacidades difusas en vidrio esmerilado en ambos pulmones, engrosamiento de tabiques interlobulillares (flechas) y derrames pleurales bilaterales (asteriscos). Una imagen de TC coronal (Panel C) muestra opacidades en vidrio esmerilado bilaterales difusas. Una radiografía (Panel D) obtenida después de la presentación a este hospital muestra opacidades bilaterales difusas.

 

La familia del paciente solicitó que el paciente sea trasladado a este hospital. La tráquea del paciente fue intubada en una situación que no era de emergencia; infusiones continuas de norepinefrina, propofol e hidromorfona fueron iniciadas. Se transportó en helicóptero a este hospital, llegando aproximadamente a las 17 horas después de su presentación en el primer hospital.

A la llegada del paciente a este hospital, se obtuvieron datos adicionales de la historia a través de los miembros de la familia.

El paciente había estado acampando en un bosque de Nueva Inglaterra durante 9 días antes de la presentación  al otro hospital. Cuatro días antes de la presentación en este hospital, se encontró una garrapata en la cabeza, pero no había picaduras de garrapatas; sin embargo, tenía muchas picaduras de mosquitos.

El paciente vivía en la costa del Atlántico medio con dos gatos en un remolque en el que, según los informes,  había moho presente. Disfrutaba de actividades al aire libre como como bicicleta, senderismo, paseos en bote, rafting y nadar en agua dulce. Trabajaba en carpintería.

Durante un proyecto de renovación de una casa aproximadamente 2 semanas antes de esta presentación, había sido mordido por un ratón para lo que no buscó atención médica.

El paciente tenía antecedentes de lumbalgia crónica. No tomaba medicamentos y no tenía

alergias conocidas a medicamentos. Había fumado cigarrillos durante 13 años y había dejado de fumar un año antes. Durante el año pasado, el paciente usó cigarrillos electrónicos  y fumó marihuana diariamente. Sus padres y su hermano mayor estaban vivos y bien; su abuelo tenía un cáncer gastrointestinal.

La temperatura era de 36,3 ° C, la presión arterial 98/57 mm Hg, la frecuencia cardíaca 78 latidos por minuto, y la saturación de oxígeno 99% mientras el paciente estaba recibiendo oxígeno a través de ventilación mecánica (presión positiva al final de la espiración [PEEP], 12 cm de agua; volumen corriente, 500 ml; fracción de oxígeno inspirado [Fio2], 1,0; la frecuencia respiratoria, de 15 respiraciones por minuto). Las pupilas eran simétricas y reactivos, los pulmones estaban claros en la auscultación, y no había erupciones.

El resto del examen físico fue normal. Pruebas para el serogrupo de Legionella pneumophila 1 y antígenos de Streptococcus pneumoniae en  orina fue negativa, al igual que las pruebas de hisopado nasofaríngeo para adenovirus, metapneumovirus, y antígenos del virus de la parainfluenza. Un screening para anticuerpos contra la inmunodeficiencia humana (VIH) tipos 1 y 2 y VIH tipo 1 y antígeno p24 fueron negativos. Los resultados del análisis de orina fueron normales. Se obtuvieron hemocultivos. Otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1.

 

Una radiografía de tórax obtenida al arribo a este hospital mostró opacidades difusas bilaterales, con tubos endotraqueales y entéricos normoinsertos (Fig. 1D).

Una ecocardiografía transtorácica mostró hipocinesia difusa del ventrículo izquierdo y una fracción de eyección del ventrículo izquierdo del 45%. Una punción lumbar mostró LCR incoloro; el nivel de proteína total fue de 31 mg por decilitro, el nivel de glucosa 93 mg por decilitro (5,2 mmol por litro, y el recuento de células nucleadas 1 por microlitro. Una tinción de Gram reveló pocas células mononucleares y ningún neutrófilo ni  organismos.

Se realizó una broncoscopia flexible el primer día de hospitalización (Fig.2) que mostró eritema difuso e inflamación en las vías respiratorias, áreas de petequias y hemorragias  submucosas dispersas, y escasas secreciones que fueron más prominentes en el pulmón izquierdo. El líquido de lavado broncoalveolar era transparente y amarillo; se obtuvieron muestras para cultivo. Estos hallazgos son inespecíficos y a menudo se ven con procesos infecciosos o inflamatorios, típicamente acompañado de trombocitopenia.

 

 


Figura 2. Imágenes obtenidas durante la broncoscopia.

El panel A muestra la carina con una vista del bronquio fuente izquierdo (parte inferior izquierda). Hay evidencia de hemorragia submucosa y petequias, sin otras anomalías de la mucosa. El panel B muestra bronquio fuente izquierdo con una vista del inicio lóbulo superior izquierdo (parte superior derecha) y el inicio del lóbulo inferior izquierdo (medio). Hay prominentes, hemorragias  submucosas confluentes, así como escasas secreciones claras sin sangrado activo.

Inició vancomicina, ceftriaxona, y se continuó la doxiciclina, y  gentamicina e inició furosemida.

Se realizó una prueba de diagnóstica.

 

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Este joven de 24 años previamente sano, presentó  fiebre, fatiga, tos y disnea con rápida progresión a insuficiencia respiratoria  hipoxémica respiratoria en ausencia de síntomas de vías  respiratorias superiores precedentes. Antes del desarrollo de síntomas, tuvo múltiples exposiciones epidemiológicas, incluyendo una mordedura de roedor, actividades en agua dulce, picaduras de mosquitos, una garrapata no adherida y la utilización de cigarrillos electrónicos.

La enfermedad inicial del paciente fue inespecífica hasta que se desarrolló un trastorno cardiopulmonar abruptamente el cual condujo a la intubación y al inicio de apoyo vasopresor. Tenía leucocitosis severa, con bandemia prominente y trombocitopenia, pero había poca o ninguna participación del hígado o riñones. Además, desarrolló disfunción ventricular izquierda, y una broncoscopia reveló eritema e inflamación difusos sin  purulencia o hemorragia manifiestas. Sobre la base de sus signos, síntomas y exposiciones, el diagnóstico diferencial es amplio e incluye lesión pulmonar por  cigarrillo electrónico, neumonía adquirida en la comunidad, leptospirosis, tularemia, peste neumónica, y síndrome cardiopulmonar por hantavirus.

 

LESIÓN PULMONAR ASOCIADA A LOS CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS

Desde agosto de 2019, un rápido aumento de la injuria pulmonar asociada a los cigarrillos electrónicos ha sido informada  en personas jóvenes  por lo demás sanas.1,2 En una serie de casos en la que participaron 53 pacientes con injuria pulmonar aguda asociada a cigarrillo electrónico, Layden et al.3 demostraron que los pacientes afectados tienen dificultad respiratoria progresiva, con una miríada de síntomas constitucionales. Los infiltrados pulmonares bilaterales difusos ocurren en todos los pacientes con insuficiencia respiratoria hipoxémica, aunque una profunda disminución de la saturación de oxígeno arterial suele ser progresiva y no abrupta y, por lo general, los pacientes no tienen  disfunción ventricular o hipoperfusión como tuvo este paciente. El tiempo del curso de la enfermedad de este paciente parece ser demasiado rápida para ser atribuida a injuria pulmonar por cigarrillo electrónico, y el desarrollo de disfunción ventricular y la hipoperfusión no son coherente con las descripciones de esta enfermedad pulmonar.

 

NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD

La neumonía adquirida en la comunidad es la causa más común de fiebre y fallo respiratorio  hipoxémico  entre personas por lo demás sanas.

La neumonía adquirida en la comunidad es generalmente definida por un infiltrado pulmonar nuevo asociado con dos o más de los siguientes síntomas: tos nueva o aumentada, producción de esputo, dificultad para respirar, dolor torácico pleurítico, confusión, fiebre, estertores y leucocitosis. Puede ser causada por patógenos bacterianos  respiratorias comunes de  la comunidad, bacterias atípicas como legionella o mycoplasma, virus u hongos.4

No hay una constelación de hallazgos clínicos para cada causa de neumonía adquirida en la comunidad que se pueda utilizar para discriminar definitivamente entre las diferentes  causas. Sin embargo, la neumonía viral se caracteriza por la presencia de síntomas de las vías respiratorias superiores, un contacto enfermo  e infiltrados pulmonares irregulares, con un recuento de glóbulos blancos normal o mínimamente elevado.5 Ninguna de estas características estaban presentes en este paciente.

Las neumonía causadas por los patógenos bacterianos de la  comunidad se caracterizan típicamente por la presencia de fiebre, tos  e insuficiencia respiratoria hipoxémica progresiva con consolidaciones lobares y secreciones purulentas.5 Streptococcus. pneumoniae es responsable de aproximadamente el 50% de todas las neumonías bacterianas.6 Las imágenes de tórax de este paciente no mostraron ninguna consolidación alveolar. Además, la prueba de antígeno estreptocócico enla orina, que tiene un valor predictivo negativo superior al 90%, fue negativo.7 Por lo tanto, un diagnóstico de neumonía debido a un patógeno  bacteriano típico sería poco probable en este caso.

Staphylococcus aureus es aislado en el 1 al 2% de los pacientes con neumonía  adquirida en la comunidad.6 Suele presentarse en pacientes que se recuperan de la influenza y se asocia con neumonía necrotizante grave.5 Este paciente no tiene algún síntoma de vías respiratorias superiores que sugieran una infección de influenza previa; Adicionalmente,la prueba de ácido nucleico para el virus de la influenza fue negativo, y la tomografía computarizada de tórax no muestran características de neumonía necrotizante.

Bacterias gramnegativas tales como Klebsiella pneumoniae son causas poco frecuentes de neumonía de la comunidad, excepto en pacientes con condiciones subyacentes comofibrosis pulmonar, bronquiectasia, EPOC  o diabetes, así como pacientes que están inmunodeprimidos, tienen un aumento riesgo de neumonía adquirida en la comunidad causada por organismos gramnegativos.5 Sin embargo, este paciente estaba sano y no tenía ninguna de estas condiciones, por lo que una neumonía adquirida en la comunidad causada por bacterias gramnegativas es un diagnóstico poco probable en este caso.

Pacientes que tienen neumonía adquirida en la comunidad causada por bacterias atípicas como micoplasma y clamidofila se presentan típicamente con infiltrados pulmonares bilaterales inespecíficos que generalmente se asocian con tos que dura más de 5 días y un normal o mínimamente elevado recuento de glóbulos blancos.5 Aunque algunos pacientes desarrollan una severa insuficiencia respiratoria hipoxémica  el tiempo de progresión rara vez es tan abrupto como lo fue en este paciente.

La legionelosis representa del 2 al 9% de los casos de neumonía adquirida en la comunidad y se caracteriza por la presencia de fiebre con temperatura de más de 39 ° C con bradicardia relativa asociada, un nivel elevado de proteína C reactiva, hipofosfatemia, hiponatremia y hematuria microscópica.8,9 Este paciente tenía un aumento de proteína C reactiva e hipofosfatemia, pero también tenía mialgias severas, linfopenia relativa, trombocitopenia y fiebre sin bradicardia asociada. Además, tenía un prueba de orina negativa para antígeno de  L. pneumophila serogrupo 1; esta bacteria es la causa subyacente del 84% de los casos de legionelosis10.

Con la excepción de las micosis endémicas, la neumonía por hongos es extremadamente rara en pacientes inmunocompetentes, y los hongos suelen tener un aspecto nodular en la imagen radiográfica11,12.

La incidencia de la micosis endémica en regiones del Atlántico medio y Nueva Inglaterra en las que este paciente residió y viajó es bajo. La infección por  Blastomyces dermatitidis se caracteriza por grandes consolidaciones y lesiones cutáneas y la infección con Histoplasma capsulatum se puede manifestar por infiltrados pulmonares inespecíficos13,14.

Sin embargo, las manifestaciones en un huésped inmunocompetente tiende a ser subagudo y no se caracteriza por un deterioro hiperagudo, como fue visto en este paciente.

 

LEPTOSPIROSIS

Se ha informado leptospirosis en múltiples estados en los Estados Unidos y está asociado con exposición al agua dulce. Después de una incubación de 2 a 26 días, se desarrolla una enfermedad bifásica. La fase inicial dura aproximadamente 1 semana y se caracteriza por fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, mialgias, náuseas, vómitos y sufusión conjuntival. Después de la enfermedad aguda, los pacientes están relativamente asintomáticos durante 3 o 4 días antes de  comenzar la fase inmune; esta segunda fase se caracteriza por proteinuria, dolor de cabeza intenso, e infiltrados pulmonares.15 Aunque los infiltrados pulmonares suelen ser inespecíficos, los pacientes que desarrollan insuficiencia pulmonar invariablemente tienen infiltrados hemorrágicos16. La enfermedad del paciente no fue bifásica y no tenía sufusión conjuntival, anomalías urinarias, ni infiltrados hemorrágicos.

 

TULAREMIA

La tularemia es una infección zoonótica causada por bacteria Francisella tularensis. Los humanos se infectan después del contacto con un animal infectado o un vector artrópodo. Aunque F. tularensis puede infectar una amplia variedad de vertebrados, incluidos roedores, la enfermedad se asocia más comúnmente con conejos y liebres.17 Hay tres diferentes presentaciones clínicas de tularemia: la forma ulceroglandular, tifoidea y neumónica. La tularemia neumónica primaria se produce por inhalación  directa de partículas aerosolizadas que contienen F. tularensis. El período de incubación es corto, de 3 a 5 días.18 Aunque los pacientes suelen tener una aparición repentina de síntomas similares a los de la influenza, disnea, dolor de cabeza intenso, náuseas, vómitos, tos seca e infiltrados pulmonares inespecíficos, rara vez tienen deterioro cardiopulmonar hiperagudo como tuvo este paciente. El período de incubación prolongado, el deterioro cardiopulmonar hiperagudo, y la ausencia de contacto con conejos o liebres hace que el diagnóstico de tularemia sea poco probable en este caso.

 

PESTE NEUMÓNICA

Yersinia pestis es un cocobacilo gramnegativo que está asociado con las tres formas de la

peste zoonótica murina:  bubónica, septicémica, y neumónica.19 Pacientes con peste neumónica suelen tener un inicio repentino de disnea, fiebre alta, dolor torácico pleurítico y tos con esputo habitualmente purulento o sanguinolento. Suelen presentarse con marcada leucocitosis, bandemia y trombocitopenia.19,20 Sin embargo, el período de incubación de la peste neumónica es extremadamente corto, desde  unas pocas horas a pocos días. En este paciente, la exposición a roedores ocurrió aproximadamente 2 semanas antes del inicio de los síntomas. Además, no tenía esputo purulento o sanguinolento.

 

INFECCIÓN POR HANTAVIRUS

Los hantavirus son virus murinos asociados con dos presentaciones clínicas graves: la fiebre hemorrágica con síndrome renal y el  síndrome cardiopulmonar por hantavirus. Los hantavirus del "Viejo Mundo” se  asocian con  fiebre hemorrágica con síndrome renal y hantavirus del "Nuevo Mundo" se asocian  con el síndrome cardiopulmonar por hantavirus22,23 El síndrome cardiopulmonar por hantavirusse describió por primera vez en 1993 durante un brote de fiebre inexplicable y síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) entre miembros de la tribu Navajo en la frontera norte entre Nuevo México y Arizona.24 Desde 1993, se han notificado un total de 728 casos por los Centros para el Control de Enfermedades y Prevención (CDC) .25 El virus Sin Nombre es la causa más común de síndrome cardiopulmonar por hantavirus en los Estados Unidos, y el huésped natural es el ratón ciervo (deer mouse) (Fig.3) .23

 




Figura 3. Síndrome cardiopulmonar por hantavirus.

El virus Sin Nombre se elimina en la orina, la saliva y las heces de su reservorio natural, el ratón ciervo Peromyscus maniculatus (Panel A). Después de que la persona es infectada por inhalación o inoculación directa, la carga viral aumenta rápidamente hasta que comienzan a aparecer los síntomas y desarrolla los anticuerpos. El curso típico se puede dividir en cinco fases: un período de incubación (2 a 4 semanas), una fase prodrómica (3 a 5 días), un fase cardiopulmonar (5 a 7 días), fase diurética (2 a 3 días) y fase convaleciente que puede durar meses o años (Panel B). Los síntomas clínicos más comunes en cada fase se muestran en la figura.

 

La exposición al  virus Sin Nombre puede ocurrir por inhalación de partículas aerosolizadas de heces contaminadas, orina o saliva o por inoculación directa de una mordedura de animal. El período de incubación es 2 a 4 semanas y es seguido por una fase  prodrómica que dura de 3 a 5 días. Esta fase se caracteriza por fiebre alta, mialgias, malestar, dolor de cabeza intenso con dolor de cuello, dolor abdominal asociado con náuseas y vómitos, y ocasionalmente diarrea. Leucocitosis grave con bandemia, y también se desarrolla trombocitopenia. Ahí es típicamente mínima o nula participación del hígado o riñones. la fase prodrómica es seguida  por una progresión abrupta a la fase cardiopulmonar, que se caracteriza por productiva tos con secreciones no purulentas y disnea con dificultad respiratoria grave. La depresión miocárdica  con aumento de la resistencia vascular periférica es común26.

Este paciente fue mordido por un ratón aproximadamente 2 semanas antes de su presentación al primer hospital. Tenía síntomas inespecíficos, incluyendo fiebre, escalofríos, mialgias y dolor abdominal, con una combinación de leucocitosis, bandemia, trombocitopenia y afectación pulmonar durante 3 días. Posteriormente, en unas horas después de su presentación en el primer hospital, desarrolló un trastorno cardiopulmonar e hipoperfusión abruptamente que condujo a la intubación e inicio de la terapia con vasopresores. La constelación de sus síntomas es muy sugerente de síndrome cardiopulmonar por hantavirus.

Para establecer la presencia de infección por virus Sin Nombre, se debe realizar pruebas serológicas para hantavirus. Anticuerpos (IgM e IgG) contra el virus Nombre se desarrolla rápidamente durante el período prodrómico  y están presentes casi universalmente durante la fase cardiopulmonar. La presencia de estos anticuerpos confirmaría el diagnóstico del síndrome cardiopulmonar por hantavirus27.

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

SÍNDROME CARDIOPULMONAR POR HANTAVIRUS DEBIDO A INFECCIÓN POR EL VIRUS SIN NOMBRE.

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

La prueba diagnóstica fue un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas para virus Sin Nombre, que fue positivo tanto para IgM e IgG a títulos de 1: 6400 o superiores (valor de referencia títulos menores  a 1: 400). Un ensayo cualitativo para detectar ácidos nucleicos hantavirales en la sangre también fue positivo.

Las pruebas serológicas, las pruebas de ácido nucleico y la tinción inmunohistoquímica son métodos aceptables para la confirmación diagnóstica de síndrome cardiopulmonar por hantavirus. La prueba serológica de IgM específica para hantavirus es la prueba de diagnóstico más comúnmente realizada, porque casi todas las personas infectadas tendrán IgM específica de hantavirus al inicio de los síntomas.28 La IgG específica de hantavirus a menudo está también presente en la sangre poco después del inicio de enfermedad y puede persistir durante meses o años después de que haya ocurrido la enfermedad aguda; la detección de títulos crecientes de IgG específica de hantavirus en las muestras seriadas también se pueden utilizar para diagnóstico.28,29 Las pruebas de ácidos nucleicos para la detección de la viremia por hantavirus puede ser una herramienta útil de diagnóstico sólo si se realiza al principio en el curso de la enfermedad aguda, ya que los niveles en sangre del virus disminuyen rápidamente después de la aparición de síntomas.30 La tinción inmunohistoquímica para antígenos hantavirales en tejidos puede también ser llevada a cabo. En este caso elpaciente reunía los criterios de laboratorio para definición de caso de síndrome pulmonar por hantavirus como lo especifican los CDC.29 Dado el síndrome clínico del paciente, el  diagnóstico de síndrome pulmonar por hantavirus fue confirmado.

El tratamiento del síndrome pulmonar por hantavirus es principalmente de sostén y la mortalidad se aproxima al 40%.25 Aunque el antiviral ribavirina tiene eficacia in vitro contra especies de hantavirus, los datos clínicos sobre su eficacia son mixtos, y los efectos tóxicos de este medicamento son comunes.30 Como tal, el uso de este agente para el tratamiento del síndrome cardiopulmonar por hantavirus no es recomendado.

 

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

El manejo de la enfermedad de este paciente comenzó incluso antes de que se lo transfirieran a nuestra unidad de cuidados intensivos (UCI). Información disponible en el momento del triaje fue que un hombre  joven, previamente tenía insuficiencia respiratoria que había progresado en el transcurso de 12 horas desde cuando estaba recibiendo oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a razón de 2 litros por minuto a cuando estaba recibiendo binivel a presión positiva de las vías respiratorias al 100% Fio2, con una presión de inhalación de 14 cm de agua y una presión de exhalación de 8 cm de agua. En estos ajustes, el el paciente tenía una presión parcial de oxígeno arterial (Pao2) de 70 mm Hg. También había aumentado el trabajo respiratorio, y se observaban  infiltrados pulmonares bilaterales  en la imagen. Dada la repentina aparición de síntomas (menos de 7 días), opacidades bilaterales vistas en la radiografía de tórax y la TC de tórax, ausencia de evidencia de edema pulmonar cardiogénico, y una saturación de oxígeno gravemente alterada, el paciente cumplía los criterios para el SDRA31. La gravedad del SDRA se clasifica sobre la base de la proporción de Pao2 a Fio2 con el paciente recibiendo oxígeno por  estrategias ventilatorias invasivas o no invasivas con un PEEP mínimo de 5 cm de agua. La relación de Pao2 a Fio2 de este paciente fue de 70 mm Hg, por lo que  cumplía criterio de SDRA grave; El SDRA severo tiene una mortalidad estimada del 45% .31 Aunque la ventilación no invasiva, como presión positiva  binivel en la vía aérea , se utiliza para soporte respiratorio en algunos pacientes con insuficiencia respiratoria hipoxémica, hay datos que sugieren una disminución de la mortalidad con el uso de ventilación mecánica invasiva, particularmente entre los pacientes con SDRA más grave (Pao2: Fio2 menos 150 mm Hg) .32 Por lo tanto se solicitó intubación antes del traslado del paciente a este hospital.

A la llegada del paciente a la UCI, el enfoque principal era asegurar que la configuración del ventilador estuviera  ajustado apropiadamente para el manejo de un SDRA. Hay datos convincentes para apoyar el uso de ventilación con volumen corriente  bajo en pacientes con SDRA. Una estrategia de ventilación implica un volumen corriente bajo (6 ml por kilogramo de peso corporal ideal) se ha demostrado estar asociado con una mortalidad significativamente menor y menos días de dependencia del ventilador que estrategias que implican mayores volúmenes corrientes.33 Los volúmenes corrientes de este paciente se establecieron en 6 ml por kilogramo de su peso corporal ideal, y su  saturación se mejoró aún más mediante el ajuste de la PEEP y con el uso de diuresis suave. En casos severos de insuficiencia respiratoria hipoxémica  refractaria, existen intervenciones adicionales disponibles, con robustez variable de datos para apoyar su uso. Un ensayo que evaluó elposicionamiento prono entre pacientes con SDRA grave mostró una incidencia de muerte significativamente menor a los 28 y 90 días entre los pacientes que habían sido colocados en posición prona al principio del curso de su enfermedad que entre los que habían quedado en decúbito supino34. La administración de agentes paralíticos al comienzo del curso del SDRA se había informado previamente que reducía la mortalidad a los 90 días y aumentaba el número de días libres deventiladores.35 Sin embargo, estos resultados han sido cuestionado en el contexto de protocolos de sedación utilizados en la UCI; sobre la base de estudios más recientes, la necesidad de parálisis puede en algunos casos ser obviada.36 Otra posibleintervención es la administración de vasodilatadores pulmonares inhalados, que pueden resultar en abatimiento de la hipoxemia mejorando la relación  ventilación/ perfusión, aunque esta terapia no se ha demostrado que afecte los resultados a largo plazo. 37 Por último, para los pacientes que tienen hipoxemia refractaria a pesar de intervenciones agresivas, la oxigenación por membrana extracorpórea puede ser considerada. La saturación de oxígeno de este paciente comenzó a mejorar después del ajuste de su ventilador en combinación con pequeñas cantidades de diuresis.

Este paciente recibió inicialmente un amplio espectro de antibióticos y asistencia respiratoria.

Cuando los cultivos no revelaron evidencia de patógenos  bacterianos, se suspendió la terapia antimicrobiana. Durante los siguientes días, el paciente mejoró el estado respiratorio y su tráquea se extubó el día 3 de hospitalización. Para el día 5 de hospitalización, era capaz de deambular de forma independiente, y fue dado de alta a casa con planes de seguimiento con su médico de atención primaria.

 

DIAGNÓSTICO FINAL

SÍNDROME PULMONAR POR HANTAVIRUS

 

 

 

 

Traducción de :

A 24-Year-Old Man with Fever, Cough, and Dyspnea

Nicolas Barros, M.D., Shaunagh McDermott, M.D., Alexandra K. Wong, M.D.,

and Sarah E. Turbett, M.D.

https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMcpc1916256

 

 

References

1. Case Records of the Massachusetts

General Hospital (Case 38-2019). N Engl J

Med 2019; 381: 2353-63.

2. Hartnett KP, Kite-Powell A, Patel MT,

et al. Syndromic surveillance for e-cigarette,

or vaping, product use–associated

lung injury. N Engl J Med 2020; 382: 766-

72.

3. Layden JE, Ghinai I, Pray I, et al. Pulmonary

illness related to e-cigarette use

in Illinois and Wisconsin — final report.

N Engl J Med 2020; 382: 903-16..

4. Metlay JP, Waterer GW, Long AC, et al.

Diagnosis and treatment of adults with

community-acquired pneumonia: an official

clinical practice guideline of the

American Thoracic Society and Infectious

Diseases Society of America. Am J Respir

Crit Care Med 2019; 200(7): e45-e67.

5. Musher DM, Thorner AR. Communityacquired

pneumonia. N Engl J Med 2014;

371: 1619-28.

6. Jain S, Self WH, Wunderink RG, et al.

Community-acquired pneumonia requiring

hospitalization among U.S. adults.

N Engl J Med 2015; 373: 415-27.

7. Smith MD, Sheppard CL, Hogan A, et al.

Diagnosis of Streptococcus pneumoniae

infections in adults with bacteremia and

community-acquired pneumonia: clinical

comparison of pneumococcal PCR and

urinary antigen detection. J Clin Microbiol

2009; 47: 1046-9.

8. Cunha BA, Burillo A, Bouza E. Legionnaires’

disease. Lancet 2016; 387: 376-85.

9. Fiumefreddo R, Zaborsky R, Haeuptle

J, et al. Clinical predictors for Legionella

in patients presenting with communityacquired

pneumonia to the emergency

department. BMC Pulm Med 2009; 9: 4.

10. Avni T, Bieber A, Green H, Steinmetz

T, Leibovici L, Paul M. Diagnostic accuracy

of PCR alone and compared to urinary

antigen testing for detection of Legionella

spp.: a systematic review. J Clin

Microbiol 2016; 54: 401-11.

11. Perfect JR, Dismukes WE, Dromer F,

et al. Clinical practice guidelines for the

management of cryptococcal disease:

2010 update by the Infectious Diseases

Society Of America. Clin Infect Dis 2010;

50: 291-322.

12. Patterson TF, Thompson GR III, Denning

DW, et al. Practice guidelines for the

diagnosis and management of aspergillosis:

2016 update by the Infectious Diseases

Society of America. Clin Infect Dis

2016; 63(4): e1-e60.

13. Wheat LJ, Freifeld AG, Kleiman MB,

et al. Clinical practice guidelines for the

management of patients with histoplasmosis:

2007 update by the Infectious Diseases

Society of America. Clin Infect Dis

2007; 45: 807-25.

14. Chapman SW, Dismukes WE, Proia

LA, et al. Clinical practice guidelines for

the management of blastomycosis: 2008

update by the Infectious Diseases Society

of America. Clin Infect Dis 2008; 46: 1801-

12.

15. Bharti AR, Nally JE, Ricaldi JN, et al.

Leptospirosis: a zoonotic disease of global

importance. Lancet Infect Dis 2003; 3:

757-71.

16. Bethlem EP, Carvalho CR. Pulmonary

leptospirosis. Curr Opin Pulm Med 2000;

6: 436-41.

17. Nigrovic LE, Wingerter SL. Tularemia.

Infect Dis Clin North Am 2008; 22: 489-

504.

18. World Health Organization. WHO

guidelines on tularaemia: epidemic and

pandemic alert and response. Atlanta:

Centers for Disease Control and Prevention,

2007 (https://stacks .cdc .gov/ view/ cdc/

6943).

19. Prentice MB, Rahalison L. Plague.

Lancet 2007; 369: 1196-207.

20. Pechous RD, Sivaraman V, Stasulli

NM, Goldman WE. Pneumonic plague:

the darker side of Yersinia pestis. Trends

Microbiol 2016; 24: 190-7.

21. Ratsitorahina M, Chanteau S, Rahalison

L, Ratsifasoamanana L, Boisier P.

Epidemiological and diagnostic aspects

of the outbreak of pneumonic plague in

Madagascar. Lancet 2000; 355: 111-3.

22. Avšič-Županc T, Saksida A, Korva M.

Hantavirus infections. Clin Microbiol Infect

2019; 21S: e6-e16.

23. Jonsson CB, Figueiredo LTM, Vapalahti

O. A global perspective on hantavirus

ecology, epidemiology, and disease. Clin

Microbiol Rev 2010; 23: 412-41.

24. Outbreak of acute illness — southwestern

United States, 1993. MMWR

Morb Mortal Wkly Rep 1993; 42: 421-4.

25. Hantavirus disease, by state of reporting.

Atlanta: Centers for Disease Control

and Prevention, 2017 (https://www .cdc .gov/

hantavirus/ surveillance/ reporting -state

.html).

26. Sargianou M, Watson DC, Chra P, et al.

Hantavirus infections for the clinician:

from case presentation to diagnosis and

treatment. Crit Rev Microbiol 2012; 38:

317-29.

27. Mertz GJ, Hjelle B, Crowley M, Iwamoto

G, Tomicic V, Vial PA. Diagnosis

and treatment of new world hantavirus

infections. Curr Opin Infect Dis 2006; 19:

437-42.

28. Jenison S, Yamada T, Morris C, et al.

Characterization of human antibody responses

to Four Corners hantavirus infections

among patients with hantavirus

pulmonary syndrome. J Virol 1994; 68:

3000-6.

29. Case definitions for infectious conditions

under public health surveillance.

MMWR Recomm Rep 1997; 46(RR-10): 1-55.

30. Kruger DH, Figueiredo LTM, Song

J-W, Klempa B. Hantaviruses — globally

emerging pathogens. J Clin Virol 2015; 64:

128-36.

31. Ranieri VM, Rubenfeld GD, Thompson

BT, et al. Acute respiratory distress

syndrome: the Berlin definition. JAMA

2012; 307: 2526-33.

32. Bellani G, Laffey JG, Pham T, et al.

Noninvasive ventilation of patients with

acute respiratory distress syndrome: insights

from the LUNG SAFE Study. Am J

Respir Crit Care Med 2017; 195: 67-77.

33. The Acute Respiratory Distress Syndrome

Network. Ventilation with lower

tidal volumes as compared with traditional

tidal volumes for acute lung injury and

the acute respiratory distress syndrome.

N Engl J Med 2000; 342: 1301-8.

34. Guérin C, Reignier J, Richard J-C, et al.

Prone positioning in severe acute respiratory

distress syndrome. N Engl J Med

2013; 368: 2159-68.

35. Papazian L, Forel J-M, Gacouin A, et al.

Neuromuscular blockers in early acute respiratory

distress syndrome. N Engl J Med

2010; 363: 1107-16.

36. The National Heart, Lung, and Blood

Institute PETAL Clinical Trials Network.

Early neuromuscular blockade in the acute

respiratory distress syndrome. N Engl J

Med 2019; 380: 1997-2008.

37. Siobal MS, Hess DR. Are inhaled vasodilators

useful in acute lung injury and

acute respiratory distress syndrome?

Respir Care 2010; 55: 144-61.

 

A LA CAZA DE UN DIAGNÓSTICO...

$
0
0


En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

HISTORIA

Un hombre de 47 años se presentó en el departamento de emergencias de Michigan en enero con una historia  de estado  presincopal  de un día de evolución, hinchazón de los párpados y una erupción pruriginosa difusa. También refirió una historia de 3 semanas de deposiciones acuosas posprandiales, sin sangre. Cinco días antes de la presentación, había notado dolor abdominal tipo cólico difuso y náuseas con emesis ocasional no sanguinolenta.

 

 

PONENTE

El paciente tiene síntomas multisistémicos progresivos. El presíncope puede deberse a depleción del volumen intravascular, vasodilatación periférica o ambos. Las pérdidas gastrointestinales del paciente pueden haber causado depleción de volumen. Las causas infecciosas de diarrea como la giardiasis pueden estar asociadas con urticaria. Una condición autoinmune como la enfermedad celíaca puede provocar síntomas abdominales y erupción pruriginosa difusa de la dermatitis herpetiforme. La hinchazón de los párpados puede estar relacionada con una enteropatía perdedora de proteínas, aunque no se menciona  edema periférico. Un posible diagnóstico unificador sería la activación de los mastocitos y la liberación de histamina. Esta afección puede ser causada por mastocitosis sistémica o cutánea, relacionada con una enfermedad alérgica o trastornos inflamatorios y neoplásicos crónicos, o puede ser idiopática.

 

 

EVOLUCIÓN

El paciente tenía antecedentes de diabetes mellitus tipo 2, nefrolitiasis, taquicardia supraventricular, hipertrigliceridemia y trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Sus medicamentos incluían metformina, saxagliptina, metoprolol y atorvastatina, así como anfetamina-dextroanfetamina según las necesidades. Recientemente, había comenzado a tomar naproxeno y carbonato cálcico, ambos necesarios para los síntomas abdominales. Refirió tener alergia a la penicilina con reacción desconocida. El paciente tenía una historia de tabaquismo de 26 paquetes-año, pero había dejado de fumar un año antes. Dijo que no consumía alcohol ni sustancias ilícitas. Informó que no había viajado recientemente fuera de Michigan, que no había alimentos nuevos ni contactos enfermos. No se conocían antecedentes familiares de urticaria, alergias o asma.

En el examen físico, la temperatura del paciente era de 36,8 ° C, la frecuencia cardíaca de 134 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 16 respiraciones por minuto, la presión arterial de 95/52 mm Hg y la saturación de oxígeno del 99% mientras respiraba aire ambiente. Había un leve edema de labios; la lengua parecía normal. La auscultación del corazón reveló taquicardia regular sin sonidos extraños. Los ruidos pulmonares eran claros en ambos pulmones con un trabajo respiratorio normal. El abdomen estaba blando y difusamente sensible a la palpación; no había dolor de rebote ni defensa abdominal.  No había ganglios linfáticos palpables ni hepatomegalia o esplenomegalia. El examen cutáneo reveló urticaria confluente en cuero cabelludo, cuello, hombros, abdomen y regiones inguinales. El resto del examen era normal.

 

 

PONENTE

La hipotensión, la taquicardia, la urticaria confluente y el edema labial son compatibles con anafilaxia. Las causas comunes de anafilaxia incluyen alimentos y aditivos alimentarios, medicamentos y mordeduras o picaduras de insectos, a menudo debido a reacciones mediadas por IgE. Aunque las alergias alimentarias son más comunes en los niños, también pueden desarrollarse en los adultos, y es fundamental una revisión exhaustiva de la ingesta dietética justo antes de que el paciente se enferme. Recientemente había comenzado a tomar un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE). Aunque este nuevo medicamento puede conducir a un proceso mediado por IgE, el uso de AINE no selectivos también puede conducir a un síndrome clínico similar a la anafilaxia que no está mediado por IgE. Los AINE inhiben la ciclooxigenasa-1 y, en algunas personas, esta inhibición puede aumentar los mediadores proinflamatorios, lo que desencadena la activación de los mastocitos y la liberación de histamina. Se debe preguntar al paciente sobre mordeduras o picaduras de insectos recientes. Otras consideraciones incluyen procesos mediados por bradicinina, como angioedema hereditario, deficiencia adquirida del inhibidor de C1 o angioedema inducido por fármacos, pero es poco probable que esto explique la urticaria y la hipotensión de este paciente.

 

EVOLUCIÓN

El recuento de leucocitos fue de 26.500 por milímetro cúbico, con 91,0% de neutrófilos, 5,5% de linfocitos, 3,0% de monocitos, 0,2% de eosinófilos y 0,3% de basófilos. El hematocrito fue del 44,5% y el recuento de plaquetas fue de 541.000 por milímetro cúbico. El nivel de sodio sérico fue 130 mmol por litro, el nivel de cloruro 90 mmol por litro, el nivel de dióxido de carbono 25 mmol por litro, el nivel de nitrógeno ureico en sangre 23 mg por decilitro, el nivel de creatinina 1,8 mg por decilitro ( valor inicial [3 meses antes de la presentación], 0,7 mg por decilitro), el nivel de glucosa 264 mg por decilitro y el nivel de bilirrubina total 1,8 mg por decilitro. La razón internacional normalizada fue de 1,4 y el tiempo de tromboplastina parcial fue de 27,0 segundos. El nivel de ácido láctico fue 3. 3 mmol por litro (rango normal, 0,5 a 1,6). El análisis de orina reveló 1+ glucosa y 2+ sangre; La microscopía reveló de 11 a 20 cilindros hialinos por campo de bajo aumento y ocasionales cristales de oxalato de calcio. Un electrocardiograma mostró taquicardia sinusal con ondas T invertidas en las derivaciones III y aVF. Una radiografía de tórax no presentaba complicaciones.

 

La presión arterial del paciente disminuyó rápidamente a 75/40 mm Hg. Se administraron cuatro litros de cristaloides intravenosos, lo que provocó un aumento de la presión arterial a 114/65 mm Hg, pero hubo taquicardia persistente con una frecuencia cardíaca de 100 a 110 latidos por minuto.

 

 

PONENTE

En este paciente se están desarrollando signos de shock, que incluyen empeoramiento de la hipotensión, disfunción de los órganos terminales y un nivel elevado de lactato. Su constelación de síntomas podría explicarse por la liberación de histamina, ya sea de un proceso mediado por IgE o no mediado por IgE. Debe administrarse tratamiento con epinefrina intramuscular para una posible anafilaxia. También se debe considerar la sepsis, aunque es poco probable que explique toda la presentación clínica.

 

 

EVOLUCIÓN

Se obtuvieron cultivos de sangre y orina. El nivel de troponina I en suero fue de 0,17 ng por mililitro (rango normal, 0 a 0,04) y el nivel de procalcitonina fue de 0,16 ng por mililitro (rango normal, 0,02 a 0,07). La tomografía computarizada de abdomen y pelvis con uso de contraste oral reveló diverticulosis y un cálculo no obstructivo de 0,2 cm en el riñón izquierdo.

 

La frecuencia cardíaca del paciente volvió a aumentar a 130 latidos por minuto con una presión arterial de 95/52 mm Hg. Recibió 2 litros adicionales de líquidos intravenosos, vancomicina oral y cefepima intravenosa, metronidazol, famotidina y metilprednisolona. Su frecuencia cardíaca disminuyó a aproximadamente 110 latidos por minuto y su presión arterial aumentó a aproximadamente 120/80 mm Hg.

 

 

PONENTE

Se han iniciado tratamientos para el shock séptico y la anafilaxia. La epinefrina es el tratamiento de primera línea para la anafilaxia y debe administrarse lo antes posible. La epinefrina estimula los receptores beta-adrenérgicos, lo que aumenta los niveles de monofosfato de adenosina cíclico intracelular y disminuye la liberación de histamina y otros mediadores. Su actividad adrenérgica también provoca vasoconstricción y aumento del gasto cardíaco, mitigando así los efectos cardiovasculares de la anafilaxia. Metilprednisolona y bloqueadores de los receptores H2 de la histamina se considera que son tratamientos de segunda línea para la anafilaxis, porque tienen un lento inicio de acción y no son capaces de estabilizar rápidamente más degranulación de los mastocitos.

 

Los niveles séricos de triptasa e histamina pueden ayudar en el diagnóstico. Ambos deben obtenerse rápidamente para maximizar su utilidad, dada la corta vida media de la triptasa y la histamina séricas. Un nivel de triptasa muy elevado que vuelve a la normalidad cuando se vuelve a evaluar 24 horas después de la resolución de los síntomas sería compatible con anafilaxia. Un nivel de triptasa persistentemente elevado debe impulsar la evaluación, incluida una posible biopsia de médula ósea, para detectar mastocitosis. Un nivel elevado de histamina y un nivel normal de triptasa deben impulsar la consideración de una fuente productora de histamina.

 

 

EVOLUCIÓN

El nivel de C4 sérico fue de 70 mg por decilitro (rango normal, 15 a 56). El nivel de IgA en suero fue de 140 mg por decilitro (rango normal, 77 a 442), el nivel de IgG 440 mg por decilitro (rango normal, 703 a 1666) y el nivel de IgM menos de 25 mg por decilitro (rango normal, 38 a 249); el nivel de IgE estaba pendiente. Se obtuvo un nivel de triptasa en suero. Se infundieron 10 litros adicionales de líquidos intravenosos, lo que resultó en una mejora de la presión arterial, la función renal y el nivel de lactato. Se administró una dosis de epinefrina intramuscular. El paciente ingresó en la unidad de cuidados intensivos.

 

 

PONENTE

La diarrea posprandial que progresa a dolor abdominal y náuseas sugiere que las etapas iniciales de la enfermedad se localizaron en los mastocitos dentro del tracto gastrointestinal. El nivel elevado de C4 descarta un proceso de consumo de complemento agudo y sugiere que el dolor abdominal no se debe a un angioedema hereditario. La progresión y el aumento de la gravedad de los síntomas antes de la admisión pueden deberse a la sensibilización alérgica con exposiciones repetidas al antígeno en el contexto de una respuesta mediada por IgE.

 

Se debe considerar un evento desencadenante que conduzca a una alergia de nueva aparición. Aproximadamente el 10% de los pacientes no tienen una causa alérgica específica identificada. Cualquier alimento puede causar alergia mediada por IgE, pero el pescado (y otros mariscos) y los cacahuetes (así como las nueces ) son dos grupos que causan la mayoría de las alergias alimentarias en los adultos y deben explorarse cuidadosamente. La mastocitosis sistémica es una condición poco común que puede presentarse como una alergia de nueva aparición y puede ser provocada por medicamentos, estrés, ejercicio o eventos emocionales. Esta condición es menos probable debido a los síntomas casi diarios del paciente (la mastocitosis causa síntomas sistémicos intermitentes) y la ausencia de urticaria pigmentosa clásica, hepatoesplenomegalia, anemia y linfadenopatía relacionada con la infiltración de mastocitos.La garrapata estrella solitaria, que es endémica en el este (especialmente el sureste) de los Estados Unidos, con expansión hacia el medio oeste y noreste de los Estados Unidos y el este de Canadá, se ha asociado con el desarrollo de alergia a la "alfa-gal" (galactosa- alfa-1,3-galactosa), un resto de carbohidrato que está presente en todos los mamíferos no primates. Después de una picadura de esta garrapata, los seres humanos pueden tener nuevas respuestas alérgicas a las carnes rojas

 


EVOLUCIÓN

El segundo día de hospitalización, el dolor abdominal y la erupción del paciente disminuyeron considerablemente. Su recuento de glóbulos blancos fue de 14,400 por milímetro cúbico. Los cultivos de sangre y orina fueron negativos. Se suspendieron los agentes antimicrobianos.

 

El paciente no presentó más síntomas hasta el cuarto día de hospitalización, momento en el que refirió opresión torácica, disnea y agravamiento de la erupción pruriginosa. El examen reveló taquicardia, hipotensión, hipoxemia, sibilancias y empeoramiento de la urticaria. Se administró otra dosis de epinefrina, lo que resultó en una disminución casi inmediata de los síntomas. Los estudios de laboratorio que se habían obtenido al ingreso mostraron un nivel de IgE sérica de 299 UI por mililitro (menos de 214 UI por mililitro) y un nivel de triptasa de 33,5 μg por litro (normal valor, menos de 10,9). Se solicitó una consulta de alergia.

 

 

PONENTE

El nivel elevado de triptasa sugiere la participación de los mastocitos y, en el contexto de síntomas agudos, apoya la hipótesis de un desencadenante mediado por IgE. Los síntomas recurrentes probablemente representan una exposición repetida al antígeno. Es fundamental contar con un historial completo de ingesta de alimentos, ingesta de medicamentos, actividades y exposiciones antes de este evento y antes de la admisión. Los síntomas y signos se desarrollan rápidamente con la anafilaxia, por lo general dentro de los 5 a 30 minutos posteriores a la exposición, mientras que a menudo hay un retraso de varias horas en pacientes con alergia alfa-gal.

 

 

EVOLUCIÓN

El paciente recibió tratamiento médico por anafilaxia, con resolución de síntomas y signos. En el interrogatorio adicional, informó haber consumido costillas de res aproximadamente 4 horas antes de que comenzaran sus síntomas de empeoramiento el día 4 del hospital. Señaló que había estado cazando ciervos en la zona rural del sureste de Michigan y había ingerido venado 2 días antes de la presentación. Había consumido carne de venado en el pasado sin dificultad y su dieta típica incluía carne roja. No recordaba antecedentes de picaduras de garrapatas.

 

PONENTE

La aparición de reacciones alérgicas después de la ingestión de carne de venado y carne de res, con síntomas durante el episodio más reciente que han comenzado 4 horas después de la ingestión, es muy sugestiva de alergia alfa-gal. El paciente es un cazador de ciervos y los ciervos de cola blanca sirven como hospedadores de la garrapata estrella solitaria. La saliva de la garrapata puede contener alfa-gal de otros mamíferos de los que se ha alimentado, y esta exposición parece desencadenar el desarrollo de anticuerpos IgE dirigidos por alfa-gal en humanos. La cronología del inicio de los síntomas sugiere que el paciente había recibido una picadura de garrapata anterior a su caza más reciente.

 

 

EVOLUCIÓN

La paciente recibió un diagnóstico de síndrome alfa-gal y fue dada de alta con una dosis decreciente de glucocorticoide, así como un autoinyector de epinefrina intramuscular y difenhidramina para usar según sea necesario, instrucciones para evitar comer carne roja y una cita de seguimiento para pruebas formales  en la clínica de alergias. Después de perder el seguimiento durante 15 meses, se presentó en la clínica de alergias, momento en el que las pruebas de laboratorio revelaron un nivel de triptasa sérica dentro del rango normal y positividad para alfa-gal IgE. Había evitado comer carne roja y no había tenido más episodios de anafilaxia.

 

COMENTARIO

Nuestro paciente presentó varias semanas de síntomas gastrointestinales inespecíficos puntuados por hallazgos agudos cardiovasculares, mucosos y dermatológicos, que eran compatibles con anafilaxia. El empeoramiento de los síntomas después de la ingestión de carne roja, un historial personal de caza y consumo de venado antes de los síntomas y el inicio tardío de la anafilaxia después de la exposición a la carne respaldaron el diagnóstico del síndrome alfa-gal.

El síndrome de alfa-gal llamó la atención por primera vez a mediados de la década de 2000 1 cuando varios pacientes que habían sido incluidos en ensayos clínicos de cetuximab (un agente ahora aprobado para su uso en pacientes con cáncer colorrectal metastásico o carcinoma de células escamosas de cabeza y cuello) tuvo anafilaxia o urticaria durante la primera infusión. 2,3 Aunque desde entonces se han observado reacciones de hipersensibilidad graves en el 3% de los pacientes que recibieron cetuximab en general, el 22% de los pacientes que lo recibieron en ensayos de fase tardía en Tennessee y Carolina del Norte tuvieron reacciones de hipersensibilidad graves. 3 El predominio regional de las reacciones motivó la consideración de un factor ambiental. Cetuximab incluye al menos siete epítopos alfa-gal distintos. 4Se encontró que los anticuerpos IgE contra alfa-gal son comunes en el sureste de los Estados Unidos, donde la enfermedad transmitida por garrapatas, la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas es bien reconocida; También se notificaron cada vez más en esa zona informes de alergias a la carne roja. El 1,6 alfa-gal se encuentra en los tejidos de todos los mamíferos excepto los primates. Esto llevó a la hipótesis de que las picaduras de la especie de garrapata Amblyomma americanum (estrella solitaria) depositaban el contenido del estómago (de comidas anteriores de mamíferos) en la piel humana, lo que conducía al desarrollo de IgE contra alfa-gal. 5 Una vez que ha ocurrido la sensibilización, la ingestión de carne roja desencadena reacciones de hipersensibilidad ( Figura 1 ).

 

 



Figura 1. Sensibilización y mecanismo que conduce a la aparición clínica del síndrome de alfa-gal.

La hipótesis actual es que una persona es mordida por una garrapata estrella solitaria que ha tenido una ingestión de sangre previa que contiene galactosa-alfa-1,3- galactosa (alfa-gal). Alternativamente, alguna evidencia sugiere que el alfa-gal puede pasar a través de las etapas de vida de las garrapatas o puede estar presente de forma endógena en la saliva de las garrapatas. Después de un período de tiempo, se desarrolla IgE a alfa-gal. Una vez que la IgE a alfa-gal puebla las células efectoras, la ingestión de carne roja puede desencadenar reacciones. Se sospecha que el alfa-gal que está contenido en glicolípidos es el antígeno desencadenante, y la absorción lenta en el intestino el explica el retraso en la reacción. Algunos pacientes tienen solo un síntoma, como urticaria o malestar gastrointestinal, pero la mayoría informa múltiples síntomas.

 

Se han documentado asociaciones entre picaduras de garrapatas, IgE contra alfa-gal y reacciones de hipersensibilidad a la carne en Asia, Australia, Europa y Estados Unidos. 6,7 En estas regiones geográficas, varias garrapatas se han asociado con el síndrome alfa-gal; sin embargo, otras especies de garrapatas, incluida Ixodes scapularis , no han sido implicadas, lo que sugiere que puede haber factores específicos de garrapatas que conducen a la sensibilización. Nuestro paciente vivía y cazaba en el sureste de Michigan. Anteriormente rara en esta región, la garrapata estrella solitaria es ahora la tercera garrapata más común en Michigan, y su número ha ido en aumento. 8El aumento de las poblaciones de garrapatas estrella solitaria en nuevas regiones puede explicarse por los patrones cambiantes de uso de la tierra, la abundancia de mamíferos huéspedes como el venado cola blanca y el cambio climático, que está provocando condiciones que son cada vez más hospitalarias para las garrapatas estrella solitaria y sus huéspedes. . 9

 

El síndrome de alfa-gal es un problema de salud pública cada vez más reconocido. La prueba sérica de IgE específica contra alfa-gal es la prueba confirmatoria de elección, mientras que la prueba intradérmica generalmente no se recomienda. Entre 2010 y 2018, más de 34,000 personas dieron positivo en alfa-gal IgE en los Estados Unidos. 10 Los alimentos más comunes que provocan alergias son las carnes de mamíferos, especialmente la carne de res. También se han descrito reacciones al cerdo, cordero, conejo, búfalo, venado y canguro. 6 Aunque la mayoría de los pacientes con síndrome alfa-gal pueden consumir productos lácteos de manera segura, algunos tienen reacciones; Se recomienda la eliminación de la leche de vaca de la dieta de forma individualizada. 11El síndrome de alfa-gal puede provocar innumerables síntomas después de la ingestión de carne. En un estudio pequeño, las manifestaciones más frecuentes fueron prurito o urticaria (en el 70% de los pacientes), síntomas gastrointestinales (en el 40%), angioedema, urticaria de contacto de la mucosa oral y anafilaxia. 12 Sin embargo, los síntomas y signos pueden ser más insidiosos, y los casos que involucran predominantemente síntomas gastrointestinales, presíncope o síncope pueden ser particularmente difíciles de reconocer. 11,13

 

Una característica inusual de la reacción de hipersensibilidad mediada por IgE a alfa-gal es su timing. Los síntomas se retrasan en la aparición, a menudo ocurren de 3 a 6 horas después de la ingestión. 6 El retraso, que puede complicar el diagnóstico, puede estar relacionado con el hecho de que el alérgeno de carbohidratos está unido a lípidos. Los lípidos se absorben en el intestino y la circulación más lentamente que los alérgenos proteicos, que se asocian con reacciones de inicio rápido. 14 Muchos pacientes se han despertado del sueño con síntomas alérgicos o anafilácticos después de consumir carne roja en la cena. En nuestro paciente, las manifestaciones inequívocas de anafilaxia reaparecieron 4 horas después de la ingestión de carne roja, lo que apoyó el diagnóstico de síndrome alfa-gal.

 

La anafilaxia es un síndrome multisistémico que surge de la liberación repentina de mediadores de mastocitos en la circulación sistémica. 15 Por lo general, resulta de reacciones mediadas por IgE a los alimentos, medicamentos, o mordeduras o picaduras de insectos. La anafilaxia se diagnostica clínicamente 15 , aunque los análisis rápidos de los niveles séricos de triptasa o histamina pueden ayudar a descartar otros trastornos. El manejo incluye epinefrina intramuscular, reanimación con líquidos, terapia con broncodilatadores y oxígeno suplementario, evitación del alérgeno causante y desarrollo de un plan de acción de emergencia en el hogar.

 

Los síntomas gastrointestinales inespecíficos iniciales de este paciente progresaron a características sistémicas de anafilaxia. El abrupto empeoramiento de los síntomas después de la presunta resolución llevó a considerar la reexposición al alérgeno, y quedó claro que había tenido una reacción de hipersensibilidad retardada a la carne roja. El paciente no recordaba haber recibido ninguna picadura de garrapata, y el equipo médico no encontró evidencia de picaduras o garrapatas adheridas en el examen. Sin embargo, tuvo dos episodios de anafilaxia en nuestro sistema de atención médica, ambos después de haber ingerido carne roja, y no tuvo ningún episodio de anafilaxia adicional después de eliminar la carne roja de su dieta. Probablemente había recibido picaduras de garrapatas no reconocidas, tal vez de garrapatas larvales pequeñas ("semillas"), en las semanas antes de que se manifestaran los síntomas del síndrome alfa-gal.

 

El momento de aparición de los síntomas y una revisión cuidadosa de las exposiciones, incluidos los alimentos y los medicamentos, son piezas clave de información para recopilar en pacientes con anafilaxia de causa poco clara. Esa historia es el arma clave a la hora de buscar un diagnóstico.

 

 

Traducción de

“Hunting for a Diagnosis”

Nathan Houchens, M.D., Sarah Hartley, M.D., Scott P. Commins, M.D., Ph.D., Dru Claar, M.D., and Sanjay Saint, M.D., M.P.H.

NEJM

References

1. Steinke JW, Platts-Mills TAE, Commins

SP. The alpha-gal story: lessons learned

from connecting the dots. J Allergy Clin

Immunol 2015; 135: 589-96.

2. Chung CH, Mirakhur B, Chan E, et al.

Cetuximab-induced anaphylaxis and IgE

specific for galactose-alpha-1,3-galactose.

N Engl J Med 2008; 358: 1109-17.

3. O’Neil BH, Allen R, Spigel DR, et al.

High incidence of cetuximab-related infusion

reactions in Tennessee and North

Carolina and the association with atopic

history. J Clin Oncol 2007; 25: 3644-8.

4. Qian J, Liu T, Yang L, Daus A, Crowley

R, Zhou Q. Structural characterization of

N-linked oligosaccharides on monoclonal

antibody cetuximab by the combination

of orthogonal matrix-assisted laser desorption/

ionization hybrid quadrupole-quadrupole

time-of-flight tandem mass spectrometry

and sequential enzymatic digestion.

Anal Biochem 2007; 364: 8-18.

5. Commins SP, James HR, Kelly LA, et al.

The relevance of tick bites to the production

of IgE antibodies to the mammalian

oligosaccharide galactose-α-1,3-galactose.

J Allergy Clin Immunol 2011; 127: 1286-

93.e6.

6. Commins SP, Satinover SM, Hosen J,

et al. Delayed anaphylaxis, angioedema,

or urticaria after consumption of red meat

in patients with IgE antibodies specific

for galactose-alpha-1,3-galactose. J Allergy

Clin Immunol 2009; 123: 426-33.

7. van Nunen SA. Tick-induced allergies:

mammalian meat allergy and tick anaphylaxis.

Med J Aust 2018; 208: 316-21.

8. Ticks and your health: preventing

tick-borne illness in Michigan. Michigan

Department of Health and Human Services,

Michigan Department of Natural

Resources, Michigan State University

(https://www .michigan

.gov/

documents/

emergingdiseases/

resize_

307382_7 .pdf).

9. Molaei G, Little EAH, Williams SC,

Stafford KC. Bracing for the worst —

range expansion of the lone star tick in

the northeastern United States. N Engl J

Med 2019; 381: 2189-92.

10. Binder AM, Commins S, Altrich ML,

et al. Diagnostic testing for galactosealpha-

1,3-galactose (alpha-gal), United

States, 2010–2018. Ann Allergy Asthma

Immunol 2021 January 07 (Epub ahead of

print).

11. Commins SP. Diagnosis & management

of alpha-gal syndrome: lessons from

2,500 patients. Expert Rev Clin Immunol

2020; 16: 667-77.

12. Choi G-S, Kim J-H, Shin Y-S, Nahm

D-H, Park H-S. Food allergy to meat and

milk in adults. Allergy 2010; 65: 1065-7.

13. Wilson JM, Schuyler AJ, Workman L,

et al. Investigation into the α-gal syndrome:

characteristics of 261 children

and adults reporting red meat allergy.

J Allergy Clin Immunol Pract 2019; 7(7):

2348-2358.e4.

14. Román-Carrasco P, Lieder B, Somoza

V, et al. Only α-Gal bound to lipids, but

not to proteins, is transported across enterocytes

as an IgE-reactive molecule that

can induce effector cell activation. Allergy

2019; 74: 1956-68.

15. Sampson HA, Muñoz-Furlong A, Campbell

RL, et al. Second symposium on the

definition and management of anaphylaxis:

summary report — Second National

Institute of Allergy and Infectious Disease/

Food Allergy and Anaphylaxis Network

symposium. J Allergy Clin Immunol

2006; 117: 391-7.

 

UN HOMBRE DE 48 AÑOS CON PÉRDIDA TRANSITORIA DE LA VISIÓN...

$
0
0

Presentación de caso

Un hombre de 48 años fue evaluado en este hospital debido a  pérdida transitoria de la visión.

El paciente había estado en su estado habitual de buena salud hasta 1 hora antes de la evaluación, cuando notó “destellos” blancos que parpadeaban en la visión del ojo izquierdo, seguidos de una visión borrosa repentina. No tenía miodesopsias ni dolor en los ojos. Durante los siguientes 2 minutos, la visión borrosa empeoró y se volvió "oscura", de manera que el paciente no podía ver una mano frente a su cara cuando se cubría el ojo derecho. Se presentó a este hospital para su evaluación, llegando 1 hora después del inicio de los síntomas de la visión.

 

En la presentación, el paciente notó que la visión en el ojo izquierdo estaba mejorando pero seguía siendo borrosa. La temperatura era de 36,7 ° C, la presión arterial de 120/65 mm Hg, la frecuencia cardíaca de 92 latidos por minuto y el índice de masa corporal de 24,2. La agudeza visual fue de 20/20 en el ojo derecho y se limitó a los movimientos de la mano a 0,9 m (3,0 pies) en el ojo izquierdo; 2 horas más tarde, la agudeza visual en el ojo izquierdo fue de 20/40 para la visión de lejos y 20/30 con corrección para la visión de cerca. Los resultados de la prueba de color de Ishihara fueron normales. Las pupilas eran iguales, redondas y reactivas a la luz, sin defecto pupilar aferente relativo. Los movimientos extraoculares estaban intactos; Los campos visuales estaban completos en respuesta a la confrontación. La presión intraocular y los resultados de un examen con lámpara de hendidura de los segmentos anterior y posterior del ojo fueron normales bilateralmente. Había ptosis severa del párpado superior izquierdo (distancia del reflejo del margen, 4 mm en el ojo derecho y 1 mm en el ojo izquierdo). Un examen de fondo de ojo con dilatación reveló discos ópticos, máculas y vasos normales. Se palpaba una masa irregular no dolorosa debajo del borde orbitario superior izquierdo, pero no había proptosis. Las arterias temporales eran prominentes bilateralmente, más en el lado derecho que en el izquierdo, con pulsaciones normales y sin dolor a la palpación. No había dolor a la palpación del cuero cabelludo ni de las articulaciones temporomandibulares. El resto del examen físico fue normal. Un examen de fondo de ojo con dilatación reveló discos ópticos, máculas y vasos normales. El resto del examen físico fue normal.

 

Una historia clínica reveló fatiga y  pérdida de peso de 4,5 kg en el último año, que el paciente atribuyó a la inactividad y la disminución del apetito. Había una historia de 2 meses de dolor mandibular bilateral con la masticación de alimentos firmes pero no con alimentos blandos. Había dolor lateral de la cadera en ambas caderas después de caminar, pero no rigidez. Había una sensación de bloqueo al flexionar o extender el dedo índice derecho. Dos días antes de la evaluación, el paciente presentó cefalea temporal en el lado derecho que remitió. No informó de entumecimiento ni debilidad.

 

El paciente tenía antecedentes de presbicia. No se había sometido a ninguna cirugía, no estaba tomando ningún medicamento actualmente y no tenía alergias conocidas. Había nacido y crecido  en un país de Eurasia y había vivido en los Estados Unidos durante 20 años. Había viajado internacionalmente por su trabajo como profesor universitario. Estaba divorciado y vivía con sus dos hijos en una casa en Nueva Inglaterra. Había fumado medio paquete de cigarrillos durante 5 años, pero había dejado de fumar 20 años antes. Bebía alcohol en raras ocasiones y no consumía drogas ilícitas. Sus padres estaban vivos y bien, sus abuelas habían tenido cáncer de mama y no había antecedentes familiares de enfermedad ocular o autoinmune.

 



Tabla 1. Datos de laboratorio.

La evaluación de laboratorio reveló anemia normocítica y niveles elevados de alanina aminotransferasa, aspartato aminotransferasa y fosfatasa alcalina. Los resultados de las pruebas de función renal y tiroidea fueron normales, al igual que los niveles sanguíneos de electrolitos, calcio, glucosa, hemoglobina glucosilada, creatina quinasa, homocisteína y lipoproteína (a). Las pruebas de anticuerpos antinucleares fueron negativas y los niveles de subclases de IgG fueron normales. Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 . Se le administró aspirina, junto con tratamiento empírico con metilprednisolona intravenosa, e ingresó al hospital.

 

Las imágenes por resonancia magnética (IRM) de la cabeza y las órbitas ( Figura 1), realizado antes y después de la administración de contraste intravenoso, reveló agrandamiento del músculo recto interno derecho con infiltración de la grasa extraconal adyacente, así como una lesión en forma de masa realzada en la órbita anterosuperior izquierda, contigua a la glándula lagrimal izquierda. La lesión en forma de masa mostró una señal hipointensa en las imágenes de recuperación de inversión de tau corta (STIR). El parénquima cerebral era normal. La angiografía por resonancia magnética de cabeza y cuello fue normal, al igual que la ecografía de las arterias temporales. La ecografía de abdomen reveló un parénquima hepático marcadamente heterogéneo y un ganglio linfático periportal agrandado, que medía 2 cm en su mayor dimensión. Tomografía computarizada (TC) de tórax, abdomen y pelvis ( Figura 1), realizada tras la administración de contraste intravenoso, reveló múltiples calcificaciones puntiformes en todo el hígado e hipoatenuación del lóbulo hepático derecho, así como adenopatías mesentéricas y retroperitoneales coalescentes difusas con calcificaciones gruesas. Había un ganglio linfático hiliar derecho prominente, que medía 10 mm de diámetro. El parénquima pulmonar no presentaba complicaciones.

 


Figura 1. Estudios de imagen.

Se realizó resonancia magnética de cabeza y órbitas. Una imagen coronal de recuperación de la inversión de tau corta (STIR)  (Panel A) y una Imagen de saturación grasa ponderada en T1 obtenida tras la administración de gadolinio intravenoso (Panel B) que muestra agrandamientodel músculo recto interno derecho (flechas), que se asocia con una señal hipointensa en T2 marcada (Panel A) pero muestra un realce similar al de los otros músculos extraoculares (Panel B). Hay un leve realce e infiltració  grasa en la grasa extraconal adyacente. Una imagen axial tridimensional de eco de gradiente  (Panel C), obtenido tras la administración de gadolinio intravenoso, muestra una lesión en forma de masa realzada (flecha) en el lado anterosuperior de la órbita izquierda, lindando con la glándula lagrimal izquierda. También se realizó TC de abdomen y pelvis. Las imágenes axiales  y coronales (Paneles D y E, respectivamente), obtenidas tras la administración de contraste intravenoso, muestran linfadenopatía mesentérica y retroperitoneal coalescente difusa (Panel D, flechas). Un imagen axial adicional (Panel F) muestra áreas geográficas de hipoatenuación heterogénea en el lóbulo derecho del hígado. Se muestran múltiples pequeñas calcificaciones de diferentes formas y tamaños en todo el hígado (paneles E y F, flechas). Adicionalmente, se muestran calcificaciones gruesas en algunos de los ganglios linfáticos mesentéricos y retroperitoneales (paneles D y E, puntas de flecha).

 

 

En el segundo día de hospitalización, se produjo diplopía cuando el paciente miraba  hacia el extremo derecho. En el examen, había una leve limitación de la abducción del ojo derecho. Después de que se le administrara una segunda dosis de metilprednisolona intravenosa, el paciente decidió abandonar el hospital en contra de las recomendaciones médicas. Después del alta, tomó prednisona a diario. Durante la semana siguiente, estuvieron disponibles resultados de pruebas de laboratorio adicionales. Las pruebas de anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos (ANCA) fueron negativas. Los análisis de sangre para antígeno de blastomyces, anticuerpos contra coccidioides y anticuerpos contra histoplasma fueron negativos, al igual que un análisis de liberación de interferón-γ para Mycobacterium tuberculosis .

 

Se realizó una prueba de diagnóstico.

 

Diagnóstico diferencial

Este paciente tiene varias manifestaciones clínicas que suscitan preocupación por la arteritis de células gigantes ( Figura 2 ), incluso siendo más joven que el paciente típico que presenta esta enfermedad. Estas manifestaciones incluyen pérdida aguda de la visión, nueva aparición de cefalea, dolor mandibular con la masticación (también denominado claudicación mandibular), diplopía y síntomas constitucionales. 1Además, el examen físico se destaca por arterias temporales prominentes, un hallazgo que a veces se observa en pacientes con arteritis de células gigantes, y la evaluación de laboratorio se destaca por una velocidad de sedimentación globular elevada y nivel de proteína C reactiva, anomalías presentes. en casi el 95% de los pacientes con arteritis de células gigantes antes de la administración de glucocorticoides. 2

 

 

 





Figura 2. Características del caso con respecto a la arteritis de células gigantes.

Aunque la elevación sustancial de los niveles de fosfatasa alcalina, alanina aminotransferasa y aspartato aminotransferasa no es típica de la arteritis de células gigantes, se puede observar una leve elevación de estos niveles.

 

En este caso, después de que los médicos tratantes encontraron un síndrome clínico compatible con arteritis de células gigantes con el conocimiento de que la ceguera irreversible ocurre en hasta el 20% de los pacientes con esta enfermedad (casi siempre antes de que se confirme el diagnóstico) 1 , iniciaron adecuadamente el tratamiento con glucocorticoides sin demora, antes de que se completara la evaluación. Sin embargo, varias características de la presentación de este paciente no son compatibles con la arteritis de células gigantes ( Figura 2 ), lo que genera sospechas de condiciones que imitan este diagnóstico. 3Tiene anomalías orbitarias, incluido el efecto de masa debido a la dacrioadenitis izquierda, así como agrandamiento del músculo recto interno derecho, lo que probablemente explica su diplopía. Además, tiene ganglios linfáticos calcificados y agrandados en el abdomen y un ganglio linfático prominente en el tórax. Los análisis de sangre muestran una elevación sustancial de los niveles de fosfatasa alcalina, bilirrubina y aminotransferasas. Finalmente, los estudios de imagen del hígado muestran un parénquima heterogéneo con calcificaciones puntiformes difusas e hipoatenuación del lóbulo derecho, hallazgos que sugieren un proceso infiltrativo.

 

ENFERMEDADES QUE IMITAN LA ARTERITIS DE CÉLULAS GIGANTES

Mi diagnóstico diferencial para esta constelación de manifestaciones clínicas, incluidos síntomas craneales que se asemejan a arteritis de células gigantes, dacrioadenitis, agrandamiento de los músculos extraoculares, linfadenopatías e infiltración hepática, incluye sarcoidosis, enfermedad relacionada con IgG4 y amiloidosis primaria. Las vasculitis que involucran vasos pequeños y medianos (p. Ej., Poliarteritis nudosa y vasculitis asociada a ANCA) a veces afectan las arterias de la cabeza y el cuello y pueden confundirse con arteritis de células gigantes. 3Sin embargo, estas vasculitis no suelen afectar al parénquima hepático ni a los ganglios linfáticos. Además, los pacientes con estas vasculitis suelen tener otras manifestaciones clínicas (p. Ej., Manifestaciones cutáneas, otorrinolaringológicas, pulmonares, nerviosas periféricas o renales) que facilitan el reconocimiento de la enfermedad, y estos hallazgos están ausentes en este caso. Además, del 40 al 90% de los pacientes con vasculitis asociada a ANCA tienen una prueba de ANCA positiva, y la prueba de ANCA fue negativa en este caso. La tuberculosis y la micosis endémica (p. Ej., Histoplasmosis, coccidioidomicosis y blastomicosis) pueden afectar el hígado y los ganglios linfáticos y pueden asociarse con algunas de las características de imagen observadas en este paciente. Sin embargo, estas infecciones no causan síntomas compatibles con la arteritis de células gigantes,

 

SARCOIDOSIS

La sarcoidosis es un trastorno inmunomediado de causa desconocida que puede afectar a todos los grupos raciales. Puede ocurrir en cualquier momento en la edad adulta, pero generalmente se desarrolla antes de los 50 años. La enfermedad se caracteriza por una inflamación granulomatosa no caseificante que puede afectar a cualquier órgano. 4 Aproximadamente el 90% de los pacientes presentan anomalías intratorácicas como linfadenopatía hiliar y enfermedad pulmonar intersticial. 5 En aproximadamente el 30% de los casos, ocurren manifestaciones extratorácicas, más comúnmente involucrando las articulaciones (p. Ej., Artralgias), los ojos (p. Ej., Uveítis) y la piel (p. Ej., Eritema nudoso). 5Los síntomas constitucionales se informan con frecuencia. La sarcoidosis también puede afectar el sistema nervioso central y periférico, las estructuras orbitarias extraoculares (p. Ej., Glándulas lagrimales y músculos extraoculares), hígado, bazo, corazón, tracto gastrointestinal, riñones y metabolismo del calcio. 5 En casos raros, la sarcoidosis puede complicarse por vasculitis sistémica que afecta a vasos pequeños, medianos o grandes. 6 De hecho, se ha informado de vasculitis asociada a sarcoidosis que afecta las arterias extracraneales (p. Ej., Arterias temporales) con dolor de cabeza resultante y claudicación mandibular. 7-9

 

Este paciente podría tener sarcoidosis con una presentación atípica que imita la arteritis de células gigantes, además de la infiltración de las glándulas lagrimales, músculos extraoculares, ganglios linfáticos e hígado. Los estudios de autopsia han demostrado que la mayoría de los pacientes con sarcoidosis presentan afectación hepática, pero se vuelve clínicamente significativa en aproximadamente el 10 al 30% de los pacientes. La hepatitis asociada a sarcoidosis a veces causa hipoatenuación parenquimatosa y conduce a calcificación distrófica, hallazgos que se observan en este paciente. Sin embargo, un argumento en contra de la posibilidad de sarcoidosis es el hecho de que este paciente tiene un único ganglio linfático hiliar derecho prominente que mide 10 mm de diámetro; en pacientes con sarcoidosis, la linfadenopatía hiliar tiende a asociarse con ganglios linfáticos más grandes, múltiples y bilaterales.4 La medición de la enzima convertidora de angiotensina y los niveles de 1,25-dihidroxivitamina D podría ser útil en este caso; los niveles elevados apoyarían pero no confirmarían el diagnóstico de sarcoidosis. La prueba de confirmación más apropiada sería una biopsia de tejido (p. Ej., Ganglio linfático, glándula lagrimal o biopsia de hígado), con la muestra mostrando granulomas no caseificantes.

 

ENFERMEDAD RELACIONADA CON IGG4

La enfermedad relacionada con IgG4 es una enfermedad fibroinflamatoria multisistémica que se ha reconocido cada vez más durante la última década. 11 Los hombres se ven afectados con más frecuencia que las mujeres, y la edad de inicio suele ser entre 50 y 60 años. Las lesiones asociadas con la enfermedad relacionada con IgG4 se caracterizan por infiltrados linfoplasmocíticos y fibrosis estoriforme. 11 Los órganos más comúnmente afectados son el páncreas ( pancreatitis autoinmune tipo 1), el sistema hepatobiliar (p. Ej., Colangitis esclerosante) y las glándulas salivales y lagrimales. 12Otras posibles manifestaciones incluyen linfadenitis, dermatitis, tiroiditis, paquimeningitis, hipofisitis, pericarditis, nefritis tubulointersticial, masas parenquimatosas pulmonares, formación de pseudotumor orbitario y afectación de los músculos extraoculares. 12 La vasculitis, como aortitis con periaortitis, a veces concurrente con fibrosis retroperitoneal, es otra posible manifestación de enfermedad relacionada con IgG4, 13 y ocasionalmente se ha informado arteritis temporal. 14,15

 

Los pacientes con enfermedad relacionada con IgG4 presentan una afectación sincrónica de tres órganos, en promedio. Los principales fenotipos clínicos de afectación de órganos son enfermedad hepatopancreatobiliar, fibrosis retroperitoneal o aortitis, enfermedad limitada a la cabeza y el cuello y síndrome de Mikulicz clásico con características sistémicas. 16 Los pacientes con enfermedad limitada a la cabeza y el cuello o con síndrome de Mikulicz clásico con características sistémicas tienden a tener los niveles séricos más altos de IgG4 y con frecuencia tienen inflamación de las glándulas lagrimales (en 50 a 60% de los casos), glándulas salivales (50 a 80% de los casos). %) y ganglios linfáticos (30 a 70%); sin embargo, estos dos fenotipos clínicos no se asocian frecuentemente con afectación del hígado (en menos de 5% de los casos) o del árbol biliar (1 a 30%).

 

Aunque este paciente podría tener una forma poco común de enfermedad relacionada con IgG4, varias características de su presentación no son consistentes con este diagnóstico. En primer lugar, los pacientes con enfermedad relacionada con IgG4 tienden a presentar inflamación tanto de las glándulas lagrimales como de las salivales de forma bilateral, 11,16,17 mientras que este paciente tiene agrandamiento unilateral de las glándulas lagrimales y ninguna enfermedad de las glándulas salivales obvia. En segundo lugar, muchos pacientes con enfermedad relacionada con IgG4 tienen afectación pancreática, 11,16 que está ausente en este paciente. En tercer lugar, la mayoría de los pacientes con enfermedad relacionada con IgG4 tienen niveles normales de marcadores inflamatorios en suero y niveles aumentados de IgG4 en suero (más de 135 mg por decilitro), 18especialmente en presencia de enfermedad multiorgánica e infiltración de glándulas exocrinas, y estos hallazgos de laboratorio están ausentes en este paciente. En cuarto lugar, este paciente tiene calcificaciones en los ganglios linfáticos y el hígado, que no se observan comúnmente en pacientes con enfermedad relacionada con IgG4. Por último, los informes de enfermedad relacionada con IgG4 con manifestaciones craneales que imitan la arteritis de células gigantes son raros.

 

AMILOIDOSIS SISTÉMICA

La amiloidosis sistémica es una enfermedad rara que resulta del plegamiento incorrecto y la agregación de proteínas en fibrillas muy ordenadas que se depositan en los tejidos y causan daño orgánico progresivo. La amiloidosis puede ocurrir en presencia de una proteína anormal (p. Ej., Amiloidosis primaria, también conocida como amiloidosis de cadena liviana amiloide [AL]), en asociación con abundancia excesiva de una proteína normal (p. Ej., Amiloidosis secundaria, también conocida como amiloide A [ AA] amiloidosis) y por razones poco claras (p. Ej., Amiloidosis sistémica senil). 19

 

La amiloidosis primaria es una discrasia de células plasmáticas causada por el depósito de fragmentos de proteínas derivados de cadenas ligeras de inmunoglobulinas anormales. 19 La edad media en el momento del diagnóstico es de 63 años y los hombres se ven afectados con más frecuencia que las mujeres. 19 En la mayoría de los pacientes con amiloidosis primaria, las cadenas livianas amiloidogénicas se producen por la expansión de bajo nivel de un clon de células B indolentes que surge en el contexto de una gammapatía monoclonal de significado indeterminado. En algunos pacientes, la enfermedad se presenta en asociación con mieloma múltiple, macroglobulinemia de Waldenström o linfoma no Hodgkin. Los órganos afectados con más frecuencia son los riñones (que provocan proteinuria nefrótica) y el corazón (que provoca un fallo de la bomba). Los pacientes también pueden tener neuropatía periférica y autonómica, infiltración de articulaciones y tejidos blandos (p. Ej., Agrandamiento de los músculos extraoculares),  depósitos en las glándulas lagrimales  y glándulas salivales, dismotilidad gastrointestinal, lesiones cutáneas (p. Ej., Pápulas y equimosis), adenopatías 22 esplenomegalia, enfermedad hepática, manifestaciones respiratorias (p. ej., nódulos pulmonares) y diátesis hemorrágica. 19 Afectación hepática, que ocurre en aproximadamente 20 a 30% de los casos de amiloidosis primaria, 23puede manifestarse como niveles elevados de aminotransferasas, colestasis y hepatomegalia. La TC del hígado puede mostrar áreas de hipoatenuación parenquimatosa en pacientes con depósito de amiloide clínicamente significativo. 24 Además, las fibrillas de amiloide tienen una afinidad por el calcio, y los estudios de imagen pueden mostrar depósitos calcificados en diferentes órganos, incluyendo el hígado 24 y los ganglios linfáticos, 25 hallazgos similares a los observados en este paciente.

 

La amiloidosis primaria puede afectar a cualquier órgano, incluidas las arterias, excepto el cerebro. De hecho, se han informado varios casos de amiloidosis primaria con características craneales similares a las de la arteritis de células gigantes. 20,26-31El diagnóstico de amiloidosis primaria bien puede explicar la constelación de manifestaciones clínicas de este paciente, incluida la afectación hepática con hallazgos característicos en las imágenes (hipoatenuación y calcificación del parénquima), linfadenopatía, afectación de la glándula lagrimal, agrandamiento de los músculos extraoculares y un síndrome que se asemeja a la arteritis de células gigantes. con arterias temporales prominentes, cefalea temporal, claudicación mandibular y pérdida transitoria de la visión. En casos de amiloidosis que imitan la arteritis de células gigantes, la pérdida de la visión se debe presumiblemente a la oclusión transitoria o permanente de las arterias ciliares posteriores o las arterias retinianas. 20,29,32 Además, este paciente refiere dolor lateral de la cadera y síntomas sugestivos de tenosinovitis flexora estenosante (dedo en gatillo) del primer dedo derecho, que podría deberse a infiltración de amiloide en tejidos blandos. Finalmente, el aumento de la velocidad de sedimentación globular es desproporcionado con el aumento del nivel de proteína C reactiva, hallazgo que quizás refleja la presencia de paraproteinemia, que se observa en más del 90% de los pacientes con amiloidosis primaria.

 

El diagnóstico de amiloidosis requiere la identificación de fibrillas amiloides en el tejido. En el examen microscópico, estas fibrillas muestran una birrefringencia patognomónica de color verde manzana bajo luz polarizada después de la tinción con rojo Congo. 19 Para establecer el diagnóstico en este caso, recomendaría realizar una inmunoelectroforesis y cuantificar las cadenas ligeras libres en sangre y orina para buscar un componente monoclonal y, lo más importante, realizar una biopsia para confirmar la presencia de depósitos de amiloide. La biopsia de la almohadilla grasa es sencilla de realizar y tiene un rendimiento relativamente alto para el diagnóstico de amiloidosis primaria sistémica. Otros tejidos que podrían ser muestreados en este paciente incluyen la mucosa rectal o labial, glándula lagrimal izquierda, arterias temporales, hígado y ganglios linfáticos abdominales. Debido a que la amiloidosis a menudo se asocia con defectos hemostáticos, generalmente se recomiendan procedimientos menos invasivos como enfoque diagnóstico inicial. Si se identifica material amiloide, los siguientes pasos son determinar el tipo de amiloide con el uso de estudios inmunohistoquímicos o microdisección por captura con láser seguida de espectrometría de masas, así como evaluar la extensión y gravedad de la enfermedad.19 Cuando estén disponibles, las imágenes con el componente P amiloide sérico radioyodado se pueden utilizar para medir la carga de la enfermedad y monitorear la respuesta al tratamiento. 33 Si se confirma el diagnóstico de amiloidosis primaria en este paciente, también recomendaría una biopsia de médula ósea para descartar mieloma múltiple, que ocurre en el 10 al 15% de los pacientes con amiloidosis primaria.

 

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

AMILOIDOSIS PRIMARIA SISTÉMICA.

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

Las pruebas de diagnóstico en este caso fueron biopsias de un ganglio linfático retroperitoneal y del hígado. El examen histológico del ganglio retroperitoneal reveló fragmentos de tejido fibroadiposo con calcificaciones y depósitos eosinofílicos acelulares en áreas con artefacto de fisuración ( Figura 3A ). Estuvieron presentes células gigantes multinucleadas dispersas asociadas y metaplasia ósea reactiva. No se observó tejido de ganglio linfático identificable. En la tinción con rojo Congo, los depósitos eosinófilos mostraron birrefringencia verde manzana bajo luz polarizada, una característica característica del amiloide ( Figura 3B ).

 

El examen histológico de la muestra de hígado reveló nódulos predominantemente portales, bien delineados de depósitos eosinofílicos similares ( Figura 3C ), que eran compatibles con amiloide ( Figura 3D ). Los focos adyacentes a los depósitos de amiloide en el hígado contenían un infiltrado celular con grupos pequeños pero densos de células plasmáticas de apariencia madura ( Figura 3E ). En la tinción inmunohistoquímica para cadenas ligeras kappa y lambda, las células plasmáticas mostraron restricción kappa ( Figura 3F y 3G ), lo que indicó la presencia de una neoplasia de células plasmáticas asociada con el depósito de amiloide parenquimatoso.

 

 


Figura 3. Muestras de biopsia de un ganglio linfático y del hígado.

La tinción con hematoxilina y eosina de una muestra de biopsia de un ganglio linfático retroperitoneal (Panel A) muestra fragmentos de tejido fibroadiposo con calcificaciones y depósitos eosinofílicos acelulares (flechas), con reacción ósea asociada metaplasia (punta de flecha izquierda) y células gigantes multinucleadas dispersas (punta de flecha derecha). Sobre tinción con rojo Congo (Panel B), los depósitos eosinofílicos muestran birrefringencia verde manzana bajo luz polarizada, un rasgo característico de amiloide. La tinción con hematoxilina y eosina de una muestra de biopsia del hígado (Panel C) muestra un nódulo portal bien delineado de depósitos eosinofílicos (flechas); los depósitos dentro del contorno punteado muestran birrefringencia verde manzana bajo luz polarizada sobre tinción con rojo Congo (Panel D). A mayor aumento (Panel E), hay un foco grupo denso de células plasmáticas adyacentes a los depósitos de amiloide en el parénquima hepático. En la tinción inmunohistoquímica para cadenas ligeras kappa y lambda (paneles F y G, respectivamente), las células plasmáticas muestran restricción kappa.

 

 

Aun en pacientes con una neoplasia de células plasmáticas, sigue siendo fundamental caracterizar el tipo de amiloide, ya que la amiloidosis secundaria o familiar puede presentarse de forma incidental. La microdisección por captura con láser del amiloide en una muestra de biopsia de tejido y el análisis por espectrometría de masas es el método más sensible y específico de subtipificación de amiloide. En este caso, se analizó una sección de la muestra de biopsia del ganglio retroperitoneal mediante cromatografía líquida con espectrometría de masas en tándem, que mostró un patrón peptídico compatible con amiloide de cadena ligera de inmunoglobulina kappa.

 

Se realizó una biopsia de médula ósea como parte del diagnóstico de posible mieloma de células plasmáticas. El examen de una muestra de biopsia central reveló médula levemente hipocelular con hematopoyesis de trilinaje en maduración ( Figura 4A y 4B ). Sin embargo, estaban presentes células plasmáticas dispersas y agrupadas que mostraban restricción kappa en la hibridación in situ de ARNm de cadena ligera kappa y lambda ( Figura 4C y 4D ). En la tinción inmunohistoquímica para CD138, las células plasmáticas representaron aproximadamente el 10% de la celularidad de la médula (aproximadamente el 5% del espacio medular intertrabecular). La tinción con rojo Congo fue negativa para los depósitos de amiloide en la médula.

 

En el aspirado de médula ósea, las células plasmáticas representaron el 8,5% de la celularidad de la médula en un recuento diferencial ( Figura 4E ). En la citometría de flujo del aspirado, las células plasmáticas representaron el 3,7% de todos los eventos viables y revelaron el siguiente inmunofenotipo: CD45dim CD138 + CD38 + CD19dim / - CD27 + CD56− con expresión de cadena ligera de inmunoglobulina kappa citoplásmica monotípica ( Figura 4F ). Los estudios citogenéticos y la hibridación de fluorescencia in situ de la médula ósea revelaron un cariotipo masculino normal (46, XY [20]); sin embargo, se identificó la translocación t (11; 14), lo que refleja la fusión de CCND1 e IGHloci. Aunque los primeros estudios sugirieron que la presencia de esta translocación en el momento del diagnóstico podría estar asociada con un pronóstico favorable en pacientes con mieloma múltiple, su presencia puede ser adversa para el pronóstico en pacientes con amiloidosis primaria. 34-36 El hallazgo general de células plasmáticas monotípicas en la médula ósea en presencia de amiloide de cadena ligera en muestras de ganglios linfáticos e hígado en espectrometría de masas confirmó el diagnóstico de amiloidosis primaria sistémica.

 

 


Figura 4. Muestra de biopsia de médula ósea.

La tinción con hematoxilina y eosina de una muestra de biopsia central de la médula ósea (Panel A) muestra levemente hipocelular médula ósea para la edad del paciente con hematopoyesis de trilinaje en maduración. A mayor aumento (Panel B), dispersos y células plasmáticas agrupadas. Sobre la hibridación in situ del ARNm de cadena ligera kappa y lambda (paneles C y D, respectivamente), las células plasmáticas muestran restricción kappa. En la tinción de Wright-Giemsa de un frotis de aspirado de médula ósea (Panel E), las células plasmáticas maduras (flechas) representan el 8,5% de la celularidad de la médula en un recuento diferencial. En la citometría de flujo del aspirado (Panel F), los ejes vertical y horizontal muestran medidas de intensidad de fluorescencia para las cadenas ligeras kappa y lambda citoplásmicas, respectivamente. Hay un predominio de kappa positivo clonal células plasmáticas (K + PC), como se indica con puntos rojos, con muy pocas células plasmáticas lambda positivas (L + PC), como se indica por puntos azules; los puntos violetas y verdes indican poblaciones de células no plasmáticas.

 

DIAGNÓSTICO ANATÓMICO

AMILOIDOSIS PRIMARIA SISTÉMICA.

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

Dra. Elizabeth K. O'Donnell: Para el tratamiento de la amiloidosis primaria con afectación hepática, el paciente recibió daratumumab, bortezomib y dexametasona. Daratumumab es un anticuerpo monoclonal IgG1k humano que se dirige a CD38, una glicoproteína de la superficie celular altamente expresada en las células plasmáticas; bortezomib es un inhibidor del proteasoma; y la dexametasona es un glucocorticoide. Desde el inicio hasta la finalización de tres ciclos de terapia, el nivel de fosfatasa alcalina disminuyó de 1764 U por litro a 939 U por litro, el nivel de alanina aminotransferasa de 457 U por litro a 190 U por litro, el nivel de aspartato aminotransferasa de 435 U por litro a 121 U por litro, y el nivel sérico de cadenas ligeras libres kappa de 1271,4 mg por litro a 78,3 mg por litro.

 

El paciente se sometió a un total de cuatro ciclos de terapia y no ha tenido efectos secundarios clínicamente significativos. Ahora trabaja a tiempo completo e informa que se siente bien.

 

DIAGNOSTICO FINAL

AMILOIDOSIS PRIMARIA SISTÉMICA.

 

Traducción de:

“A 48-Year-Old Man with Transient Vision Loss”

Sebastian H. Unizony, M.D., Hillary R. Kelly, M.D., Elizabeth K. O’Donnell, M.D., and Sam Sadigh, M.D.

NEJM

  https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2002416

References

1. Hoffman GS. Giant cell arteritis. Ann

Intern Med 2016; 165(9): ITC65-ITC80.

2. Kermani TA, Schmidt J, Crowson CS,

et al. Utility of erythrocyte sedimentation

rate and C-reactive protein for the diagnosis

of giant cell arteritis. Semin Arthritis

Rheum 2012; 41: 866-71.

3. Généreau T, Lortholary O, Pottier MA,

et al. Temporal artery biopsy: a diagnostic

tool for systemic necrotizing vasculitis.

Arthritis Rheum 1999; 42: 2674-81.

4. Iannuzzi MC, Rybicki BA, Teirstein AS.

Sarcoidosis. N Engl J Med 2007; 357: 2153-65.

5. Baughman RP, Teirstein AS, Judson

MA, et al. Clinical characteristics of patients

in a case control study of sarcoidosis. Am J

Respir Crit Care Med 2001; 164: 1885-9.

6. Fernandes SR, Singsen BH, Hoffman

GS. Sarcoidosis and systemic vasculitis.

Semin Arthritis Rheum 2000; 30: 33-46.

7. Levy MH, Margo CE. Temporal artery

biopsy and sarcoidosis. Am J Ophthalmol

1994; 117: 409-10.

8. Marzouk S, Hriz H, Jallouli M, Cherif

Y, Bahloul Z. Association sarcoidosis and

Horton disease: report of a case. Pan Afr

Med J 2015; 20: 98. (In French.)

9. Kinmont PD, McCallum DI. Skin

manifestations of giant-cell arteritis. Br J

Dermatol 1964; 76: 299-308.

10. Tadros M, Forouhar F, Wu GY. Hepatic

sarcoidosis. J Clin Transl Hepatol 2013; 1:

87-93.

11. Kamisawa T, Zen Y, Pillai S, Stone JH.

IgG4-related disease. Lancet 2015; 385:

1460-71.

12. Wallace ZS, Naden RP, Chari S, et al.

The 2019 American College of Rheumatology/

European League Against Rheumatism

classification criteria for IgG4-

related disease. Ann Rheum Dis 2020; 79:

77-87.

13. Perugino CA, Wallace ZS, Meyersohn

N, Oliveira G, Stone JR, Stone JH. Large

vessel involvement by IgG4-related disease.

Medicine (Baltimore) 2016; 95(28): e3344.

14. Kuma S, Takeshima T, Ohga T, Nozoe

T, Sueishi K. Superficial temporal artery

aneurysm associated with immunoglobulin

G4-related disease. J Vasc Surg Cases

Innov Tech 2017; 3: 243-6.

15. Takaki M, Inozume T, Sano S, Mitsui

H, Kawamura T, Shimada S. Case of giant

cell arteritis as a manifestation of immunoglobulin

G4-related disease. J Dermatol

2016; 43: 1248-9.

16. Wallace ZS, Zhang Y, Perugino CA,

et al. Clinical phenotypes of IgG4-related

disease: an analysis of two international

cross-sectional cohorts. Ann Rheum Dis

2019; 78: 406-12.

17. Wallace ZS, Deshpande V, Stone JH.

Ophthalmic manifestations of IgG4-related

disease: single-center experience

and literature review. Semin Arthritis

Rheum 2014; 43: 806-17.

18. Wallace ZS, Deshpande V, Mattoo H,

et al. IgG4-related disease: clinical and laboratory

features in one hundred twentyfive

patients. Arthritis Rheumatol 2015;

67: 2466-75.

19. Merlini G, Dispenzieri A, Sanchorawala

V, et al. Systemic immunoglobulin

light chain amyloidosis. Nat Rev Dis

Primers 2018; 4: 38.

20. Reynolds MM, Veverka KK, Gertz MA,

et al. Ocular manifestations of systemic

amyloidosis. Retina 2018; 38: 1371-6.

21. Batra J, Ali MJ, Mody K, Naik MN,

Vemuganti GK. Lacrimal gland amyloidosis:

a clinicopathological correlation of a

rare disorder and review of literature.

Ocul Immunol Inflamm 2014; 22: 300-5.

22. Fu J, Seldin DC, Berk JL, et al. Lymphadenopathy

as a manifestation of amyloidosis:

a case series. Amyloid 2014; 21: 256-

60.

23. Park MA, Mueller PS, Kyle RA, Larson

DR, Plevak MF, Gertz MA. Primary (AL)

hepatic amyloidosis: clinical features and

natural history in 98 patients. Medicine

(Baltimore) 2003; 82: 291-8.

24. Shin YM. Hepatic amyloidosis. Korean J

Hepatol 2011; 17: 80-3.

25. Matsuda M, Gono T, Shimojima Y,

et al. AL amyloidosis manifesting as systemic

lymphadenopathy. Amyloid 2008;

15: 117-24.

26. Gertz MA, Kyle RA, Griffing WL,

Hunder GG. Jaw claudication in primary

systemic amyloidosis. Medicine (Baltimore)

1986; 65: 173-9.

27. Audemard A, Boutemy J, Galateau-

Salle F, Macro M, Bienvenu B. AL amyloidosis

with temporal artery involvement

simulates giant-cell arteritis. Joint Bone

Spine 2012; 79: 195-7.

28. Salvarani C, Gabriel SE, Gertz MA,

Bjornsson J, Li CY, Hunder GG. Primary

systemic amyloidosis presenting as giant

cell arteritis and polymyalgia rheumatica.

Arthritis Rheum 1994; 37: 1621-6.

29. Churchill CH, Abril A, Krishna M,

Callman ML, Ginsburg WW. Jaw claudication

in primary amyloidosis: unusual

presentation of a rare disease. J Rheumatol

2003; 30: 2283-6.

30. Kramer GD, Lebiedz-Odrobina D,

Mamalis N. Amyloidosis mimicking temporal

arteritis in multiple myeloma. Ophthalmology

2017; 124: 1798.

31. Pompilian VM, Tănăseanu Ş, Badea C,

et al. IgG,kappa monoclonal gammopathy

of unknown significance with AL

amyloidosis simulating giant cell arteritis.

Rom J Intern Med 2017; 55: 179-82.

32. Neri A, Rubino P, Macaluso C, Gandolfi

SA. Light-chain amyloidosis mimicking

giant cell arteritis in a bilateral

anterior ischemic optic neuropathy case.

BMC Ophthalmol 2013; 13: 82.

33. Lovat LB, Persey MR, Madhoo S, Pepys

MB, Hawkins PN. The liver in systemic

amyloidosis: insights from 123I serum

amyloid P component scintigraphy in 484

patients. Gut 1998; 42: 727-34.

34. Fonseca R, Blood EA, Oken MM, et al.

Myeloma and the t(11;14)(q13;q32); evidence

for a biologically defined unique

subset of patients. Blood 2002; 99: 3735-

41.

35. Tandon N, Sidana S, Rajkumar SV, et al.

Predictors of early treatment failure following

initial therapy for systemic immunoglobulin

light-chain amyloidosis. Amyloid

2017; 24: 183-8.

36. Kobayashi H, Abe Y, Miura D, et al.

Prevalence and clinical implications of

t(11;14) in patients with amyloid lightchain

amyloidosis with or without concurrent

multiple myeloma. Jpn J Clin Oncol

2019; 49: 195-8.

Linfoma repitente...

$
0
0

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

Historia

Un hombre de 48 años se presentó con una historia de 3 días de fiebre de bajo grado y dolor de cefalea frontal sorda sordos, que calificó con 5 en una escala de 0 a 10, donde 10 indica el dolor más severo. También notó mialgias, malestar y escalofríos, pero no refirió rigidez de cuello, fotofobia, cambios en la visión, cambios de peso, sudores nocturnos, tos, dificultad respiratoria o síntomas gastrointestinales.

 

 

PONENTE

Dolor de cabeza con fiebre leve y malestar es una presentación común de un número de infecciones virales y bacterianas. Cuando un nuevo dolor de cabeza se combina con características de alto riesgo, que incluyen una edad mayor de 50 años, fiebre, antecedentes de cáncer, o inmunosupresión reciente, puede presagiar una enfermedad más grave. Al paciente se le debe  preguntar sobre otros síntomas infecciosos, así como cualquier historial de cáncer o inmunosupresión.

 

 

EVOLUCIÓN

Dos años antes de la presentación, el paciente había tenido fiebre, citopenia, linfadenopatía, y un nivel elevado de ferritina. Una biopsia de médula ósea reveló evidencia de hemofagocitosis; posteriormente, se diagnosticó linfohistiocitosis hemofagocítica (HLH). Recibió dexametasona y tratamiento combinado empírico con rituximab, etopósido, prednisona, vincristina, ciclofosfamida y doxorrubicina.

Aproximadamente 8 meses después, desarrolló un ganglio linfático inguinal inflamado; una biopsia confirmó linfoma difuso de células B grandes con virus de Epstein-Barr (VEB) positivo. Después del diagnóstico, recibió rituximab, ciclofosfamida, doxorrubicina, vincristina, y prednisona (R-CHOP) durante cuatro ciclos, después de lo cual un PET/TC no reveló evidencia de linfoma. Recibió un quinto ciclo de R-CHOP y un ciclo de rituximab, gemcitabina, dexametasona, y cisplatino después de QUE un frotis de sangre de reestadificación mostrara un linfocito B atípico residual aislado. Posteriormente, el paciente fue tratado con alemtuzumab (un anticuerpo monoclonal anti CD52). Dos semanas después, se sometió a trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas de intensidad reducida con células  madre de sangre periférica de un donante no emparentado compatible con 8/8 HLA. Su régimen de acondicionamiento para el trasplante incluyó busulfán y fludarabina intravenosos en dosis bajas. El recibió tacrolimus y metotrexato como profilaxis contra la enfermedad de injerto contra huésped (GVHD). Se logró el injerto después del trasplante, pero posteriormente desarrolló una GVHD aguda de piel e hígado  (piel, estadio 3; hígado, estadio 1; en general, grado II).

Después de agregar prednisona (a una dosis de 2 mg por kilogramo de peso corporal por día) a la terapia con tacrolimus, la GVHD se resolvió rápidamente.

En el momento de la presentación, habían pasado 3 meses desde que el paciente se había sometido a trasplante de stem cell hematopoyética  (HSCT) ; la GVHD se había resuelto y su dosis de prednisona se había reducido a 40 mg por día. Además de la HLH y linfoma, su historial médico incluía enfermedad mixta del tejido conectivo, nefropatía membranosa, enfermedad por reflujo gastroesofágico e hipertensión bien controlada.

Además de la prednisona, su medicación incluía omeprazol (40 mg por día), lisinopril (10 mg por día), tacrolimus (3 mg dos veces al día), aciclovir (400 mg tres veces al día), y trimetoprima-sulfametoxazol (80 a 400 mg por día). El paciente no fumaba. Su padre tenía antecedentes de artritis reumatoide y lupus eritematoso sistémico; no habia antecedentes familiares de cáncer, enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular.

 

 

PONENTE

El historial del paciente de tratamiento por cáncer hematológico, el tratamiento previo con alemtuzumab, la terapia inmunosupresora en preparación para el HSCT y el tratamiento de la GVHD indica que tenía un sistema inmunológico profundamente suprimido en el momento de la presentación. En particular, el tratamiento con alemtuzumab puede resultar en un agotamiento de los linfocitos T y linfocitos B hasta durante 9 meses. Este nivel de inmunosupresión amplía el diagnóstico diferencial de fiebre y dolor de cabeza considerablemente y aumenta la preocupación sobre infecciones oportunistas, así como otros cánceres. Las infecciones son muy comunes después del HSCT, y la naturaleza de las infecciones para las que los pacientes están en riesgo particular varía con el tiempo de duración después del trasplante de células madre. Esos períodos se clasifican como preinjerto o preengraftment (período desde el día 1 después del trasplante hasta el engraftment de los  neutrófilos, típicamente entre los días 14 y 21), posinjerto temprano (días 22 a 100) y posinjerto tardío (después del día 100). El paciente todavía se encuentra en el período posinjerto temprano, antes de la reconstitución inmunitaria completa de células B y células T, cuando el riesgo de infección es alto.

Las preocupaciones incluyen la infección por el virus del herpes humano 6 (HHV-6), virus del herpes simple, virus varicela– zoster, citomegalovirus (CMV), EBV, virus JC, adenovirus, criptococos y toxoplasmosis. Además, fiebre recurrente pueden asociarse con cáncer. Sin el beneficio de la profilaxis del sistema nervioso central (SNC), también está en riesgo de recaída de su linfoma difuso de células B grandes involucrando el SNC; otras preocupaciones incluyen el cáncer como resultado de un HSCT y de un nuevo trastorno linfoproliferativo postrasplante producido por la reactivación del EBV.

 

 

EVOLUCIÓN

Dados los antecedentes  el paciente fue internado. En el examen físico, su temperatura era de 37,2 ° C, el pulso 75 latidos por minuto, presión arterial 132/76 mm Hg, la frecuencia respiratoria 18 respiraciones por minuto y  la saturación de oxígeno 99% mientras respiraba aire ambiente. Estaba alerta y orientado. La orofaringe tenía un eritema leve pero sin ulceraciones. El examen del cuello, axila, ingle y región supraclavicular no revelaron linfadenopatía. No tenía rigidez de nuca, y tampoco Kernig ni Brudzinski. El resto de su examen neurológico no mostraba focalización; no se observaron anomalías con respecto a los nervios craneales, fuerza motora, o sensibilidad. Tenía una frecuencia cardíaca y ritmo regular  con ruidos cardíacos normales y los pulmones eran claros en la auscultación. El abdomen no estaba dolorido, ni distendido y sin hepatoesplenomegalia. No había erupciones ni petequias en piel, y no había edema en las piernas o pies.

 

 

PONENTE

El examen neurológico es normal y no hay linfadenopatía apreciable u otros hallazgos que sugieran cáncer. Sin un estado mental alterado o déficits neurológicos focales, ni encefalitis ni meningitis son probables aunque siguen siendo posibles. El signo de Kernig, el signo de Brudzinski y la rigidez de nuca se asocia comúnmente con inflamación meníngea pero tienen baja sensibilidad. Se justifica una punción lumbar, aunque se debe obtener  imágenes de la cabeza  antes de proceder para asegurarse de que no haya una masa.

 

 

EVOLUCIÓN

El nivel de sodio fue  132 mmol/l, potasio  4,7 mmol/l, cloruro 98 mmol/l bicarbonato 29 mmol/l, nivel de nitrógeno ureico 22 mg/dl,  creatinina 1,07 mg por decilitro y nivel de glucosa 93 mg/dl. El recuento de glóbulos blancos del paciente fue de 1740 por microlitro (su anterior más reciente

recuento de glóbulos blancos había sido 1820 por microlitro); el 77% de las células eran neutrófilos, el 6% eran linfocitos, 15% eran monocitos y 2% eran bandas. El recuento absoluto de neutrófilos era  1350 por microlitro. El hematocrito (35,9%) y el recuento de plaquetas (75.000 por microlitro), similares con los resultados de pruebas anteriores, y la función hepática normal. La TC de cerebro  fue normal por lo que se realizó una RMN (Fig.1)  que mostró  un foco de 5 mm de restricción difusión en el núcleo caudado izquierdo, sin hiperintensidad asociada en T2/FLAIR que se interpretó  como  pequeño infarto lacunar agudo. No había lesiones que realzaran en anillo ni hallazgos parenquimatosos en parénquima cerebral. Un ecocardiografía transtorácico con ecocontraste con estudio con burbujas  no mostró trombos intracardíacos, vegetaciones ni foramen oval permeable.

 

 


Figura 1 RMN de cerebro.

Una imagen de difusión muestra un infarto lacunar en el núcleo caudado izquierdo que parece brillante.

 

 

PONENTE

Los resultados de las pruebas de laboratorio iniciales del paciente revelaron pancitopenia y un sodio ligeramente bajo, pero por lo demás no fueron notables. Una resonancia magnética de cerebro puede ser útil para identificar inflamación resultante de encefalitis, lesiones ocupantes de espacio resultantes de toxoplasmosis, linfoma de SNC, tuberculosis y abscesos cerebrales que a menudo tienen realce de anillo alrededor de la inflamación. Aunque no hay evidencia de encefalitis viral o realce en anillo, el hallazgo incidental de un infarto cerebrovascular agudo en el núcleo caudado izquierdo es clínicamente silencioso. Este hallazgo es inesperado en el contexto de los factores de riesgo del paciente y los síntomas de presentación porque no hay una clara causa cardioembólica. Los accidentes cerebrovasculares que ocurren en los ganglios basales (incluido el putamen, globo pallidus, tálamo y caudado) se denominan como infartos lacunares y son causados ​​por compromiso de las ramas lenticuloestriadas de la cerebral anterior y cerebral media. Infartos lacunares se ven con mayor frecuencia en pacientes mayores con antecedentes de hipertensión crónica y diabetes. En un hombre de mediana edad con hipertensión bien controlada, sin antecedentes de diabetes y sin otros factores de riesgo notables, esta lesión es inusual.

 

 

EVOLUCIÓN

Se obtuvieron cultivos de sangre y orina. Los hisopados  nasofaríngeos fueron negativos para virus de  influenza A y B, virus respiratorio sincitial, parainfluenza  y antígenos de metapneumovirus, y un ensayo cuantitativo de reacción en cadena de la polimerasa del suero no detectó EBV, CMV, HHV-6, o ARN de adenovirus. Pruebas de antígeno sérico para histoplasmosis y blastomicosis fueron negativas, y marcadores fúngicos 1,3-β-D-glucano y galactomanano estaban por debajo del límite inferior de cuantificación. Una punción lumbar, con una presión de apertura de 19 cm de agua, reveló LCR claro con 1 eritrocito por microlitro y 6 células nucleadas por microlitro, de las cuales ninguna eran neutrófilos,  92% eran linfocitos y el 8% eran monocitos. El nivel de glucosa en el LCR fue de 57 mg/dl (rango normal, 40 a 70 mg/dl), y el nivel de proteína fue de 34,6 mg/dl (rango normal, 10 a 44). El análisis citológico del LCR fue negativo para células malignas y la citometría de flujo no mostró evidencia de cáncer. Una muestra de LCR fue enviada para un estudio extenso para causas infecciosas, y se le dio al paciente cefepima intravenosa además de su tratamiento profiláctico con aciclovir y trimetoprim–sulfametoxazol.

 

 

PONENTE

La evaluación del LCR se destaca por el hallazgo de 6 glóbulos blancos por microlitro, la mayoría de los cuales eran linfocitos. Los hallazgos parecen ser incompatible con meningitis bacteriana, que está típicamente asociada con un mayor recuento de glóbulos blancos (más de 1000 glóbulos blancos por microlitro) con predominantemente células polimorfonucleares. Adicionalmente, la meningitis bacteriana se asocia comúnmente con niveles elevados de proteínas (más de 100 mg/dl) y niveles de glucosa reducidos (menos de 10 mg por decilitro). En el contexto de inmunosupresión profunda, un nivel bajo de glóbulos blancos  en el LCR de un paciente con meningitis bacteriana puede presagiar un mal pronóstico. La evaluación del LCR es más consistente con una meningitis aséptica, que podría ser el resultado de factores  etiológicos infecciosos, inflamatorios o malignos.

 

 

EVOLUCIÓN

Dado el alto riesgo de recaída del linfoma del paciente, se realizó PET-CT. Las imagenes mostraron múltiples ganglios linfáticos supradiafragmáticos con avidez de 18F-fluorodesoxiglucosa (FDG) en regiones  supraclavicular, mediastínica y axilar izquierda (Fig. 2). El servicio de cirugía general fue consultado, y una biopsia escisional del ganglio linfático axilar izquierdo ávido de FDG

 

 


Figura 2. PET/TC

Una tomografía por emision de positrones (PET-TC), mostró una intensa captación de 18F-fluorodeoxiglucosa en los ganglios linfáticos supradiafragmáticos con aspecto naranja brillante a amarillo

 

 

PONENTE

En este paciente inmunodeprimido, las explicaciones para  linfadenopatía ávida de FDG incluyen recurrencia del linfoma, desarrollo de un trastorno linfoproliferativo  postrasplante  debido a la reactivación del VEB y su quimioterapia y régimen de tratamiento inmunosupresor, y a una infección sistémica. La escisión quirúrgica del ganglio linfático de la axila es la prueba más directa e informativa para el  diagnóstico, ya que permite evaluación de la arquitectura de los ganglios linfáticos.

 

 

EVOLUCIÓN 

El día 6 de hospitalización, el cultivo de LCR dio positivo para el antígeno de Cryptococcus. Posteriormente, LA prueba de antígeno sérico de criptococos dio positivo, y los hemocultivos desarrollaron criptococos. Las muestras de biopsia de ganglios linfáticos mostraron borramiento de la arquitectura de los ganglios linfáticos por granulomas no necrotizantes que contenían de forma variable formas de levadura encapsuladas de tamaño reducido con brotes que eran morfológicamente consistentes con Cryptococcus neoformans. Una tinción con metenamina de Gomori de plata también mostró infección con C. neoformans (Fig. 3A y 3B). Además, una tinción con mucicarmín identificó la característica cápsula gelatinosa de Cryptococcus. No había evidencia de linfoma en el examen histológico o en pruebas hematológicas.

 

 


Figura  3. Biopsias de ganglio axillar izquierdo.

Formas de levaduras consistentes con Cryptococcus neoformans aparecen estrechando el diferencial entre levaduras que crecen por gemación.Una tinción con hematoxilina eosina   (Panel A). Su aspecto oscuro en la tinción Gomori metenamina de plata  (Panel B) subraya lelhallazgo de levaduras que crecen por gemación.

 

 

PONENTE

La detección de C. neoformans en el LCR, sangre, y los ganglios linfáticos proporciona una explicación de la fiebre del paciente, dolores de cabeza, linfadenopatía, y accidente cerebrovascular. C. neoformans es un organismo oportunista que se inhala como una partícula aerosolizada de excrementos de pájaros, tierra y madera en descomposición. La inmunosupresión confiere predisposición tanto a la infección aguda por criptococos como la reactivación de una  infección latente. Eltratamiento con  anfotericina B liposomal y flucitosina deben ser iniciados, seguido de consolidación y mantenimiento con fluconazol.

 

 

EVOLUCIÓN

Al interrogatorio adicional, el paciente informó que había tenido un loro como mascota durante más de una década y que había limpiado la jaula del loro de forma rutinaria. El loro había muerto 1 año antes del comienzo de la enfermedad  actual. El paciente inició 2 semanas de terapia de inducción con anfotericina B liposomal y flucitosina, seguida de terapia de consolidación con fluconazol a una dosis de 600 mg por día.

Tres días después de comenzar el tratamiento antimicótico, su fiebre empezó a remitir, pero los dolores de cabeza persistieron. Se realizó otra punción lumbar 2 días después de la punción lumbar inicial. La presión de apertura fue de 35 cm de agua, por lo que se comenzó con extracciones terapéuticas  diarias de LCR durante la siguiente semana para aliviar sus síntomas. Posteriormente, sus dolores de cabeza disminuyeron sustancialmente. Los  dolores de cabeza continuaron disminuyendo y su fiebre se resolvió.

Después del tratamiento, el paciente se recuperó de su infección criptocócica y continuó sintiéndose  bien durante más de un año después; sin embargo, una GVHD agresiva desarrolló posteriormente, y el paciente falleció por complicaciones de la EICH.

 

 

COMENTARIO

La presentación de este paciente con fiebre y dolores de cabeza después del trasplante de stem cell hematopoyética  (HSCT)  para el linfoma no Hodgkin era sugestivo de infección o recurrencia de linfoma. Su resonancia magnética de la cabeza y estudios de LCR no eran compatibles con el linfoma, y ​​fue  inicialmente un desafío diagnóstico  vincular el hallazgo de un infarto lacunar con los síntomas de presentación del paciente.

Un amplio enfoque de diagnóstico para  patógenos infecciosos que son comunes en los períodos iniciales  posterior al injerto identificó la presencia de Cryptococcus, proporcionando un diagnóstico unificador.

C. neoformans es una levadura encapsulada. Hay  múltiples subespecies de Cryptococcus, pero C. neoformans representa el 95% de todos las infecciones criptocócicas.1 La incidencia de infección por criptococos aumentó en la década de 1980 con la aparición del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). La terapia antirretroviral ha reducido la incidencia de infecciones criptocócicas en esta población1. Los pacientes con riesgo de infección por C. neoformans incluyen a aquellos que se han sometido a un trasplante de células madre o de órganos sólidos o que están recibiendo inmunoterapia dirigida; este paciente se sometió a un TCMH después pretratamiento con alemtuzumab, 2 que resultó en una profunda supresión de su sistema inmune adquirido.

La exposición a C. neoformans ocurre por inhalación.

de partículas infecciosas  del suelo  en aerosol que han sido contaminados con heces de aves.1

Después de la inhalación, C. neoformans se replica en los pulmones al brotar y pueden resistir la destrucción inmunológica a través de factores de virulencia altamente efectivos.

En algunos hospedadores, la infección se aclara, mientras que en otros, la levadura permanece latente dentro de los fagolisosomas y emerge cuando el sistema inmunológico del huésped se inhibe.1 La exposición prolongada de este paciente a un loro mascota puede haber dado lugar a infección latente por  C. neoformans.

Las manifestaciones clínicas de la infección por criptococos varía según el sitio de la infección.

Cryptococcus puede afectar a casi cualquier sistema orgánico  pero más comúnmente involucra los pulmones, SNC, piel y huesos. La linfadenitis criptocócica es rara pero se ha informado en pacientes inmunosuprimidos con células T CD4 + profundamente bajas 3, 4 La afectación del SNC por C. neoformans puede causar dolores de cabeza, letargo, fiebre, meningismo, defectos de la visión, deficiencias sensoriales y parálisis  de nervios craneales.5 Los síntomas pueden manifestarse de manera indolente o con un inicio más rápido en casos de severa imunosupresión. Como agregados de levadura en  LCR, puede obstruir la salida de LCR, lo que resulta en aumento de la presión intracraneal (más de 25 cm de agua). El aumento de la presión intracraneal puede empeorar después de iniciado el tratamiento, ya que la destrucción de levadura provoca otros compuestos  que pueden generar obstrucción del flujo de salida. Punción lumbar en serie, como se realizaron en este paciente, han estado asociadas con una disminución de los síntomas6 y con un riesgo reducido de muerte7 en pacientes con meningitis criptocócica asociada al VIH y aumento presión intracraneal.

El diagnóstico de meningitis criptocócica es elaborado mediante el cultivo del LCR, pero se necesita un promedio de 7 días para que los cultivos crezcan. El suero y las pruebas de LCR para el antígeno criptocócico son útiles pruebas complementarias que se pueden realizar rápidamente y tienen una alta sensibilidad para la detección de C. neoformans.8 En este paciente, se realizó un PET-CT  debido a la fuerte sospecha de reaparición del linfoma; sin embargo, la prueba es cara y no hubiera sido necesario retrospectivamente para hacer el

diagnóstico. El hallazgo incidental de un nuevo infarto lacunar debería haber despertado sospechas de  meningitis criptocócica. En dos series de casos que involucraron a pacientes con meningitis  criptocócica comprobada (confirmada histológicamente y por cultivo), imágenes de seguimiento de la cabeza revelaron tasas de infarto lacunar del 13% y 26% 9,10. Se cree que la meningitis criptocócica causa una vasculitis de vasos pequeños que resulta en lesión endotelial e isquemia.9

El tratamiento de lameningitis criptocócica  consta de tres fases: terapia de  inducción, terapia de consolidación y mantenimiento. El tratamiento estándar de inducción incluye una combinación de anfotericina B liposomal intravenosa y flucitosina durante 2 a 4 semanas. Este tratamiento es seguido de terapia de consolidación con fluconazol durante 8 semanas.11 Terapia de inducción combinada ha demostrado que resulta en menos muertes que la monoterapia con anfotericina.12 Después de completar la inducción y consolidación, terapia supresora de mantenimiento con fluconazol en dosis más bajas se continúa hasta por 1 año para prevenir la recurrencia de la enfermedad.13

La presencia de fiebres, dolores de cabeza y linfadenopatías difusas en este paciente gravemente inmunosuprimido inicialmente sugirió linfoma recidivante, pero finalmente se descubrió que era  causado por una infección criptocócica diseminada, posiblemente relacionada con su remota historia de exposición de aves. Este caso subraya la necesidad de que los médicos reconozcan la amplia gama de infecciones y otras complicaciones por las cuales el TCMH y la inmunoterapia aumentan el riesgo.

 

 

Traducción de:

Parroting Lymphoma

Jordan D. Anderson, M.D., Vincent T. Ho, M.D., Kyle T. Wright, M.D., Ph.D., Bruce D. Levy, M.D., and Joseph Loscalzo, M.D., Ph.D.

CLINICAL PROBLEM-SOLVING. NEJM

 

https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMcps1915728

References

1. Maziarz EK, Perfect JR. Cryptococcosis.

Infect Dis Clin North Am 2016; 30:

179-206.

2. Maschmeyer G, Patterson TF. New

immunosuppressive agents and risk for

invasive fungal infections. Curr Infect Dis

Rep 2009; 11: 435-8.

3. Kawamoto K, Miyoshi H, Suzuki T,

et al. Clinicopathological features of cryptococcal

lymphadenitis and a review of

literature. J Clin Exp Hematop 2017; 57:

26-30.

4. Talerman A, Bradley JM, Woodland B.

Cryptococcal lymphadenitis. J Med Microbiol

1970; 3: 633-8.

5. Casadevall A. Cryptococcosis. In: Jameson

JL, Fauci AS, Kasper DL, Hauser SL,

Longo DL, Loscalzo J, eds. Harrison’s principles

of internal medicine. 20th ed. Chapter

210. New York: McGraw-Hill, 2018.

6. Graybill JR, Sobel J, Saag M, et al. Diagnosis

and management of increased

intracranial pressure in patients with

AIDS and cryptococcal meningitis. Clin

Infect Dis 2000; 30: 47-54.

7. Rolfes MA, Hullsiek KH, Rhein J, et al.

The effect of therapeutic lumbar punctures

on acute mortality from cryptococcal

meningitis. Clin Infect Dis 2014; 59: 1607-

14.

8. Tanner DC, Weinstein MP, Fedorciw

B, Joho KL, Thorpe JJ, Reller L. Comparison

of commercial kits for detection of

cryptococcal antigen. J Clin Microbiol

1994; 32: 1680-4.

9. Mishra AK, Arvind VH, Muliyil D, et al.

Cerebrovascular injury in cryptococcal

meningitis. Int J Stroke 2018; 13: 57-65.

10. Vela-Duarte D, Nyberg E, Sillau S, et al.

Lacunar stroke in cryptococcal meningitis:

clinical and radiographic features.

J Stroke Cerebrovasc Dis 2019; 28: 1767-

72.

11. Perfect JR, Dismukes WE, Dromer F,

et al. Clinical practice guidelines for the

management of cryptococcal disease: 2010

update by the Infectious Diseases Society

of America. Clin Infect Dis 2010; 50: 291-

322.

12. Day JN, Chau TTH, Wolbers M, et al.

Combination antifungal therapy for cryptococcal

meningitis. N Engl J Med 2013;

368: 1291-302.

13. Singh N, Lortholary O, Alexander BD,

et al. Antifungal management practices

and evolution of infection in organ transplant

recipients with Cryptococcus neoformans

infection. Transplantation 2005;

80: 1033-9.


UNA MUJER DE 70 AÑOS CON DISNEA DE ESFUERZO Y HALLAZGOS ANORMALES EN LAS IMÁGENES DE TÓRAX...

$
0
0

Una mujer de 70 años fue evaluada en un consultorio de neumonología de este hospital debido al aumento de la disnea de esfuerzo y hallazgos anormales en las imágenes del tórax.

 

En la infancia, la paciente presentó eccema, episodios recurrentes de bronquitis con tos con mucosidad y rinitis alérgica; estas condiciones disminuyeron en la edad adulta. Veinte años antes de esta evaluación, tuvo una neumonía adquirida en la comunidad. Quince años antes de esta evaluación, tuvo una exposición por inhalación de ladrillos y mortero en aerosol en un sitio de construcción cerca de su casa; posteriormente tuvo bronquitis que fue tratada con un ciclo de nebulizaciones y glucocorticoides inhalados.

 



Tabla 1.

Resultados de las pruebas de función pulmonar a lo largo de los años.

 

 

Doce años antes de esta evaluación, la paciente comenzó a tener episodios de coriza, congestión nasal, ojos llorosos y pruriginosos y sibilancias, especialmente en primavera o con exposición a gatos, perros o polvo. Fue atendida por un alergólogo. Las pruebas de punción en la piel provocaron una respuesta a los ácaros del polvo, y las pruebas intradérmicas provocaron una respuesta a la mezcla de árboles y la caspa de los perros. Los resultados de las pruebas de función pulmonar se muestran en la Tabla 1. Se realizaron diagnósticos presuntivos de asma y alergias estacionales y ambientales. Recibió recetas de fexofenadina, mometasona y albuterol inhalado, que se tomaron según fuera necesario.

 

Once años antes de esta evaluación, la tomografía computarizada (TC) del abdomen reveló incidentalmente una leve atenuación en mosaico, un patrón irregular en vidrio esmerilado, en las bases de los pulmones. Diez años antes de esta evaluación, la paciente fue atendida por su médico de atención primaria debido a varias semanas de tos no productiva, congestión nasal y sibilancias intermitentes; recibió recetas de loratadina oral y pirbuterol inhalado, que se tomarán según sea necesario. Ocho años antes de esta evaluación, fue remitida a un alergólogo. Se consideró que tenía tos por los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina. Seis años y 3 meses antes de esta evaluación, consultó con otro alergólogo. Los resultados de las pruebas de función pulmonar se muestran en la Tabla 1. El nivel de IgE en sangre fue de 1532 kU por litro (rango de referencia menos de 127), con títulos positivos en respuesta a la caspa de gato, la caspa de perro y los ácaros del polvo. Se prescribió fluticasona inhalada. Tres meses después, presentaba leve disnea de esfuerzo y sibilancias ocasionales. Las pruebas de función pulmonar mostraron cambios mínimos ( tabla 1 ); Se prescribió fluticasona-salmeterol inhalado.

 

Cinco años y nueve meses antes de esta evaluación, la paciente fue remitida para consulta pulmonar. Ella refirió sibilancias intermitentes, disnea de esfuerzo leve después de subir dos tramos de escaleras o cargar comestibles, reflujo gastroesofágico ocasional y ronquidos. La frecuencia cardíaca era de 72 latidos por minuto y la saturación de oxígeno del 95% mientras respiraba aire ambiente en reposo. El examen reveló sibilancias en las vías respiratorias superiores y, por lo demás, fue normal. Después de que la paciente subió cuatro tramos de escaleras, la frecuencia cardíaca fue de 102 latidos por minuto y la saturación de oxígeno del 91% mientras respiraba aire ambiente. Los resultados de las pruebas de función pulmonar se muestran en la Tabla 1. Según los informes, una radiografía de tórax fue normal. Los niveles sanguíneos de electrolitos, nitrógeno ureico, creatinina y hemoglobina eran normales, al igual que el recuento de plaquetas; el recuento de glóbulos blancos fue de 11.900 por microlitro (rango de referencia, 4500 a 11.000) y el recuento de eosinófilos fue de 390 por microlitro (rango de referencia, menos de 600), con un recuento relativo de eosinófilos del 3,2% (rango de referencia, 0 a 3). Los niveles de anticuerpos antinucleares (ANA) y anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos (ANCA) fueron indetectables.

 

La TC de tórax, realizada sin la administración de contraste, reveló una atenuación en mosaico bilateral, así como varios nódulos pulmonares de 2 a 4 mm de diámetro. No había evidencia de bronquiectasias.

 

La  paciente fue vista por un otorrinolaringólogo. Los exámenes externos y de fibra óptica, incluido el examen de las cuerdas vocales, fueron normales. Un estudio del sueño reveló apnea del sueño leve, con un índice de apnea-hipopnea de 7,2 eventos por hora (rango de referencia, menos de 5). La paciente no pudo recibir oxígeno suplementario por la noche y ventilación con presión positiva debido a los efectos secundarios.

 

Cinco años antes de esta evaluación, la paciente se sometió a una evaluación cardíaca debido a disnea de esfuerzo. Un ecocardiograma transtorácico fue normal. Los resultados de una prueba de esfuerzo  fueron submáximos, con una frecuencia cardíaca máxima al 74% del valor predicho por la edad, pero sin hallazgos anormales en la electrocardiografía. Los resultados de las pruebas de función pulmonar se muestran en la Tabla 1 . Tres meses después, la paciente acudió a seguimiento con su neumólogo; La budesonida-formoterol inhalada se sustituyó por la fluticasona-salmeterol inhalada y se recomendó la pérdida de peso.

 

Cuatro años antes de esta evaluación, la TC de tórax repetida, realizada sin la administración de material de contraste, reveló una atenuación del mosaico bilateral y múltiples nódulos pulmonares bilaterales que medían de 2 a 4 mm de diámetro. Todos los hallazgos fueron estables desde la tomografía computarizada anterior.

 

La paciente fue vista por un segundo neumólogo, y la budesonida inhalada se sustituyó por budesonida-formoterol inhalada para el tratamiento del asma intermitente leve. Los resultados de las pruebas de función pulmonar obtenidas 4 años antes de esta evaluación se muestran en la Tabla 1 . Posteriormente, la paciente fue evaluada anualmente por su primer neumólogo, pero a los 3 años consultó con un tercer neumólogo por disnea de esfuerzo recurrente. Los resultados de las pruebas de función pulmonar obtenidos 7 meses antes de esta evaluación se muestran en la Tabla 1.

 

En ese momento, la TC de tórax, realizada tras la administración de contraste intravenoso, reveló una atenuación en mosaico bilateral y un nódulo de 6 mm de diámetro en el lóbulo superior posterior derecho, junto con otros nódulos pulmonares difusos de 2 a 4 mm de diámetro.

 

El nivel de hemoglobina en sangre, el recuento de plaquetas y el recuento de glóbulos blancos eran normales; el recuento de eosinófilos fue de 437 por microlitro, con un recuento relativo de eosinófilos del 4,9%. El título de ANA fue de 1: 1280, con un patrón de tinción homogéneo. El nivel de IgE fue de 2685 kU por litro (rango de referencia en otra institución, menos de 114), con títulos positivos en respuesta a caspa de gato, caspa de perro, ácaros del polvo y Cladosporium herbarum Se inició tratamiento con montelukast oral y fluticasona-umeclidinio-vilanterol inhalado, junto con oxígeno suplementario para uso nocturno y con esfuerzo. Después de 1 mes, los síntomas del paciente no habían remitido y se le prescribió benralizumab subcutáneo.

 

Tres meses antes de esta evaluación, los síntomas del paciente se mantuvieron sin cambios. Los resultados de las pruebas de función pulmonar se muestran en la Tabla 1. Un mes después, la tomografía por emisión de positrones y la TC con 18 F-fluorodesoxiglucosa (FDG) no revelaron áreas de avidez anormal de FDG en los pulmones. Ocho semanas después, la paciente fue remitida a la clínica pulmonar de este hospital.

 

El paciente refirió sibilancias intermitentes y disnea de esfuerzo leve progresiva después de subir uno o dos tramos de escaleras. Había dejado de practicar un deporte aeróbico en equipo debido a la dificultad para respirar. Los síntomas no remitieron con el uso del inhalador o benralizumab; nunca ocurrieron en reposo. Ocasionalmente tenía tos no productiva sin hemoptisis y tenía una voz "ronca" que había empeorado en los últimos meses. No había coriza, congestión nasal ni ojos llorosos. Había ganado 15 kg durante los 5 años anteriores.

 

La historia clínica del paciente incluía eccema, hipotiroidismo, obesidad, dislipidemia, hipertensión, diabetes limítrofe, nefrolitiasis por oxalato cálcico, glaucoma y pólipos colónicos. Se había sometido a amigdalectomía y múltiples procedimientos para el tratamiento de la nefrolitiasis, incluida la litotricia por ondas de choque y la ureteroscopia.

 

Los medicamentos incluían aspirina oral, amlodipina, atenolol, atorvastatina, atovacuona, levotiroxina, loratadina, losartán y montelukast, junto con un multivitamínico; fluticasona-umeclidinio-vilanterol inhalado; y benralizumab subcutáneo. Las sulfamidas causaron anafilaxia, lisinopril causó tos y los macrólidos causaron diarrea.

 

La paciente trabajaba como educadora. No tenía exposición conocida al asbesto, moho, solventes o químicos. Ella fue una no fumadora de toda la vida y no tuvo exposición pasiva al tabaco; bebía una copa de vino a la semana y no consumía drogas ilícitas. Había viajado a zonas costeras de Florida y Massachusetts, así como a otras zonas de Nueva Inglaterra, pero no había viajado a otras zonas de Estados Unidos ni fuera del país. La paciente estaba casada y vivía en Massachusetts con su cónyuge. No había tenido mascotas en su casa durante aproximadamente 10 años. No había áreas húmedas en su casa; usó una aspiradora con un filtro de partículas de aire de alta eficiencia (HEPA) y sábanas a prueba de alérgenos.

 

Los antecedentes familiares de la paciente eran notables de arteriopatía coronaria y arteriopatía periférica en su padre, una hermana y su hermano; cáncer de piel en su madre; cáncer de mama en una hermana; e hipertensión y diabetes en múltiples familiares. Tenía dos hijos adultos sanos. No había antecedentes de enfermedad alérgica, inmunológica, pulmonar o reumatológica.

 

La temperatura era de 36,6 ° C, la frecuencia cardíaca de 67 latidos por minuto, la presión arterial de 142/91 mm Hg y la saturación de oxígeno del 92% mientras el paciente respiraba aire ambiente. Después de subir dos tramos de escaleras, la saturación de oxígeno fue del 87% mientras respiraba aire ambiente. Tenía una apariencia cushingoide. La mucosa nasal y oral parecía normal. No había desviación traqueal ni estridor. La auscultación pulmonar reveló ruidos respiratorios normales. No hubo hipocratismo ni edema. Leves placas eccematosas dispersas estaban presentes en los antebrazos y espinillas. Había nódulos de Heberden leves, pero ninguna otra anomalía en las articulaciones, la piel o las uñas. El resto del examen era normal.

 

El nivel de hemoglobina en sangre, el recuento de glóbulos blancos, el recuento diferencial (con 0% de eosinófilos), el recuento de plaquetas, la velocidad de sedimentación globular y el nivel de creatina quinasa fueron normales. El nivel de IgE fue de 1307 UI por mililitro (rango de referencia en este hospital, 0 a 100) y un panel de neumonitis por hipersensibilidad fue negativo. El nivel de tirotropina fue de 8.07 μIU por mililitro (rango de referencia, 0.40 a 5.00) y el nivel de aldolasa 9.3 U por litro (rango de referencia, menos de 7.7). El título de ANA fue 1: 5120, con un patrón de tinción homogéneo y moteado; el título de anticuerpos anticitoplasmáticos fue de 1: 1280, con un patrón de tinción filamentoso y granular; y la prueba de ANCA fue negativa. Un ecocardiograma transtorácico fue normal.

 

Diez semanas después de la evaluación, en el seguimiento en la clínica pulmonar, un panel de anticuerpos de miositis fue negativo, excepto por un título débilmente positivo en respuesta a los anticuerpos anti-Ku. Las pruebas fueron negativas para ANCA, péptido anticíclico citrulinado, factor reumatoide y anti-ADN de doble hebra, anti-Ro, anti-La, anti-Smith, antiribonucleoproteína, antitopoisomerasa I (anti-Scl-70), antimitocondrial, antitiroperoxidasa y anticuerpos anti-histidil-transferencia de ARN sintasa (anti-Jo-1).

 





Figura 1. Estudios de imágenes del tórax.

Tomografía computarizada inspiratoria axial de cortes delgados en ventanas pulmonares a través de la parte superior del pulmón y el pulmón medio (paneles A y B, respectivamente) muestran una atenuación en mosaico del parénquima pulmonar. En ambos pulmones, hay múltiples áreas de radiolucencias  relativas asociada con la vasoconstricción de las arterias pulmonares subsegmentarias. Hay un nódulo que mide 6 mm de diámetro en el lóbulo superior derecho (Panel A, flecha). En comparación con la TC inspiratoria, la tomografías computarizadas espiratorias correspondientes en el mismo nivel (paneles C y D, respectivamente) muestran una disminución en volumen y un aumento en la atenuación dentro de múltiples áreas de pulmón normal; en contraste, las áreas de radiolucencias   de los pulmones muestran una atenuación persistentemente baja y sin disminución de volumen. Estos hallazgos son consistentes con  atrapamiento aéreo. Es de destacar que la membrana posterior de la tráquea está en diferentes posiciones durante la inspiración y la espiración (Panel C, flecha). Una imagen de reconstrucción coronal en ventana para pulmón a nivel de la carina (Panel E) muestra áreas geográficas de atenuación relativamente disminuida y áreas de atenuación relativamente aumentada dentro del pulmón, resultando en una atenuación en mosaico del parénquima pulmonar. Hay múltiples nódulos pulmonares que miden de 2 a 4 mm. de diámetro (Panel E, flecha).

 

 

 

La TC de tórax ( Figura 1A y 1B ), realizada sin la administración de contraste, reveló una atenuación difusa en mosaico bilateral y múltiples nódulos pulmonares bilaterales, incluido un nódulo de 6 mm en el lóbulo superior derecho. No había evidencia de fibrosis pulmonar, bronquiectasia o linfadenopatía.

 

Cinco días después, la paciente fue evaluada por un reumatólogo en este hospital. Se prescribió un ciclo decreciente de prednisona oral para el tratamiento de una posible neumonía intersticial con características autoinmunes.

 

Diez semanas después de la visita al reumatólogo, el exantema eccematoso había mejorado pero la disnea de esfuerzo persistía durante las largas caminatas. Un examen en la clínica pulmonar se destacó por campos pulmonares claros y una saturación de oxígeno del 95% mientras el paciente respiraba aire ambiente. Los resultados de las pruebas de función pulmonar se muestran en la Tabla 1 .

 

La TC de tórax, realizada sin la administración de contraste, mostró nuevamente una atenuación extensa en mosaico bilateral y numerosos nódulos pulmonares sólidos bilaterales, siendo el nódulo más grande, de 6 mm de diámetro, ubicado en el lóbulo superior derecho. No había evidencia de bronquiectasias o reticulación. La TC espiratoria ( Figura 1C y 1D ) confirmó la presencia de atrapamiento de aire.

 

Se realizaron pruebas de diagnóstico.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

La presentación de este paciente se caracteriza por múltiples problemas pulmonares que ocurrieron durante un período de casi seis décadas. En su curso prolongado de enfermedad, la disnea parece ser el problema dominante. Por lo tanto, primero enfocaré mi diagnóstico diferencial en las posibles causas de la disnea de esta paciente y luego integraré sus hallazgos de laboratorio y de imagen para llegar al diagnóstico más probable en este caso.

 

DISNEA

La paciente notó disnea de esfuerzo aproximadamente 8 años antes de su presentación en este hospital. En ese momento, tenía problemas relacionados con la atopia, con pruebas de alergia positivas, un nivel elevado de IgE en sangre, sibilancias ocasionales y resultados de pruebas de función pulmonar compatibles con una obstrucción moderada del flujo de aire. No existe una descripción de la caracterización del paciente de la sensación de disnea, que en muchas circunstancias puede ser útil para distinguir los trastornos fisiológicos subyacentes que podrían explicar el síntoma. 1-3 La opresión en el pecho, por ejemplo, es una manifestación común de broncoespasmo agudo, mientras que una sensación de sofoco o asfixia es más probable que se asocie con edema pulmonar. 2-5La falta de aire y la sensación de no poder respirar profundamente pueden ser indicativos de hiperinsuflación dinámica asociada con limitación de flujo y aumento del volumen pulmonar al final de la espiración con capacidad inspiratoria comprometida. 2,6 La paciente tiene un historial de hipertensión de larga duración, que puede conducir a disfunción diastólica y aumento de la presión diastólica del ventrículo izquierdo con un aumento del retorno venoso  asociado al ejercicio (insuficiencia cardíaca con fracción de eyección conservada). La estimulación de los receptores vasculares pulmonares debido a las elevaciones agudas de la presión pulmonar junto con el edema intersticial agudo podría contribuir a su malestar respiratorio.

 

DISNEA DE ESFUERZO

Aproximadamente 2 años después del desarrollo de la disnea, la paciente refirió sibilancias y disnea de esfuerzo después de subir dos tramos de escaleras o cargar alimentos. Además, tuvo una disminución en la saturación de oxígeno después de subir escaleras. La actividad física se asocia con un aumento del impulso (drive) respiratorio y la ventilación, que subyace a la sensación de falta de aire. En el contexto de la carga mecánica del sistema respiratorio, que puede ocurrir, por ejemplo, con una mayor resistencia de las vías respiratorias y una disminución de la distensibilidad del sistema respiratorio asociada con la hiperinsuflación dinámica, la actividad física también puede conducir a una sensación de mayor trabajo y esfuerzo para respirar. La desaturación de oxígeno relacionada con el ejercicio de esta paciente, observada aproximadamente 6 años antes de la presentación en este hospital, puede ser indicativa de un empeoramiento del desajuste entre la ventilación y la perfusión, que puede ocurrir con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada, o puede ser indicativo de pérdida de la superficie alveolo-capilar, que se puede observar con enfermedad pulmonar intersticial o anomalías vasculares pulmonares. Sin embargo, su grado de hipoxemia no es suficiente para tener un efecto importante en su impulso respiratorio a través de la participación de los quimiorreceptores periféricos o mediante una reducción en el suministro de oxígeno a los tejidos, lo que estimularía los metaborreceptores.7 Además, el nivel normal de hemoglobina descarta que la anemia sea la causa de su malestar respiratorio.

 

Durante el año siguiente, la paciente se sometió a una evaluación cardíaca, incluida una prueba de esfuerzo. Su capacidad para hacer ejercicio estaba limitada por una frecuencia cardíaca máxima baja. Tenía un índice de masa corporal compatible con obesidad, había recibido un diagnóstico de apnea obstructiva del sueño y se le recomendó bajar de peso; Estos factores sugieren un gran hábito corporal y posiblemente un mal acondicionamiento cardiovascular, que es otra causa común de disnea, particularmente en pacientes con disnea inducida por el ejercicio que optan por controlar el síntoma evitando la actividad física. El resultado es a menudo una espiral: la disnea de esfuerzo conduce a una actividad reducida, lo que da como resultado un desacondicionamiento cardiovascular, que conduce a una disnea de esfuerzo más pronunciada y, por lo tanto, a una actividad más reducida, etc. La paciente fue tratada con broncodilatadores durante muchos años y finalmente recibió una terapia más agresiva para el asma con un inhibidor de la interleucina-5, pero no está claro si estas intervenciones tuvieron un efecto sobre sus sensaciones respiratorias; la espirometría mostró una obstrucción persistente de la vía aérea leve a moderada.

 

CRONOLOGÍA DE SÍNTOMAS Y HALLAZGOS ANORMALES EN LAS IMÁGENES DE TÓRAX

Ahora me centraré en los otros aspectos de la historia de este paciente. Desde la niñez hasta los 59 años tuvo diagnósticos de atopia y enfermedad reactiva de las vías respiratorias y fue tratada con antihistamínicos y broncodilatadores. Los resultados de sus pruebas de función pulmonar se caracterizaron inicialmente por una capacidad vital forzada baja (FVC) con una relación normal a alta de volumen espiratorio forzado en 1 segundo (FEV 1) a FVC, hallazgos que sugieren una anomalía restrictiva. Sin la capacidad de evaluar un bucle de flujo-volumen o una medición de volumen residual, no puedo decir si hubo una terminación temprana de la maniobra espiratoria o atrapamiento de aire que podrían explicar su baja CVF. Sin embargo, debe considerarse la enfermedad pulmonar intersticial. Dada su exposición a ladrillos y mortero en aerosol, se debe considerar una lesión por inhalación, aunque es poco probable que una sola exposición conduzca a una enfermedad pulmonar ocupacional como la silicosis. La neumonitis por hipersensibilidad está en el diagnóstico diferencial y podría haberse manifestado como una reacción aguda que se describe en la historia como bronquitis.

 

Varios años después de la exposición por inhalación, una tomografía computarizada abdominal mostró incidentalmente una atenuación en mosaico bilateral en las bases pulmonares. Este hallazgo podría ser consistente con una reacción de hipersensibilidad subaguda.

 

Cuando el paciente tenía 61 años, se desarrollaron niveles elevados de IgE y las pruebas de función pulmonar mostraron evidencia de obstrucción de las vías respiratorias. La combinación de enfermedad reactiva de las vías respiratorias y niveles elevados de IgE en sangre genera preocupación por la aspergilosis broncopulmonar alérgica o posiblemente granulomatosis eosinofílica con poliangeítis. En el momento de la presentación en este hospital, sin embargo, solo hubo una elevación límite del recuento de eosinófilos y no hubo síntomas o hallazgos sugestivos de vasculitis.

 

Cuando el paciente tenía 63 años, la TC de tórax reveló una atenuación en mosaico bilateral, junto con varios pequeños nódulos pulmonares. La prueba ANCA negativa hace poco probable el diagnóstico de granulomatosis eosinofílica con poliangeítis. La neumonitis por hipersensibilidad sigue siendo una consideración diagnóstica, aunque los niveles elevados de IgE no son característicos de esta enfermedad.

 

Durante un período de varios años, cuando el paciente tenía entre 65 y 68 años de edad, el número de pequeños nódulos pulmonares aumentó en las tomografías computarizadas de vigilancia y hubo una elevación leve persistente en los recuentos de eosinófilos en sangre y los niveles de IgE. La capacidad pulmonar total se redujo levemente, con una proporción persistentemente baja de FEV 1 a FVC; estos hallazgos son indicativos de un patrón mixto obstructivo-restrictivo en las pruebas de función pulmonar.

 

En el momento de su presentación en este hospital, la paciente refirió empeoramiento de la disnea. La desaturación de oxígeno relacionada con el ejercicio fue mayor de lo que había sido en el pasado, lo que generó inquietudes acerca de la progresión del desajuste ventilación-perfusión con la actividad o destrucción del tejido pulmonar. Las pruebas de función pulmonar mostraron obstrucción continua de las vías respiratorias; dada la ausencia de tabaquismo en la historia de la paciente y su enfermedad reactiva de las vías respiratorias de larga data, se debe considerar la posibilidad del síndrome de superposición de asma-enfermedad pulmonar obstructiva crónica. 8La eosinofilia ya no estaba presente y un panel de neumonitis por hipersensibilidad fue negativo. La paciente fue tratada con glucocorticoides sistémicos por una posible neumonía intersticial con características autoinmunes, pero no hubo cambios clínicamente significativos en su función pulmonar.

 

Revisión de una tomografía computarizada ( Figura 1) revela la atenuación del mosaico que se ha descrito. Al ver este patrón, a menudo es difícil determinar si el patrón en vidrio esmerilado representa un pulmón normal o anormal y también si hay evidencia de atrapamiento de aire. Las exploraciones espiratorias muestran que las áreas de opacidad relativa son, de hecho, pulmones normales y que el atrapamiento de aire clínicamente significativo está intercalado con el tejido normal; estas características son características de la enfermedad de las vías respiratorias pequeñas, que puede ser un problema primario (p. ej., bronquiolitis constrictiva) o resultar de una enfermedad de las vías respiratorias grandes (p. ej., bronquiectasia) o enfermedad pulmonar parenquimatosa (p. ej., neumonitis por hipersensibilidad). No hay evidencia de bronquiectasias en las imágenes. La presencia de múltiples nódulos pulmonares pequeños no sería compatible con la bronquiolitis constrictiva clásica; no hay patrón de árbol en brote, lo que sugeriría bronquiolitis infecciosa. Se pueden observar pequeños nódulos pulmonares con neumonitis por hipersensibilidad, pero los nódulos que se observan en pacientes con neumonitis por hipersensibilidad tienden a ser menos distintos que los nódulos bien delineados que se observan en este paciente.9 Finalmente, el paciente es un no fumador, lo que hace poco probable la bronquiolitis respiratoria con enfermedad pulmonar intersticial.

 

HIPERPLASIA DE CÉLULAS NEUROENDOCRINAS PULMONARES IDIOPÁTICAS DIFUSAS

Sobre la base de toda la información disponible en este punto de la presentación de la paciente, puedo ajustar la representación del problema a una mujer mayor, no fumadora, con disnea y antecedentes de sibilancias, junto con un patrón obstructivo o mixto obstructivo-restrictivo en el pulmón- pruebas de funcionamiento y atrapamiento de aire y múltiples nódulos pulmonares pequeños en las imágenes. Estos hallazgos son compatibles con un diagnóstico de hiperplasia de células neuroendocrinas pulmonares idiopáticas difusas (DIPNECH) (Diffuse idiopathic pulmonary neuroendocrine cell hiperplasia). Esta rara entidad se caracteriza por hiperplasia difusa de las células neuroendocrinas pulmonares bronquiolares y bronquiales, que aparecen como pequeñas densidades nodulares o "tumorlets". La entidad se asocia con fibrosis peribronquiolar que conduce a una bronquiolitis constrictiva obliterante. 9-11 Para establecer este diagnóstico, recomendaría realizar una biopsia de pulmón.

 

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

HIPERPLASIA DE CÉLULAS NEUROENDOCRINAS PULMONARES IDIOPÁTICA DIFUSA.

 

ABORDAJE QUIRÚRGICO DE LA BIOPSIA PULMONAR

Los nódulos pulmonares de esta paciente eran pequeños y redondos, con el nódulo más grande, de 6 mm de diámetro, ubicado en el lóbulo superior derecho cerca de una fisura incompleta. Los síntomas progresivos y un nódulo dominante justificaron una biopsia de tejido. Dada la disfunción pulmonar de este paciente, se realizó una resección en cuña limitada para preservar el parénquima pulmonar.

 

Antes de que la paciente se sometiera a una resección en cuña del nódulo de 6 mm en el lóbulo superior derecho, se la remitió para la colocación de marcadores fiduciales para ayudar a localizar el nódulo durante el procedimiento quirúrgico. Se utilizó la guía por TC para identificar el nódulo y navegar gradualmente con una aguja coaxial a través de la pared torácica y hacia el pulmón derecho, hasta el área adyacente al nódulo. Se desplegaron dos marcadores fiduciales de oro a través del lumen de la aguja coaxial. Se retiró la aguja y se colocó al paciente en una posición dependiente. La radiografía de tórax confirmó la colocación de dos marcadores radiopacos en el pulmón medio derecho y no mostró evidencia de complicaciones, como neumotórax. El paciente fue trasladado al quirófano, donde se identificaron los marcadores mediante fluoroscopia y se resecaron junto con el nódulo adyacente. Figura 2 .

 


Figura 2. Estudios de imagen obtenidos para la resección en cuña de un nódulo en el lóbulo superior derecho.

Una tomografía axial computarizada obtenida para la localización (Panel A) muestra un nódulo de 6 mm en el lóbulo superior derecho (flecha).

Las exploraciones obtenidas como guía TC axial (paneles B, C y D) muestran el avance incremental de una aguja coaxial de calibre 19 a través de los tejidos subcutáneos (Panel B), posicionamiento de la punta de la aguja coaxial adyacente al nódulo (Panel C), y colocación de marcadores fiduciales de oro radiopacos adyacentes al nódulo a través del lumen de la aguja coaxial, con posterior extracción de la aguja (Panel D). Una radiografía de tórax de seguimiento (Panel E) confirma la colocación de dos marcadores en el pulmón medio derecho (flecha) y no muestra evidencia de complicaciones, como neumotórax. Una radiografia de la pieza quirúrgica resecada (Panel F) confirma la eliminación de los dos marcadores (flechas).

 

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA




Figura 3. Muestra quirúrgica de resección en cuña.

La tinción con hematoxilina y eosina muestra múltiples tumores carcinoides típicos (Panel A), incluido un tumor inmediatamente adyacentes a los marcadores fiduciales, así como múltiples tumorlets carcinoides (Panel B, flechas). Los tumores carcinoides y los tumorlets muestran fibrosis atípica. También hay fibrosis e inflamación crónica centrada en las vías respiratorias, con regiones de estrechamiento de las vías respiratorias alternando con dilatación de las vías respiratorias (Panel C). El parénquima pulmonar muestra fibrosis intersticial leve (Panel D, flechas). Múltiples focos de hiperplasia de células neuroendocrinas están presentes dentro de las paredes bronquiolares, subyacentes el epitelio respiratorio (Panel E, flechas). En la tinción inmunohistoquímica, los focos son positivos para sinaptofisina. (Panel F) y cromogranina A (no mostrada). En el contexto clínico apropiado, esta combinación de características histológicas es compatible con hiperplasia de células neuroendocrinas pulmonares idiopática difusa.

El examen histológico de la muestra de resección en cuña del lóbulo superior derecho ( Figura 3 ) reveló múltiples tumores carcinoides típicos y tumorlets carcinoides. Hubo evidencia de fibrosis leve, en parches, centrada en las vías respiratorias con inflamación crónica asociada, estrechamiento de las vías respiratorias, bronquiectasias y fibrosis intersticial. En las regiones de fibrosis leve de las vías respiratorias y bronquiectasias, había múltiples focos microscópicos de hiperplasia de células neuroendocrinas dentro del epitelio de las vías respiratorias. La tinción inmunohistoquímica para sinaptofisina y cromogranina A fue positiva en los tumores carcinoides y tumorales, así como en los focos microscópicos de hiperplasia de células neuroendocrinas. En general, esta combinación de características es consistente con un diagnóstico de DIPNECH.

 

DIAGNÓSTICO PATOLÓGICO

HIPERPLASIA DE CÉLULAS NEUROENDOCRINAS PULMONARES IDIOPÁTICA DIFUSA (DIPNECH)

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

 DIPNECH es una entidad poco común caracterizada por la proliferación generalizada de células neuroendocrinas pulmonares. 12 Es una condición premaligna clínicamente indolente que puede progresar para formar tumorlets localizados, tumores carcinoides invasivos o ambos, aunque se desconoce el tiempo desde el inicio de la enfermedad hasta la transformación maligna. En una serie de casos, se encontró que aproximadamente el 40% de los pacientes con DIPNECH tenían tumores carcinoides sincrónicos. 13 DIPNECH afecta predominantemente a mujeres de mediana edad sin una asociación clara con la exposición al tabaquismo. 14,15 Los síntomas de presentación habituales incluyen tos y disnea, 16 pero en aproximadamente el 50% de los pacientes no se desarrollan síntomas y la enfermedad se detecta de forma incidental. 17

 

El tratamiento de los tumores neuroendocrinos del pulmón suele basarse en una combinación de factores específicos de la enfermedad (p. Ej., Características histopatológicas y estadificación) y factores específicos del paciente (p. Ej., Afecciones y síntomas coexistentes). La resección quirúrgica es la piedra angular del tratamiento de los pacientes con tumores neuroendocrinos de pulmón localizados de bajo grado (carcinoides típicos y atípicos) que tienen suficiente reserva pulmonar. El enfoque para el tratamiento de pacientes con DIPNECH se ha tomado en gran parte del paradigma de manejo de los tumores neuroendocrinos de bajo grado. Para los pacientes asintomáticos, comúnmente se recomienda la observación, dada la larga historia natural de la enfermedad. Entre los pacientes sintomáticos, se han investigado los análogos de la somatostatina, los inhibidores de la diana de la rapamicina en mamíferos (mTOR) y el trasplante pulmonar bilateral, pero los datos sobre los resultados asociados con estas estrategias se limitan en gran medida a pequeños estudios retrospectivos. 16,18-20 Sin embargo, varias series de casos han sugerido que el uso de análogos de somatostatina conduce a mejoras en los síntomas y el FEV 1 en pacientes con DIPNECH, 21,22 y las recomendaciones actuales de la National Comprehensive Cancer Network son considerar estos agentes en pacientes sintomáticos. 23

 

Después de una discusión con el paciente y en consulta con oncología, se tomó la decisión de administrar inyecciones mensuales de octreotida. Las inyecciones se interrumpieron temporalmente durante la primera parte de la pandemia de Covid-19, pero desde entonces se han reanudado. No ha mejorado su disnea crónica de esfuerzo, pero sus síntomas no han empeorado y su función pulmonar se mantiene estable. Los resultados de la repetición de imágenes de tórax tampoco han cambiado. Se suspendieron todos sus medicamentos para el asma, sin ningún cambio en sus síntomas. El paciente continúa asistiendo a visitas de seguimiento en las clínicas de oncología y neumología.

 

DIAGNOSTICO FINAL

HIPERPLASIA DE CÉLULAS NEUROENDOCRINAS PULMONARES IDIOPÁTICA DIFUSA.

 

 

Traducción de

“A 70-Year-Old Woman with Dyspnea on Exertion and Abnormal Findings on Chest Imaging”

Richard M. Schwartzstein, M.D., Benjamin D. Medoff, M.D., Amita Sharma, M.D., Yolonda L. Colson, M.D., Justin Gainor, M.D., and Lida P. Hariri, M.D., Ph.D.

NEJM

 

Referencias

1. Simon PM, Schwartzstein RM, Weiss

JW, et al. Distinguishable sensations of

breathlessness induced in normal volunteers.

Am Rev Respir Dis 1989; 140: 1021-7.

2. Simon PM, Schwartzstein RM, Weiss

JW, Fencl V, Teghtsoonian M, Weinberger

SE. Distinguishable types of dyspnea in

patients with shortness of breath. Am Rev

Respir Dis 1990; 142: 1009-14.

3. Moy ML, Woodrow Weiss J, Sparrow

D, Israel E, Schwartzstein RM. Quality of

dyspnea in bronchoconstriction differs

from external resistive loads. Am J Respir

Crit Care Med 2000; 162: 451-5.

4. Moy ML, Lantin ML, Harver A,

Schwartzstein RM. Language of dyspnea

in assessment of patients with acute

asthma treated with nebulized albuterol.

Am J Respir Crit Care Med 1998; 158: 749-

53.

5. Mahler DA, Harver A, Lentine T, ScottJA, Beck K, Schwartzstein RM. Descriptors

of breathlessness in cardiorespiratory

diseases. Am J Respir Crit Care Med 1996;

154: 1357-63.

6. O’Donnell DE, Banzett RB, Carrieri-

Kohlman V, et al. Pathophysiology of dyspnea

in chronic obstructive pulmonary

disease: a roundtable. Proc Am Thorac

Soc 2007; 4: 145-68.

7. Olson TP, Joyner MJ, Johnson BD. Influence

of locomotor muscle metaboreceptor

stimulation on the ventilatory response

to exercise in heart failure. Circ

Heart Fail 2010; 3: 212-9.

8. Postma DS, Rabe KF. The asthma–

COPD overlap syndrome. N Engl J Med

2015; 373: 1241-9.

9. Kligerman SJ, Henry T, Lin CT, Franks

TJ, Galvin JR. Mosaic attenuation: etiology,

methods of differentiation, and pitfalls.

Radiographics 2015; 35: 1360-80.

10. Rossi G, Cavazza A, Spagnolo P, et al.

Diffuse idiopathic pulmonary neuroendocrine

cell hyperplasia syndrome. Eur

Respir J 2016; 47: 1829-41.

11. Koliakos E, Thomopoulos T, Abbassi

Z, Duc C, Christodoulou M. Diffuse idiopathic

pulmonary neuroendocrine cell

hyperplasia: a case report and review of

the literature. Am J Case Rep 2017; 18:

975-9.

12. Travis WD, Brambilla E, Burke AP,

Marx A, Nicholson OG, eds. WHO classification

of tumours of the lung, pleura,

thymus and heart. 4th ed. Geneva: World

Health Organization, 2015.

13. Nassar AA, Jaroszewski DE, Helmers

RA, Colby TV, Patel BM, Mookadam F.

Diffuse idiopathic pulmonary neuroendocrine

cell hyperplasia: a systematic overview.

Am J Respir Crit Care Med 2011; 184:

8-16.

14. Aguayo SM, Miller YE, Waldron JA Jr,

et al. Idiopathic diffuse hyperplasia of

pulmonary neuroendocrine cells and airways

disease. N Engl J Med 1992; 327:

1285-8.

15. Aubry M-C, Thomas CF Jr, Jett JR,

Swensen SJ, Myers JL. Significance of

multiple carcinoid tumors and tumorlets

in surgical lung specimens: analysis of 28

patients. Chest 2007; 131: 1635-43.

16. Wirtschafter E, Walts AE, Liu ST,

Marchevsky AM. Diffuse idiopathic pulmonary

neuroendocrine cell hyperplasia

of the lung (DIPNECH): current best evidence.

Lung 2015; 193: 659-67.

17. Davies SJ, Gosney JR, Hansell DM, et al.

Diffuse idiopathic pulmonary neuroendocrine

cell hyperplasia: an under-recognised

spectrum of disease. Thorax 2007;

62: 248-52.

18. Chauhan A, Ramirez RA. Diffuse idiopathic

pulmonary neuroendocrine cell

hyperplasia (DIPNECH) and the role of

somatostatin analogs: a case series. Lung

2015; 193: 653-7.

19. Zhou H, Ge Y, Janssen B, et al. Double

lung transplantation for diffuse idiopathic

pulmonary neuroendocrine cell hyperplasia.

J Bronchology Interv Pulmonol

2014; 21: 342-5.

20. Myint ZW, McCormick J, Chauhan A,

Behrens E, Anthony LB. Management of

diffuse idiopathic pulmonary neuroendocrine

cell hyperplasia: review and a single

center experience. Lung 2018; 196: 577-

81.

21. Al-Toubah T, Strosberg J, Halfdanarson

TR, et al. Somatostatin analogs improve

respiratory symptoms in patients

with diffuse idiopathic neuroendocrine

cell hyperplasia. Chest 2020; 158: 401-5.

22. Gorshtein A, Gross DJ, Barak D, et al.

Diffuse idiopathic pulmonary neuroendocrine

cell hyperplasia and the associated

lung neuroendocrine tumors: clinical experience

with a rare entity. Cancer 2012;

118: 612-9.

23. National Comprehensive Cancer Network.

NCCN clinical practice guidelines

in oncology: neuroendocrine and adrenal

tumors. 2020 (https://www .nccn

 

 

 

 

VARÓN DE 68 AÑOS CON DELIRIUM E INSUFICIENCIA RENAL..

$
0
0

Un hombre de 68 años fue trasladado a este hospital por deterioro neurológico, insuficiencia renal progresiva y leucopenia.

Siete meses antes de este ingreso, el paciente fue ingresado en otro hospital después de que las pruebas de laboratorio de rutina identificaron anomalías, incluido un nivel de creatinina de 3,2 mg/dl ( rango de referencia, 0,50 a 1,40 mg/dl), un nivel de nitrógeno ureico en sangre de 54/dl (rango de referencia, de 7 a 30 mg/dl) y un nivel de calcio de 12,1 mg/dl ( intervalo de referencia, 8,8 a 10,6 mg/dl). Doce meses antes, el nivel de creatinina había sido de 1,7 mg/dl. Al ingresar en el otro hospital, refirió pérdida de peso no intencional de 14 kg durante los 12 meses anteriores, malestar general, despertarse cada 2 horas para vaciar la vejiga, y nueva disnea de esfuerzo leve. La temperatura era de 36,6 ° C, la frecuencia cardíaca de 92 latidos por minuto, la presión arterial de 117/74 mm Hg y la saturación de oxígeno del 96% mientras respiraba aire ambiente. El peso fue de 68 kg y el índice de masa corporal  de 23,5. El examen fue notable por caquexia y hepatoesplenomegalia (con el hígado y el bazo palpables 6 cm por debajo del borde costal) sin linfadenopatía. Según los informes, el resto del examen fue normal. Los niveles sanguíneos de magnesio, bilirrubina, globulina, creatina quinasa, ácido úrico y péptido natriurético N-terminal pro-tipo B fueron normales; otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en y la saturación de oxígeno del 96% mientras respiraba aire ambiente.; otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 . Los resultados de la electroforesis de proteínas séricas fueron normales; La electroforesis de proteínas en orina reveló bandas policlonales de cadenas ligeras.

 

 





Tabla1.

 

La tomografía computarizada (TC) del abdomen y la pelvis, realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, reveló un engrosamiento focal nodular de los tejidos blandos a lo largo del arco aórtico, la aorta torácica descendente y la aorta abdominal. Se presentaron esplenomegalia y adenopatía paraaórtica izquierda. Se observaron pequeños nódulos pulmonares y consolidación parcheada, junto con un pequeño derrame pleural izquierdo.

 

Después del tratamiento con solución salina normal intravenosa y furosemida, el nivel de calcio se normalizó y el nivel de creatinina disminuyó a 2,3 mg por decilitro. El paciente fue dado de alta al cuarto día de hospitalización.

 

Una biopsia de médula ósea realizada 2 semanas después en el primer hospital reveló médula hipercelular y múltiples granulomas no necrotizantes. La tinción para bacilos acidorresistentes y hongos fue negativa. No se obtuvieron cultivos.

 

El nivel de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) fue de 89 U por litro (rango de referencia, 9 a 67). Se consideró el diagnóstico de sarcoidosis y se inició tratamiento con prednisona oral en dosis altas.

 

Un mes después, el nivel de ACE disminuyó a 41 U por litro y el nivel de energía y el apetito del paciente mejoraron. Los intentos de reducir la dosis de prednisona no tuvieron éxito debido al aumento de la fatiga y la disnea de esfuerzo.

 

Tres meses después, el paciente fue evaluado por un neumólogo en el primer hospital por sarcoidosis pulmonar. Se inició trimetoprima-sulfametoxazol para la profilaxis contra neumocistis mientras el paciente continuaba recibiendo prednisona en dosis altas. Las pruebas de función pulmonar mostraron obstrucción leve, con una respuesta clínicamente significativa tras el uso de un broncodilatador, y restricción moderada, con capacidad de difusión del pulmón moderadamente reducida para el monóxido de carbono. Un segundo intento de disminuir gradualmente la dosis de prednisona no tuvo éxito debido al aumento de la fatiga y la disnea de esfuerzo.

 

Durante los siguientes 2 meses, se desarrolló confusión intermitente, debilidad progresiva en las piernas, pie derecho e inestabilidad creciente e inestabilidad de la marcha; el paciente comenzó a usar un andador para deambular. También tuvo al menos dos caídas. Necesitaba ayuda de su esposa para realizar las actividades de la vida diaria, como bañarse y vestirse.

 

El paciente fue evaluado por un reumatólogo en el primer hospital. Los niveles de complemento fueron normales, al igual que el nivel de factor reumatoide. Las pruebas de anticuerpos antinucleares (ANA), anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos (ANCA) y anticuerpos antipéptido citrulinado anticíclico fueron negativas. Se inició tratamiento semanal con metotrexato oral y ácido fólico por presunta sarcoidosis.

 

Once días después, el paciente se presentó en un segundo hospital con una nueva desviación facial en el lado izquierdo, dificultad para hablar y confusión. La temperatura era de 36,4 ° C, la frecuencia cardíaca de 102 latidos por minuto, la presión arterial de 141/86 mm Hg y la saturación de oxígeno del 99% mientras recibía oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a una velocidad de 2 litros por minuto. El peso fue de 63 kg y el IMC de 21,9. El paciente estaba orientado en persona,  lugar y  tiempo.  El examen neurológico se destacó por una leve caída facial en el lado izquierdo, tono muscular levemente aumentado, pie derecho caído y debilidad simétrica leve en los brazos y la parte superior de las piernas. Se observaron caquexia, taquicardia y esplenomegalia. Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

 

La resonancia magnética (MRI) de la cabeza reveló un higroma subdural derecho de 12 mm con un desplazamiento de la línea media de 10 mm, una malformación cavernosa cerebelosa derecha y numerosos focos puntiformes (en la protuberancia, cerebelo izquierdo, lóbulo occipital derecho y tálamo izquierdo) caracterizado por hiperintensidad en las imágenes de recuperación de inversión atenuada por líquido (FLAIR) y restricción de la difusión.

 

Se iniciaron clopidogrel y levetiracetam. La ecocardiografía no mostró trombos intracardíacos ni comunicaciones; la ecografía carotídea no mostró estenosis. La electromiografía reveló evidencia de radiculopatía leve L5-S1 y neuropatía cubital derecha y mediana, pero no había evidencia de miopatía o enfermedad de la neurona motora superior. Debido a la leucopenia progresiva (recuento de glóbulos blancos, 1390 por microlitro) y trombocitopenia (recuento de plaquetas, 51.000 por microlitro), se suspendieron el metotrexato, clopidogrel, levetiracetam y trimetoprim-sulfametoxazol; se inició cianocobalamina.

 

En el cuarto día de hospitalización, se desarrolló una fiebre con una temperatura de 38,3 ° C; Se obtuvieron muestras de sangre y orina para cultivo y se inició vancomicina y cefepima intravenosas. El nivel de proteína C reactiva fue de 101,8 mg por litro. Análisis de sangre para ANA, ANCA, factor reumatoide, antígenos de influenza tipo A y B, antígeno p24 del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) tipo 1, anticuerpos contra el VIH tipos 1 y 2, antígeno de superficie del virus de la hepatitis B, anticuerpos del núcleo del virus de la hepatitis B, ADN del citomegalovirus , El ADN del virus de Epstein-Barr y la IgM del parvovirus fueron negativos, al igual que las pruebas de orina para antígeno de legionella y antígeno de histoplasma. Una prueba rápida de reagina plasmática fue negativa y un ensayo de liberación de interferón-γpara la detección de Mycobacterium tuberculosis se informó como indeterminado.

 

La tomografía computarizada del tórax, abdomen y pelvis, realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, reveló opacidades en vidrio esmerilado dispersas en los pulmones, opacidades nodulares y consolidativas en los pulmones, ganglios linfáticos mediastínicos levemente agrandados, pequeños derrames pleurales y esplenomegalia (con el bazo midiendo 16 cm en la dimensión cefalocaudad; longitud normal, menos de 13 cm). También se observó engrosamiento focal de los tejidos blandos a lo largo del arco aórtico y la aorta torácica descendente y  prominencia del tejido blando que rodea la aorta abdominal infrarrenal.

 

Al día siguiente se realizó una angiografía por resonancia magnética. Una imagen con saturación grasa ponderada en T2 ( Figura 1A ) mostró hiperintensidad de señal en el tejido blando alrededor de la aorta infrarrenal y en los ganglios linfáticos paraaórticos izquierdos adyacentes que era indicativa de adenopatía, con un pseudoaneurisma aórtico abdominal focal observado en las imágenes de tiempo de vuelo imágenes ( Figura 1B ).

 

 


Figura 1. Estudios de imagen inicial de abdomen y tórax.

Una imagen de saturación grasa ponderada en T2 de la resonancia magnética abdominal realizada en el segundo hospital antes de este ingreso muestra una lesión hiperintensa  a lo largo de la aorta torácica descendente (Panel A, flecha) e hiperintensidad en los ganglios linfáticos paraaórticos izquierdos que es indicativa de adenopatía. (Panel A, punta de flecha). Una imagen de tiempo de vuelo muestra un pseudoaneurisma focal a lo largo de la pared posterior de la aorta descendente. (Panel B, flecha). Imágenes de tomografía por emisión de positrones y TC de tórax y abdomen tras el ingreso en este hospital muestran pequeños nódulos pulmonares (Panel C, flecha derecha), consolidación parcheada en el pulmón (Panel C, flecha izquierda) y un pequeño derrame pleural izquierdo. Hay avidez de 18F-fluorodesoxiglucosa (FDG) en los sitios de nodularidad de los tejidos blandos a lo largo de las paredes del arco aórtico (Panel D, flecha), aorta torácica descendente (Panel E, flecha) y aorta abdominal (Panel F, flecha) y en los sitios de erosión ósea en el manubrio y en el cartílago costal anterior izquierdo (Panel D, puntas de flecha), así como en los ganglios linfáticos paraaórticos izquierdos (Panel F, punta de flecha).

 

Al octavo día de hospitalización se realizó una biopsia de médula ósea. Al noveno día, el paciente fue trasladado a este hospital.

A la llegada del paciente, la revisión de los sistemas fue limitada debido al delirio y los antecedentes se obtuvieron en parte de la familia del paciente. La revisión fue notable por meses de fatiga, malestar general, debilidad de la pierna, pie derecho caído, confusión creciente y menguante, disnea de esfuerzo e incapacidad para caminar y realizar actividades de la vida diaria. Palpitaciones, tos seca, moretones fáciles y vejiga irritable estaban presentes, pero no tenía escalofríos, anorexia, dolor articular, eritema, erupciones, nódulos, mialgia, dolor en el pecho, mareos, tos productiva, hemoptisis, ortopnea, sibilancias, síntomas gastrointestinales, disuria, hematuria, síntomas oculares o nasales, cambios en la piel o las uñas o dolor de cabeza.

La historia clínica del paciente se destacaba por hipotiroidismo, hipertensión, hipercolesterolemia, enfermedad renal progresiva, enfermedad articular degenerativa de la columna lumbar, escoliosis, adenoma tubular y leucopenia. Ocho años antes de este ingreso, se observó en la ecografía una masa en la vejiga que medía 4,5 cm por 4,0 cm, que se había realizado para la evaluación de la hematuria. La resección transuretral del tumor de vejiga se realizó en otro hospital, pero al parecer la resección fue incompleta. El examen histológico reveló carcinoma urotelial papilar no músculo invasivo. Se repitió la cistoscopia y la resección transuretral, realizadas 3, 8 y 16 meses después de los procedimientos iniciales, cada una reveló fragmentos de carcinoma urotelial papilar no músculo invasivo y se administró bacilo de Calmette-Guérin (BCG) intravesical.

 

Los medicamentos ambulatorios incluían prednisona, metotrexato, ácido fólico, aspirina, levotiroxina, simvastatina, tamsulosina, colecalciferol, bicarbonato de sodio, carbonato de calcio, omeprazol, trimetoprim-sulfametoxazol, fluticasona-salmeterol y albuterol inhalado según sea necesario. La penicilina había provocado una reacción desconocida.

 

El paciente era farmacéutico jubilado y vivía con su esposa. Tenía un historial remoto de fumar medio paquete de cigarrillos al día durante 2 años y bebía alcohol con poca frecuencia. No había viajado recientemente y no había tenido exposiciones ambientales, animales o tóxicas. No había antecedentes familiares de trastornos autoinmunitarios, neurológicos, infecciosos o pulmonares.

 

La temperatura era de 36,8 ° C, la frecuencia cardíaca de 100 latidos por minuto, la presión arterial de 122/76 mm Hg, la frecuencia respiratoria de 18 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 94% mientras el paciente recibía oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a una tasa de 2 litros por minuto. El peso era de 54 kg y el IMC de 18,8. Estaba ansioso, caquéctico y parecía tener una enfermedad crónica. Informó correctamente su nombre, ubicación, hora y fecha; sin embargo, no pudo seguir órdenes simples de dos pasos. El examen de los pares craneales reveló una sutil caída facial en el lado izquierdo. Había temblores en brazos y piernas en reposo y con movimiento, así como pie derecho caído y tono aumentado difusamente. La prueba dedo-nariz-dedo mostró dismetría. Se escucharon crepitantes bibasilares (mayores en el pulmón izquierdo que en el derecho) en la auscultación pulmonar. Estaba presente hepatoesplenomegalia. Había equimosis difusas en tronco, brazos y piernas. El resto del examen era normal.

 

El RIN y los niveles sanguíneos de amoníaco, bilirrubina, creatina quinasa, ácido fólico, globulina, haptoglobina, lactato deshidrogenasa, ácido láctico y magnesio fueron normales. El nivel de ACE fue de 36 U por litro (rango de referencia, 8 a 53). La electroforesis de proteínas séricas no mostró bandas, pero se observó una disminución leve y difusa de la globulina. El nivel de cadena ligera kappa libre en orina fue 134,2 mg por decilitro (rango de referencia, 0,4 a 15,1), y el nivel de cadena ligera lambda libre en orina fue 35,6 mg por decilitro (rango de referencia, 0,8 a 10,1), con una relación normal ( 3,77; rango de referencia, 0,50 a 4,00). Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Se obtuvieron cultivos de sangre, orina y esputo. Durante los primeros 3 días de esta admisión, el paciente se volvió letárgico; cuando se despertó, su discurso era incoherente y disártrico.

 

En el tercer día de hospitalización, la resonancia magnética de la cabeza ( Figura 2 ) con angiografía por resonancia magnética reveló un higroma subdural derecho estable con un desplazamiento de la línea media de 10 mm, así como una malformación cavernosa cerebelosa derecha estable. Había focos puntiformes y parcheados caracterizados por hiperintensidad en las imágenes FLAIR y difusión restringida en el mesencéfalo, la protuberancia, la médula, el cerebelo izquierdo, el lóbulo occipital derecho y el tálamo izquierdo; los focos habían aumentado de tamaño y extensión desde el estudio anterior.

 

 


Figura 2. Resonancia magnética de la cabeza.

Las imágenes ponderadas en difusión obtenidas el tercer día de hospitalización muestran focos hiperintensos puntiformes en la médula (Panel A, flecha), cerebelo izquierdo (Panel B, punta de flecha), protuberancia (Paneles B, C y D, flechas), lóbulo occipital derecho (Panel E, punta de flecha), mesencéfalo (Panel E, flecha) Y tálamo izquierdo (Panel F, flecha).

 

 

La tomografía por emisión de positrones (PET) -TC ( Figura 1D a 1F ) reveló múltiples focos de captación de 18 F-fluorodesoxiglucosa (FDG) en tejidos blandos periaórticos y ganglios linfáticos paraaórticos, en el esqueleto axial (cuerpo vertebral cervical, costillas). , manubrio y sacro) y en el testículo izquierdo.

 

Los análisis de sangre para alfa-fetoproteína, 1,3-β- d -glucano, anticuerpos coxiella, citomegalovirus IgM e IgG, antígeno criptocócico, gonadotropina coriónica humana y anticuerpos contra Treponema pallidum fueron negativos, al igual que una prueba antígeno en orina para histoplasma.  La monitorización electroencefalográfica mostró descargas frecuentes delta y theta irregulares y agudas; Se inició tratamiento con levetiracetam.

 

Al cuarto día de hospitalización, la temperatura era de 38,3 ° C. Las imágenes ecográficas mostraron testículos de tamaño normal y ecotextura sin lesiones focales, pero los epidídimos estaban agrandados y heterogéneos. Los riñones eran de tamaño normal, con parénquima ecogénico difuso y un cálculo vesical de 19 mm. Un ecocardiograma transtorácico mostró una función ventricular normal, sin evidencia de enfermedad valvular clínicamente significativa y una aorta levemente dilatada. La citometría de flujo mostró un recuento de células T CD4 + notablemente reducido (11 por microlitro; rango de referencia, 348 a 1456). Las pruebas de anticuerpos para bartonella y brucella fueron negativas.

 

La somnolencia progresó y, al quinto día de hospitalización, se observó que la pupila derecha era un poco más grande que la izquierda y el paciente había aumentado el temblor. Se inició tratamiento con fosfenitoína y fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos neurológicos. La saturación de oxígeno se redujo al 90% mientras estaba recibiendo oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a una velocidad de 3 litros por minuto, y se observó un patrón de respiración de Cheyne-Stokes. Se intuba la tráquea y se inicia la ventilación mecánica.

 

Se hizo un diagnóstico.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

En el transcurso de casi 2 años, este hombre de 68 años perdió casi el 35% de su masa corporal; sufrió graves daños en sus pulmones, cerebro, bazo, hígado, médula ósea, testículos, sistema vascular y huesos; y se volvió incapaz de pensar con claridad, comunicarse con eficacia y cuidar de sí mismo. Este deterioro sin duda lo alarmó a él, a su familia y a sus médicos y generó una urgente necesidad de establecer el diagnóstico correcto.

 

Un enfoque eficaz para la abrumadora tarea de establecer un diagnóstico en un paciente con una enfermedad tan complicada es seleccionar primero la característica única que tiene el diagnóstico diferencial más limitado y luego considerar cómo la otra información clínica proporcionada en la historia clínica afecta la probabilidad de los diagnósticos que se están considerando. Creo que el hallazgo de aortitis proporciona el mejor punto focal para construir mi diagnóstico diferencial y espero que sea la clave para desentrañar este desafiante caso.

 

AORTITIS Y ANEURISMA MICÓTICO

Este paciente tiene aortitis, hallazgo respaldado por múltiples estudios de imagen ( Figura 1). Las pistas de imágenes de aortitis causada por infección incluyen afectación excéntrica en lugar de circunferencial de la aorta, múltiples "áreas salteadas" (“skip áreas”), o focos de inflamación aórtica (en lugar de tramos continuos de enfermedad aórtica), efusiones saculares en la aorta, captación intensa focal de FDG en PET y masas de tejidos blandos o inflamación alrededor de la aorta. Todas estas características ocurrieron en este paciente. Otros indicios de imágenes de aortitis causada por infección, que no se observan en todos los casos, incluyen la rápida progresión de la aortitis y la presencia de aire paraaórtico. Aunque estas últimas características estaban ausentes en este paciente, los hallazgos de imagen extensos indican fuertemente que tiene una aortitis causada por una infección y que las efusiones aórticas observadas en este paciente representan aneurismas micóticos.Tabla 2 ). 1

 

 


Tabla 2. Clasificación de la aortitis.

 

Algunos médicos reservan el término "aneurisma micótico" para los aneurismas infectados asociados con la endocarditis, mientras que otros usan el término de manera más general, como yo, para cualquier aneurisma infectado. Micótico es un nombre inapropiado, ya que las bacterias, en lugar de los hongos, causan la mayoría de los aneurismas micóticos. Antes del uso generalizado de la terapia antimicrobiana, la sífilis era la causa más común de aneurisma aórtico infectado; ahora, el estafilococo y la salmonela son las causas más comunes. Las infecciones causan aneurismas aórticos micóticos a través de la siembra de ulceraciones ateroscleróticas, la producción de una endarteritis obliterante de los vasa vasorum o la diseminación contigua desde un ganglio linfático paraaórtico infectado o desde un cuerpo vertebral.

 

HIPERCALCEMIA

El hallazgo de hipercalcemia ayuda a estrechar aún más el diagnóstico diferencial en este caso. Aproximadamente el 90% de los pacientes con hipercalcemia tienen hiperparatiroidismo o cáncer. Sin embargo, el bajo nivel de hormona paratiroidea de este paciente hace que sea poco probable el diagnóstico de hiperparatiroidismo. Aunque la ligera elevación en su nivel de proteína relacionada con la hormona paratiroidea sugiere que puede tener hipercalcemia humoral de malignidad, los niveles normales altos de fósforo y 1,25-dihidroxivitamina D indican que su hipercalcemia es probablemente causada por la presencia de macrófagos activados capaces de acelerar la conversión de 25-hidroxivitamina D en 1,25-dihidroxivitamina D. Los macrófagos activados y la hipercalcemia se pueden observar en casos de sarcoidosis, linfoma e infecciones granulomatosas.

 

SARCOIDOSIS

En casos muy raros, el linfoma y la sarcoidosis pueden causar aortitis; sin embargo, ninguna condición da como resultado aneurismas aórticos micóticos, que se observaron en este paciente. La sarcoidosis fue la explicación inicial de su enfermedad pulmonar, hipercalcemia y granulomas no caseificantes encontrados en la muestra de biopsia de médula ósea. La sarcoidosis también podría haber explicado su enfermedad del sistema nervioso central (SNC). Además de los aneurismas micóticos, otros hallazgos en este paciente no son consistentes con un diagnóstico de sarcoidosis. Estos incluyen la resistencia a dosis altas de prednisona y la presencia de derrames pleurales, que no ocurren en la sarcoidosis en ausencia de granulomatosis sarcoide necrotizante; la biopsia de médula ósea no mostró evidencia de granulomatosis sarcoide necrotizante. Juntos, los hallazgos descartan la sarcoidosis.

 

INFECCIÓN POR MICOBACTERIAS

Los hemocultivos negativos y las pruebas serológicas negativas para infecciones fúngicas indican que la causa probable de la aortitis de este paciente fue una infección por micobacterias. El candidato más probable es BCG, una cepa viva atenuada de M. bovis que se administra con mayor frecuencia durante la infancia como vacuna para prevenir la tuberculosis. También se usa comúnmente, como lo fue para este paciente, como terapia adyuvante para el tratamiento del cáncer de vejiga superficial. Las complicaciones locales y sistémicas de la instilación intravesical de BCG ocurren en menos del 5% de los pacientes que reciben dicho tratamiento. En una serie grande, el 96% de los pacientes con complicaciones del tratamiento con BCG eran hombres y la edad promedio fue de 67 años. 2Los aneurismas aórticos micóticos se desarrollaron en casi el 6% de los pacientes evaluados en esta serie. La aorta abdominal estaba más comúnmente afectada que la aorta torácica, pero puede haber afectación de ambas regiones de la aorta, como se vio en este paciente; la arteria ilíaca también puede verse afectada. En la mayoría de los pacientes, las manifestaciones sistémicas se desarrollan dentro de un año después del tratamiento con BCG, pero se han informado retrasos de casi una década. La presentación de este paciente de aneurisma aórtico micótico 7 años después de la instilación de BCG se encuentra dentro del intervalo de tiempo informado. En la serie descrita anteriormente, el 3,5% de los pacientes con aortitis asociada a BCG también tenían epididimitis-orquitis, similar a este paciente. 2

 

La única característica que fue prominente en este paciente pero, hasta donde sabemos, no se ha descrito previamente en pacientes con aneurisma aórtico micótico relacionado con BCG es la enfermedad del parénquima cerebral. Es posible que 6 meses de terapia con prednisona facilitaran la diseminación de la infección a su cerebro. Aunque faltan informes sobre la presencia de afectación del SNC en otros pacientes con aortitis relacionada con BCG, tales manifestaciones pueden ocurrir con BCG y con otras infecciones micobacterianas. De hecho, recientemente se describió un caso de vasculitis del SNC por BCG. 3 La infección por BCG también puede explicar fácilmente el curso lento de la enfermedad, la hepatoesplenomegalia, las lesiones óseas, los granulomas (que no siempre son caseificantes en la infección por micobacterias) y la hipercalcemia de este paciente.

 

No puedo descartar la posibilidad de que el paciente tuviera tuberculosis. Había trabajado como farmacéutico y podría haber tenido una exposición ocupacional a un paciente con tuberculosis. Aunque tal exposición es posible, su exposición al BCG es definitiva. Por esa razón, creo que lo más probable es que el paciente tuviera una infección diseminada como resultado del tratamiento con BCG. Para establecer el diagnóstico de infección por BCG diseminada, recomendaría el análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) en busca de evidencia de infección por micobacterias.

 

IMPRESIÓN CLÍNICA

El patrón de pancitopenia marcada, esplenomegalia, aortitis multinivel, avidez de FDG en la masa testicular en PET, opacidades en vidrio esmerilado en los pulmones y posible meningitis basilar y rombencefalitis con progresión a pesar de la terapia inmunosupresora despertó preocupación sobre un proceso granulomatoso infeccioso diseminado. Dada la exposición confirmada del paciente a BCG y enfermedad extrapulmonar prominente, la infección por BCG diseminada fue más alta en nuestro diagnóstico diferencial.

 

La infección por BCG diseminada a menudo es paucibacilar, lo que da lugar a un diagnóstico microbiológico basado en un frotis de bacilos acidorresistentes, un cultivo de micobacterias o ensayos basados ​​en la reacción en cadena de la polimerasa que se realizan sólo en 37,8% de los casos. 2,4 Dada la dificultad del diagnóstico combinada con la rapidez del declive clínico, seguimos un enfoque diagnóstico agresivo. En paralelo, se obtuvieron muestras de esputo, orina y sangre para pruebas microbiológicas; se consultó al servicio de urología para considerar la orquiectomía diagnóstica; y se solicitó una nueva biopsia de médula ósea. Una punción lumbar se consideró insegura, dado el riesgo de hernia del tronco encefálico. Por lo tanto, se solicitó al servicio de neurocirugía que obtuviera LCR a través de un agujero de trépano.

 

DIAGNOSTICO CLÍNICO PRESUNTIVO

INFECCIÓN DISEMINADA POR BACILO DE CALMETTE-GUÉRIN.

 

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

La prueba de diagnóstico en este caso fue el examen de un frotis de esputo inducido, que reveló bacilos acidorresistentes poco frecuentes. Las pruebas de confirmación de ácido nucleico del esputo identificaron una micobacteria sensible a la rifampicina del complejo M. tuberculosis , un grupo de micobacterias que incluye tanto M. bovis como M. tuberculosis . Se enviaron 5 muestras de esputo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para su especiación definitiva mediante pruebas de balizas (sondas)moleculares.

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

El tratamiento de la infección por BCG diseminada consiste en el tratamiento con fármacos antituberculosos y la supresión de la respuesta inmunitaria. El régimen farmacológico suele incluir rifampicina, isoniazida y etambutol, teniendo en cuenta un fármaco de la clase de fármacos fluoroquinolónicos. A diferencia de la tuberculosis, la infección por BCG es intrínsecamente resistente a la pirazinamida; por tanto, la resistencia aislada a pirazinamida en una micobacteria dentro del complejo M. tuberculosis debe despertar sospechas de infección por BCG. Los glucocorticoides se utilizan de forma rutinaria en casos menos graves de infección por BCG en los que se cree que la respuesta inmunitaria desempeña un papel importante en la patogenia de la enfermedad. 2Los ensayos controlados aleatorizados en los que participaron pacientes con meningitis tuberculosa han demostrado que el uso de glucocorticoides reduce la mortalidad. 6 Faltan datos sobre el uso de glucocorticoides en pacientes con afectación del SNC asociada a infección por BCG; sin embargo, se cree que dicho tratamiento es beneficioso. Por último, la reparación quirúrgica suele ser necesaria en casos de aneurismas aórticos micóticos debidos a una infección por BCG para evitar la rotura. 7

 

En este paciente, dado que no se podía descartar tuberculosis sin estudios microbiológicos adicionales, se inició rifampicina, isoniazida, etambutol y pirazinamida con glucocorticoides adyuvantes. Se consultó al servicio de cirugía vascular y se aplazó la reparación del aneurisma aórtico debido al mal estado clínico general del paciente y la ausencia de características de imagen que sugirieran una ruptura inminente.

 

A pesar de la terapia, no hubo mejoría en el estado mental del paciente. Se aumentaron las dosis de glucocorticoides para tratar una posible respuesta inmune paradójica a la terapia. Cinco días después del aumento de la dosis, la resonancia magnética repetida reveló la evolución de la hiperintensidad de la señal en la sustancia gris profunda, incluido el tallo cerebral, en las imágenes FLAIR. La familia decidió centrarse en la comodidad y el paciente fue extubado. Murió 2 días después. Con permiso de la familia, se realizó una autopsia.

 

AUTOPSIA

En el examen visual del cuerpo, el paciente parecía caquéctico; su peso era de 66 kg. El examen macroscópico de los órganos ( Figura 3A, 3B y 3C ) reveló innumerables lesiones de color blanco tostado que contenían material necrótico, compatibles con abscesos, en el corazón, pulmones, páncreas, riñones, próstata, testículo izquierdo, tejido blando periaórtico, protuberancia y corteza occipital. El examen microscópico de los abscesos ( Figura 3D y 3E ) reveló necrosis con inflamación mixta histiocítica y neutrofílica. La tinción acidorresistente mostró abundantes bacilos acidorresistentes en los histiocitos dentro de las áreas de necrosis que eran compatibles con micobacterias ( Figura 3F). También estaban presentes pequeños granulomas no necrotizantes dispersos, que no contenían microorganismos. No hubo evidencia de carcinoma de vejiga previo del paciente.

 

 



Figura 3. Muestras de autopsia.

El epidídimo izquierdo está reemplazado principalmente por necrosis (Panel A, flechas). Se observan hallazgos generales similares en muchos otros órganos. Se identifica un aneurisma aórtico infrarrenal (Panel B, flecha), con necrosis del tejido blando adyacente. La protuberancia  muestra áreas de coloración de color verde tostado, abultadas y mal definidas (panel C, flechas) que corresponden a las imágenes premortem. La tinción con hematoxilina y eosina de una muestra de protuberancia muestra focos irregulares de necrosis (Panel D, flecha) dispersos por todo el tejido pontino (punta de flecha). A mayor aumento, las regiones necróticas contienen un infiltradoinflamatorio que consiste predominantemente en histiocitos y neutrófilos (Panel E). Granulomas bien formados no se ven en esta sección pero estaban presentes en otros órganos. La tinción acidorresistente muestra innumerables bacilos acidorresistentes en histiocitos, un hallazgo consistente con micobacterias (Panel F).

 

Se informó que la causa de la muerte fue una infección micobacteriana diseminada. Después de la autopsia, se cultivaron micobacterias de sangre periférica, orina y LCR. Las pruebas de balizas moleculares realizadas en el CDC confirmaron posteriormente la identidad de la micobacteria como M. bovis .

 

DIAGNÓSTICO ANATÓMICO

INFECCIÓN DISEMINADA POR MYCOBACTERIUM BOVIS .

 

Traducción de

“A 68-Year-Old Man with Delirium and Renal Insufficiency”

David B. Hellmann, M.D., Jo-Anne O. Shepard, M.D., Pamela W. Schaefer, M.D., Jacob H. Johnson, M.D., and Rory K. Crotty, M.B., B.Ch.

 

 https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc1913474



References

1. Gornik HL, Creager MA. Aortitis. Circulation

2008; 117: 3039-51.

2. Pérez-Jacoiste Asín MA, Fernández-

Ruiz M, López-Medrano F, et al. Bacillus

Calmette-Guérin (BCG) infection following

intravesical BCG administration as adjunctive

therapy for bladder cancer: incidence,

risk factors, and outcome in a

single-institution series and review of the

literature. Medicine (Baltimore) 2014; 93:

236-54.

3. Parent M-E, Richer M, Liang P. The

first case of bacillus Calmette-Guérininduced

small-vessel central nervous system

vasculitis. Clin Rheumatol 2018; 37:

2297-302.

4. Liu Y, Lu J, Huang Y, Ma L. Clinical

spectrum of complications induced by

intravesical immunotherapy of bacillus

Calmette-Guérin for bladder cancer. J Oncol

2019; 2019: 6230409.

5. Smith I. Mycobacterium tuberculosis

pathogenesis and molecular determinants

of virulence. Clin Microbiol Rev 2003; 16:

463-96.

6. Thwaites GE, Nguyen DB, Nguyen HD,

et al. Dexamethasone for the treatment of

tuberculous meningitis in adolescents

and adults. N Engl J Med 2004; 351: 1741-

51.

7. Lee CJ, Davila D, Dua A, et al. Disseminated

mycotic aneurysms following

intravesical bacillus Calmette-Guérin

therapy for bladder cancer: case discussion

and systematic treatment algorithm.

Ann Vasc Surg 2017; 39: 284.e5-

284.e10.

MUJER DE 58 AÑOS CON PÉRDIDA DE VISIÓN, CEFALEA Y ÚLCERAS ORALES.

$
0
0

Una mujer de 58 años fue ingresada en este hospital por pérdida de la visión en el ojo derecho, pérdida aguda progresiva de la visión en el ojo izquierdo, dolores de cabeza, y rash cutáneo.

Cuatro años antes de la admisión, un rash maculopapular marrón, no doloroso, no pruriginoso apareció en el tronco. Aproximadamente 4 semanas después, la erupción se había resuelto; sin embargo, habían aparecido pápulas eritematosas, dolorosas y descamativas en las manos y en los espacios interdigitales entre los dedos, y úlceras aftosas orales y nasales. Durante las siguientes semanas, las lesiones de la mano y las úlceras nasales  nariz se resolvieron espontáneamente. Las úlceras orales aumentaban y disminuían de tamaño  de forma intermitente.

Tres años y medio antes de la admisión actual, se identificaron pinguéculas temporales bilaterales   en el examen oftalmológico de rutina. Aproximadamente 18 meses después, desarrolló dolor y enrojecimiento en ambos ojos; la paciente recibió un diagnóstico de úlceras conjuntivales bilaterales y fueron prescriptos colirios de prednisolona. Cuatro semanas después, regresó a  oftalmología refiriendo dolores de cabeza en el lado derecho y 3 días de visión borrosa bilateral, fotofobia que la obligó a usar lentes de sol dentro de su casa, y enrojecimiento y dolor en el ojo derecho. Ella calificó el dolor ocular como 8 en una escala de 0 a 10, donde 10 indica el dolor más severo. Le recetaron gotas para los ojos de bromfenaco y la derivaron a un oftalmólogo especialista  en uveítis. El examen por el especialista en uveítis arrojó un diagnóstico de  escleritis en el ojo derecho y úlceras orales; se reanudaron las gotas para los ojos de prednisolona y se prescribió piroxicam oral.

Durante las siguientes 4 semanas, la visión borrosa y la fotofobia disminuyeron.

Cinco semanas después (21 meses antes del ingreso), se evaluó a la paciente en  reumatología de este hospital por agravamiento de úlceras bucales y  visión borrosa recurrente en el ojo izquierdo que había desarrollado a medida que se disminuía la dosis de glucocorticoides.

El examen fue notable por úlceras aftosas en la lengua y varia erosiones nasales. Niveles sanguíneos de electrolitos, nitrógeno ureico, creatinina, calcio, proteínas totales, albúmina, y globulina y los resultados de las pruebas de función hepática fueron normales. Pruebas de anticuerpos antinucleares, factor reumatoide, ANCA  y anti-péptido cíclico citrulinado fueron negativos; otros resultados de las pruebas de laboratorio se muestra en la Tabla 1.

 

 




Tabla 1.

 

Un mes después, la paciente regresó a la consulta de oftalmología para seguimiento. Ella refirió dolor en el ojo izquierdo (calificado como 7 de de 10), visión borrosa recurrente y fotofobia. El examen reveló nueva escleritis en el ojo izquierdo.

Durante los siguientes 6 meses, la paciente no  pudo eliminar completamente la terapia con glucocorticoide debido a asma crónica y empeoramiento de las ulceraciones orales que se producían con las reducciones de la medicación. Azatioprina,  adalimumab, y  glucocorticoides intravítreos fueron administrados  para la escleritis y las úlceras orales. Dado que un estudio para HLA-B51 fue positivo, se estableció un diagnóstico de  enfermedad de Behçet atípica.

Durante los siguientes  2 meses (13 a 12 meses antes del ingreso actual), se administraron dos dosis de rituximab para el dolor ocular persistente, visión borrosa, y fotofobia.

Durante los siguientes  10 meses (12 a 2 meses antes del ingreso), la paciente tuvo visitas de seguimiento mensual por dolor persistente en ambos ojos y enrojecimiento de los ojos  que empeoraba o mejoraba,  visión borrosa y fotofobia. Los tratamientos que se administraron incluida  terapia de pulso con glucocorticoides en dosis altas, dos dosis adicionales de rituximab con ciclofosfamida y ciclosporina, que causó un empeoramiento de las erupciones en las piernas y ulceraciones. Mientras el paciente estaba recibiendo rituximab, se obtuvo una muestra de sangre para estudios de citometría de flujo. Había 46 células T CD4 + CD3 +  por milímetro cúbico (rango de referencia, 419 a 1590) y 97 células T CD8 + CD3 + por milímetro cúbico (rango de referencia, 190 a 1140).  El porcentaje de linfocitos totales fue del 3%, y no se detectaron células B.

Dos meses antes del ingreso,  un examen oftalmológico  reveló nueva iridociclitis bilateral; los hallazgos fueron más prominentes en el ojo izquierdo que en el derecho.  Se administraron gotas de loteprednol y tocilizumab, para los ojos y la iridociclitis se resolvió.

Cuatro semanas después, la paciente notó una disminución de visión en su ojo derecho. El examen oftalmológico del ojo derecho reveló nueva panuveítis, con un grado celular de 2+ en la cámara anterior, un grado celular de 0.5+ en el vítreo anterior, y neblina vítrea, así como retinitis. Los resultados de la angiografía con fluoresceína fue normal. Se continuó con gotas de l y tocilizumab  para los ojos.

Dos semanas después, un examen oftalmológico del ojo derecho reveló un grado celular de 3+ en cámara anterior, un grado celular de 1+ en el vítreo anterior, un grado de neblina de 1+ en el vítreo, y nueva coriorretinitis; se comenzó con prednisona en dosis altas. Una semana después, aunque la iritis y la escleritis estaban disminuyendo en ambos ojos, había nueva retinitis en la cara inferior del ojo derecho (Fig. 1). Se colocó un implante de  dexametasona intravítrea  y se administró infliximab.

 


Figura 1. Fotografía del fondo de ojo.

Una fotografía de campo amplio obtenida en el examen funduscópico del ojo derecho muestra neblina central debido a vitreitis, atrofia de retina inferonasal y nasal retinitis punteada superficial (flecha).

 

Se muestran los resultados de las pruebas de laboratorio en la Tabla 1.

Tres días después (6 días antes de la admisión), la paciente tenía visión disminuida en el ojo izquierdo y empeoramiento de los dolores de cabeza, que se produjeron en una distribución bifrontal. Estos síntomas estaban  asociados con lagrimeo, dolor nasal y náuseas. Además, comenzó una erupción dolorosa y descamativa en la parte inferior de las piernas que se extendía proximalmente,  acompañado de una peladura ( peeling),  doloroso de sus manos. Los dolores de cabeza y los dolores en  manos y piernas no respondieron al ibuprofeno y paracetamol. Dos días antes de la admisión, la paciente tenía visión disminuida en ambos ojos con fotofobia asociada y dolor ocular punzante. Fue admitida en el servicio médico de este hospital.

La paciente tenía una historia de asma de 20 años que la había llevado a múltiples hospitalizaciones, así como a tratamiento con cursos prolongados de glucocorticoides, que se complicaron con osteoporosis e hiperglucemia. Ella había tenido espontáneo neumotórax a los 20 años, enfermedad por reflujo gastroesofágico, cambios fibroquísticos y fibroadenoma de mama e hipertensión. Su historia ocular también incluía disfunción de la glándula de Meibomio y deficiencia acuosa de las lágrimas, y se había sometido a queratomileusis in situ asistida por láser bilateral (LASIK) 12 años antes. Una revisión de sistemas fue notable por dolores de cabeza crónicos, dolor en las rodillas y los codos, epistaxis leve y  fenómeno de Raynaud. Ella no tenía fiebre, escalofríos anorexia, pérdida de peso, confusión, convulsiones, vértigo, tinnitus, pérdida de audición, caída del cabello, destellos oculares o floaters, claudicación de la mandíbula, secreción nasal, dolor en senos paranasales, rigidez matutina, patergia, historia de úlceras genitales, cambios en la piel o el cabello, o síntomas gastrointestinales o genitourinarios.

Los medicamentos eran prednisona, atovacuona, pantoprazol, teofilina y valganciclovir, así como un inhalador y nebulizador de albuterol, suspensión de lidocaína-difenhidramina, ibuprofeno, y tramadol según sea necesario. Gotas para los ojos incluidas brimonidina-timolol, latanoprost y prednisolona.

Las sulfamidas habían causado anafilaxia, ciclosporina había causado ulceraciones en la piel, azatioprina había causado hepatotoxicidad, y el látex había causado broncoespasmo.

La  paciente enseñaba en una institución académica en Nueva Inglaterra. Ella solo había fumado cigarrillos poco tiempo , cuando era adolescente; ella bebía vino una vez a la semana y no consumía drogas ilícitas. Estaba divorciada y vivía con su novio, con quien ella era monógama. Tenía un perro y recientemente había viajado a Nevada, donde fue atrapada en una tormenta de polvo; ella había viajado a Shanghai en el pasado. La familia de la paciente era de ascendencia italiana; su padre tenía  enfermedad de Crohn, su madre tenía glaucoma y cáncer de mama, una hermana tenía tiroiditis de Hashimoto, y la otra hermana había tenido cáncer endometrial.

La  paciente parecía sentirse inquieta. En el examen, la temperatura era de 36,4 ° C, la frecuencia cardíaca 98 latidos por minuto, la TA 157/99 mm Hg, la frecuencia respiratoria 20 por minuto y la saturación de oxígeno 97% mientras respiraba aire ambiente. El peso era de 54,5 kg, la altura de 160 cm y EL índice de masa corporal  21.3. Las escleróticas estaban eritematosas y la pupila derecha no reaccionaba a la luz. El examen neurológico fue notable por dos latidos de clonus en la  dorsiflexión de los tobillos. Había múltiples úlceras aftosas en la mucosa bucal y las superficies internas  de los labios, así como úlceras lineales en los bordes de la lengua. Había un rash eritematoso en las palmas (Fig.2A), con áreas de descamación  de fisuras curadas en los espacios interdigitales y pápulas eritematosas sensibles en ambos brazos. Había un rash eritematoso, maculopapular en las piernas (Fig.2B), con varias lesiones escamosas y con costras y áreas de atrofia epidérmica. Había linfadenopatía inguinal bilateral. No había eritema dolor o hinchazón articular. El resto del examen fue normal.

 

 



Figura 2. Fotografías clínicas.

Fotografías clínicas obtenidas en el examen físico muestran un rash eritematoso en las palmas, con descamación y áreas de curación de fisuras en los espacios interdigitales (Panel A), así como un rash eritematoso maculopapular en las piernas, con varias lesiones escamosas, con costras y áreas de atrofia epidérmica  (Panel B).

 

Niveles sanguíneos de electrolitos, nitrógeno ureico, creatinina, calcio, proteínas totales, albúmina y globulina y los resultados de las pruebas de función hepática fueron normales; se muestran otros resultados de pruebas de laboratorio en la Tabla 1.

Se obtuvieron estudios de imagen.

Tomografía computarizada (TC) de la cabeza, realizado sin la administración de material de contraste intravenoso, no reveló evidencia de hemorragia intracraneal, masa o infarto territorial agudo; había posible  hipoatenuación irregular en el mesencéfalo. Las imágenes de resonancia magnética (MRI) de la cabeza, que incluyeron venografía y arteriografía, no reveló ninguna anomalía intracraneal o intraocular, ni realce  anormal, no trombosis de la duramadre senos venosos o venas cerebrales profundas, y sin estenosis hemodinámicamente significativa, oclusión,  o aneurisma. Había una leve dilatación de las venas oftálmicas superiores que era mayor en el lado derecho que en el lado izquierdo. No había evidencia definida de realce anormal de la pared de los  vasos que  intracraneales proximales mayores. La resonancia magnética de la cabeza tampoco mostró  realces anormales en las órbitas.

Se administraron  hidromorfona, gabapentina y ketorolaco para el dolor. La paciente fue trasladado urgentemente a oftalmología de este hospital para evaluación, que reveló presiones intraoculares normales, agudeza visual de 20/25 en el ojo izquierdo, sólo percepción de luz en el ojo derecho, y un defecto pupilar aferente en el ojo derecho. El examen con lámpara de hendidura del ojo derecho reveló adelgazamiento escleral bilateral y esclerosis nuclear, un grado celular de 2+ en la cámara anterior, y un grado celular de 3+ y un grado de turbidez de 2+ en el vítreo. El examen funduscópico reveló lesiones redondas, circunferenciales, retinianas amarillas que eran consistentes con infección. Foscarnet y ganciclovir intravítreos fueron administrados, y se inició terapia con valaciclovir oral. Se continuó con gotas de rednisolona, ​​latanoprost, y colirios de brimonidina-timolol.

Una dosis de metilprednisona intravenosa fue administrada y luego se cambió a  prednisona oral (60 mg/día). Sobre el segundo día se realizó una punción lumbar; la presión de apertura fue de 22 cm de agua, y el líquido cefalorraquídeo (LCR) era incoloro, con un nivel de glucosa de 60 mg por decilitro (rango de referencia, 50 a 75 mg por decilitro) y un nivel total de proteína de 160 mg por decilitro (referenciarango, 5 a 55). Había 64 células nucleadas por milímetro cúbico (rango de referencia, 0 a 5), ​​de los cuales el 63% eran neutrófilos, el 16% linfocitos, y 21% de monocitos. Se llevó a cabo una biopsia con sacabocados de la erupción en la pierna izquierda y se comenzó un tratamiento con clobetasol crema  y pomada de tacrolimus.

En el segundo y tercer día, la paciente la temperatura alcanzó 37,3 ° C. Los análisis de sangre fueron negativos para anticuerpos contra el toxoplasma y para citomegalovirus (CMV) ADN y varicela-zóster ADN del virus (VZV). Las pruebas de LCR fueron negativas para antígeno criptocócico y para el ADN del herpes virus humano tipo 6, para el ADN virus del herpes simple (HSV) tipos 1 y 2, ADN de CMV y ADN de VZV. En líquido vítreo las pruebas fueron negativas para toxoplasma y para ADN de VHS, ADN de CMV y ADN de VZV.

Al quinto día, se repitió la aspiración vítrea, se se realizó con inyección intravítrea de foscarnet.

Al sexto día, se recibió un resultado de las pruebas diagnósticas realizadas.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

PONENTE

El diagnóstico diferencial de la enfermedad de esta mujer de 58 años podría abordarse desde muchas perspectivas. Dado que mi propia experiencia está en la relación entre inflamación ocular ocular y enfermedad sistémica, tengo elegido para abordar mi discusión desde este contexto.

 

ENFERMEDAD DE BEHÇET

¿Esta paciente tiene enfermedad de Behçet? Aunque este fue el diagnóstico de trabajo inicial, varias  características de la presentación clínica de esta paciente no son compatibles con la enfermedad de Behçet. Primero, ella no tuvo úlceras genitales. En segundo lugar, los pacientes con enfermedad de Behçet tiene una inflamación muy episódica, mientras que esta paciente tuvo un curso progresivo más lento; tenía escleritis, lo cual sería poco común, y se esperaría que la enfermedad respondiera bien a la prednisona y agentes biológicos como infliximab.1 En tercer lugar, la presencia de una erupción palmar no encaja con un diagnóstico de enfermedad de Behçet. Cuarto, la vasculitis retiniana, que es característica de la enfermedad de Behçet, estaba ausente en esta paciente incluso cuando había coriorretinitis. Finalmente, aunque la prueba de HLA-B51 fue positiva, esta prueba tiene una utilidad clínica mínima en pacientes en  Norteamérica.2

 

ESCLERITIS

La primera enfermedad ocular clínicamente significativa que ha ocurrido en esta paciente fue una escleritis, que es una condición rara. La esclerótica es la túnica blanca que rodea el ojo; raramente se biopsia  la esclerótica debido a la potencial  perforación del globo ocular. La escleritis puede ser una manifestación localizada de una vasculitis sistémica (Tabla 2) .3,4 Aunque la granulomatosis eosinofílica con poliangitis no suele causar escleritis, debe ser considerada en esta paciente, especialmente porque ella tenía antecedentes de asma. Sin embargo, la presencia de un rash, la ausencia de eosinofilia, la falta de de respuesta a la inmunosupresión, y la eventual retinitis y enfermedad del sistema nervioso central (SNC) argumentan en contra de este diagnóstico.

 

 



Tabla 2.

La escleritis a menudo se divide en tipos. La escleritis posterior es el tipo menos común y el más difícil de diagnosticar porque la esclerótica posterior puede inflamarse sin producir enrojecimiento. La escleritis posterior es una posible causa de los cambios retinianos que se observaron en el examen en esta paciente. La forma habitual de evaluar si hay escleritis posterior es  una ecografía del ojo. Aunque los resultados de una ecografía ocular no se han proporcionado, la escleritis posterior no explicaría algunos de las principales características de la enfermedad de esta paciente, tales como pleocitosis en LCR y erupción palmar.

 

UVEÍTIS

La úvea consta del iris, el cuerpo ciliar y la coroides. La uveítis se diagnostica cuando hay inflamación. de la úvea, como coriorretinitis, o cuando hay leucocitos en la cámara anterior del ojo o en el humor vítreo. La uveítis se clasifica según la porción inflamada de la úvea; los tipos incluyen uveítis anterior, intermedia y  posterior, así como panuveítis. Sobre la base de las conclusiones del examen, esta paciente tenía panuveítis. La causa de la uveítis está asociada con la ubicación de la inflamación en el tracto uveal. La escleritis ocasionalmente causa uveítis, pero sería inusual que ocurra escleritis y uveítis en diferentes momentos, como en este paciente. Enfermedades que tienden a causar escleritis y uveítis son enumerados en la Tabla 2. La única de estas enfermedades que normalmente causaría retinitis es la enfermedad de Behçet, que es un diagnóstico poco probable en este caso, como se discutió anteriormente.

Las causas de la uveítis se pueden dividir en amplias categorías, incluida la infecciones, las enfermedades inmunomediadas, reacciones  a la medicación, trauma y síndromes enmascarados o disfrazados de uveítis, como el cáncer (generalmente un linfoma de células B) (Tabla 2). Nada en la historia de este paciente sugiere exposición medicamentos que puedan causar uveítis, como bifosfonato intravenoso5 o un inhibidor del puesto de control inmunológico, 6 y no hay antecedentes de trauma.

El linfoma de células B debe considerarse en esta paciente porque puede causar retinitis, uveítis bilateral, y pleocitosis del LCR.7 Puede progresar lentamente, durante un período de años, y no sería adecuadamente tratado con inmunosupresión. Es usual que ocurra  asociaciado a enfermedad en el cerebro. Sin embargo, los estudios de imágenes no mostraron hallazgos sugestivos de linfoma y además los linfomas por lo general, no causan rash ni escleritis.

 

UVEOMENINGITIS

En un expediente de caso publicado en 2002, hubo una discusión académica sobre la uveomeningitis8. Las potenciales causas de uveítis combinada con enfermedad del SNC3 incluyen sífilis, linfoma primario del SNC, Síndrome de Vogt-Koyanagi-Harada y  esclerosis múltiples. El síndrome de Vogt-Koyanagi-Harada causa uveomeningitis pero no se asocia con erupción palmar; también causa características elevaciones serosas de la retina pero no escleritis. La esclerosis  múltiple no explicaría la erupción ni la escleritis, y los pacientes con esclerosis múltiple típicamente tienen menos leucocitos en el LCR que esta paciente. El linfoma primario del SNC se ha descartado, pero la sífilis sigue siendo una posibilidad.

 

ERUPCIÓN PALMAR Y ENFERMEDAD OCULAR

Otro enfoque del diagnóstico diferencial de la enfermedad de este paciente sería relacionar la erupción palmar con la enfermedad del ojo. La mayoría de las erupciones respetan  las palmas. Causas de erupciones que involucran las palmas incluyen sífilis, psoriasis, artritis reactiva, la enfermedad de Kawasaki y la fiebre Manchada de las Montañas Rocosas. Cada una de estas entidades también causan uveítis, pero solo la sífilis puede causar coriorretinitis. Tanto la sarcoidosis como la tuberculosis pueden causar coriorretinitis, enfermedad neurológica y erupción pero son causas raras de escleritis; sarcoidosis generalmente responde a la prednisona. Ni sarcoidosisni la tuberculosis causaría el tipo de erupción que ocurrió en esta paciente.

 

SÍFILIS

La sífilis no suele causar escleritis, pero sí ciertamente puede. En un estudio reciente con pacientes con sífilis ocular, dos pacientes tenían escleritis aislada.9 La erupción del tronco que se desarrolló en esta paciente 4 años antes del ingreso y resuelto sin tratamiento es clásico para sífilis.10 Las aftas son manifestaciones bien descritas de sífilis.10 La erupción palmar es una localización clásica de sífilis y las anomalías del LCR se encuentran en la mayoría de los pacientes con sífilis ocular.11 La sífilis puede producir varias formas de uveítis; la coriorretinitis es relativamente común.12-15 La retina punctata, manchas periférica que se desarrollaron son especialmente características de la sífilis.13,14

 

VIRUS DE INMUNODEFICIENCIA HUMANA

Esta paciente tenía inmunodepresión profunda y podría haber tenido infección avanzada por  el virus tipo 1 (VIH-1). Por lo tanto, ella podría haber tenido otra infección que involucrara el ojo, como la infección por CMV, 16 otra infección por herpesvirus o toxoplasmosis. La ausencia de ADN de CMV y VZV en sangre y del ADN del VHS en el LCR argumenta contra estas infecciones específicas pero no los descarta por completo.17 Los resultados de la aspiración vítrea descarta eficazmente CMV, VZV e infección por HSV. Una retinitis viral activa generalmente tiene un aspecto suave o esponjoso, mientras que la retina de este paciente parecía seca y granulosa. Yo creo que una  infección por VIH es más probable que el efecto de un medicamento como causa de linfopenia , dado que no creo que un medicamento revierta la proporción normal  de células T CD4 a CD8.

Me pregunto si este caso tuvo un sesgo implícito.18 El hecho de que la paciente fuera una mujer profesional de la enseñanza de unos 50 años podría haber disuadido a sus médicos de realizar pruebas de sífilis y VIH. Además, la presentación con escleritis generalmente no conduce a un screening de enfermedad de transmisión sexual.  Pareciera que cuando la  enfermedad pasó de escleritis a uveítis, los médicos pasaron por alto la necesidad de evaluar para  sífilis, que en mi opinión debería ser realizado en cualquier paciente que tenga una uveítis  llamada idiopática.19

Por lo tanto, creo que esta paciente tenía manifestaciones s oculares, de SNC, y cutáneas de sífilis. El diagnóstico se puede hacer por medio de una PCR de la piel, tinción para treponemas en una muestra de biopsia de piel, o pruebas de anticuerpos treponémicos en suero o LCR. En esta etapa de la sífilis, una VDRL o un test  rápido de reagina plasmática (RPR) sería útil pero no tan confiable como un test de absorción de anticuerpos fluorescentes  treponémicos, 20 que es consistente con neurosífilis. La paciente también debe ser examinada para detectar la infección por VIH.

 

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

SÍFILIS QUE AFECTA A LOS OJOS Y AL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL, POSIBLEMENTE EN EL CONTEXTO DE INFECCIÓN AVANZADA  POR VIRUS DE INMUNODEFICIENCIA TIPO 1.

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

El examen de cortes histológicos de la muestra de biopsia de piel reveló paraqueratosis confluente que contenía neutrófilos. La epidermis era levemente acantósica y había un infiltrado intersticial de linfocitos, histiocitos, y células plasmáticas ocasionales en la dermis (Figura 3A). Una tinción para Treponema pallidum reveló muchas espiroquetas en la basal de la epidermis y en el epitelio anexial (Fig. 3B). Un ensayo de PCR fue positivo para T. pallidum y negativo para otros virus (CMV, HSV y VZV), hongos, toxoplasma y bacterias. Una  prueba de detección de sífilis fue positiva para anticuerpos treponémicos, y una prueba RPR posterior fue reactiva con un título de 1: 2. Pruebas de anticuerpos contra el VIH-1 y el VIH-2 y el antígeno p24 fueron negativos. Estos hallazgos, junto con las características histológicas, son diagnósticos de sífilis.

 

 



Figura 3. Muestra de biopsia de piel.

Una tinción de hematoxilina y eosina de una biopsia de piel muestra una epidermis acantóSica (Panel A); bajo la la epidermis HAY un infiltrado intersticial de linfocitos, histiocitos y células plasmáticas ocasionales en la dermis (recuadro). La inmunotinción para Treponema pallidum muestra espiroquetas en el epitelio anexial (Panel B).

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

Este paciente comenzó un tratamiento de 14 días de penicilina intravenosa, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades directrices para el tratamiento de la sífilis que involucran los ojos y el SNC.21 Su tratamiento de inmunosupresión se redujo. Hacia  el final del  curso de penicilina, su erupción se había resuelto y su nivel de energía era mucho más alto; sin embargo, ella tenía un empeoramiento de los dolores de cabeza que coincidían con el  destete de la prednisona. Su visión era solo marginalmente mejor, y el título de RPR fue 1:16.

Debido a las preocupaciones sobre la infección en curso en el contexto de inmunosupresión extrema, la  paciente fue tratado con 14 días adicionales de penicilina intravenosa. La penicilina se redujo la dosis, dada la posibilidad de que una dosis alta contribuyera a sus dolores de cabeza.

Al final del tratamiento, continuó con dolores de cabeza y mala visión (percepción de la luz sólo) en el ojo derecho, pero la retinitis tenía  se había reducido sustancialmente y el título de RPR había disminuido a 1: 8.

El novio de la paciente de los últimos 7 años se sometió a pruebas de sífilis; la prueba fue positiva, con un título RPR de 1: 128. Tanto él como la paciente informaron no tener otras parejas sexuales.  La fuente y momento de la infección de la paciente permaneció incierto. Su título bajo de RPR en el momento del diagnóstico se atribuyó a una profunda inmunosupresión, incluido el tratamiento con rituximab 3 a 4 meses antes de la prueba de sífilis, aunque hay información limitada en la literatura sobre el efecto de los diversos inmunosupresores esta paciente había recibido por encima de la capacidad para montar un título RPR.12

Después de la hospitalización de esta paciente y tratamiento con agentes antibióticos para la sífilis ocular, regresó a la clínica de uveítis. La erupción y la retinitis se habían resuelto, pero la escleritis y la iritis permaneció activa, al igual que las úlceras bucales. Fue tratada con glucocorticoides tópicos, y nuevamente recibió infliximab, dadas las preocupaciones sobre la enfermedad de Behçet subyacente.

Seis semanas después, se desarrolló un desprendimiento de retina en el ojo derecho y la paciente fue intervenida. Cuatro meses después, su retina se desprendió nuevamente, y tuvo una segunda cirugía. Su dosis de infliximab se aumentó  y la escleritis se convirtió en inactiva.

Un año después de la admisión, la visión de la paciente se reducía  a contar los dedos periféricamente en el ojo derecho y 20/20 en el ojo izquierdo, con presiones intraoculares normales. Su escleritis está inactiva, y tiene iritis crónica leve en el ojo derecho. Su retina tiene cicatrices pero permanece adherida bajo aceite de silicona. Ella está recibiendo en curso tratamiento con glucocorticoides tópicos, prednisonaoral y una infusión de infliximab.

El análisis de LCR más reciente fue notable por un nivel de proteínas totales de 83 mg por decilitro (en comparación con 160 mg por decilitro en el momento del diagnóstico) y un recuento de células nucleadas de 3 por milímetro cúbico (en comparación con 64 por milímetro cúbico en el momento del diagnóstico), hallazgos que sugieren que el paciente tuvo una respuesta adecuada a la terapia antimicrobiana.

 

DIAGNOSTICO FINAL

SÍFILIS OCULAR.

 

 

Traducción de:

A 58-Year-Old Woman with Vision Loss, Headaches, and Oral Ulcers

James T. Rosenbaum, M.D., Lana M. Rifkin, M.D., Karen A. Buch, M.D., Miriam B. Barshak, M.D., and Mai P. Hoang, M.D.

NEJM

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc1810395?query=TOC

 

 

Referencias

1. Okada AA, Goto H, Ohno S, Mochizuki

M. Multicenter study of infliximab

for refractory uveoretinitis in Behçet disease.

Arch Ophthalmol 2012; 130: 592-8.

2. de Menthon M, Lavalley MP, Maldini

C, Guillevin L, Mahr A. HLA-B51/B5 and

the risk of Behçet’s disease: a systematic

review and meta-analysis of case-control

genetic association studies. Arthritis

Rheum 2009; 61: 1287-96.

3. Smith JR, Rosenbaum JT. Neurological

concomitants of uveitis. Br J Ophthalmol

2004; 88: 1498-9.

4. Smith JR, Mackensen F, Rosenbaum

JT. Therapy insight: scleritis and its relationship

to systemic autoimmune disease.

Nat Clin Pract Rheumatol 2007; 3: 219-26.

5. Patel DV, Horne A, House M, Reid IR,

McGhee CN. The incidence of acute anterior

uveitis after intravenous zoledronate.

Ophthalmology 2013; 120: 773-6.

6. Conrady CD, Larochelle M, Pecen P,

Palestine A, Shakoor A, Singh A. Checkpoint

inhibitor-induced uveitis: a case series.

Graefes Arch Clin Exp Ophthalmol

2018; 256: 187-91.

7. Touitou V, LeHoang P, Bodaghi B. Primary

CNS lymphoma. Curr Opin Ophthalmol

2015; 26: 526-33.

8. Case Records of the Massachusetts

General Hospital (Case 33-2002). N Engl J

Med 2002; 347: 1350-7.

9. Furtado JM, Arantes TE, Nascimento

H, et al. Clinical manifestations and ophthalmic

outcomes of ocular syphilis at a

time of re-emergence of the systemic infection.

Sci Rep 2018; 8: 12071.

10. Hook EW. Syphilis. Lancet 2017; 389:

1550-7.

11. Tran TH, Cassoux N, Bodaghi B,

Fardeau C, Caumes E, Lehoang P. Syphilitic

uveitis in patients infected with

human

immunodeficiency virus. Graefes

Arch Clin Exp Ophthalmol 2005; 243:

863-9.

12. Amaratunge BC, Camuglia JE, Hall

AJ. Syphilitic uveitis: a review of clinical

manifestations and treatment outcomes

of syphilitic uveitis in human immunodeficiency

virus-positive and negative

patients. Clin Exp Ophthalmol 2010; 38:

68-74.

13. Davis JL. Ocular syphilis. Curr Opin

Ophthalmol 2014; 25: 513-8.

14. Gass JD, Braunstein RA, Chenoweth

RG. Acute syphilitic posterior placoid

chorioretinitis. Ophthalmology 1990; 97:

1288-97.

15. Wickremasinghe S, Ling C, Stawell R,

Yeoh J, Hall A, Zamir E. Syphilitic punctate

inner retinitis in immunocompetent

gay men. Ophthalmology 2009; 116: 1195-

200.

16. Westeneng AC, Rothova A, de Boer

JH, de Groot-Mijnes JD. Infectious uveitis

in immunocompromised patients and the

diagnostic value of polymerase chain reaction

and Goldmann-Witmer coefficient

in aqueous analysis. Am J Ophthalmol

2007; 144: 781-5.

17. Jabs DA, Forman M, Enger C, Jackson

JB. Comparison of cytomegalovirus loads

VARÓN DE 65 AÑOS CON DOLOR OCULAR Y DISMINUCIÓN DE LA VISIÓN

$
0
0

Presentación de caso

Un hombre de 65 años ingresó en este hospital debido a dolor ocular bilateral y disminución de la visión.

 

El paciente había estado en su estado de salud habitual hasta 8 días antes de este ingreso, cuando apareció un dolor constante en el ojo izquierdo y el lado izquierdo de la cabeza. Durante los días siguientes, la visión en el ojo izquierdo se volvió borrosa gradualmente. Tres días antes de esta admisión, apareció enrojecimiento en el ojo derecho. El paciente utilizó gotas oftálmicas de tetrahidrozolina, pero los síntomas no remitieron. Un día antes de esta admisión, desarrolló un dolor en el ojo derecho similar al dolor en el ojo izquierdo. El paciente solicitó la evaluación de su médico de atención primaria, quien le recomendó que se presentara al departamento de emergencias de este hospital para una evaluación adicional.

 

A su llegada, el paciente calificó el dolor ocular y el dolor de cabeza en 2 en una escala de 0 a 10 (donde 10 indica el dolor más severo). El dolor no empeoraba con el movimiento de los ojos ni se acompañaba de luces intermitentes, floaters o secreciones. El paciente no refirió trauma pero notó una pérdida de peso de 4,5 kg en las últimas 2 semanas, así como dolor al masticar alimentos. No tenía sensibilidad en el cuero cabelludo, fiebre, escalofríos, náuseas, vómitos, entumecimiento, debilidad o dificultad para hablar.

 

El paciente tenía antecedentes de macroglobulinemia de Waldenström, que había sido diagnosticada 2 años antes de este ingreso y tratada con plasmaféresis, dexametasona y cuatro ciclos de bortezomib (con suspensión de bortezomib a los 4 meses por neuropatía periférica), así como seis ciclos de bendamustina. Durante los 9 meses que siguieron a la finalización del tratamiento con bendamustina, hubo una vigilancia activa del nivel de IgM en sangre. Un mes antes de esta admisión, el nivel de IgM era de 1001 mg por decilitro (rango de referencia, 53 a 334) y la biopsia de médula ósea reveló enfermedad persistente. Una semana antes de este ingreso, el paciente tomó su primera dosis de ibrutinib, que le habían recetado 3 meses antes.

 

Otros antecedentes médicos incluyeron tuberculosis latente, depresión, ansiedad, prediabetes, deficiencia de folato y alergias estacionales. Los medicamentos incluían ibrutinib, isoniazida, piridoxina, sertralina, citalopram, hidroxicina, cetirizina, aerosol nasal de fluticasona y un multivitamínico. Rituximab había provocado anafilaxia. El paciente no fumaba tabaco, no consumía drogas ilícitas ni bebía alcohol. Era originario de Centroamérica y había emigrado a Estados Unidos 50 años antes; Un mes antes, se había mudado de la costa oeste a un área urbana de Nueva Inglaterra. Vivía en un departamento con su sobrina y primos y trabajaba en la construcción. Se desconoce su historia familiar.

 

En el examen, la temperatura era de 36,3 ° C, la presión arterial de 104/69 mm Hg, el pulso de 60 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria de 18 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 97% mientras el paciente respiraba aire ambiente. La agudeza visual fue 20/20 en el ojo derecho y 20/100 en el ojo izquierdo con corrección. En la prueba de confrontación, los campos visuales del ojo izquierdo eran deficientes en los aspectos temporal inferior y nasal. En la prueba de color de Ishihara, todas las placas se identificaron con el ojo derecho, pero solo la placa de control se identificó con el ojo izquierdo. Las pupilas eran simétricas y reactivas a la luz; había un defecto pupilar aferente en el ojo izquierdo. No había proptosis. Había hemorragia subconjuntival en el ojo derecho; pterigión estaban presentes en ambos ojos. En el examen funduscópico, el disco óptico del ojo izquierdo estaba edematoso.

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

El nivel de hemoglobina en sangre fue de 12.5 g por decilitro (rango de referencia, 13.5 a 17.5), el hematocrito 39.8% (rango de referencia, 41.0 a 53.0), el recuento de glóbulos blancos 8090 por microlitro (rango de referencia, 4500 a 11,000) y el recuento de plaquetas 131.000 por microlitro (rango de referencia, 150.000 a 400.000). El nivel de IgM fue de 540 mg por decilitro; el nivel del componente IgM kappa M en la región gamma fue de 0,36 g por decilitro. Los niveles de electrolitos en sangre eran normales, al igual que los resultados de las pruebas de función renal y hepática. Las pruebas para enfermedad de Lyme, sífilis, toxoplasmosis y bartonelosis fueron negativas. Las pruebas para el antígeno p24 del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) tipo 1 y los anticuerpos contra el VIH tipos 1 y 2 fueron negativas. Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

 

 

 

ESTUDIOS DE IMAGEN.

La tomografía computarizada (TC) de cabeza, realizada con y sin la administración de contraste intravenoso, reveló un leve engrosamiento y realce perineural a lo largo de toda la longitud del nervio óptico izquierdo ( Figura 1A y 1B ). Había una deformidad de la lámina papirácea izquierda con desviación medial del músculo recto interno y superior, así como cambios postoperatorios en los senos. La resonancia magnética (RM) de la cabeza y las órbitas, realizada con y sin la administración de contraste, estaba limitada por artefactos, pero reveló una mayor intensidad de la señal y un posible realce focal dentro del segmento retrobulbar del nervio óptico izquierdo ( Figura 1C y 1D ) .

 

 



Figura 1. Estudios de imagen.

Las imágenes coronales y axiales de la TC de la cabeza con contraste (paneles A y B, respectivamente) muestran engrosamiento y realce del nervio óptico izquierdo (paneles A y B, flechas) y edema del disco óptico izquierdo (panel B). Las imágenes de resonancia magnética coronales con contraste de la cabeza (paneles C y D) muestran realce del nervio óptico izquierdo (Panel C, flecha) y realce perineural (Panel D, flecha).

 

El paciente fue admitido en este hospital y se hizo un diagnóstico.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Este paciente es un hombre de 65 años que se presenta con pérdida de visión subaguda, progresiva y dolorosa en el ojo izquierdo y dolor en el ojo derecho. Otras características clave de su historia incluyen macroglobulinemia de Waldenström resistente al tratamiento, uso reciente de quimioterapia inmunosupresora y tuberculosis latente tratada con isoniazida. El primer paso para desarrollar un diagnóstico diferencial es localizar la fuente anatómica de la pérdida de visión del paciente.

 

LOCALIZACIÓN NEUROOFTALMOLÓGICA DE LA PÉRDIDA DE VISIÓN

Las causas de pérdida de la visión monocular incluyen anomalías en la córnea, el cristalino, el cuerpo vítreo, la retina y el nervio óptico. Una anomalía visualmente significativa en la córnea o el cristalino sería obvia para el examinador, porque la visión mejoraría sustancialmente con la corrección de orificios (pinole correction),  o la anomalía oscurecería la visión del fondo de ojo por parte del examinador. Así, estas causas de pérdida de visión pueden descartarse en este paciente, al que se le realizó  una exploración adecuada.

 

La enfermedad de la retina podría ser una consideración, ya que el paciente tenía una agudeza visual por debajo de lo normal a pesar de la corrección y a pesar del hecho de que había una visión clara del fondo de ojo en el examen. Sin embargo, su pérdida de visión tenía las cinco características cardinales de la neuropatía óptica: agudeza visual subnormal con corrección, discromatopsia, pérdida del campo visual en un patrón compatible con enfermedad del nervio óptico, un defecto pupilar aferente relativo y una apariencia anormal del disco óptico. La presencia de edema del disco óptico ayuda a estrechar el diagnóstico diferencial asociado con la neuropatía óptica. Varias categorías amplias de enfermedad abarcan la mayoría de las entidades que causan neuropatía óptica con edema del disco óptico.

 

NEUROPATÍA ÓPTICA CON EDEMA DEL DISCO ÓPTICO

Hipertensión intracraneal

El término papiledema se define como edema del disco óptico debido a hipertensión intracraneal. En pacientes con papiledema, la agudeza visual por debajo de lo normal y la discromatopsia (características observadas en este paciente) no suelen ocurrir hasta que el papiledema está muy avanzado, momento en el que el edema monocular del disco óptico (también observado en este paciente) sería extremadamente poco común. 1 El edema del disco óptico monocular puede ocurrir en pacientes con papiledema temprano, pero el déficit del campo visual asociado es típicamente un agrandamiento del punto ciego debido al edema del disco en sí mismo o la pérdida del campo visual periférico, a menudo nasal. 2,3 En pacientes con papiledema, a menudo se presenta cefalea debido a hipertensión intracraneal, pero el dolor ocular es menos común. No se esperaría que la resonancia magnética de las órbitas revele realce de los nervios ópticos.

 

Neuritis óptica

La neuritis óptica suele causar pérdida de visión subaguda, progresiva y dolorosa con realce del nervio óptico en la resonancia magnética de las órbitas. Puede ser idiopático o estar asociado con un trastorno neuroinflamatorio como esclerosis múltiple, trastorno del espectro de neuromielitis óptica (NMOSD) (neuromyelitis optica spectrum disorder), o trastorno de anticuerpos de glicoproteína oligodendrocitaria de mielina (MOGAD) (myelin oligodendrocyte glycoprotein antibody disorder). 4-10

 

La edad, el sexo y el origen étnico de este paciente son atípicos para la neuritis óptica idiopática y la neuritis óptica asociada a la esclerosis múltiple; El edema del disco óptico está presente solo en aproximadamente un tercio de los pacientes con neuritis óptica atribuible a estas afecciones. 5 Además, la edad y el sexo de este paciente son atípicos para un nuevo diagnóstico de NMOSD, pero la NMOSD paraneoplásica puede ocurrir en el contexto de un cáncer sólido o hematológico; por lo tanto, en este caso debe descartarse la neuritis óptica asociada a NMOSD. 11-14La pérdida de visión de este paciente sería inusualmente leve para un episodio de neuritis óptica asociada a NMOSD, ya que el 80% de estos episodios resultan en una disminución de la agudeza visual a 20/200 o peor; además, no parece tener un realce longitudinal extenso del nervio óptico en la resonancia magnética de las órbitas, lo que sugeriría esta condición. 6,7,11,15 El edema del disco óptico es una característica frecuente de la neuritis óptica asociada a MOGAD, pero otras características que sugieren esta afección, que incluyen neuritis óptica bilateral, pérdida de visión severa y neuritis óptica extensa longitudinalmente con engrosamiento del nervio óptico, están ausentes en este paciente, y su edad y sexo son atípicos. 8,9

 

Otras afecciones inflamatorias del nervio óptico relacionadas con el sistema inmunitario, específicamente las causadas por el anticuerpo anti-proteína ácida fibrilar fibrilar (GFAP) (anti–glial fibrillary acidic protein  antibody), y por el anticuerpo anti-proteína mediadora de la respuesta colapsina 5 (CRMP-5) (anti–collapsin response mediator protein 5  antibody), son poco probables en este paciente. El anticuerpo GFAP generalmente se asocia con edema simétrico del disco óptico con función visual aferente preservada y realce radial periventricular en la resonancia magnética de la cabeza. 16-18 El anticuerpo CRMP-5 generalmente se asocia con inflamación intraocular sin realce del nervio óptico en la resonancia magnética de las órbitas. 19,20

 

Neuropatía óptica infecciosa

La neuropatía óptica infecciosa causa pérdida de la visión subaguda, progresiva y a menudo indolora. A excepción de la neuropatía óptica treponémica (que se ha descartado en este caso), la neuropatía óptica infecciosa suele ir acompañada de al menos un hallazgo intraocular, como uveítis, retinitis, estrella macular compatible con neurorretinitis o vasculitis retiniana. Ninguno de estos hallazgos está presente en este paciente, pero es plausible que la inmunosupresión pueda modificar la presentación esperada de la neuropatía óptica infecciosa.

 

La neuropatía óptica tuberculosa es una consideración importante en este paciente, que tiene tuberculosis latente. El edema del disco óptico está presente en aproximadamente la mitad de los pacientes con neuropatía óptica tuberculosa; La uveítis concomitante está presente en aproximadamente el 90% de los pacientes. 21 La ausencia de uveítis en este paciente y el hecho de que esté en tratamiento con isoniazida disminuyen la probabilidad de este diagnóstico.

 

La presencia de una deformidad de la lámina papirácea, que es el hueso que separa la órbita del seno etmoidal, sugiere la posibilidad de una infección fúngica rinoorbitaria. El seno etmoidal es un sitio común de colonización por aspergillus y mucorales. En pacientes con infección fúngica rinoorbitaria, los senos paranasales suelen tener un aspecto anormal, si no completamente opacificado, en la TC. La invasión del nervio óptico por vía retrobulbar puede resultar en neuropatía óptica sin inflamación intraocular. En la evaluación de pacientes con posible infección fúngica rinoorbitaria, es importante buscar comentarios específicos del radiólogo intérprete para determinar si los hallazgos de la imagen son consistentes con este diagnóstico. 22-24 Se requiere la inspección directa de los senos nasales por parte de un otorrinolaringólogo si existe un alto índice de sospecha.

 

Neuropatía óptica isquémica

La neuropatía óptica isquémica anterior se caracteriza por la presencia de edema del disco óptico. La neuropatía óptica isquémica típicamente da como resultado una pérdida de visión indolora que se desarrolla de manera escalonada (con cambios que ocurren con poca frecuencia y de forma repentina), a menudo con pérdida de campo visual inferior altitudinal o generalizada. 25,26 En pacientes con neuropatía óptica isquémica, los resultados de la RM de las órbitas con contraste son normales. 10Aunque la evolución temporal de la enfermedad de este paciente y los hallazgos de las imágenes argumentan en contra del diagnóstico de neuropatía óptica isquémica típica, hay dos advertencias importantes a considerar. Primero, la macroglobulinemia de Waldenström a veces se asocia con amiloidosis de cadenas ligeras (AL) que, a diferencia de la amiloidosis por transtiretina, puede resultar en una presentación similar a la de la arteritis de células gigantes, con neuropatía óptica isquémica anterior, claudicación de la mandíbula, alodinia temporal y  síntomas constitucionales.  27-30 En segundo lugar, la transformación de la macroglobulinemia de Waldenström en un trastorno linfoproliferativo más agresivo puede provocar un linfoma intravascular, que puede causar isquemia y realce del nervio óptico. 31Vale la pena señalar que, en pacientes con síndrome de hiperviscosidad asociado con macroglobulinemia de Waldenström, la pérdida de visión generalmente se atribuye a la oclusión de la vena central de la retina o retinopatía por estasis venosa, más que a la neuropatía óptica. 32-34 Si las pruebas diagnósticas adicionales no fueran reveladoras en este caso, se podría considerar una biopsia de la arteria temporal o de la almohadilla grasa para descartar amiloidosis.

 

Neuropatía óptica infiltrativa

Se espera una pérdida progresiva de la agudeza visual y los campos visuales con la infiltración del nervio óptico por cáncer o sarcoidosis, aunque el ritmo de la pérdida de la visión, la presencia de dolor y la apariencia del nervio óptico (edematoso o atrófico) pueden variar sustancialmente entre los pacientes. La resonancia magnética de las órbitas con contraste revela a menudo realce del nervio óptico, aunque la neuroimagen puede no ser reveladora en pacientes con enfermedad incipiente o indolente.

 

La evolución clínica, los resultados de la exploración y los hallazgos de imagen en el contexto de la macroglobulinemia de Waldenström hacen que una neuropatía óptica infiltrativa sea el proceso más probable que afecte a este paciente. La macroglobulinemia de Waldenström es un trastorno linfoplasmocítico que puede invadir directamente el sistema nervioso central (SNC) y las órbitas (síndrome de Bing-Neel) o convertirse en un trastorno linfoproliferativo de grado superior, como el linfoma difuso de células B grandes, que a su vez puede invadir el nervio óptico sin compromiso evidente de otros sitios del SNC. 35-42 El síndrome de Bing-Neel es poco común pero encaja bien con el historial del paciente de macroglobulinemia de Waldenström refractaria al tratamiento, pérdida progresiva de la visión subaguda, neuropatía óptica con edema del disco óptico y realce del nervio óptico. 36,43-45

 

Creo que la explicación más sencilla teniendo en cuenta el principio de parsimonia de la neuropatía óptica de este paciente es el síndrome de Bing-Neel. Para establecer este diagnóstico, realizaría una punción lumbar y un análisis posterior del líquido cefalorraquídeo (LCR) para buscar una población linfoplasmocítica clonal, un nivel elevado de proteína, restricción de la banda de IgM kappa o lambda, o un reordenamiento de IgH en el LCR coincidente con uno que estaba visto en el suero. 35,36 La identificación de linfoma de alto grado es un resultado poco probable pero plausible.

 

DIAGNÓSTICO PRESUNTIVO

SÍNDROME DE BING-NEEL.

 

Impresión clínica

El nervio óptico es el único "cable" que conecta el ojo con el cerebro. Contiene una mayor proporción de fibras nerviosas de la zona macular, responsables de la visión de alta agudeza y la visión del color, que las fibras nerviosas de la retina periférica. Por lo tanto, la reducción desproporcionada de la agudeza visual y la visión del color observada en este paciente es compatible con la neuropatía óptica.

 

Además, este paciente tenía un defecto pupilar aferente en una prueba de linterna oscilante. Cuando el examinador trasladó la luz del ojo intacto al que tenía pérdida de visión, la pupila del ojo afectado se dilató porque disminuyó la entrada de luz y la otra pupila también se dilató porque la entrada al núcleo de Edinger-Westphal es bilateral . A menos que haya una gran lesión retiniana obvia, la presencia de un defecto pupilar aferente relativo suele ser un signo fiable de neuropatía óptica.

 

Este paciente tenía un defecto del campo visual altitudinal inferior en el ojo izquierdo en la prueba del campo visual. Debido a que el haz papilomacular en la retina crea un rafe horizontal, los defectos que respetan el meridiano horizontal (como el que se observó en este paciente) se localizan típicamente en las vías visuales anteriores, mientras que los defectos que respetan el meridiano vertical se localizan típicamente en o posterior al quiasma. La neuropatía óptica puede provocar defectos del campo visual central, altitudinal, arqueado y de otro tipo. Por lo tanto, los resultados de las pruebas de campo visual en este paciente también son compatibles con la neuropatía óptica.

 

Finalmente, en este paciente, el disco óptico tenía un aspecto anormal. Aunque este hallazgo no es necesario para el diagnóstico de neuropatía óptica, proporcionó una pista adicional en este caso.

 

El nervio óptico es parte del SNC, no del sistema nervioso periférico. Por tanto, una investigación de la neuropatía óptica unilateral aguda suele comenzar con una neuroimagen adecuada. El siguiente paso en este paciente con cáncer hematológico fue realizar una punción lumbar y un posterior análisis del LCR, incluidos los estudios citológicos y citométricos de flujo.

 

DISCUSIÓN PATOLÓGICA

El procedimiento de diagnóstico fue una punción lumbar. El LCR era claro e incoloro, sin xantocromía. La tinción de Wright-Giemsa del LCR ( Figura 2A ) reveló un mayor número de células nucleadas (22 por microlitro; rango normal, 0 a 5), ​​de las cuales el 98% eran linfocitos. El aspecto morfológico de las células varió desde células linfocíticas pequeñas con núcleos de apariencia madura y citoplasma escaso hasta formas linfoplasmocitoides de tamaño mediano con citoplasma relativamente abundante, núcleos localizados excéntricamente y, en ocasiones, pezuñas perinucleares distintas.

 

El nivel de proteína total en el LCR estaba elevado (195 mg por decilitro; rango normal, 5 a 55) y el nivel de glucosa era normal (65 mg por decilitro [3.6 mmol por litro]; rango normal, 50 a 75 mg por decilitro [2.8 a 4,2 mmol por litro]). La electroforesis ( Figura 2B ) y la inmunofijación del LCR revelaron una paraproteína kappa IgM idéntica a la paraproteína identificada en suero. La citometría de flujo del LCR ( Figura 2C y 2D ) reveló una población de células B con restricción kappa que carecía de expresión de CD5 y CD10; Los estudios de clonalidad de células B mostraron un reordenamiento de IgH clonal. En conjunto, estos hallazgos concuerdan con la afectación del SNC por linfoma linfoplasmocítico.

 

 


Figura 2. Muestra de líquido cefalorraquídeo.

La tinción de Wright-Giemsa de la muestra de líquido cefalorraquídeo (LCR) (Panel A) muestra linfocitos con características plasmacitoides, incluido un citoplasma relativamente abundante y núcleos colocados excéntricamente. Electroforesis del LCR (Panel B) muestra una banda monoclonal (punta de flecha) en la región gamma, un hallazgo indicativo de paraproteína. Citometría de flujo del LCR (paneles C y D) muestra una población de células B que expresan CD19 y CD20 (panel C, en rojo), con restricción kappa (Panel D, en rojo en el cuadrante superior izquierdo).

 

El linfoma primario del SNC es poco común y representa aproximadamente el 3% de los tumores cerebrales primarios. La mayoría de los casos de linfoma primario del SNC son linfomas difusos de células B grandes. 46 de bajo grado linfoma de células B puede implicar el SNC, pero esa participación es por lo general debido a una enfermedad sistémica.

 

El linfoma linfoplasmocítico es una neoplasia de linfocitos B pequeños, linfocitos plasmocitoides y células plasmáticas. 47 Se asocia con paraproteína, con mayor frecuencia del tipo IgM. La presencia concurrente de paraproteína y compromiso de la médula ósea por linfoma linfoplasmocítico constituye la macroglobulinemia de Waldenström. 48 Aunque la infiltración de la médula ósea es típica de esta afección, la enfermedad extramedular se desarrolla durante el curso de la enfermedad en el 20% de los pacientes. El linfoma linfoplasmocítico tiene un inmunofenotipo inespecífico y debe distinguirse de otros linfomas de células B pequeñas que muestran diferenciación plasmocítica. Pruebas genéticas moleculares para MYD88La variante L265P puede ser útil en este sentido, ya que está presente en más del 90% de los casos de linfoma linfoplasmocítico; la mutación promueve la tumorigénesis a través de la señalización regulada al alza del factor nuclear κB. 49 Menos del 1% de los pacientes con linfoma linfoplasmocítico tienen afectación del SNC, lo que se conoce como síndrome de Bing-Neel. 47

 

DIAGNÓSTICO PATOLÓGICO

LINFOMA LINFOPLASMOCÍTICO DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL (SÍNDROME DE BING-NEEL).

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

El control de los síntomas es un objetivo importante en el tratamiento de pacientes con síndrome de Bing-Neel, dado que a menudo es inalcanzable una respuesta completa al tratamiento. 36 El tratamiento puede incluir quimioterapéuticos que penetran en el SNC, como metotrexato, citarabina, fludarabina y cladribina en dosis altas. Estos agentes pueden estar asociados con efectos secundarios clínicamente significativos, que incluyen mielosupresión, mucositis, inmunosupresión, toxicidad renal y hepática, leucoencefalopatía y toxicidad cerebelosa. 37Dado este perfil de efectos secundarios, los oncólogos a menudo reservan estos agentes para el manejo de la enfermedad recurrente o resistente al tratamiento. No existe un estándar de atención claro, pero el ibrutinib, un inhibidor oral selectivo e irreversible de moléculas pequeñas de la tirosina quinasa de Bruton, es a menudo la terapia de primera línea preferida. 36

 

Ibrutinib ha sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos para su uso en pacientes con diversas formas de linfoma, incluida la macroglobulinemia de Waldenström, el linfoma de células del manto, la leucemia linfocítica crónica y el linfoma de la zona marginal. La creciente evidencia sugiere que la eficacia clínica de ibrutinib se extiende al síndrome de Bing-Neel. 50-53 En un estudio de un solo grupo de ibrutinib en monoterapia en 28 pacientes con síndrome de Bing-Neel, el 85% de los pacientes tuvo una disminución o resolución de los síntomas, el 83% tuvo una disminución o resolución de los hallazgos anormales en las imágenes y el 47% tuvo una resolución de la enfermedad en el LCR. Además, la tasa de supervivencia libre de eventos a los 2 años fue del 80% y la tasa de supervivencia a los 5 años fue del 82%, lo que demuestra la durabilidad de la respuesta. 53

 

Este paciente continuó recibiendo tratamiento con ibrutinib. No se ajustó la dosis, a pesar de que durante el tratamiento se había desarrollado afectación del SNC, ya que había comenzado a tomar el agente solo 1 semana antes de presentar pérdida de visión; No se espera que ocurra un fracaso del tratamiento después de una duración tan corta de la terapia. También fue tratado con un ciclo de dexametasona oral, que se redujo gradualmente durante los 2 meses siguientes. Informó una mejora sustancial en su visión poco después del inicio de la terapia con dexametasona, y este beneficio clínico se mantuvo. Tres meses después de la admisión en este hospital, la punción lumbar repetida con análisis de LCR reveló la resolución de la pleocitosis pero evidencia en curso de células atípicas en estudios citológicos, así como una población de células B monoclonales en citometría de flujo. Seis meses después de la admisión, La evaluación neurooftalmológica reveló una mejora de la agudeza visual en el ojo izquierdo a 20/50 (en comparación con 20/125 en la presentación). Tres meses y 7 meses después del ingreso, la resonancia magnética de la cabeza mostró la resolución del realce del nervio óptico. Aunque el paciente no tuvo una respuesta completa a la terapia con ibrutinib, como lo demuestran los resultados del análisis del LCR, el tratamiento fue exitoso y el paciente tuvo una respuesta clínica y de imagen completa.

 

DIAGNÓSTICO ANATÓMICO

LINFOMA LINFOPLASMOCÍTICO DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL (SÍNDROME DE BING-NEEL).

 

Traducción de

A 65-Year-Old Man with Eye Pain and Decreased Vision

Marc A. Bouffard, M.D., Bart K. Chwalisz, M.D., Javier M. Romero, M.D., Isabel C. ArrillagaRomany, M.D., and Lucas R. Massoth, M.D.

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2027089

 

 

 

References

1. Wall M, White WN II. Asymmetric

papilledema in idiopathic intracranial hypertension:

prospective interocular comparison

of sensory visual function. Invest

Ophthalmol Vis Sci 1998; 39: 134-42.

2. Keltner JL, Johnson CA, Cello KE,

Wall M. Baseline visual field findings in

the Idiopathic Intracranial Hypertension

Treatment Trial (IIHTT). Invest Ophthalmol

Vis Sci 2014; 55: 3200-7.

3. Wall M, Subramani A, Chong LX, et al.

Threshold static automated perimetry of

the full visual field in idiopathic intracranial

hypertension. Invest Ophthalmol Vis

Sci 2019; 60: 1898-905.

4. Keltner JL, Johnson CA, Spurr JO,

Beck RW. Baseline visual field profile of

optic neuritis: the experience of the optic

neuritis treatment trial. Arch Ophthalmol

1993; 111: 231-4.

5. Beck RW, Cleary PA, Anderson MM Jr,

et al. A randomized, controlled trial of

corticosteroids in the treatment of acute

optic neuritis. N Engl J Med 1992; 326:

581-8.

6. Wingerchuk DM, Hogancamp WF,

O’Brien PC, Weinshenker BG. The clinical

course of neuromyelitis optica (Devic’s

syndrome). Neurology 1999; 53: 1107-14.

7. Kleiter I, Gahlen A, Borisow N, et al.

Neuromyelitis optica: evaluation of 871

attacks and 1,153 treatment courses. Ann

Neurol 2016; 79: 206-16.

8. Chen JJ, Flanagan EP, Jitprapaikulsan J,

et al. Myelin oligodendrocyte glycoprotein

antibody-positive optic neuritis: clinical

characteristics, radiologic clues, and

outcome. Am J Ophthalmol 2018; 195:

8-15.

9. Jarius S, Ruprecht K, Kleiter I, et al.

MOG-IgG in NMO and related disorders:

a multicenter study of 50 patients. Part 2.

Epidemiology, clinical presentation, radiological

and laboratory features, treatment

responses, and long-term outcome. J Neuroinflammation

2016; 13: 280.

10. Rizzo JF III, Andreoli CM, Rabinov

JD. Use of magnetic resonance imaging to

differentiate optic neuritis and nonarteritic

anterior ischemic optic neuropathy.

Ophthalmology 2002; 109: 1679-84.

11. Papais-Alvarenga RM, Carellos SC,

Alvarenga MP, Holander C, Bichara RP,

Thuler LCS. Clinical course of optic neuritis

in patients with relapsing neuromyelitis

optica. Arch Ophthalmol 2008; 126:

12-6.

12. Sepúlveda M, Sola-Valls N, Escudero

D, et al. Clinical profile of patients with

paraneoplastic neuromyelitis optica spectrum

disorder and aquaporin-4 antibodies.

Mult Scler 2018; 24: 1753-9.

13. Wingerchuk DM, Lennon VA, Lucchinetti

CF, Pittock SJ, Weinshenker BG. The

spectrum of neuromyelitis optica. Lancet

Neurol 2007; 6: 805-15.

14. Merle H, Olindo S, Jeannin S, et al.

Treatment of optic neuritis by plasma exchange

(add-on) in neuromyelitis optica.

Arch Ophthalmol 2012; 130: 858-62.

15. Storoni M, Davagnanam I, Radon M,

Siddiqui A, Plant GT. Distinguishing optic

neuritis in neuromyelitis optica spectrum

disease from multiple sclerosis:

a novel magnetic resonance imaging scoring

system. J Neuroophthalmol 2013; 33:

123-7.

16. Chen JJ, Aksamit AJ, McKeon A, et al.

Optic disc edema in glial fibrillary acidic

protein autoantibody-positive meningoencephalitis.

J Neuroophthalmol 2018; 38:

276-81.

17. Kunchok A, Zekeridou A, McKeon A.

Autoimmune glial fibrillary acidic protein

astrocytopathy. Curr Opin Neurol 2019;

32: 452-8.

18. White D, Mollan SP, Ramalingam S,

Nagaraju S, Hayton T, Jacob S. Enlarged

and enhancing optic nerves in advanced

glial fibrillary acidic protein meningoencephalomyelitis.

J Neuroophthalmol 2019;

39: 411-5.

19. Cross SA, Salomao DR, Parisi JE, et al.

Paraneoplastic autoimmune optic neuritis

with retinitis defined by CRMP-5-IgG.

Ann Neurol 2003; 54: 38-50.

20. Cohen DA, Bhatti MT, Pulido JS, et al.

Collapsin response-mediator protein

5-associated retinitis, vitritis, and optic

disc edema. Ophthalmology 2020; 127:

221-9.

21. Davis EJ, Rathinam SR, Okada AA, et al.

Clinical spectrum of tuberculous optic

neuropathy. J Ophthalmic Inflamm Infect

2012; 2: 183-9.

22. Levin LA, Avery R, Shore JW, Woog JJ,

Baker AS. The spectrum of orbital aspergillosis:

a clinicopathological review. Surv

Ophthalmol 1996; 41: 142-54.

23. Sivak-Callcott JA, Livesley N, Nugent

RA, Rasmussen SL, Saeed P, Rootman J.

Localised invasive sino-orbital aspergillosis:

characteristic features. Br J Ophthalmol

2004; 88: 681-7.

24. Talmi YP, Goldschmied-Reouven A,

Bakon M, et al. Rhino-orbital and rhinoorbito-

cerebral mucormycosis. Otolaryngol

Head Neck Surg 2002; 127: 22-31.

25. Arnold AC, Hepler RS. Natural history

of nonarteritic anterior ischemic optic

neuropathy. J Neuroophthalmol 1994; 14:

66-9.

26. Hayreh SS, Podhajsky PA, Zimmerman

B. Ocular manifestations of giant

cell arteritis. Am J Ophthalmol 1998; 125:

509-20.

27. Treon SP. How I treat Waldenström

macroglobulinemia. Blood 2009; 114: 2375-

85.

28. Ghinai RAM, Mahmood S, Mukonoweshuro

P, Webber S, Wechalekar AD,

Moore SE. Diagnosing light chain amyloidosis

on temporal artery biopsies for suspected

giant cell arteritis. J Neuroophthalmol

2017; 37: 34-9.

29. Cacoub P, Comarmond C, Domont F,

Savey L, Saadoun D. Cryoglobulinemia

vasculitis. Am J Med 2015; 128: 950-5.

30. Terrier B, Karras A, Kahn J-E, et al.

The spectrum of type I cryoglobulinemia

vasculitis: new insights based on 64 cases.

Medicine (Baltimore) 2013; 92: 61-8.

31. Dinkin M, Lavi E, Winterkorn J,

Oliveira C, Merkler AE. Ischemic optic

neuropathy secondary to intravascular

lymphoma. J Neuroophthalmol 2019; 39:

313-8.

32. Abeykoon JP, Zanwar S, Ansell SM,

et al. Predictors of symptomatic hyperviscosity

in Waldenström macroglobulinemia.

Am J Hematol 2018; 93: 1384-93.

33. Alexander P, Flanagan D, Rege K,

Foss A, Hingorani M. Bilateral simultaneous

central retinal vein occlusion secondary

to hyperviscosity in Waldenstrom’s

macroglobulinaemia. Eye (Lond) 2008; 22:

1089-92.

34. Thomas EL, Olk RJ, Markman M,

Braine H, Patz A. Irreversible visual loss

in Waldenström’s macroglobulinaemia.

Br J Ophthalmol 1983; 67: 102-6.

35. Ly KI, Fintelmann F, Forghani R,

Schaefer PW, Hochberg EP, Hochberg FH.

Novel diagnostic approaches in Bing-Neel

syndrome. Clin Lymphoma Myeloma Leuk

2011; 11: 180-3.

36. Castillo JJ, Treon SP. How we manage

Bing-Neel syndrome. Br J Haematol 2019;

187: 277-85.

37. Minnema MC, Kimby E, D’Sa S, et al.

Guideline for the diagnosis, treatment

and response criteria for Bing-Neel syndrome.

Haematologica 2017; 102: 43-51.

38. Lin P, Mansoor A, Bueso-Ramos C,

Hao S, Lai R, Medeiros LJ. Diffuse large

B-cell lymphoma occurring in patients with

lymphoplasmacytic lymphoma/Waldenström

macroglobulinemia: clinicopathologic

features of 12 cases. Am J Clin

Pathol 2003; 120: 246-53.

39. Lin P, Bueso-Ramos C, Wilson CS,

Mansoor A, Medeiros LJ. Waldenstrom

macroglobulinemia involving extramedullary

sites: morphologic and immunophenotypic

findings in 44 patients. Am J

Surg Pathol 2003; 27: 1104-13.

40. Leleu X, Soumerai J, Roccaro A, et al.

Increased incidence of transformation

and myelodysplasia/acute leukemia in patients

with Waldenström macroglobulinemia

treated with nucleoside analogs.

J Clin Oncol 2009; 27: 250-5.

41. Castillo JJ, D’Sa S, Lunn MP, et al.

Central nervous system involvement by

Waldenström macroglobulinaemia (Bing-

Neel syndrome): a multi-institutional retrospective

study. Br J Haematol 2016; 172:

709-15.

42. Myers KA, Nikolic A, Romanchuk K,

et al. Optic neuropathy in the context of

leukemia or lymphoma: diagnostic approach

to a neuro-oncologic emergency.

Neurooncol Pract 2017; 4: 60-6.

43. Hughes MS, Atkins EJ, Cestari DM,

Stacy RC, Hochberg F. Isolated optic

nerve, chiasm, and tract involvement in

Bing-Neel Syndrome. J Neuroophthalmol

2014; 34: 340-5.

44. Stacy RC, Jakobiec FA, Hochberg FH,

Hochberg EP, Cestari DM. Orbital involvement

in Bing-Neel syndrome. J Neuroophthalmol

2010; 30: 255-9.

45. Doshi RR, Silkiss RZ, Imes RK. Orbital

involvement in Bing-Neel syndrome.

J Neuroophthalmol 2011; 31: 94-5.

46. Schlegel U. Primary CNS lymphoma.

Ther Adv Neurol Disord 2009; 2: 93-104.

47. Swerdlow SH, Campo E, Harris NL,

et al. eds. WHO classification of tumours

of haematopoietic and lymphoid tissues.

4th ed. Vol. 2. Lyon, France: IARC Press,

-Tissues

-2017).

48. Owen RG, Treon SP, Al-Katib A, et al.

Clinicopathological definition of Waldenstrom’s

macroglobulinemia: consensus

panel recommendations from the Second

International Workshop on Waldenstrom’s

Macroglobulinemia. Semin Oncol 2003;

30: 110-5.

49. Treon SP, Xu L, Yang G, et al. MYD88

L265P somatic mutation in Waldenström’s

macroglobulinemia. N Engl J Med

2012; 367: 826-33.

50. Cabannes-Hamy A, Lemal R, Goldwirt

L, et al. Efficacy of ibrutinib in the

treatment of Bing-Neel syndrome. Am J

Hematol 2016; 91: E17-E19.

51. Mason C, Savona S, Rini JN, et al.

Ibrutinib penetrates the blood brain barrier

and shows efficacy in the therapy of

Bing Neel syndrome. Br J Haematol 2017;

179: 339-41.

52. O’Neil DS, Francescone MA, Khan K,

et al. A case of Bing-Neel syndrome successfully

treated with ibrutinib. Case Rep

Hematol 2018; 2018: 8573105.

53. Castillo JJ, Itchaki G, Paludo J, et al.

Ibrutinib for the treatment of Bing-Neel

syndrome: a multicenter study. Blood 2019;

133: 299-305.

 

MUJER DE 48 AÑOS CON DELIRIO Y PARESTESIAS EN MANO DERECHA

$
0
0

Una mujer de 48 años se presentó al departamento de emergencias de este hospital con hormigueo en la mano derecha.

Una hora antes de la presentación, la paciente sintió un "hormigueo de aparición aguda" difusa en la palma de lamano derecha mientras tomaba una lata de refresco de una máquina expendedora. La sensación no se irradiaba a otras áreas de la mano o del brazo, y no se acompañaba de  disminución del rango de movimiento, sensibilidad o dolor en las articulaciones. Aunque acudió al servicio de urgencias 1 hora después del inicio de los síntomas, el hormigueo se resolvió antes del examen, que tuvo lugar aproximadamente 80 minutos después de la presentación. La paciente afirmó que recientemente había viajado  a Boston desde la ciudad de Nueva York para visitar museos, y solicitó alojamiento  a un personal médico porque no tenía un lugar donde quedarse.

En el examen, la temperatura era de 36,9 ° C, la presión arterial de 141/89 mm Hg, la frecuencia cardíaca 88 latidos por minuto, la frecuencia respiratoria 16 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 99% mientras el paciente respiraba aire ambiente. El peso era de 70,9 kg, la altura de 160 cm y el índice de masa corporal 27.7. Se describió a la paciente como con una afectividad  lábil, con habla rápida y tangencial. Los resultados del resto del examen físico, incluidas las pruebas de función neurológica y examen de los músculos de la mano y el brazo derechos eran normales. La paciente fue dada de alta del departamento de emergencias con una lista de refugios y hoteles locales.

Cinco horas después del alta, la paciente sintió un hormigueo recurrente en la palma derecha, principalmente a lo largo de la distribución del nervio radial, y nuevamente se presentó a la emergencia de este hospital. Ella informó que no había podido encontrar un refugio donde alojarse y que temía que el personal del hotel realizara "estudios de sueño no deseados" o "la narcotizaran". Los resultados del examen físico no habían cambiado respecto del de  horas antes. El paciente fue descrita como desaliñada, descuidada, maloliente y orientado en persona y en el tiempo. El examen mostró procesos de pensamiento inconsistentes y delirios de persecución. El examen toxicológico  urinario fue negativo para anfetaminas, barbitúricos, benzodiazepinas, cannabinoides, cocaína, opiáceos, y fenciclidina, y un estudio toxicológico sérico fue negativo para salicilatos, acetaminofén, etanol y antidepresivos tricíclicos. Una prueba de orina para  gonadotropina coriónica humana fue negativa.

Los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1.

 

 



Tabla 1.

 

Se obtuvieron estudios de imágenes.

Una radiografía de la mano derecha y muñeca (Fig.1) no mostraron fractura aguda, dislocación o anomalía de los tejidos blandos;  los espacios articulares estaban conservados, y no había erosiones articulares.

 

 


Figura 1. Radiografías de la mano.

Las radiografías frontal y lateral de la mano derecha (paneles A y B, respectivamente) no muestran fracturas, dislocaciones ni lesión ósea o anomalía de los tejidos blandos. La alineación ósea es normal, los espacios articulares están conservados y no hay erosiones óseas. No se ve ningún cuerpo extraño radiopaco.

 

Una tomografía computarizada (TC) de la cabeza (Fig.2), realizada sin la administración de material de contraste intravenoso, no mostró  evidencia de hemorragia intracraneal, masa o infarto territorial agudo.




Figura 2. Estudios de imagen de la cabeza.

Se realizó tomografía computarizada de la cabeza. Una imagen axial (Panel A) no muestra masa, efecto de masa o hemorragia intracraneal. Se conserva la unión gris-blanca. No hay evidencia de infarto isquémico. También se realizó resonancia magnética de la cabeza. Una imagen axial ponderada en T2 (Panel B) y una imagen axial de recuperación de inversión atenuada por líquido (Panel C) no muestran masa intracraneal, efecto de masa o anomalía de la señal intraparenquimatosa. Los ventrículos y surcos son de tamaño normal y tienen características morfológicas normales. Una imagen ponderada en difusión axial (Panel D) no muestra una difusión restringida y la ausencia de este hallazgo argumenta en contra de un infarto agudo.

 

Tras la evaluación de un psiquiatra, la paciente nombró incorrectamente la ciudad y el estado como “Massatution” y “Boston”, respectivamente.  El examen de su estado mental fue notable por la atención para con el entrevistador, recuerdo de dos de los cinco objetos después de 5 minutos, y la incapacidad de restar una serie sietes y repetir frases. La puntuación en la Evaluación Cognitiva de Montreal fue 21 (rango de referencia, 26 a 30) en una escala de 0 a 30, con puntuaciones más bajas que indican un mayor nivel de discapacidad cognitiva. Mantenía contacto visual y no tenía movimientos anormales. Su discurso  se caracterizaba por malapropismos (parónimos), y mala pronunciación. Su estado de ánimo fue descrito como “feliz”, con una afectividad congruente. Su proceso de pensamiento se describió como tangencial y desorganizado. Los resultados del examen neurológico, incluidas las pruebas de los nervios craneales, fuerza y ​​sensibilidad superficial, eran normales.

La paciente no refirió antecedentes de problemas médicos. Ella dijo que ella había sido previamente "cliente voluntario" en un hospital psiquiátrico en Nueva York, pero no se había sometido a tratamientos u hospitalizaciones. Una revisión de sistemas fue negativo para trauma físico, anorexia, pérdida de peso, pérdida de energía, debilidad, sangrado (los ciclos menstruales se habían detenido durante el  año pasado), cefalea, ataxia, mareos, convulsiones, síncope, dolor, depresión, anhedonia, estado de ánimo expansivo, distracción, ansiedad, dificultades de memoria, alteración del sueño, alucinaciones auditivas y visuales, ideación suicida e ideación homicida.

No tomaba medicamentos y no conocía alergias a medicamentos.

Dijo que había nacido en el sureste de Estados Unidos y había crecido en un orfanato. Ella tenía grados omitidos en la escuela primaria y secundaria debido a la alta inteligencia y luego había obtenido doctorados en psicología de la  "Universidad Internacional Northwestern en Dinamarca" y "Universidad Panworld en China". Seis años antes, se había mudado a la ciudad de Nueva York, donde vivía en un hotel del centro. Ella estaba empleado como científica para realizar investigaciones en línea y se ofreció como voluntaria para hospitales de la ciudad de Nueva York y la Marina de los Estados Unidos. Era soltera, no tenía hijos y no tenía familia ni amigos que pudiesen  proporcionar información colateral. No consumÍa alcohol, tabaco o drogas ilícitas. Se desconocía el historial médico y psiquiátrico familiar, desde que fue adoptada. Ella no tenÍa antecedentes de problemas legales.

Debido a la preocupación por la incapacidad de la paciente para protegerse en un nuevo entorno, dado su juicio deteriorado y pensamiento desorganizado, se implementó su hospitalización por una orden que autorizaba  temporal e involuntariamente1.

La paciente fue admitida en la unidad de pacientes hospitalizados psiquiátricos.

Los resultados de análisis de orina y la pH  de sangre venosa era normal; se muestran los resultados de las pruebas de laboratorio en la Tabla 1. Se obtuvieron estudios de imágenes adicionales.

Una radiografía de tórax mostró  pulmones claros. Imágenes por resonancia magnética (IRM) del cabeza (Fig.2), realizada sin la administración de contraste intravenoso, mostró engrosamiento leve de la mucosa en el seno paranasal sin anomalía intracraneal aguda. No había evidencia de infarto, masa intracraneal, edema cerebral, o restricción de la difusión restringida, y  no había evidencia de enfermedad de la sustancia blanca o pérdida de volumen.

Resultados de pruebas de laboratorio que se obtuvieron en el tercer día de hospitalización se muestran en la Tabla 1. Resultados de pruebas de diagnóstico adicionales fueron recibidos.

 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Esta mujer de 48 años, que se presentó  con parestesias de la mano derecha, con  resultados normales en el examen físico y en los estudios de imagen, pero tenía síntomas psicóticos clínicamente significativos, incluido proceso de pensamiento desorganizado, delirios persecutorios, ilusiones   grandiosas, habla presionada y afecto lábil. Además, ella tuvo un bajo rendimiento en las pruebas cognitivas incluyendo pruebas de función ejecutiva, memoria, y repetición, pero sus hallazgos cognitivos deben ser considerados en el contexto de la discapacidad atencional, como lo demuestra su incapacidad para restar en series de sietes. Finalmente, las pruebas de laboratorio revelaron anemia normocítica y un nivel de prolactina elevada. Dado su pensamiento desorganizado y la falta de información colateral, nos quedamos sin un  conocimiento definitivo sobre el tiempo del curso de su enfermedad y la veracidad de su propio informe de historia clínica. Por lo tanto, el diagnóstico debe basarse en los resultados de los exámenes  transversal, que arrojan un amplio espectro de  diagnósticos diferenciales que incluye posibles causas primarias y secundarias de sus síntomas  psicóticos.

 

PSICOSIS PRIMARIA

¿Podría este paciente tener un trastorno psicótico primario?

El diagnóstico de esquizofrenia se basa en el desarrollo de al menos dos síntomas característicos durante un período de 6 meses, junto con deterioro funcional asociado. Esta paciente tenía delirios y un discurso desorganizado. Pistas sutiles sugieren que puede tener un trastorno psicótico crónico; por ejemplo, su comentario de que ella había sido un "cliente voluntario" en un hospital psiquiátrico sugiere antecedentes de tratamiento psiquiátrico, y un nivel de prolactina elevado inexplicable puede estar relacionado con un tratamiento previo con medicamentos antipsicóticos.

La grandiosidad y el habla presionada de la paciente sugieren un episodio maníaco, pero la presencia de estos dos síntomas por sí solos no establecen el diagnóstico de trastorno bipolar. No se nos ha proporcionado información suficiente para permitirnos determinar  si tenía otras características del trastorno bipolar, tales como como carreras de pensamientos, disminución de la necesidad de dormir, aumento de las conductas o actividad dirigidas a lograr determinados objetivos  o antecedentes de conductas de riesgo.

La combinación de esquizofrenia y trastornos del estado de ánimo, como el trastorno bipolar, se denomina trastorno esquizoafectivo. Evaluación adicional sería necesario para evaluar si la paciente cumple los criterios para un trastorno del estado de ánimo o del humor y, por lo tanto, un trastorno esquizoafectivo. Aunque algunas funciones de su presentación son muy sugerentes de esquizofrenia, este diagnóstico por sí solo no explicar otras características importantes, incluido el  hormigueo en la mano y la anemia.

 

PSICOSIS SECUNDARIA

 

Uso de sustancias

Además de los trastornos psiquiátricos, una variedad de enfermedades médicas se manifiestan inicialmente como psicosis.

El uso de sustancias como cocaína, anfetaminas, y  alcohol puede precipitar una intoxicación o síndrome de abstinencia, que puede conducir a psicosis. En este caso, sin embargo, las pruebas de detección toxicológica  en orina y suero  fueron negativas para sustancias potenciales de abuso, y los resultados del examen físico y la historia no eran sugestivas  de una ingestión reciente o trastornos por uso de sustancias

 

Trastornos endocrinos y metabólicos

El trastorno de tiroides y el trastorno de paratiroides son anomalías endocrinas que pueden causar psicosis, pero estos diagnósticos son poco probables en esta paciente debido al nivel normal de tirotropina y nivel normal de calcio, respectivamente. Los  niveles  levemente elevados de alanina aminotransferasa podría ser sugestivo de la enfermedad de Wilson, pero es un trastorno raro que es poco probable que se desarrolle a los 48 años. Además, los síntomas  neuropsiquiátricos típicos de la enfermedad de Wilson son la depresión y los cambios de personalidad, más que psicosis. La porfiria aguda intermitente se caracterizado por ataques agudos recurrentes de dolor abdominal, neuropatía periférica y síntomas psiquiátricos. También es un trastorno raro y es poco probable en esta paciente, dado que su única manifestación física fue parestesia.

 

Delirium

El delirium se define como alteraciones agudas, crecientes y menguantes en la esfera de la atención y la conciencia que son causados ​​por una condición médica subyacente.

Las alucinaciones son comunes, al igual que los procesos de pensamiento desorganizado. Aunque la paciente tenía atención deteriorada, sus síntomas psicóticos y su nivel de conciencia no fluctuaban, por lo que el delirium es poco probable.

 

Infección

La infección del cerebro puede provocar síntomas psicóticos. Sin embargo, la ausencia de fiebre, taquicardia, leucocitosis y hallazgos anormales en el examen físico n hace que la infección sea una causa poco probable del estado mental alterado de esta paciente. La enfermedad del sistema nervioso central causada por la sífilis es poco probable  dada la prueba negativa para anticuerpos  antitreponémicos, aunque un examen de líquido cefalorraquídeo se  necesitaría descartar definitivamente la neurosífilis. También debieran hacerse pruebas para descartar infección por  virus (VIH).

 

Condiciones neurodegenerativas

Los trastornos asociados con  demencia pueden causar síntomas psicóticos. La demencia frontotemporal se caracteriza por irritabilidad, mal control de las conductas impulsivas  y desinhibición social, características que no fueron evidentes en este paciente. La demencia con cuerpos de Lewy provoca fluctuaciones cognitivas y síntomas psicóticos, pero también suele causar rasgos parkinsonianos, que no estaban presentes en esta paciente. Finalmente, la psicosis puede ocurrir en pacientes con la enfermedad de Huntington, pero rara vez se desarrollan antes de la corea.

 

Trastornos inflamatorios

El lupus eritematoso sistémico puede causar psicosis. Sin embargo, este paciente tenía solo dos características que sugieren este diagnóstico, un trastorno neurológico y leucopenia, los cuales  no son sensibles ni específicas.2

En raras ocasiones, la esclerosis múltiple puede causar psicosis, pero la resonancia magnética  no muestra las  lesiones características. Finalmente, la encefalitis límbica sería una consideración si la paciente tuviese síntomas  neuropsiquiátricos subagudos (menos de 3 meses) y al menos un rasgo característico adicional (un signo de foco neurológico nuevo, convulsiones, pleocitosis en LCR,  o hallazgos de resonancia magnética que sugieran encefalitis)  descartando causas alternativas 3 Aunque sabemos que la paciente tuvo un nuevo hallazgo neurológico focal de parestesia, no sabemos si sus síntomas neuropsiquiátricos fueron subagudos y no hemos descartado causas alternativas probables.

 

Trastornos neurológicos

Sobre la base de los resultados de TC y MRI, podemos descartar una lesión ocupante de espacio y accidente cerebrovascular como causa de la psicosis de esta paciente. En casos de enfermedades neuropsiquiátricas con síntomas  inexplicables, la epilepsia es una consideración. La actividad convulsiva puede causar un nivel elevado de prolactina inmediatamente después del evento. Tres formas de psicosis están asociadas con la epilepsia: la psicosis ictal, la psicosis postictal y la psicosis interictal. La psicosis interictal puede ocasionar síntomas  psicóticos crónicos si la paciente tiene antecedentes de convulsiones incontrolables, particularmente en el contexto de epilepsia  del lóbulo temporal.4 Esta paciente no tenía ningún otro rasgo característico de convulsiones del lóbulo temporal, como una sensación de “ascenso” epigástrico, déjà vu, un aura de gusto u olor, movimientos estereotipados o confusión postictal. Por lo tanto, las convulsiones son un diagnóstico poco probable en este caso, aunque sería razonable obtener un electroencefalograma después que se hayan descartado otros diagnósticos más probables.

 

Deficiencias nutricionales

Muchos síndromes por deficiencia de vitaminas están asociados con manifestaciones neuropsiquiátricas. Sin embargo, la deficiencia de vitamina B12 (cobalamina) es más probable que cause los síntomas que se observaron en esta paciente. La deficiencia de vitamina B12 puede causar una variedad de síntomas neuropsiquiátricos, que incluyen psicosis, cambios de personalidad y trastornos afectivos, además del deterioro cognitivo.5 Comúnmente causa parestesia. La deficiencia de vitamina B12 generalmente causa anemia macrocítica. Esta paciente tenía anemia normocítica, que podría explicarse por deficiencia de hierro concomitante. Su distribución elevada del ancho de distribución de glóbulos rojos, el nivel elevado de lactato deshidrogenasa, y la leucopenia leve son compatibles con anemiaperniciosa.6 Hay que tener en cuenta que la paciente podría tener deficiencia de vitamina B12 sin anemia, ya que es común que los pacientes con manifestaciones neuropsiquiátricas de deficiencia de vitamina B12 con un hematocrito y volumen corpuscular medio normales.7

 

RESUMEN

Los dos diagnósticos más probables en este paciente son deficiencia de vitamina B12 y esquizofrenia. Cada condición podría explicar de forma independiente la situación de su estado mental, pero ninguno explicaría completamente todas las características de su presentación. Un diagnóstico de esquizofrenia no explicaría la parestesia o la anemia, y un diagnóstico de  deficiencia de B12 puede no explicar el posible historial de enfermedad psiquiátrica. No sería inusual que una paciente tenga esquizofrenia y deficiencia de vitamina B12; esta combinación de es común en pacientes con enfermedad mental y puede resultar en exacerbaciones psicóticas.8 Para establecer este diagnóstico,  recomendaría obtener un nivel de vitamina B12, así como homocisteína plasmática y  niveles de ácido metilmalónico en suero.

 

DIAGNÓSTICOS PRESUNTIVO

DEFICIENCIA DE VITAMINA B12 (COBALAMINA).

PROBABLE ESQUIZOFRENIA.

 

 

PRUEBAS DE DIAGNÓSTICO

Las pruebas de laboratorio revelaron un nivel bajo de vitamina B12 en plasma (67 pg por mililitro; rango de referencia, más 231). Había una elevación marcada en el nivel de homocisteína plasmática (93,0 μmol por litro; rango de referencia, 0.0 a 14.2) y el nivel sérico de ácido metilmalónico (13,58 μmol por litro; rango de referencia, igual o menos de 0,40). El nivel sérico de folato era normal.  La vitamina B12 y el ácido fólico son necesarios para el metabolismo de la  homocisteína a metionina, mientras que vitamina B12 pero no folato es necesaria para el metabolismo de metilmalonil-coenzima A (ácido metilmalónico unido a la coenzima A) a succinil– coenzima A. Por lo tanto, la deficiencia aislada de folato puede producir una elevación en el nivel de homocisteína pero no en el nivel de ácido metilmalónico.9 En contraste, la deficiencia aislada de vitamina B12 puede producir una elevación tanto del nivel del ácido metilmalónico y de homocisteína, 9 el patrón que se vio en esta paciente. Tomados en conjunto, vitamina B12, ácido metilmalónico de esta paciente, y los niveles de homocisteína son consistentes con deficiencia de vitamina B12

La prueba serológica fue positiva para anticuerpos contra factor intrínseco, un hallazgo que apoya el diagnóstico de anemia perniciosa como causa de deficiencia de vitamina B12. La presencia de anticuerpos contra factor intrínseco son altamente específicos pero poco sensibles para  anemia perniciosa.10,11 Por el contrario, la presencia de anticuerpos contra células parietales son  muy sensibles pero inespecífico para el diagnóstico.10,11 Pacientes con anemia perniciosa a veces tienen niveles de bilirrubina indirecta y lactato deshidrogenasa elevados por hemólisis12; esta  paciente tenía una lactato deshidrogenasa elevada y un nivel normal de bilirrubina indirecta.

La  paciente tenía anemia leve con un nivel normal/bajo de volumen corpuscular medio. La deficiencia de vitamina B12 conduce clásicamente a anemia macrocítica con un volumen corpuscular medio elevado.9 Los estudios de hierro mostraron una capacidad de transporte de hierro muy elevado  (480 μg por decilitro; rango de referencia, 230 a 404 μg por decilitro) y un nivel de ferritina normal/bajo (16 μg por litro; referencia rango, 10 a 200), hallazgos que sugieren una leve deficiencia de hierro concurrente. Es posible que la deficiencia de hierro, que clásicamente conduce a anemia microcítica, estuviese contrarrestando el efecto de la deficiencia de vitamina B12 en el volumen de glóbulos rojos,  causando un VCM normal/bajo. Todos estos hallazgos de laboratorio, particularmente cuando se interpretan en el contexto de los síntomas clínicos, apoyan el diagnóstico de anemia perniciosa.

 

DISCUSIÓN DEL MANEJO

MANEJO DE HEMATOLOGÍA

Las características hematológicas y los efectos neuropsiquiátricos de la deficiencia de vitamina B12 pueden desarrollarse de forma independiente, creando una necesidad de vigilancia clínica y diagnóstica. En un estudio, entre pacientes que presentaban síntomas  neuropsiquiátricos debidos a  deficiencia de vitamina B12, 24% tenía un hematocrito normal y 18% tenía un volumen corpuscular medio normal en el momento de la presentación.13 Sin embargo, menos del 2% de los pacientes tenía un volumen corpuscular medio de 84 fl o menos y casi todos los pacientes tuvieron una disminución en el volumen corpuscular medio con la repleción de vitamina B12 y tenía anomalías morfológicas en un frotis de sangre periférica; estos hallazgos sugieren que un nivel bajo de vitamina B12 puede tener un efecto fisiológico  sobre la hematopoyesis incluso cuando el el recuento sanguíneo completo es relativamente normal.

El ancho de distribución de glóbulos rojos (RDW) elevado de esta paciente  sugiere que una fracción sustancial de la glóbulos rojos eran marcadamente microcíticos, con un VCM de 64 fl o menos. Aunque tal grado de microcitosis se puede observar con  deficiencia de hierro severas, los niveles de hierro del paciente fueron limítrofes y su anemia era relativamente leve. Como tal, especulo que ella pudo haber tenido una hemoglobinopatía subyacente que contribuyó al bajo volumen corpuscular medio y parcialmente entorpeció  el diagnóstico de deficiencia de B12.

El tratamiento de la anemia perniciosa consiste en unafase de reposición con dosis parenterales semanales de vitamina B12 (cianocobalamina o hidroxocobalamina), seguido de una fase de mantenimiento con dosis intramusculares mensuales que se continúan indefinidamente. La administración parenteral evita eñproblema de malabsorción que tienen estos pacientes l cual es un sello distintivo de anemia perniciosa. Para los pacientes con deterioro neuropsiquiátrico agudo, un régimen intensivo (dosis intramusculares de 1000 μg cada 24 a 48 horas hasta que los síntomas se resuelvan o ameseten).  se ha sugerido.  El efecto bioquímico de la repleción ácido metilmalónico y los niveles de homocisteína en la hemopoyesis (el aumento del recuento de reticulocitos), debe evidenciarse entre 5 y 10 días.

 

DIFICULTADES PARA ESTABLECER UN DIAGNÓSTICO EN  PACIENTES CON ENFERMEDAD MENTAL GRAVE

Este caso que involucra a una paciente con presunta enfermedad mental grave muestra un dilema clínico común:¿ se atribuyen los  síntomas somáticos y  psiquiátricos  a una enfermedad  psiquiátrica, o a una enfermedad médica todavía no diagnosticada? En pacientes con enfermedades  mentales graves, varios factores pueden combinarse para dificultar el diagnóstico de una enfermedad médica. La paciente puede proporcionar un historial poco fiable por su paranoia, pensamiento desorganizado o síntomas cognitivos negativos. A menudo hay una falta de información colateral. El problema se agrava por un sistema de salud fragmentado, en que el departamento de emergencias se utiliza como puerta de entrada. Además, algunos médicos pueden no tener experiencia en el tratamiento de pacientes con enfermedad mental grave y puede hacer suposiciones incorrectas sobre los pacientes. "Diagnóstico eclipsado ” (“Diagnostic overshadowing”), es un fenómeno bien reconocido en el que los síntomas somáticos son preferentemente atribuidos a una enfermedad psiquiátrica.15 Un enfoque que aborda las siguientes tres preguntas pueden ayudar a protegerse contra atribución de síntomas prematuros y errores de diagnóstico:

Primero, ¿el paciente tiene diagnóstico de una enfermedad psiquiátrica conocida? El tipo de síntoma psiquiátrico en un examen de estado mental no es útil, porque no hay síntomas patognomónicos que se puede utilizar para diferenciar entre una enfermedad médica y psiquiátrica.16 En este caso, un historial prolongado de enfermedad mental grave es posible, pero no podemos hacer un diagnóstico psiquiátrico sin información confiable (es decir, independiente) sobre el curso de la enfermedad del paciente en el tiempo. La anemia perniciosa por sí sola podría ser la causa de su presentación psiquiátrica.

Segundo  ¿existe una enfermedad médica no diagnosticada? Un estudio equilibrado que incluye un amplio screening  de detección de disfunción orgánica, complementada con pruebas específicas para detectar signos de enfermedades de fácil tratamiento ( TSH,  vitamina B12 y folato y de anticuerpos contra el VIH y anticuerpos antitreponémicos), es un buen punto de partida; habría llevado a la identificación del problema médico subyacente en esta paciente.17 El diagnóstico adicional está guiado por el contexto clínico y se haría de forma discriminatoria, por lo que como para evitar resultados falsos positivos. En este caso, la información sobre la respuesta al tratamiento con vitamina B12 e información colateral sobre los antecedentes del paciente son necesarios para ayudarnos a determinar que su presentación puede ser completamente explicada por deficiencia de vitamina B12 o severa enfermedad mental (esquizofrenia).

Tercero, si hay una enfermedad mental grave, ¿Contribuye al problema médico? Pacientes con enfermedad mental grave tienen un alto riesgo de complicaciones médicas y muerte.18 Es difícil para pacientes con enfermedad psiquiátrica  no tratada o mal tratada, particularmente aquellos que son afectados por las desigualdades estructurales y la pobreza, para llevar una vida sana y obtener servicios médicos oportunos19 En este caso, por ejemplo, una mala alimentación podría haber contribuido a la anemia del paciente. El aumento de la competencia de los profesionales tratantes  en el diagnóstico de problemas médicos tempranamente  y proporcionar un tratamiento estándar para pacientes con enfermedades mentales graves ayudaría a reducir  estigmas y a garantizar atención equitativa.20

El componente más crucial en el manejo de la deficiencia de vitamina B12 es el reconocimiento  temprano, que permite un tratamiento que puede prevenir la progresión a enfermedad desmielinizante del sistema nervioso. Aunque muchos médicos consideran el diagnóstico de deficiencia de vitamina B12 en un caso como este, algunos pueden no saber de la complejidad en el diagnóstico y manejo de esta condición.

Es útil tener en cuenta los factores de riesgo, que no siempre son obvios o conocidos por los pacientes. La deficiencia severa de vitamina B12 es más comúnmente causada por gastritis autoinmune, que se manifiesta como anemia perniciosa, como en este caso.

La deficiencia de vitamina B12 también puede deberse a otras condiciones de malabsorción (por ejemplo, enfermedad inflamatoria intestinal, gastritis atrófica o insuficiencia pancreática), se desarrollan después de ciertos procedimientos (por ejemplo, cirugía bariátrica o resección ileal), ocurren con el uso de dietas restringidas (por ejemplo, veganismo) o ciertos medicamentos (por ejemplo, inhibidores de la bomba de protones o metformina), o surgen de  estados hipermetabólicos (incluido el embarazo) o errores innatos del metabolismo. Deficiencia aguda de vitamina B12 se ha asociado con el abuso de óxido nitroso (“whippets”).

Además de evaluar las poblaciones en riesgo, en general, se debería estudiar  a cualquier persona con un nuevo inicio o empeoramiento de síntomas neuropsiquiátricos, como depresión, psicosis, deterioro cognitivo, manía, catatonia o alucinaciones visuales, como se ve en el síndrome de Charles Bonnet (por defieciencia de vitamina B12). Las anomalías hematológicas no siempre están presentes y pueden estar inversamente relacionados a alteraciones neuropsiquiátricas.13

Dado que la presentación de pacientes con deficiencia de vitamina B12 puede variar, es especialmente importante tener pruebas de detección fiables. Desafortunadamente, no existe una prueba de diagnóstico estándar. Aunque muchos médicos administran una prueba de suero para detectar la deficiencia de vitamina B12,esta prueba es imperfecta e insuficiente. 22-24 Además, el nivel de vit B12 en suero no siempre se corresponde con el nivel de vitamina intracelular o funcional

Después de que esta paciente recibiera  1 semana de inyecciones diarias de vitamina B12, una repetición del nivel de vitamina B12 fue de más de 2000 pg por mililitro. Antes del alta, se repitió el nivel de homocisteína  fue de 14,0 μmol por litro. La paciente había completado la resolución de sus síntomas neurológicos.

Tratamiento con ácido valproico y olanzapina fue iniciado. Los procesos de pensamiento de la paciente se volvieron  cada vez más organizados, y el insomnio se resolvió. Cuando se le mostró a la paciente fotos de su familia, ella sostuvo que ella no había tenido  relaciones familiares, diciendo: "Incluso si ellos fueran mi familia, no querrían tener nada nada  conmigo de todos modos ". Ella rechazó todos los servicios de cuidados posteriores y fue dada de alta con planes de regresar a la ciudad de Nueva York.

DIAGNOSTICO FINAL

ANEMIA PERNICIOSA (DEFICIENCIA DE VITAMINA B12).

 

Traducción de:

“A 48-Year-Old Woman with Delusional Thinking and Paresthesia of the Right Hand”

Charlotte Hogan, M.D., Brent P. Little, M.D., Jonathan C.T. Carlson, M.D., Ph.D., Oliver Freudenreich, M.D., Ana Ivkovic, M.D., and Jason M. Baron, M.D.

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc1807495

 

 

Referencias

1. Leyes generales de Massachusetts, capítulo

123, sección 12: Sujeción de emergencia y

hospitalización de personas con riesgo de

daño grave debido a una enfermedad mental

(https: // malegislatura .gov / Laws / General

Leyes / PartI / TítuloXVII / Capítulo123 /

Sección 12).

2. Petri M, Orbai AM, Alarcón GS, et al.

Derivación y validación del sistémico

Clínicas Colaboradoras de Lupus International

criterios de clasificación para el lupus sistémico

eritematoso. Arthritis Rheum 2012; 64:

2677-86.

3. Graus F, Titulaer MJ, Balu R, et al. A

enfoque clínico para el diagnóstico de enfermedades autoinmunes

encefalitis. Lancet Neurol 2016;

15: 391-404.

4. Tadokoro Y, Oshima T, Kanemoto K.

Psicosis interictales en comparación con

esquizofrenia - un estudio prospectivo. Epilepsia

2007; 48: 2345-51.

5. Lachner C, Steinle NI, Regenold WT.

La neuropsiquiatría de la deficiencia de vitamina B12

en pacientes de edad avanzada. J Neuropsiquiatría

Clin Neurosci 2012; 24: 5-15.

6. Green R. Vitamina B12 deficiencia de

la perspectiva de un hematólogo en ejercicio.

Blood 2017; 129: 2603-11.

7. Couriel DR, Ricker H, Steinbach M,

Lee CJ. Manifestaciones neurológicas de la sangre.

discrasias. Hematol Oncol Clin North Am

2016; 30: 723-31.

8. Brown HE, Roffman JL. Vitamina

suplementación en el tratamiento de

esquizofrenia. Drogas del SNC 2014; 28: 611-

22.

9. Shenkin A, Roberts N. Vitamins y

oligoelementos. En: Brutis C, Ashwood ER,

Bruns DE, eds. Libro de texto Tietz de clínica

química y diagnóstico molecular. Quinto

ed. San Luis: Saunders, 2012: 895-983.

10. Snow CF. Diagnóstico de laboratorio de vitamina

B12 y deficiencia de folato: una guía para

el médico de atención primaria. Pasante de arco

Med 1999; 159: 1289-98.

11. Toh B-H, van Driel IR, Gleeson PA.

Anemia perniciosa. N Engl J Med 1997; 337:

1441-8.

12. Aslinia F, Mazza JJ, Yale SH. Megaloblástico

anemia y otras causas de macrocitosis.

Clin Med Res 2006; 4: 236-41.

13. Lindenbaum J, Healton EB, Savage DG,

et al. Trastornos neuropsiquiátricos causados

por deficiencia de cobalamina en ausencia de

anemia o macrocitosis. N Engl J Med 1988;

318: 1720-8.

14. Devalia V, Hamilton MS, Molloy AM.

Pautas para el diagnóstico y tratamiento

de trastornos de cobalamina y folato.

Br J Haematol 2014; 166: 496-513.

15. Jones S, Howard L, Thornicroft G. 'Diagnostic

eclipsando ": peor físico

atención médica para personas con enfermedades mentales.

Acta Psychiatr Scand 2008; 118: 169-71.

16. Johnstone EC, Cooling NJ, Frith CD,

Crow TJ, Owens DG. Fenomenología de

psicosis orgánicas y funcionales y la

superposición entre ellos. Br J Psiquiatría

1988; 153: 770-6.

17. Freudenreich O, Schulz SC, Goff DC.

Evaluación médica inicial del primer episodio

psicosis: una revisión conceptual. Interv temprano

Psychiatry 2009; 3: 10-8.

18. Olfson M, Gerhard T, Huang C, Crystal

S, Stroup TS. Mortalidad prematura

entre adultos con esquizofrenia en el

Estados Unidos. Psiquiatría JAMA 2015; 72:

1172-81.

19. Spivak S, Cullen BA, Eaton W, Nugent

KL, Rodríguez K, Mojtabai R. Demoras en

buscando servicios médicos generales y

anomalías medibles entre individuos

con enfermedad mental grave. Psiquiatra

Serv 2018; 69: 479-82.

20. Mittal D, Ounpraseuth ST, Reaves C,

et al. Personal y profesional de los proveedores

contacto con personas con enfermedades mentales:

relación con las expectativas clínicas. Psiquiatra

Serv 2016; 67: 55-61.

21. Bourgeois V, Desbordes M, Follet M,

Haouzir S, síndrome de Guillin O. Charles Bonnet

y deficiencia de vitamina B12: un caso

22. Carmel R. Biomarkers of cobalamin

(vitamin B-12) status in the epidemiologic

setting: a critical overview of context, applications,

and performance characteristics

of cobalamin, methylmalonic acid,

and holotranscobalamin II. Am J Clin Nutr

2011; 94: 348S-358S.

23. Goodman M, Chen XH, Darwish D.

Are U.S. lower normal B12 limits too low?

J Am Geriatr Soc 1996; 44: 1274-5.

24. Yang DT, Cook RJ. Spurious elevations

of vitamin B12 with pernicious anemia.

N Engl J Med 2012; 366: 1742-3.

25. Carmel R. Subclinical cobalamin deficiency.

Curr Opin Gastroenterol 2012; 28:

151-8.

26. Hannibal L, Lysne V, Bjørke-Monsen

AL, et al. Biomarkers and algorithms for

the diagnosis of vitamin B12 deficiency.

Front Mol Biosci 2016; 3: 27.

27. Stabler SP. Vitamin B12 deficiency.

N Engl J Med 2013; 368: 149-60.

 

 

 

Viewing all 1765 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>